POLÉMICA | Nueva sede faraónica

 La SGAE se adjudicó el Palacio en un concurso ‘ad hoc’ del Ayuntamiento

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Palacio del Infante don Luis, en Boadilla del Monte (Madrid), monumento de Ventura Rodríguez. |

Diego Sinova

Boadilla del Monte puso como requisitos lo que Bautista propuso 24 días antes

El alcalde era González Panero (PP), ahora imputado el ‘caso Gürtel’

El concurso tuvo lugar en agosto y sólo se presentó la SGAE

El pliego municipal copia literalmente parte del proyecto de la Fundación Autor

 

Pedro Simón | Madrid

Actualizado martes 19/05/2009 05:58 horas

 

El Ayuntamiento de Boadilla del Monte le hizo un traje a medida a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) para que resultara la adjudicataria única del concurso abierto por el Palacio del Infante don Luis.

 

Así se desprende de cotejar el proyecto que presentó por escrito la propia SGAE pidiendo la concesión y las condiciones legales que puso ‘ad hoc’ el Consistorio a quien quisiera quedarse con el monumento histórico artístico.

 

Un documento copia literalmente decenas de párrafos del otro y las exigencias que pone la Alcaldía calcan lo que ofrece la Sociedad General de Autores. El plazo para presentarse se abrió el 11 de agosto, aprovechando el verano. Así las cosas, sólo se presentó al concurso público una persona jurídica: la SGAE, que se hizo con la adjudicación del Palacio del Infante don Luis.

 

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Diego Sinova

 

El monumento está protegido por las leyes de Patrimonio y sólo admite obras de rehabilitación y mantenimiento. Pero la entidad que gestiona los derechos de autor pretende edificar su nueva sede.

 

Fue el 4 de julio de 2006 cuando Eduardo Bautista -como director general de la Fundación Autor- presentó un escrito de 14 páginas en el registro del Ayuntamiento solicitando la adjudicación directa del palacio para la localización de la nueva sede social de dicha fundación.

 

El 28 de julio, el Ayuntamiento -cuyo alcalde ‘popular’ era González Panero, imputado el ‘caso Gürtel’- respondía al requerimiento y aprobaba un «pliego de cláusulas económico-administrativas particulares y técnicas» a regir en el concurso.

 

El pliego copia con burda literalidad las actividades, los plazos, los fines, la utilización del inmueble, el plazo de la concesión… Todo lo que dicta la SGAE. Las similitudes entre lo que ésta propuso en su día y lo que exigía el Ayuntamiento tres semanas después son asombrosas.

 

Por ejemplo, el proyecto de la Sociedad de Autores recogía que la pretendiente Fundación Autor realizaría las actividades siguientes: «Fomento de nuevos creadores, la difusión de la dramaturgia española, la promoción musical, la creación de un espacio estable de formación, las actividades destinadas al público infantil y juvenil, la presencia de la danza contemporánea y nuevas formas escénicas, el intercambio con la creación internacional y la incorporación del uso de las nuevas tecnologías». El folio 52 del pliego aprobado por el Ayuntamiento exige, precisamente, que los que opten al concurso público han de cumplir exactamente con estas actividades.

 

Por otro lado, la SGAE propone realizar las obras en un máximo de 30 meses, condición que recoge a posteriori la Alcaldía en el folio 51 del pliego. También plantea ceder durante 20 días al año el salón de actos del inmueble al Ayuntamiento. El Consistorio lo incluye en el folio 54.

 

El plazo de la concesión de 75 años que sugiere la Sociedad General de Autores es fusilado convenientemente en el folio 55 del pliego que salió del Pleno municipal. Y así hasta rematar el traje.

 

El Palacio del Infante don Luis de Borbón es una joya del neoclásico que data de 1765. Construido por Ventura Rodríguez, tiene la vitola de Bien de Interés Cultural, lo que presupone que sólo está permitido que se acometan actuaciones de conservación y mantenimiento.

 

El proyecto de la SGAE prevé edificar 10.000 metros cuadrados, levantar auditorios, ascensores donde hay escaleras de época, construir seis chalés en la zona del antiguo estanque, remozar una cocina del siglo XVIII para lugar de encuentros entre profesionales del sector y, ahí es nada, instalar despachos directivos en la mismísima habitación de la condesa de Chinchón y aledaños.