Quim Pujol sobre nueva pieza de Juan Domínguez -Entre lo que ya no está y lo que todavía no está-

ESTRENA a Catalunya 

28-30 de Juliol 21:00 i 31 Juliol 20:00
JUAN DOMÍNGUEZ «Entre lo que ya no está y lo que todavía no está»
– Noves dramatúrgies

Gracias a Quim Pujol por el texto:

Encarnar lo virtual

El 28 de julio Juan Domínguez estrena en el Antic Teatre su última pieza. Por motivos que resultarán obvios para todo aquél que presencie esta propuesta, no puedo adelantar gran cosa sobre la misma sin mermar el interés de la experiencia.

Así pues empiezo esta presentación con dos narraciones breves que no tienen nada que ver con la obra de Domínguez, pero que sirven de metáfora para explicar uno de los aspectos cruciales que ocupa la mente del creador en estos momentos.

En 1927 Siegfried Kracauer publica “El ornamento de las masas” donde establece un vínculo entre los nuevos modos de producción taylorista y la nueva forma de baile de las Tiller Girls. Las Tiller Girls ejecutan coreografías grupales muy precisas que guardan ciertas analogías con los movimientos sincronizados de las cadenas de montaje en las fábricas. Es decir, una situación político-económica determinada desencadena una configuración particular de los cuerpos en el espacio. Al mismo tiempo, esta configuración de los cuerpos incide en la situación político-económica al reforzar simbólicamente una determinada manera de entender la organización del trabajo

El 30 de enero del 2013 el creador de Youtube Filthy Frank cuelga en su canal DizastaMusic un sketch con la canción “Harlem Shake” de Baauer como banda sonora. Al poco tiempo, cinco adolescentes de Queensland (Australia) parodian el sketch original y generan una coreografía ligeramente diferente que poco después se hará viral.

En todas partes del mundo la gente se reúne para grabar vídeos donde se observa una situación de aparente normalidad donde una sola persona -generalmente con la cara tapada con un casco de moto o una máscara- vibra al son de los primeros acordes de la música mientras los demás ignoran su presencia. Al cabo de poco se corta la imagen y la gente que antes pretendía no ver a la persona que se agitaba baila enloquecida medio desnuda, se tira al suelo, salta encima de las mesas o ejecuta acciones sin sentido ataviada con disfraces coloridos. Mientras, de fondo, se oye la sencilla y repetitiva letra de la canción: “Con los terroristas, Ey shake, Ey shake, Ey, Ey, Ey, Ey. Shake…”. Este meme de internet tuvo especial impacto entre cuerpos de seguridad, donde el orden castrense de la primera escena contrasta con el caos que se desencadena en la segunda parte del vídeo.

En un mundo post 11-S y ultraconectado mediante multitud de redes, ¿qué se esconde tras estas escenas donde todos los cuerpos menos uno funcionan según el orden establecido para mostrar después un contagio general mientras la música repite una y otra vez “con los terroristas”? ¿Qué representa el primer personaje que altera el orden y por qué resulta tan importante que tenga la cara tapada? ¿Qué decir al respecto en relación con los recientes atentados de Orlando y Niza donde los terroristas son individuos aislados que se “contagian” por Internet antes de provocar la destrucción y el caos?

Repito, estos ejemplos no tienen nada que ver con la pieza de Domínguez, pero demuestran como los cuerpos mimetizan -a menudo inconscientemente- los cambios políticos y estructurales que se dan en su entorno.

La propuesta de Juan Domínguez puede leerse de manera inversa, como una organización corporal que propone implícitamente un orden político distinto.

El largo título (“Entre lo que ya no está y lo que todavía no está”) es un circunloquio para evitar un término filosófico que podría sonar oscuro para algunos: lo virtual.

A pesar del uso común de esta palabra en el lenguaje cotidiano, lo virtual no se opone a la realidad, sino que es parte de la misma.

Como la realidad es dinámica y se está transformando de forma constante, ésta se ve atravesada por puntos de inflexión, hiatos… Es decir, en todo momento tienen lugar gestos y se dicen palabras que cambian nuestra manera de hacer y estar en el mundo. Lo “virtual” designa ese momento de transición donde ha ocurrido algo que hace imposible que las cosas permanezcan en un estado determinado pero la transformación que está por venir aún no ha tenido lugar plenamente en la materia. Es decir, lo “virtual” es una especie de bisagra entre la pura potencia y lo palpable, apuntando a ese inquietante ámbito de cosas que están y no están a la vez entre nosotros y que demuestra que no hay nada más inestable y voluble que la llamada realidad.

Juan Domínguez es un artista de referencia para el arte experimental en España, en especial para los heterodoxos de la danza y el teatro que anteponen las implicaciones políticas y afectivas de su trabajo a las convenciones existentes o las lógicas de mercado.

De él se suele decir que ha colaborado con grandes artistas como La Ribot, Xavier Le Roy, Jérôme Bel o Cuqui y María Jerez. Se suele citar su mítica pieza “Todos los buenos espías tienen mi edad”, que sigue representando 13 años después de su creación. Con menos frecuencia se habla de su papel como comisario durante 10 años en el Festival In-presentable de La Casa Encendida de Madrid, que constituyó un referente a nivel europeo y que transformó la manera de entender la práctica artística de muchos artistas jóvenes. Unos pocos recuerdan la precisión coreográfica y el ingenio de su pieza “Shichimi Togarashi”, junto a Amalia Fernández, que se ha presentado al menos en tres ocasiones distintas en Barcelona. Otros evocan su obra sobre el humor junto a Los Torreznos, “Ya llegan los personajes”. Por desgracia casi nadie cita su pieza “Blue”, un hito que algunos no entendieron y que en algún momento deberá adquirir un lugar destacado en la desmemoriada y caprichosa historia del arte español.

Sin embargo, todas estas presentaciones omiten lo realmente esencial: el compromiso inquebrantable de Juan Domínguez con la práctica artística como herramienta de transformación de nosotros mismos y lo que nos rodea. Domínguez entiende cada propuesta como una técnica que tiene la capacidad de interferir con las inercias que plagan nuestro cuerpo y nuestro entorno.

Quizás un título que apunta al momento en que la realidad coge una dirección inesperada puede sonar algo ambicioso. Sin embargo, tanto para Juan Domínguez como para los seguidores del arte experimental -entre los que me incluyo- eso es precisamente lo que está en juego con cada representación. Venid a comprobarlo.

Quim Pujol

 

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