MAR MEDINA Manejar el hacer líquido de forma indisciplinada_ Encuentro de 15 de Marzo:

MAR MEDINA
Manejar el hacer líquido de forma indisciplinada
Encuentro de 15 de Marzo:

Miércoles 15, 22 y 29 de Marzo
Más info de todos los encuentros: http://www.anticteatre.com/es/programacio/event/mar-medina-manejar-el-hacer-liquido-de-forma-indisciplinada-4/

Esta decisión de encuentro ha nacido de la imposibilidad del encuentro. Del aplazamiento. Somos muchas queriendo vernos durante mucho tiempo sin conseguirlo, así que creo que cualquier evento extraordinario que ocurra en mi vida tiene que ser enlazado con esas ganas de responder a algo que es real. Vamos a hacer cada miércoles del espacio de Antic Teatre un lugar de reunión. Más allá de la convención de que en un espacio escénico alguien viene a mirar a otra, me gusta la idea de utilizar un escenario como lugar para una cita al uso. Para dejarnos ver y también para que las que vienen sean vistas. Así que vamos a quedar para vernos, para practicar, para hablar de cosas y para pasar un rato juntas considerando, sobretodo, que esto va a pasar alrededor y a través de nuestros cuerpos.

Encuentro de 15 de Marzo:
Reapropiación y uso del concepto de liquidez.
«Dejando que sea el agua que los cuerpos contienen una superficie de transparentación. Haciendo una inmersión en su carácter fluido, como acción disidente para dotar a los cuerpos de una nueva agencia alrededor de la acción.»

CÓMO HACERSE UN CUERPO LÍQUIDO Ester Jordana

CUERPOS BÁRBAROS
Cuerpos informes, deformes,
amorfos, desproporcionados
Cuerpos licuados, farragosos,
derramados, rezumantes
Los cuerpos líquidos no entienden de fundamentos ni de axiomas; bailan sus teoremas, desnudan sus temblores, agitan sus principios. No se sienten libres, ni aliviados, ni son felices. Saben que no es la piel lo que los limita, sino la gravedad que les obliga a existir en vertical. Por eso su barbarie es desplazarse a través de otros cuerpos, saltando de un brazo a un codo, de un muslo a un tobillo, de una muñeca a un abrazo. Hacerse trama, tejido, dejarse sostener por otro cuerpo sabiéndose también su punto de apoyo… Gravitar en sostenido. Y el resultado es siempre un movimiento oblicuo, en fuga: la tensión permanente entre necesitar un punto de arraigo y la fantasía de un devenir sin regreso. La barbarie es moverse desde el desequilibrio, desde la posición perspectiva, desde la caricia situada.

CUERPOS DISFORMES
Cuerpos defectuosos, irregulares,
desfigurados, contrahechos
Cuerpos tullidos, jorobados,
ridículos, inclinados
Un cuerpo líquido es un cuerpo permanentemente deforme, jorobado, mutante, que reacciona a la mano que se posa haciéndose agujero, a la risa que contagia abandonándose a su ritmo, a la sonrisa que interpela dejándose imantar. Para que suba la marea es necesaria la luna. El líquido de nuestro cuerpo es también un mar que reacciona a la densidad, a la masa, a las fuerzas de atracción y de repulsión que nos abisman hacia otros cuerpos. Componemos nuestros cuerpos con los de otros y, al tocarnos, nos hacemos meandros y recodos, nos hacemos tumores, flemones, barrancos, colinas… Tapiamos los horizontes al tiempo que agrietamos el cemento que los opaca, obedecemos a los cercos al tiempo que nos filtramos por la tierra que los sujeta.

CUERPOS HERIDOS
Cuerpos desbordados, insólitos,
aberrantes, imperfectos
Cuerpos anormales, inverosímiles,
deficientes, descompasados
Los cuerpos líquidos no son fuertes, no son duros, no son potentes, no son autónomos. Se saben heridos, vulnerables, desarmados, por eso se buscan, se componen, se articulan. Los cuerpos líquidos se necesitan, se llaman. No se pretenden unificados, ni coherentes, ni estructurados. No elaboran los duelos, no olvidan el pasado, no sustituyen las pérdidas, no silencian los traumas. Huyen de la exigencia de la integridad, de la resiliencia, de la superación, del seguir para adelante. No se cubren cuando sangran ni esconden sus anomalías, sus rarezas, su escasez. No fundamentan su ética en el amor otros sino en la ausencia de sí mismos, en el hueco que permite un habla del silencio, una herida abierta que lucha por no ser cicatriz.

CUERPOS INDÓCILES
Cuerpos viscosos, rebajados,
ajustados, extirpados
Cuerpos erradicados, amnióticos,
pastosos, linfáticos
Un cuerpo líquido es un cuerpo reactivo, “estésico”, destructible, violable, conquistable, sometible. Por eso sabe cuán importante es no andar marcando el paso o el riesgo de formar una fila, pugna por andar en contrapunto, por peteneras, por bulerías, aspira a caminar como quien ríe… a ráfagas, a vendavales. Sabe cuán peligroso es responder al silbato, o a la recompensa, o al castigo, o al reconocimiento. Por eso lucha contra el imperativo que dicta los mundos posibles, contra la tiranía que agota las fuerzas, pero también contra el arribismo del elogio, del mérito o del prestigio.

CUERPOS ALTERADOS
Cuerpos descompuestos, entrecortados,
encubiertos, modificados
Cuerpos obstruidos, vaporosos,
malvendidos, esquilmados
Los cuerpos líquidos son cuerpos climáticos, no fabrican futuros, no establecen promesas ni deudas, no hacen juramentos, ni votos, no necesitan fe. Si miran al pasado, no es para buscar respuestas; si miran al futuro, no es para hacer preguntas No quieren utopías, ni inventan distopías para relamerse. Viven en un tiempo anticiclónico o borrascoso, que augura bochornos o insolaciones, neblinas o tormentas, pero es un tiempo que no sabe predecirse a sí mismo, ni proyectarse. Le temen a los maremotos, a los huracanes, a los tornados, pero no al destino, ni a la providencia, ni al fracaso, ni al naufragio.

CUERPOS HABITADOS
Cuerpos sospechosos, falseados,
disfrazados, extasiados
Cuerpos condensados, enmascarados,
grumosos, infinitos
Un cuerpo líquido es un cuerpo habitado por otros cuerpos con los que se compone y se recompone constantemente como un caleidoscopio: cuerpo-oxígeno-dióxido, cuerpo-bacteria-microbio, cuerpo-memoria-papel, cuerpo-ritual-hábito. Un cuerpo líquido es también un cuerpo habitado por espacios y tiempos que desconoce, es un cuerpo geológico, un cuerpo paleontológico, un cuerpo asteroide. Está habitado por fuerzas que lo movilizan y lo modifican, es un cuerpo fotosíntesis, un cuerpo electromagnético, termodinámico, es un cuerpo nuclear. Un cuerpo líquido es, al fin, un cuerpo político habitado por policías contra las que lucha, un cuerpo ético habitado por morales que invalida, un cuerpo erótico habitado por deseos que redirige y un cuerpo verdad habitado por disciplinas que cuestiona.

CUERPOS ERRANTES
Cuerpos forzados, adherentes,
extirpados, inauditos
Cuerpos pegadizos, escarchados,
rítmicos, abreviados
Los cuerpos líquidos son cuerpos errantes, no se mueven por interés ni por utilidad, ni por eficacia, ni por eficiencia. No se quieren óptimos, ni incomparables, ni acabados. Se mueven sin mapas, sin cartografías, sin brújulas, no necesitan dispositivos de dirección del movimiento. Son detractores de los tiempos secuestrados de la evolución y del progreso, amantes de los tiempos danzarines del sobrevenir y del acaecer. No necesitan calmantes de sentido ni narcóticos teleológicos. Pero no son cuerpos nómadas, no habitan los pastos ni conducen rebaños, no son itinerantes. Su errancia es ontológica, Saben que el Ser es errante, y que no tiene pastor.

Esta práctica quiere moverse alrededor de la idea de resistencia.

Con ella querríamos abrir un momento de investigación. Desde nuestros cuerpos. Para actualizar el concepto de resistencia desde la experiencia. Para poder trabajar y compartir sobre algo que nos implica cada día: la acción y el hecho de resistir. El foco de atención sitúa la idea de resistencia física como punto de partida. Así que invitamos aquí a nuestros cuerpos a resistir.

La resistencia, siempre considerada del lado del esfuerzo, se hace difícil sin una rendición previa y en pocas ocasiones se habla de esta condición que la hace posible. Así que para resistir antes nos vamos a rendir. Nos vamos a rendir. En el caso del movimiento, la resistencia se activa desde la rendición profunda del peso y se convierte en dirección que puede o no convertirse en proyección. En todo caso siempre se convierte en un «estar». En un «ser atravesada por». La resistencia se activa con más o menos intensidad pero siempre en colaboración con otras fuerzas, con la gravedad misma o con el contacto con el otro, y no por oposición o confrontación. No necesitamos resistir, ya somos resistentes. La resistencia es una cualidad inherente a nuestra estructura. La rendición a la escucha de lo que nos sostiene y no el esfuerzo es lo que nos hace resistentes.

De manera que se impone una mirada hacia eso que nos sostiene en un entorno en el que lo que nos mueve es frecuentemente externo y veloz. No es el esfuerzo, es el humor, el descanso, la digestión, el amor, una conversación o un silencio lo que nos aguanta. Cosas que son invisibles pero a la vez indispensables en el momento en el que la resistencia se manifiesta. La voluntad es hacerlas presentes para formular a través de ellas estrategias para una nueva manera de ser resistentes, para activar la resistencia sin tener que llegar a la extenuación ni al agotamiento. O para darnos cuenta de cuando estamos llegando al límite y desfallecer con gusto y plena consciencia. Entregadas a ello.

Se nos ocurre que lo que resiste es como el agua, que no sostiene nada que no flote pero acoge a aquello que se hunde. Que parece no resistir, filtrándose y volviéndose invisible en la superficie, pero que sigue existiendo en otro sitio, en el fondo, acumulándose para irrumpir en algún momento o creando un océano del otro lado. El cuerpo humano es agua casi en un sentido literal, el 65% del cuerpo lo es. El agua es el principal componente de un cuerpo hecho de proteínas: toda la composición de sus órganos, huesos, piel, músculos, pelo, todo, está estructurado mediante estas moléculas. Cada una de estas proteínas se conforma de aminoácidos y cada aminoácido es básicamente una combinación de hidrógeno y carbono. Esta combinación da una estado sólido, una densidad estable que define los cuerpos y relega al agua a ese espacio, podríamos decir, subterráneo.

Nos gustaría hablar y practicar la visibilidad de esta condición líquida. Considerar la actualidad como proceso fluido y no como destino automático, la información como elaboración de forma, y no como cuestión instantánea, donde el fluido es presente. Desde dentro. Formular desde esta preeminencia líquida nuevas estrategias para la resistencia. Como dice Miguel Benasayag «Resistir no es sólo oponerse, si no crear, situación por situación, otras relaciones sociales». En el aspecto físico, la teoría de las vías anatómicas llega a la misma consideración del cuerpo, desembocando en una feliz confluencia anatómico-política. Esta visión transversal animaría toda la práctica. El cuerpo-tejido y el tejido social. La tenso estructura. Un cuerpo dinámico que se compone ante las diferentes situaciones sirviéndose de una red de resistencias que respeta la multiplicidad, una especie de círculo que posee paradójicamente su centro en todos lados huyendo de una dirección única y una organización centralizadora. El eje transversal anatomía-organización social. La fascia, la relación, como continuum y tejido conectivo a todos los niveles.

Se trataría de hacer mundo a partir de la práctica de un cuerpo en movimiento desde esta consideración líquida. De entrever las oportunidades compositivas de la materia acuática que ya está, de abrazar los condicionantes ontológicos que presenta y tomar decisiones alrededor de que modos de composición son pertinentes, urgentes, interesantes para construir realidad y relación. ¿Como se percibe, se conoce, se imagina, se forma un saber desde los cuerpos? Y si estos, nuestros cuerpos, son una parte integrante más del mundo material, ¿de qué manera sus varias dimensiones se presuponen, superponen, juxtaponen o descomponen? ¿Cuanto de orgánico, de procesado o de escala infraestructural compone nuestros cuerpos? ¿Y que eróticas y pulsiones colectivas se requieren para poner nuestros cuerpos en el mundo, como deseemos hacerlo, de manera efectiva?. Y si, como apunta Paul B. Preciado, podemos hablar del cuerpo como archivo vivo ante la idea de un corpus único, podríamos hablar de la condición fluida como medio de transmisión de esta información, que va conformando continuamente nuestros cuerpos sin darlos nunca por acabados.

Si el cuerpo fluido es uno con la información, no hay diferenciación entre sujeto y objeto. Igualmente se diluye la idea de unidad, de individual desafectado. Diríamos que se trata de «ser con». Y la cuestión radicaría en investigar que éticas, estéticas, políticas y eróticas se convocan en esta composición. Si se trata de una entidad móvil, fluida y en constante cambio alrededor de la que se aglutina la existencia, el cuerpo humano devendría de esta manera una problemática colectiva.

Nos hacemos, adoptando esta premisa de la afectación líquida, unas cuantas preguntas: ¿Por qué no todos los cuerpos humanos son leídos del mismo modo? ¿Es de la misma manera en todos lados? ¿Qué hacemos con nuestros cuerpos? Sabemos que vivimos a través de ellos, a partir de ellos, a pesar de ellos. Sabemos que envejecemos, nos alimentamos, descansamos, sentimos, nos relacionamos… sabemos que nuestros cuerpos son vulnerables, que nuestros cuerpos se mueven, que mueren, que se dan al crecimiento. ¿Habría manera de articular la vida desde este nuevo paradigma? ¿Podemos abrazar el líquido? ¿Contenerlo? ¿Dispararlo? ¿Desbordarlo?

Culturalmente se han desarrollado una serie de categorías para clasificar los cuerpos humanos a partir de ítems como su edad, sus dimensiones, la delimitación de su combinación racial o su configuración sexual, que responden y desembocan en una clasificación sociocultural determinada que facilita estándares y cánones basados en cierta representación del mundo. Si abordásemos la cuestión corporal desde el pensamiento sistémico, considerando la corporalidad como un subsistema dentro de una interrelación, tendríamos que reconsiderar la función cultural de la anatomía, la hegemonía del eje vertical, la relación del cuerpo con el movimiento específicamente humano y no humano, los límites de este cuerpo, su propiedad, nuestra posibilidad de modelarlo o no, su durabilidad, su fragilidad, su lectura e inscripción en el mundo.

Para imaginar diferentes posibilidades de resistencia desde el cuerpo fluído se nos ocurre desplazar la acción de los lugares comunes a otros lugares. Mover el peso trabajando alrededor de la idea de «entre» o «alrededor de». Situarnos en ese «alrededor de» que es el tejido conectivo. No es la articulación lo que mueve si no el viaje del peso en el espacio entre una articulación y la otra. El viaje del peso por toda la red. El viaje del peso entre el tobillo y la rodilla, entre el hombro y el codo, entre el codo y la muñeca. Lo que pesa el antebrazo derecho. O el izquierdo. El peso de la palma de la mano. El peso de la cabeza atravesando el pecho y cayendo a hacia el pubis. El pubis resbalando. El fémur resbalando por dentro del muslo. El movimiento es el flujo del peso, desplazado y transmitido básicamente por el líquido. Por el líquido cayendo de manera continua a la red, volcándose, rebotando, como un trapecista cayendo en loop sobre la red de seguridad. Dándose a esa caída continua a través de la respiración. Y resistiendo. Resistir es pesar, ser en el flujo, derivar. Resistir es mover e hibridar con otros cuerpos y movimientos. Resistir sería no adscribir el movimiento a ninguna técnica con tal de no reducir su potencialidad. Si la década de los 70 se movió bajo la premisa «my walking is my dancing» y junto a ella caminamos muchas décadas más, podríamos ir un poco más allá ahora y decir que nuestra respiración es nuestra danza. Respirar es escuchar, escuchar que necesidades tienen nuestros cuerpos, establecer que necesidad relacional tienen nuestros cuerpos de otros similares o diferentes, observar como producimos y gestionamos nuestro propio movimiento. Nos gustaría pensar en la idea de cómo todos los cuerpos pueden construir un movimiento común y en que estrategias culturales podríamos desplegar para mover los cuerpos considerándolos tan complejos e inconcretos como son. Dejando que sea el agua que contienen una superficie de transparentación y transmisión. Haciendo una inmersión en su carácter fluído, como acción disidente para dotar a los cuerpos de una nueva agencia alrededor de la acción.