Las mismas palabras de siempre sobre cultura, democracia, apocalípticos e integrados

1. Varias personas de diferentes contextos te dicen que tienes que leer a Vila-Matas, que tiene ideas súperchulas, que te va a encantar, que es un autor que te cambia la vida, que es un autor que hay que leer. Vas a la Casa del libro y te compras “Dietario voluble” porque no sabes cuál de sus novelas elegir y la sinopsis anuncia que este es una especie de diario, que noséqué de autobiografía…, y te convence. Llegas a casa, te pones a leerlo y ya desde la primera página te empiezan a rechinar los dientes pero no sabes por qué. Esto sería aproximadamente en 2014. Sigues intentándolo varias veces pero no pasas de las primeras cien páginas porque tu mandíbula no para de trabajar mientras lo estás leyendo y no te quieres hacer daño y empiezas a plantearte las mismas cosas que piensas siempre que lees:

¿Por qué estoy leyendo esto?vila
¿No debería estar leyendo algo para la tesis?
¿No debería estar leyendo algo que me hiciera feliz?
¿No debería dejar de leer y ponerme a hacer otra cosa?
¿No debería leer algo en inglés?
¿No debería leer algo que me hiciera crecer más?
¿No debería dejar de leer estas cosas que me ponen enfermo?
¿Tendría que estar viendo la tele?
¿Quieres darte cuenta de una vez de que este libro lo vas a acabar odiando y dejando por mucho que lo intentes?

Como es uno de los libros que tienes en la mesita de noche, un día decides quitarlo de ahí y dejar a tu lado solo cosas con las que quieres dormir y no cosas con las que te tienes que pelear constantemente y menos por la noche, noche de monstruos y de soledades.

En 2015 sigues intentándolo con el libro. Varias veces posiblemente.

En 2016, en un momento en el que estás muy motivado leyendo un montón de cosas, te levantas de la cama y dices, venga, es el momento de leer a Vila-Matas, que seguro que ahora me entra.

Abres el libro y lees la primera página. Los ojos se te ponen como platos, el corazón empieza a bombear más rápido y más fuerte. Llegas al momento en que compara leer a Perec con leer a Dan Brown y llama “merluzos” a quienes leen a este último y peregrinan en busca de los ídolos de “El Código Da Vinci”. Te incorporas en la cama sudando. Sigues intentándolo con el morbo de quien mira a un muerto. Llegas al momento en que llama “trogoloditas” a los taxistas de Madrid. Al borde del desmayo, relees la línea en que su utopía se cumple y dice <<[…]y  en una semana les cambiaba a todos el castizo y guarro carácter convirtiéndoles en gente que escuchaba, con abierta alegría, música clásica o bien recitales de poesía>>.

vila4Y mueres, claro.
Mueres, ahí en tu cama, desparramado, con el libro en la mano (abrazado a Vila-Matas), el cadáver empieza a oler, los vecinos se asustan, llaman a la policía, encuentran el cadáver medio descompuesto (lo mejor es que has seguido trabajando y tus bacterias han empezado a comerse el libro), recogen el cuerpo, apartan el libro, lo meten en una bolsita de plástico, revisan tu móvil, te entierran, la noticia llega a oídos de Vila-Matas, este escribe el relato en un libro, alguien compra ese libro y vuelta a empezar.


2. Siento que no tengo la erudición suficiente como para escribir un artículo extrainteligente en el que explique las razones por las que me parece un asunto tan grave la discriminación cultural basada en términos de alta cultura y pop. Son varias las razones, algunas más personales que otras. El día que me encuentren muerto con el libro de Vila-Matas intentaré devenir fantasma y meterme en la cabeza de alguna teórica guay como Jaime Conde-Salazar para obligarla a escribir esto. A esa teórica le diré:

– Que no tiene sentido seguir haciendo una distinción dual en términos de bueno y malo, sí y no, otra vez más.

– Que escuchar música clásica no tiene por qué ser bueno:

1. Porque Mozart era Pop burgués por lo que dentro de 300 años la gente podría decir <<Hay que ver qué incultos son estos obreros que no escuchan a Lady Gaga>>.
2. Porque escuchar música clásica no te hace mejor persona per se.
3. Porque no es justo responsabilizar al taxista por no escuchar música clásica.
4. Porque entender que la música clásica es lo bueno, símbolo de altura moral, social, cultural, es dar la espalda a lo real (al transcurso de la historia, a lo doméstico, a lo rural, a los individuos, a las interacciones, a los devenires).

-Que no se puede comparar el arte con la cultura, el arte con el consumo, el museo con la televisión, internet con una biblioteca cuando persigues con esa comparación una respuesta preconcebida.

-Que nos podemos meter en el culo la idea de tomar partido cuando podríamos estar ya en la idea de tomar posición [son términos que utiliza Didi-Huberman en “Cuando las imágenes toman posición” y se diferencian en el estatismo y solidez del primero frente a la movilidad y adaptabilidad del segundo, a la dialéctica frente a la imposición].

-Que asumamos nuestra burguesía con amistad para poder desactivarla y entendamos que ver al otro como un inferior (sea este el erudito o el pop) es una esquirla de esta economía.

-Que cuando nos ponemos a defender a unos o a otros estamos utilizando el lenguaje que queremos desactivar (perdóname, Vila-Matas, pero es que fue tan feo leerte insultar a la gente por tonta).

-Que deberíamos analizar cuán urgente es ver y estudiar (sin tomar partido, ojo) la televisión en las universidades y en los congresos.

-Que pongamos atención a esos momentos de bullying en que despreciamos a los de la otra cultura: por tontos, por demasiado listos, por excluirnos, por excluirlos…

-Que asumamos que no tenemos que ser eruditos o ser populares y entendamos cuál es nuestra proposición (firme, mutable y propuesta a revisión [“How to talk about the body” Bruno Latour]).

Las MeninasQue no conocer la cultura popular o de consumo hace que no conozcamos una gran parte de lo real (una grandísima parte): no saber que el liderazgo en tendencias (también de pensamiento y comportamiento) es propiedad de los youtubers desde hace 3 años; no saber que los formatos televisivos de lo real se han transformado y expandido radicalmente en España tras la llegada de “Sálvame” a Telecinco en 2009 con todas las transformaciones sociales y formales en los medios de comunicación que eso implica; no conocer los desplazamientos que ha hecho el humor audiovisual en los últimos 7 años desde los vídeos curiosos hasta los memes o los “chops”; no atender a los cambios en la moda y la cultura que se han producido después del reality show “Alaska y Mario” de la MTV; no valorar la repercusión de las redes sociales en los movimientos políticos de los últimos años, etc.

-Que se pregunte todo el rato qué es lo que está haciendo y qué sería lo justo.


3. Fortfast es un youtuber español que se dedica a hacer entrevistas callejeras a jóvenes (habitualmente) en botellones y contextos de fiesta. Basa su humor y su popularidad en hacer preguntas culturales en las que los jóvenes evidencian su ignorancia, así: <<-¿Cuándo fue la Revolución Francesa? -En 1972>>. Sus vídeos están llenos de esta clase de “chistes-humillaciones” combinados con lapsus o bromas del contexto y diferentes niveles de integración o apocalipsis (términos adaptados del libro de Eco “Apocalípticos e integrados”). En uno de sus vídeos, el entrevistador pide a los jóvenes que comparen a sus músicos favoritos con Beethoven. Después de varias respuestas en la línea de “Beethoven es una mierda”, un chico responde en el minuto 1:02:
<<Beethoven, una mierda al lao […] porque Beethoven tocaba el piano y Camarón toca el piano, la guitarra, canta…, no se puede comparar>>.

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Ante esto, pienso:
-Efectivamente, no se puede comparar.
-Por otro lado: ya que tu humillación pretende pillarme en esa comparación, mi respuesta ha dejado a Beethoven y a tu pregunta a la altura del betún.
-¿Qué hace que Beethoven sea mejor que Camarón o Bruno Mars?
-O, para no ser capcioso con “mejor o peor”, ¿Qué hace que deba escuchar a Beethoven antes que a Camarón o a Bruno Mars?


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4. José Mercé: “Yo escucho a Camela y veo que ahí hay sentimiento, pero luego los que lo saben todo dicen que no. ¡Qué sabrán ellos lo que es sentimiento y pureza!”.


 

vila105. De todo esto, creo que lo que más me duele es la idea de que mi madre es la culpable de consumir lo que propone la televisión apoyándose en la ficción de que en nuestra era de democracia e información cualquiera decide lo que consume. Es una idea parecida a la que culpa a los votantes del PP de votar al PP (con los miles de comentarios en facebook de “tenéis lo que merecéis”, “luego no os quejéis”, etc.): es decir, la fuerza que hace que esas personas voten al PP no pertenece a un ámbito tan superficial como el de decidir votar o no votar con una supuesta libertad de decisión, ni siquiera ante las evidencias de que el partido está haciéndote daño (físico incluso). Esas razones, las raíces de esas fuerzas que provocan el movimiento, son más profundas, incluso, que las de la religión porque están escondidas en parámetros que no solo tienen que ver con la vida y la muerte, lo divino y lo terreno, sino que están en cada molécula de cada material en lo abstracto y lo concreto constantemente. Puedo olvidarme de Dios unos minutos al día, pero no puedo salir de la realidad (ni siquiera meditando).


6. vila6Benjamin decía que los autores comunistas que pretenden cambiar el mundo creyéndose que están afuera son unos mierdas (esto es una interpretación personal, claro). Que las cosas solo se pueden cambiar desde dentro. No hay un afuera. Está clarinete. Es decir, no podemos hablar del capitalismo, el mal, la economía, el consumo como si nosotras no nos mancháramos con ello, como si estuviéramos totalmente desprendidas de eso, como si lo viéramos desde lo alto de nuestra montaña autogestionada. Tú y yo somos cómplices de los abusos de Inditex, de la devastación del Amazonas, de la explotación infantil y de todo lo demás. Asumámoslo porque sino no vamos a poder hacer nada. Eso también está clarinete. Si tienes la mierda en tu casa, puedes limpiarla. Si la mierda está en casa ajena, primero tienes que que pedir que te dejen pasar y luego que te dejen limpiarla limpiarla. Y la mierda está en nuestras casas (es un ejercicio muy fácil, levanta la vista del ordenador o del móvil en el que estás leyendo este post y vuelve a bajarla porque no te hace falta buscar más allá de estos dispositivos montados con manos pequeñas). Pero esta es una idea maravillosa que nos da todo el poder de transformación: si tú tienes una parte de la culpa, tú puedes responsabilizarte de ella.

Vila-Matas escucha a Las Ronettes mientras trabaja pero juzga a los taxistas por escuchar a los Chunguitos. Vila-Matas podría ser el ministro de lo que se puede hacer y de lo que no. ¿La solución es dejar de escuchar a Los Chunguitos? ¿La solución es escuchar a Beethoven? ¿La solución es no comer en Mcdonalds? Esto viene por lo que contaba al principio de los taxistas trogloditas que se convierten escuchando música clásica: el último párrafo que logré leer del “Dietario voluble” de Vila-Matas antes de lanzar el libro por los aires y postear el vídeo del lanzamiento en mi cuenta de instragram y facebook dice así:
<<La revolución llegaba a España a través de sus bases más trogloditas y contagiaba al resto de ciudadanos. La risa es el fracaso de la represión, se oía decir por todas partes. Y taxistas de Madrid y comandantes de Iberia se convertían en la élite intelectual más importante de Europa.>>
¿Cuántos años más tendremos que seguir leyendo que hay gente gris y gente de luz? ¿Cuántos litros de tinta o MBs quedan para decir que la gente es tonta y que no saben realmente cómo vivir en plenitud? ¿Hay que aspirar a ser élite intelectual?


vila27. Mientras escribo esto me pongo colorado porque me siento infantil reivindicando estas ideas. Cuando estudiaba arte dramático formaba parte de una de las confederaciones regionales de seres de luz: vamos, de los típicos estudiantes de teatro que se creen más que la gente gris esa que vive vidas de mierda porque trabaja de cajera de supermercado. Y, un día, de la noche a la mañana, me di cuenta de que ese camino es el camino del odio, de la superioridad, del desprecio, del egoísmo y de la instrumentalización. Pensaba que ese camino de discriminar a la gente gris era cosa de la adolescencia y que a todos se nos iría quitando, pero no. De repente me convertí en un kamikaze de lo otro y he perdido a hermanos de vida en esta revuelta. Me siento infantil ahora escribiendo esto porque sigue generándome mucho odio a pesar de haberlo dicho ya tantas veces y de ser ideas tan escuchadas y no siento que estos argumentos tengan la fuerza que mi cuerpo intuye que tienen que tener. Pero hace unos meses las cartas del tarot me dijeron que mi misión vital era seguir reivindicando esto, cantarles copla a los hombres poderosos y a las insitituciones y sigo buscando cómo sacar esos argumentos del cuerpo.


8. El otro día escuché a un artista decir: <<Esta obra tiene que ser vista. Aunque yo no la haga. Aunque no cuenten conmigo. Pero para que se de cuenta la puta gente>>.


9. Si haces teatro para enseñar a la gente cómo debe vivir, qué debe hacer, cómo debe pensar, qué debe consumir, etc. ¿tienes todas las preguntas resueltas? ¿qué es el público? ¿cómo te relacionas con tus padres, hermanos, primos, amigos, vecinos, panaderos, policías, políticos, cantantes, novios y contigo mismx?

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10. Es muy difícil no caer al otro lado: intento no ser capcioso con todas estas ideas porque para mí no son certezas sino preguntas y preguntas. Como no tengo ninguna certeza, no pretendo enseñar nada a nadie. El otro día leía en “Siete maneras de decir manzana” de Benjamin Prado (llevo unas noches en las que me da por meterme en jardines) su definición de poesía: <<Un poeta eficaz es el que nos explica algo que no sabíamos acerca de ella (de la luna), el que consigue que nunca más podamos mirarla como lo hacíamos antes, sino de un modo más completo, igual que si supiéramos algo que antes ignorábamos sobre el cielo y, tal vez, incluso sobre nosotros mismos>>. Me vine arriba y me planteé si la poesía (y todo lo demás) que me gustaría ver, leer y hacer sería aquello que te hace ver que hay infinitas maneras de mirar la luna y no te dice cuál tienes que elegir porque honestamente no lo sabe y porque lo que sí sabe es que tú no tienes por qué verla igual que yo.


11. ¡Ey, amigo! ¿Cuando ves a la gente normal por la calle sientes asco-compasión por ellos? ¿Sientes ascompasión? ¿Consideras que esa gente es gris y que necesita que alguien le diga lo que debe hacer? ¿Hay algún profeta en la sala?

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