Vivimos momentos en los que apetece borrar las categorías que nos estructuran para experimentar sin cortapisas. De hecho, no es difícil detectar que hay una guerra que se extiende precisa e invisible a nuestro alrededor. O, mejor, nos detecta ella a nosotros. Budistas y nihilistas se enfrentan por la colonización del espacio semántico donde se forma el significado de las cosas. Es una guerra civil que estalla en infinidad de espacios cotidianos, en matices de tu percepción. Es una guerra de aceleración de la comunicación, de agilidad y flexibilidad, de desafía de los límites de visión y autoría. Una guerra ambiental. Por este motivo me siento orgulloso de haber participado en este proyecto y encuentro fascinante las polémicas desatadas por la ceguera del mundo corporativo.

Guerra Ambiental, Javier Montero

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