Querida Carolee

Fuses, Carolee Schneemann, 1964-67.

Barcelona, 7 de marzo de 2019

Querida Carolee,

Disculpa que te tutee pero aunque no he tenido la ocasión de conocerte personalmente me siento tan cercana a tus imágenes y propuestas artísticas que me tomo la licencia de hacerlo. En unas horas estaré en Soho House Barcelona, donde supuestamente debía intervenir durante más o menos un cuarto de hora para defender o reivindicar desde la docencia, desde la crítica cinematográfica, mi habitación propia, nuestro lugar, el de las mujeres, que también en la historia del cine y del arte, y en el ámbito teórico y académico, en muchas ocasiones somos invisibles, o invisibilizadas. Solo hace falta echar un vistazo a algunos temarios de historia del cine, a algunos libros de análisis fílmico, a revistas que apenas cuentan con redactoras mujeres, o a los currículums de bachillerato… por citar solo algunos ejemplos, para percatarse que se sigue perseverando en el mismo esquema de predominancia masculina.

Hace unas horas he sabido de tu muerte, ayer 6 de marzo de 2019, y he sentido la necesidad de escribirte, de compartir algunas de tus imágenes y tus reflexiones, esta noche con las y los asistentes a esta charla informal. Así que durante una larga jornada laboral que no me va a permitir parar un rato en un lugar tranquilo a escribirte iré hilvanando esta carta; en un banco al sol mientras espero a un grupo de estudiantes; en un bar mientras como… o en la sala de profesores entre reunión y reunión… recuperando también algunos textos que he utilizado en mis clases. Porque, quizá, leyendo estas líneas, conseguiré que alguien se acerque a tu obra por primera vez, o que vuelva a transitarla, y esa es la mejor manera de rendirte homenaje. Mediante la transmisión de mi pasión por tu trayectoria artística.

Recientemente he tenido la ocasión de compartir Fuses con mis alumnas en clase, después de haberla programado en la Filmoteca, junto con las películas de otra cineasta de vanguardia a la que adoro, Gunvor Nelson. Y también compartí algunas de sus imágenes en el un curso en el Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona. Allí no solo hablé de esa película sino también de tu irrupción en la escena del arte poniendo el cuerpo, en performances como Eye body: 36 transformative actions (1963), Meat Joy (1964) o Interior Scroll (1975), de las que queda su registro audiovisual, en un momento en que el escenario artístico estaba dominado por la presencia masculina y en que junto a ti, otras mujeres, artistas, cineastas como Valie Export, Joan Jonas, Chantal Akerman, Martha Rosler o Gunvor Nelson, irrumpistéis con fuerza para abrir espacio a vuestra mirada, a vuestro deseo y a la reivindicación que Valie Export expresa tan bien en Womens Art A Manifesto, publicado en 1972…

“let Women speak so that they can find themselves, this is what I ask for in order to achieve a self-defined image of ourselves and thus a different View of the social function of women. We Women must participate in the construction of reality via the building Stones of media-communication.”

En que lo que he denominado tus “epidermis fílmicas”, en esas imágenes en que la pantalla de cine deviene una piel sintiente, una superficie erótica y erotizada, palpita una mirada deseante femenina, una contestación a esa otra visión del cuerpo que ha predominado en la historia del arte occidental, convirtiendo el cuerpo femenino en objeto de goce escópico. Eso es precisamente lo que viviste en tus propias carnes cuando el artista Robert Morris en Site (1964) te situó inmóvil y silente, como una Venus pintada, en el lugar de la Olimpia de Manet mientras él exhibía su fuerza y potencia artística de macho occidental en el escenario.

No solo tus películas y perfomances han determinado la configuración de mi mirada hacia las imágenes cinematográficas, y mi punto de vista crítico respecto a las creaciones consagradas de los “popes” de la vanguardia fílmica que dominaban la escena del cine experimental en los años 70. ¿Qué sucedía entonces con las mujeres que también estaban dirigiendo cine de vanguardia? Hasta 1972 en que, siguiendo el lúcido texto de Laura Mulvey “Film, feminism and avantgarde”, se publica el primer número de la revista Women and Film y se celebran lo dos primeros festivales de cine de vanguardia realizado por mujeres en Nueva York y Edimburgo. En el mismo texto, la teórica del cine escribe:

“What would women’s cultural practice be like? What would art and literature within an ideology that did not oppress women be like? Debate has swirled and spiralled around these questions. On the one hand, there is a desire to explore the suppressed meaning of femininity, to assert a women’s language as a slap in the face for patriarchy, a polemic and pleasure in self-discovery combined. On the other hand, there is a drive to forge an aesthetic that attacks language and representation, notas something naturally linked with the male,but rather as something that soaks up dominant ideology, as a sponge soaks up water.”

Aún hoy Carolee la teoría del cine se olvida de vosotras o os ningunea. Yo me pregunto. ¿Por qué en libros como Visionary Film:: the American avant-garde, 1943-2000 de P. Adams Sitney, solo hay un capítulo entero consagrado a una mujer, Maya Deren, y Nelson u otras cineastas brillan por su ausencia? Hoy he consultado el libro, Carolee y he descubierto algo más, si Sitney te cita en él es describiendo Fuses como:

“an erotic lyric in Brakhage’s manner—hand-held camera, superimpositions, enacted by the film-maker and her lover, James Tenney. Feminist film-makers of the seventies and eighties called attention to the remarkable candor and energy of Fuses and especially to its celebration of female desire.

“A la manera de Brakhage”, escribe Sitney, en un clásico de la teoría del cine experimental. Es decir subsumiendo tu mirada a uno de esos popes del cine experimental. No solo me han influido tus imágenes, Carolee, los registros audiovisuales de tus acciones, sino también tus textos, tus diarios… En los que precisamente descubrí tu indignación cuando precisamente Stan Brakhage te puso un delantal en Cat’s Cradle; una consternación que te llevaría a realizar Fuses, la filmación durante varios años de tus encuentros eróticos con James Tienney que también figuraba, según describes en tus textos, como un muñeco, en la película del cineasta norteamericano.

Leyéndote me di cuenta de cómo la educación configura nuestra mirada, cómo a veces es tan necesario un cine como el tuyo para desplazar el eje. Y eso es lo que reivindico desde mis textos, desde la docencia, desde ese proyecto vital en el que estoy inmersa, que hay que desplazar o incluso romper el eje. Que nosotras escribimos, filmamos, pintamos… que nuestra voz y nuestra mirada deben ocupar el espacio que merecen, en el ámbito académico, teórico, creativo… docente… en tantos espacios Carolee. Tú lo sabes bien.

Por eso cuando proyecté Fuses (1967) con mis alumnas, me llenó de gozo su admiración por esas imágenes casi espectrales, digitalizadas, del rastro de tu cuerpo en el celuloide, que interveniste pintándolo, rasgándolo, escamoteándonos las imágenes de tu cuerpo y el de tu amante, en una pantalla palpitante.

Por eso quiero terminar esta carta, este homenaje a tu figura y tu obra, con tus propias palabras sobre Fuses en una entrevista realizada por Katie Haug:

“La pintura es el poder de extender lo que ves o lo que sientes, de intensificar la fisicalidad de la percepción. Quería que los cuerpos se convirtieran en sensaciones táctiles de parpadeos. Para que el espectador se pierda en el plano: para mover el cuerpo dentro y fuera de su propio marco, para mover el ojo dentro y fuera de su propio marco, para mover el ojo dentro y fuera del cuerpo, así como para que pueda ver todo lo deseado, las percepciones estarán en un estado de disolución, asemejándose ópticamente a algún aspecto del flujo erótico en los cuerpos que no puede ser una traducción literal. Es una traducción pictórica y táctil editada como una música de las imágenes.”

Mañana es 8 de marzo, y miles de mujeres tomaremos las calles poniendo el cuerpo, haciendo oir nuestra voz. Lo que tenemos que reivindicar es que cada día sea 8 de marzo, Carolee.

En fin, no quiero alargarme más, solo espero haber transmitido en estas líneas mi admiración por tus imágenes, mi fe en el poder del arte y del cine como espacio utópico como, retomando a Foucalt heterotopía; como espacio en que no hay normas que rijan lo que es un cuerpo hermoso ni lo que es o no el deseo.

Por eso me gustaría incluir en esta carta estas palabras del filósofo francés en El cuerpo utópico, que tanto tienen que ver con tu arte, con tu cine:

“Y hete aquí que mi cuerpo, por la virtud de todas esas utopías, ha desaparecido. Ha desaparecido como la llama de una vela que alguien sopla. El alma, las tumbas, los genios y las hadas se apropiaron por la fuerza de él, lo hicieron desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, soplaron sobre su pesadez, sobre su fealdad y me lo restituyeron resplandeciente y perpetuo.

Pero mi cuerpo, a decir verdad, no se deja someter con tanta facilidad. Después de todo, él mismo tiene sus recursos propios de lo fantástico; también él posee lugares sin lugar y lugares más profundos, más obstinados todavía que el alma, que la tumba, que el encanto de los magos. Tiene sus bodegas y desvanes, tiene sus estadías oscuras. Sus playas luminosas.”

Gracias, Carolee, por compartir el fulgor.

Atentamente

Cloe Masotta

 

BIBLIOGRAFÍA

Blaetz, R. (2018). Mujeres en el cine experimental. Madrid: Editorial 8 mm.

Mulvey, Laura (1989). Visual and Other Pleasures. Basingstoke: Palgrave Macmillan.

Foucault, M. (2010). El cuerpo utópico: Las heterotopías. Buenos Aires: Nueva visión.

Schneemann, C. (2002). Carolee Schneemann – imaging her erotics: Essays, interviews, projects. Cambridge, Mass: The MIT Press.

Sitney, P. A. (2009). Visionary film: The American avant-garde, 1943-2000. Oxford: Oxford University Press.

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