Porque el cielo es azul me hace llorar

Foto: Jesús M. Atienza.

Antes de salir hacia el Antic Teatre, a ver la pieza The Watching Machine de Macarena Recuerda Shepherd, leo un párrafo en el que hacen referencia a la teórica feminista estadounidense Karen Barad que dice algo así: En sus escritos, se ha esforzado por describir el modo en que el vacío -el espacio teórico clásico que algunos físicos insistieron en que estaba vacío-  está lleno de partículas virtuales que realizan experimentos con el espacio-tiempo. Un apunte sencillo pero que siempre viene bien que te lo recuerden.

Aún con estas palabras rondando en mi cabeza me siento en la butaca. El espacio está casi vacío, pienso, el blanco influye mucho a percibirlo así. Hay solo tres bases de micrófono, y hoy el escenario del Antic parece más ancho y grande. 

Canto: Aah, aah
Porque el espacio es blanco pienso en el vacío.

Entra Macarena o Lidia, también vestida de blanco, un estilo espacial, pienso en un astronauta cuando la veo. El blanco del suelo y su vestuario resplandecen gracias a la iluminación. Me doy cuenta de que no me leí nada sobre la obra, en realidad es algo que intento hacer para no ir predispuesta a nada, pero, claro, esta vez el título me guía bastante: habrá que mirar, y yo justo me he sentado en las butacas de arriba y ya sospecho que ha sido mala idea, que esta pieza estará llena de sutilezas para ser vistas y no sé si mis ojos logren apreciarlas, ni siquiera con las gafas puestas.

Canto: Aah, aah
Porque leo la palabra watching pienso en enfocar.

El espacio comienza a transformarse, Macarena lo va construyendo, y ahora hay más bases de micrófono, muchas más. Y, mientras coloca la base, hace pruebas de sonido: 1, 2, 3… 1, 2, 3… Pero, ¡ojo!, que no son micrófonos lo que está colocando. ¿O sí? Es que no lo veo bien. Suena a micrófono pero no se ve como micrófono. La niña sentada frente a mí le pide explicaciones a su padre, él tiene la respuesta; pero prefiero no compartirla.

Canto: Aah, aah
Porque colocan un objeto en una base de micrófono pienso que es un micrófono.

Y a esta construcción espacial le siguen una serie de acontecimientos, pequeñas escenas, que buscan desafiar nuestros patrones sobre la mirada desde el juego y del experimentar con lo que tenemos a la mano; y viene a mí la palabra recorte. Macarena recorta las imágenes y las convierte en otra cosa, recorta su cuerpo, recorta el espacio. Muchas veces recorta, no para eliminar sino para darnos algo más; algo así como un tercer brazo, una tercera pierna o dos rostros en uno. Nos regala imágenes que reconocemos, otras que nos resultan extrañas. Las niñas que están sentadas cerca de mí me hacen darme cuenta en lo poco que toleramos la extrañeza, quieren/quiero entender qué estamos viendo y cómo hemos llegado a eso: ¿Qué está haciendo?, murmuran una y otra vez; sobre todo si el resto del público se está riendo y ellas/nosotras no.

Canto: Aah, aah
Porque los demás se ríen y yo no, pienso que no estoy entendiendo.

Mientras pasa el tiempo esta ansiedad por querer entenderlo todo se relaja. Nos permitimos entrar a los experimentos que se nos proponen sin necesidad de querer atraparlos, aceptamos que son efímeros, que a veces su construcción nos pasa desapercibida y eso no nos hace más tontxs. La ilusión está ahí, podemos disfrutar de ella o dejarla ir, pues constantemente se convierte en otra cosa. Y es justo en este momento de la obra que regreso a la puerta que diseñó Macarena en el espacio, casi al principio, y que, más allá de la imagen, me resultaba inevitable leerla como una invitación a pasar a otra dimensión; esa en la cual aparecerán ensayos con espejos, con linternas, con luces pequeñitas o neones; mientras que el escenario se oscurece y se ilumina según las necesidades de la ficción que se quiere generar.

Canto: Aah, aah
Porque si veo a alguien volando en escena pienso que es ficción.

Las pequeñas instalaciones que se van proponiendo tienen diversos ritmos, algunas pasan muy rápido, otras permanecen. Algunas se construyen en un abrir y cerrar de ojos, otras se toman su tiempo; pero es la instalación con la que la pieza cierra la de larga duración. Tan larga que dos días después cierro los ojos y vuelvo a disfrutarla. La astronauta camina por el espacio y nos enseña cómo rebota la luz, la física maravillosa del espejo y la luz, de esas ilusiones ópticas sencillas pero que está muy bien que te las recuerden. Esta vez el escenario del Antic es inmenso y me imagino que Daft Punk hubiera podido dar su concierto de despedida en ese lugar. 

Macarena, pienso, sigue con esas luces que salen de tu cabeza, no te detengas, esta ilusión óptica podría ser eterna.

Suena: Aah, aah
Because the world is round it turns me on.

Anabella Pareja Robinson

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Una Respuesta a Porque el cielo es azul me hace llorar

  1. Silvia dijo:

    Me ha encantado , está es la maga Macarena

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