DESVIACIONES 1999

Festival Desviaciones 2009
Publicado en el suplemento El Pasaporte (La Razón)
15-10.99



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CARRETERAS SECUNDARIAS

Desvisviaciones es el cruce de la danza con el teatro, la «performance», el «happening» y el «live act». Es desestabilización, lucidez, deformación, desorden, extrañamiento, negación, recuperación, descolocación, catástrofe, cuestionamiento, desnudo, enmascaramiento, inmovilidad, angustia, reconocimiento, comunicación, incomodidad, desconcierto, reencuentro…  Su objetivo: despertar al público del sueño contemplativo, hacerle pensar.

Desde que Ivonne Rayner proclamara a finales de los 60 aquello de «La mente es un músculo» no ha parado de haber gente que desde la danza, las artes plásticas, el teatro, la «performance», el «happening» o la pura investigación autodidacta, se haya dedicado en cuerpo y alma a demostrar que el pensamiento también circula por nuestras carnes y que con él podemos pensar y comunicarnos. En los 90, en Europa, Montpellier, Berlín y, sobre todo, en Inglaterra, van surgiendo pequeños gérmenes que experimentan y transgreden lo que se entiende por arte escénico. Uno de esos gérmenes se encuentra precisamente en Madrid y se llama Desviaciones.
Blanca Calvo y La Ribot, ambas bailarinas y programadores, son la cabeza visible del proyecto. Llevan tres años trayendo a artistas de todo el mundo que, de otra manera, sería imposible ver.
Este año son cuatro las obras que se podrán paladear. Xavier le Roy abrirá el martes 19 el certamen con «Self  unfinished», un trabajo en el que este francés afincado en Berlín nos plantea un cuerpo sin papeles preestablecidos. Al día siguiente, a las 12, en la Fnac, habrá un encuentro con él y se presentará el libro que recoge todo lo que fue la edición pasada. Desviaciones crece, y prueba de ello es que este año traen, por primera vez a España, a una de las grandes, a la «performance» por excelencia de las islas británicas, a Bobby Baker y su afamada pieza «Drawing on a Mother’s Experience».

AMA DE CASA
En la obra, esta inglesa despliega un espectáculo hilarante y tierno. Entre té, cerveza Guiness, harina, huevos y «roast beef» frío, el mundo del ama de casa toma vida. Podrá verse el 22 y el 23, y el 24 se proyectará su película «Ritchen show», vídeo alucinante de cómo el arte, a falta de un estudio, se cuela en la mesa de la cocina, y luego se podrá charlar con ella.
Del 26 al 28 llega la tercera parte de la triología «Res, non verba»: 1999 L’Imitaciones, mon  amour». Partitura visual en la que se critica la inevitable condición de transformarnos en objeto de nuestro propio deseo y el de los otros. Una ficción de encantos proletarios y defectos burgeses en el que el arte visual juega un gran papel. Para terminar, el italiano Marco Berretini, del 29 al 31, llegará con «Strumwetter prepare Tan d’emil», es la propuesta donde la historia tiene más importancia. Una historia de inocentes acusados y amores ilícitos, donde, mientras las ratas abandonan el barco que se hunde, lo único que queda es cantar. «Simplemente nos interesan las propuestas que transgredan el arte escénico en general u otras artes. Sobre todo lo que nos interesa es lo que opinan los artistas, para que se abran vías de comunicación. En Madrid queda mucho por hacer, aquí nada dura tres años, las cosas dan tres vueltas y no se sabe por qué desaparecen», comenta Blanca Calvo. Ella y La Ribot se pasan todo el año viajando y viendo espectáculos para ofrecérselos a usted. Si algo une la diversidad de artistas que invitan es la constante reflexión sobre lo que se está haciendo, el buscar vías paralelas para comunicar. Cuando trajeron a Jéróme Bell –artista francés que busca e investiga el mundo del cuerpo magullado y es capaz de orinarse en escena- o a Javier de Frutos -que sigue provocando respuestas xenófobas y alarmantes por mostrar abiertamente su condición homosexual-, alguien pudo pensar que tenían ganas de provocar y también de molestar.

PROVOCACIÓN
«No se trata de provocar, ni de reivindicar, yo creo que en este momento no pega estar en lucha, sino ser sincero con lo que eres, haces y dices. Eso también es una pelea. Todavía hay muchas cosas que soliviantan. Pero la intención es exponer, mostrar. Si provocas estás tomando una postura de ataque y creo que el público no ha de sentirse atacado. Todos los artistas están más preocupados por comunicar », dicen. Una manera de lucha que, por intentar ir por caminos paralelos y comarcales, a veces se malentiende. Sólo queda ir y ver por uno mismo qué intentan y qué consiguen.

DESDE BERLIN


Esta semana, Xavier le Roy y sus explosivas «imágenes corporales» llegan directamente de Berlín. Su espectáculo se presentó en la Bienale y desde entonces lleva exponiéndolo por toda Europa. Por toda Europa menos en su país de origen, Francia, en el que todavía no se dan por enterados.
Este bioquímico formó el grupo «Le Kwatt» en el 94, autores del inquietante tríptico «Narcise Flip». También ha trabajado con el fotógrafo y vídeo-artista Laurent Goldring. En «Self-Unfinished» investiga situaciones en las que el cuerpo deja de ser lo que era y se transforma. Pasa de lo masculino a lo femenino y de lo informe a lo animal. Al final el sexo, lo humano y lo animal quedan desorganizados, deformados, dando paso a un cuerpo informe y universal.
Una apuesta que, con el mínimo de artificios y una simplicidad de luz y espacio, sorprende y provoca que el espectador se cuestione si las manos son para comer, los pies para andar y el ombligo para mirárselo.
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