ENCIMA DE UNOS TACONES, EN ESCENA

ENCIMA DE UNOS TACONES, EN ESCENA -1ª parte-
Crónica de: “Restos de mis series”, de Bea Fernández; “Hardheaded woman” de Sonia Gómez; “Estilo internacional -investigación alrededor de un cuerpo cansado”, de Sergi Faüstino
Festival LP, Hall del CCCB, Barcelona

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imagen: Efthymia Zymvra/Ana Costales

Primera noche del LP. Lugar el CCCB, el hall, transformado, espacio escénico movible, barra con cerveza y refrescos para intermedios y cuatro piezas en el programa. Una permanente, la pieza de video de Vladimir Miller, Untitled (dogs). Tres en escena. Primero Bea Fernández, luego Sonia Gómez y por último Sergi Faüstino. Programa de 8 a 11 horas. Tres horitas. Llenazo. Unas trescientas personas, la entrada a 5 euros y a 3 con rebajas. La repercusión mediática del festival en los medios tradicionales escritos muy baja. Habrá que indagar porqué… Me temo (y me duele) que la prensa se hunde.
Me voy a centrar en la escena. No tengo ojos para todo. La pieza de Miller me miró toda la tarde pero yo no a ella. Tres creadores para comenzar el festival que trabajan en Barcelona, la apuesta es clara.
Eran piezas de 30 minutos aprox., piezas surgidas de procesos largos que siguen en proceso, como la de Bea Fernández y Sergi Faüstino, o encargada ex proceso para ese espacio y ese día, como la de Sonia Gómez. Se ve sobrevolar sobre el festival una propuesta de reflexión sobre la autoría y por ende sobre la pieza acabada, sobre la obra. Estaremos atentos.
El LP llama a estas soirées “legos”, por lo que de ensamblaje escénico tiene presentar las piezas en un mismo espacio y también, creo, por el ensamblaje que hacen estas al asentarse en la cabeza del espectador. Esto último no tiene porqué ser importante desde el punto de vista de la propuesta de programación, quiero decir, el lazo que entre las piezas se cree. Podría estar cada una en un combo y no pasar nada, además seguiría habiendo un ensamblaje asociativo personal en cada cerebelo de cada espectador. No creo que haya que programar por afinidades, relaciones o contrastes…. Pero bueno, en este caso, me pareció resaltable que ambas tres, desde puntos muy disímiles, buceaban en la pregunta de porqué, para qué y cómo estar en escena…. Bueno, vamos viendo.

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imagen: Efthymia Zymvra/Ana Costales

Primera vez que veo a Bea Fernández en escena. La pieza, como ella explica al principio bajo una capucha de la que sólo sobresalen unas piernas amarillas (como si redujera su cuerpo a su faceta de ejecutante), es producto de un proceso, Tres personas, todos los cuerpos, que Fernández está desarrollando desde hace tres años, proyecto que es un ejercicio de memoria a través del cuerpo. Durante este proceso Fernández ha realizado un documental que consta de entrevistas a diversos intérpretes –Los que se ven entre sí– y un espectáculo a tres –junto a Montse Penela y Mauricio González –Tres personas todos los cuerpos-, espectáculo que se vio en La Poderosa, dentro del programa Espacios Cómodos de La Porta, y en Madrid dentro del Festival In-presentables. De este espectáculo es de donde surge la pieza que vimos ayer en el CCCB, Restos de mis series.
Y siendo sólo piernas y micrófono Fernández, al principio, va andando la escena, representando un cavilar sin rostro y sin cuerpo, hecho de espacio y movimiento, que se cuestiona porqué estar en escena, para qué, de dónde viene y qué hace ahora. En un momento dado, Bea se quita la capucha y aparece el cuerpo, indisoluble de la mirada, del rostro. Tanta danza, tánto cos fragmentado, que a veces uno se olvida de la relevancia de unos ojos, de una tranquilidad en todo el cuerpo que se sintetiza y completa en el rostro.

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imagen: Efthymia Zymvra/Ana Costales

Fernández, con el cuerpo y la palabra, recuerda montajes anteriores, movimientos que ella interpretó, fragmentos de aquellas coreografías como Cuerpo en escena (ou les rêves ont-ils des titres?) de Olga Mesa, de Europa no era una puta de Carmelo Salazar… Recordar con el cuerpo y la palabra. Dice ella en el programa de mano:
Yo soy muchos cuerpos, tantos como he bailado, soy trocitos de cuerpos de otros, soy los restos de esos cuerpos que se me han quedado pegados y sus versiones futuras, su memoria contaminada de presente. El hecho de hacer este ejercicio me llevó a reflexionar sobre cuestiones como las versiones de uno mismo, los cuerpos aprendidos, el cuerpo invadido, la pureza o la promiscuidad del cuerpo del bailarín como memoria, como resto.
Es exactamente eso y más. Fernández escenifica en esta obra una verdadera experiencia mnemotécnica y lo bonito es que lo hace con una gran sencillez. Hay un texto de Borges en el que explica que recordar un hecho o experiencia pasada es posible tan sólo la primera vez que lo hacemos. Ya que luego, recordamos el recuerdo. Creo que en esta pieza se es consciente de esto mismo. Borges se refiere al recuerdo cerebral, a ese que se da por relaciones sinápticas entre neuronas. Un proceso íntimo que sólo es transferible a través de la palabra. Fernández une a este proceso sus músculos y huesos, que reproducen movimientos de coreografías anteriores pero en otro cuerpo, el que la sustenta hoy. Se produce así la corporeización en el acto de recordar del paso del tiempo, de ese cuerpo que hizo aquel movimiento pero ya no es más el mismo cuerpo, es otro, más viejo, más gastado, con más memoria. Y este acto de recuerdo, aunque Fernández lo ejecuta sobria, sin gesto dramático, se carga así de emoción, de melancolía.
Quería pararme en soy trocitos de cuerpos de otros, soy los restos de esos cuerpos que se me han quedado pegados. Borges en “La forma de la espada” le hacía decir a Vicente Moon: Lo que hace un hombre es como si todos los hombres lo hicieran. Creo que esta consciencia de ser otro, presente en todo el proyecto de Tres personas, todos los cuerpos, da un sentido al texto que en un momento de la pieza dice la bailarina. Un texto que empieza (escribo de memoria) con: “No soy Anne Teresa de Keersmaeker (…) nunca he trabajado con Meg Stuart (…) no sé quién es Trisha Brown (…) no he leído a Derrida ni a Deleuze, no hablo inglés ni francés, no tengo un lenguaje propio”. Esto habla mucho de la lastre larriano (pillo este término para que se vea lo viejo que esto) de estar debajo de los Pirineos, habla de algo propio del que está metido en el mundillo de la cultura, de la danza (tan llena de gregarismo hecho de complejos) y que nos lleva (en esto está también metido el espectador) a no valorar de manera ponderada lo cercano o aquello que no tiene márchamo de… El texto de Fernández no es sólo suyo, huele a muchos, es de muchos otros cuerpos, de gente que se ha sentido en un patio minúsculo con bajas puertas de salida y lleno de vecinas vestidas de negro. Patios que han motivado muchas veces la parálisis, el dejar de hacer.  El acierto es la manera ligera y simple con la que lo dice, no hay despecho, ni ironía, sino tranquilidad y felicidad por estar en escena. Ah, y cachondeo, durante todo el texto Fernández dice en tono bajo y sugerente “Cesc Gelabert”. El público entendía y se reía. La pieza acaba en diagonal, con Fernández yéndose, recordando y haciendo movimientos por el flanco superior derecho. Qué bonita pieza.

SONAI
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imagen: Efthymia Zymvra/Ana Costales

La primera vez que vi a Sonia bailar fue en una de esas pequeñas funciones del Bona gent de Navarro y Bernat, hace ya años. Bailaba al final, tan sólo tres minutos. Y sí, me quedé congelado. Era un baile desmembrado, de movimientos muy cercanos a la pista de discoteca pero con un vuelo hacia dentro abismal y cincelado a través de técnica y control del cuerpo. Puta fuerza sincera y sincopada. Y siempre me ha ocurrido así, en Mi madre y yo, en Experiencias con un desconocido… Y así ocurrió ayer, en este estreno hecho para el lp.
La pieza continúa con una veta abierta  en Experiencias, su anterior producción, afinando trabajo de diálogo en escena entre cuerpo presente del intérprete con la pantalla. En la pantalla se van poniendo vídeos y mensajes que interactúan con lo que pasa en escena, que sustentan en parte la función del narrador de la obra, que hacen, como si dijéramos, la dramaturgia de Harheaded woman. Impresiona el ritmo veloz del principio de la pieza, parece que la compañía va afilando esta herramienta.
Otra cosa es que el asunto tratado se le sustente a uno, que te despierte el interés hasta el final. Los paraisos artificiales donde poder subsistir o reinventarse, o las dos cosas a la vez. Mundos necesarios, que necesitan de vida para poder construirlos, a los que no se quiere renunciar porque sabes que si no te queda el estado zombi vegetativo del ciudadano muerto, y mundos de una fragilidad extrema, porque los sabes inanes, hechos sobre miedos que dan la espalda. Rincones donde sentirse humano, grande y poderoso, vivo, y a la vez rincones muchas veces risibles, por tontos. Todo esto lo va mostrando Sonia con ese juego entre pantalla /escena, realidad / ficción… Lo hace con ironía, con chufla subrayada muchas veces, con intimidad otras, como un bello y pequeño baile para unos caballitos de mar  en una maravilla de video de plano corto. Yo me fui quedando fuera, entendía todo, pero tenía la sensación de que aquello se iba convirtiendo en un simple juguete.

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imagen: Efthymia Zymvra/Ana Costales

Luego Sonia se pregunta qué hacer en escena, se interroga en público y decide bailar. Y baila como contraste a ese juguete, o como consecuencia lógica de un mundo propio en el que uno ya no tiene reflejo, o demasiados. Baila como siempre lo ha hecho, con la fuerza del abandono, dejando de ser, acercándose a la perdida como única identidad propia. Presencia total, vida pura que se acerca a la muerte. Es su razón de ser, lo que le da sentido y la agarra. Acaba la música, para de bailar, jadea. Ahí se acaba la obra. Luego llegó un no sé qué de que olía a quemado, un hablar con la seguridad del edificio por walkie talkie que no quise entender.
Juguete versus baile. O juguete y baile. La escena es chunga. Se come personajes, hasta los más grandes, como Sonia. Ese peligro, consciente, lo corre ella con tacones y haciendo equilibrios.

Mientras todo esto pasaba, y antes (las funciones de Bea Fernández y Sonia Gómez fueron a las 20 horas y a las 21 horas respectivamente), Sergi Faüstino corría en una máquina, llevaba corriendo desde las seis de la tarde. Mientras se adecuaba el espacio para su pieza, Faüstino completo los 42 kilómetros. Vamos, corrió un maratón. Mientras escribo esto en un piso del barrio de Sant Antoni, debajo de la ventana no dejan de pasar corredores, lleva así varias horas, son quince mil, corren una maratón y suena el Barcelona de Mercury y Caballé a todo trapo. Joder con Barcelona, parece esto un libro de Vila Matas. Con esa canción acababa Faüstino su anterior espectáculo Z, mientras se bebía las salivaciones del respetable en un pequeño vaso.
(continuará)….

pd: parece que se va a llegar al acuerdo de que Jordi Fondevila (scanner) diriga las próximas ediciones del Radicals del Lliure, artilugio extraño ideado por la anterior dirección del Teatre Lliure (Alex Rigola) por el cual trabajos que se ciñen a cierta idea de lo contemporáneo (vaya ustéd a saber cuál) tienen cabida en la programación del teatro durante un mes. El último logro de Radicals ha sido traer por “un día” un maravilloso pero muy costoso montaje de Angélica Liddell, La Casa de la Fuerza.

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10 Responses to ENCIMA DE UNOS TACONES, EN ESCENA

  1. rubén says:

    No sé si la prensa se hunde pero hace tiempo que pasa de todo.

  2. Mientras dure el LP’11 se pueden ver en TV-TRON los vídeos completos de estas actuaciones en el día de la inauguración: Bea Fernández, Sonia Gómez, Sergi Fäustino y algunas imágenes de la videoinstalación de Vladimir Miller.

    http://www.tea-tron.com/blog/2011/03/07/lp11-bea-fernandez-sonia-gomez-y-sergi-faustino-en-tv-tron/

  3. bea says:

    Pablo, Angélica que yo sepa…ha estado en la programación regular, como tiene que ser… ya que aunque su creación sea más o menos radical creo que se merece estar en una programación general y no en un cilclo que justifica lo alternativo y “raro “.
    Pues como un Rodrigo Garcia que cuando lo veo programado en Radicals….pues me da la risa, y no por que él no sea o siga siendo mas radical que otros…sinó , por que él se merece estar en la programación general, como creador consolidado y sin etiquetas.
    un beso y gracias por la caña!!
    b

  4. bea says:

    Respecto al tema de la prensa en esta ciudad………. es increible, yo flipo…no lo acabo de entender, que está sucediendo…???

  5. bea says:

    ultimo post:
    gracias por tu comentario / crítica .
    b

  6. carmelo says:

    la prensa responde a unos estímulos concretos, tradicionales.
    hace tiempo, años, que la porta se desligó de la critica, quiero decir que dejamos de currarnos el tema puesto que no querían participar de l cultura…en parte esto fué motivo de la creación de teatron y aun más de la posición que tomo quim pujol con Crítico con peluca como un lugar de opinión o desarrollo discursivo fuera de los canones que impone la prensa. esto no quita para que sigamos anunciando las actividades, de hecho hay una persona trabajado exclusivamente para la difusión durante LP.
    pero lo que yo quería decir es que si no estamos mas en la prensa tb es por culpa nuestra, por el tipo de discurso, de imagen, porque no hay cabezas de cartel famosas. y otra cosa visto lo que había ¿de verdad lo echais en falta?

  7. carmelo says:

    perdón, cuando digo prensa me refiero exclusivamente y especificamente a la critica, o artículo o lo que sea, de danza o escena experimental.

  8. semolinika says:

    la prensa no participa y no escribirá nada lo que no es de teatro publico.. esto es su política.. y es así.. ellos pagan la publicidad..y mucha pasta.. por esto salen solo ellos.. en antic teatre hacíamos ruedas de prensa.. y no una, varias al año.. en principio como en años 2003, 2004 incluso 2005 salían criticas de gente que actuaba en teatro y esto ayudo a estos artistas a conseguir coproducciones de Mercat en la época Morte o en Lliure.. o hacer se mas conocidos… después todo esto dejo de pasar y yo pregunte por que hago ruedes de prensa? vienen todos periodistas.. de verdad que vienen.. pero no escriben nada… hasta que un día uno me dijo… tenemos estrictas directrices de no poder escribir nada lo que no es de teatros publicos y grandes.. nada de lo alternativo… nos han prohibido.. así, que dejemos de hacer ruedas de prensa.. justo lo que acaba de decir Carmelo.. para que?? y por esto también hicimos la revista de antic.. para que los artistas salgan en algun lado… bueno,,, es un temazo.. en realidad no sale nada, pero nada de artes escénicas contemporáneas en ningún periódico.. y para que? si cuando alguna vez sale.. se les destroza tajantemente.. pero brutalmente.. es muy fuerte el desconocimiento y NO entendimiento de lo que pasa actualmente no solo en movimiento, cuerpo sino en todos pensamientos actuales.. y esto sigue así ya años,, nosotros ya estamos envejeciendo y no cambia nada.. hay una corrosión total cerebral.. alguna vez sale algun articulo,, pero rara vez.. y ya esta… gracias a chicos por teatron., de verdad.. muchas gracias…

  9. pablo c. says:

    Bea, Angélica estuvo dentro de la programación radicals pero fuera de las fechas donde radicals se ubica. Es más, a mi me llegó una nota de prensa donde se tildaba el asunto como un “aperitivo radicals”, en la web del Lliure salía en la programación con un pequeño símbolo al lado, el bogavante de Rodrigo. Esa es otra, la utilización, para mí espuria del bovagante, imagen que proviene de la obra “Accidens” de Rodrigo García. Para mí, un obrón de 20 minutos sobre la tortura y la muerte, una acción milimetrada que pone al público en un lugar de “colaboracionismo” aceptado o incómodo que en su día me flipó. Y han utilizado ese “motivo” hasta el paroxismo llegando a hacer el año pasado una instalación de bovagantes escultóricos y muy feos en el hall principal del teatre.
    Y no me molesta por purismos o por el propio Rodrigo, sino por lo que tiene de utilización… Su uso es el que haría un departamento de publicidad y marketing para crear marca. Y ver al Lliure, con su pasado artístico y político, adoptando esos mismos parámetros y además haciéndolo con lo que para ellos es, sino marginalidad, un sector de segunda liga me hace saltar las pustulas que no tengo. Y si es irónico o intenta tener cierto humor, que se lo metan por el culo.
    A pesar de todo, como dice Sergi en su video sobre la mediocridad, a mí siempre me han tratado muy bien, con mucho cariño y con mucha profesionalidad…
    Y la verdad, creo que Rigola nunca hubiera abierto, nunca lo hizo en todo su “mandato”, la programación “normal”, “corriente” de su teatro a gente como Rodrigo, Angélica, Marquerie, Faüstino, Bernat, Corderos, Matarile, L’Alakran, Renjifo, etc., etc., etc. Su excusa, no tiene público. La verdad, no hay interés y sí cierto miedo a comparaciones malditas.
    Eso sí, si es de fuera y tiene “márchamo”, entonces, claro que sí, porque estás descubriendo, enseñando a los “españolitos” lo que tú sí ves fuera, lo que de otra manera tú nunca podrías ver.
    Y sabes lo más chungo, que el Lliure, aunque de mala manera, es de los teatros más abiertos de la península…

  10. pablo c. says:

    Carmelo,
    Como díce el informativo de Telemadrid que no tenéis que soportar: información, opinión y análisis.
    Quiero decir…. Creo que el periodismo tiene más registros que la agenda, el previo copiado del dossier y la crítica. Los formatos como una buena entrevista, como un artículo certero que desgrana información, jerarquizándola, relacionándola, es decir analizando existen. Lo de los críticos, para mí, es historia aparte. Son señalados y únicos y si no tienes suerte, es decir, si el crítico de cierto periódico es de formación disimil a lo ue tú haces, pues la historia suele ir aviada. Aunque hay críticos que supieron bregar en campos de batalla bien diferentes, todos con sus limitaciones, sus obsesiones y ciertas etapas en las que -como todo ciudadano- perdian enfoque (pero hasta eso era bonito por humano). Me acuerdo, yo lo sigo defendiendo, de Haro Tecglen. Y de un crítico que por aquí teníais, Pablo Ley, que en otro orden de las cosas siempre me pareció batallador. Pero dejando la crítica, que también está en deriva descendente (mucha debida a la falta de espacio), yo sigo apoyando, defendiendo en los medios tradicionales el “oficio”. El oficio que permita a profesionales formados hacer noticias (que como creo que Chesterton o Churchill, bueno un inglés, no es más que saber recoger una historia de otro y contársela a los demás) con sentido y rigor.
    De ahí mi preocupación, porque en el caso del LP es más incomprensible. Por apoyos que tiene el festival, porque es la tercera edición, por el volumen que tiene, por la relevancia de los implicados y sobretodo, por lo que tú dices, viendo las colas del CCCB yo me preguntaba: dónde están los periodistas. Una noticia tiene relevancia si la tiene para el lector. Las colas son prueba de ello. Un periodista si ve una cola, lo primero que hace es preguntar: ¿qué pasa? No sé si se entiende
    pd: y en esta deriva de romper la estructur del comment hacia el infinito comentar: En el último Escena Contemporánea, el crítico de la capital de danza, Roger Salas, se las veía negras por el continuo cercene de las críticas que mandaba a su periódico, El País. Lo que se publicaba llegaba a ser inentendible. Algo que me imagino debió desesperar a Salas. Y en lo que respecta a teatro, el único que se podría acercar con mirada inteligente al teatro de Escena Contemporánea, Javier Vallejo, también de El País, tan sólo sacó una crítica de una compañía polaca que quizá era de las apuestas más tradicionales del festival. De todo lo demás, silencio, de ese teatro que comenzó con Esteve y tiene una contaminación que ya es propia de la danza, la pintura y la performance, de un teatro donde se cuestiona la representación, el personaje, el texto, el autor y el conflicto como elementos cruciales del hecho escénico… silencio.
    Ahí están dos de las posturas posibles del presente de la crítica…

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