Je suis responsable

Día 14. Je suis responsable

Últimamente tenemos muy presente la figura de Salvador Allende. Probablemente por el cine de Patricio Guzmán, que estamos volviendo a ver este año.

De una manera extraña, y seguramente indirecta, nos ha dado mucho ánimo para imaginar y ejecutar Salvaje. Es una de esas figuras o episodios históricos, que siendo muy famosos son también muy desconocidos; y cuando te los encuentras de frente, sólo puedes preguntarte por qué no lo sabías antes, por qué no vivimos teniendo más en cuenta sucesos como este. Pero está claro, es imposible vivir con tantas muertes a la espalda, con tanto sinsentido. No podemos ni llegar a comprender lo que significan 800 personas naufragando en el Mediterráneo.

Pero sin tener la capacidad de llevar todo eso a la espalda, porque nos aplastaría, sí sabemos que somos responsables de cada acción que realizamos, como decía Godard, y no podemos evadir esa responsabilidad.

Por eso nos apela todavía Salvador Allende, sintiendo a la vez que el mundo al que habla no es el mundo que tenemos delante, o quizás precisamente por eso. Nos ayuda a recordar de algún modo quiénes fuimos, aunque fuera antes de nacer. En una conferencia en la Universidad de Guadalajara en México, habla sobre los profesionales de diferentes ámbitos. Y nosotros, aunque con profesión difusa, como «creadores escénicos», y aún con todo el ruido y la enorme distancia física y temporal, nos sentimos violentamente señalados.

«Hay muchos médicos que no comprenden que la salud se compra, y que hay miles y miles de hombres y mujeres que no pueden comprar la salud. De igual manera que hay maestros que no se inquietan porque haya también cientos y miles de niños jóvenes que no pueden entrar a las escuelas. Para que termine esta realidad brutal se requiere un profesional comprometido con el cambio social, se necesitan profesionales que no busquen engordar en los puestos públicos, en las capitales de nuestras patrias.»

Algo parecido debieron sentir en la sede de la ONU, los mandatarios del resto de países al escuchar este breve discurso de Allende. La ovación dura casi más que su intervención. Lo que da miedo es conocer cómo ha continuado la Historia. Y ahora lo sabemos, son aplausos más de lamento futuro que de compromiso real.

Uno de los documentos más increíbles de la historia, es este discurso de 6 minutos de duración en el que Allende, momentos antes de morir, negándose a abandonar la sede de gobierno mientras está siendo bombardeada, dice sus últimas palabras.

«Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una decisión moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.»

Todo esto nos ayuda para hacer Salvaje. En una suerte de «bibliografía utilizada».

Seguimos.