Entrevista a Élise Moreau y Noela Covelo Velasco

Élise Moreau y Noela Covelo Velasco presentan la muestra en proceso de Aplauso, vicio, 11 de diciembre en La Caldera dentro del Festival Sâlmon.

Fernando Gandasegui: Aplauso, vicio es un proyecto libremente derivado de La flauta mágica de Mozart, en el que os centráis en el personaje de La reina de la noche de la misma ópera. ¿Por qué decidís trabajar a partir de estos materiales? 

Élise Moreau: Empezamos apegadas a la ópera y al personaje, intentando acercarnos de distintas maneras, desde la textualidad o la gestualidad, como una forma de conocer las referencias para luego desprendernos de ellas y poder decidir cómo resuenan en nuestro propio trabajo. 
Igualmente hay una relación de amor/odio, de deseo y repudio hacia cómo se representan los materiales en la actualidad, sobre todo en lo concerniente a los binarismos de los que queremos huir. 
Al ser una obra de repertorio, hay muchas versiones del original. Nosotras partimos de la versión más clásica que puede presentarse en óperas, pero también de la de Fabià Puigserver que presentó en el Teatre Lliure en 1984. Allí ya hay un ejercicio de buscar una lectura personal de la obra que nos resultó inspirador. El estreno de La flauta mágica fue hace siglos, así que se agradece que otros artistas como Puigserver hayan acercado el referente o hecho de puente con la actualidad. 

Noela Covelo Velasco: El personaje de La reina de la noche tiene unas altas cargas específicas, pero no es el interés central de este trabajo. En su versión, Puigserver ya hace un ejercicio de perspectiva. En particular, sobre los propios mecanismos de la maquinaria operística, que es lo que a nosotras nos interesa. En La flauta mágica hay algo iconográfico, por lo menos en Europa, en cuanto a la facilidad de reconocerla. Esto es algo con lo que trabajamos. El movilizar una referencia que llegue a un amplio grupo de gente, para luego torcerla y llevarla a otro lugar. 

Élise Moreau: Volviendo a esa relación amor/odio, nos cuestionamos hasta qué punto queremos dar el caramelo de la referencia como se podría esperar, con virtuosismo y estética fácil de ver, o hacerlo desde otras estéticas a las que estamos más acostumbradas desde el campo experimental. A la vez, por mucho que nos interese el concepto y la abstracción, excita mucho imaginarse cantando el aria como una cantante de ópera. 

Noela Covelo Velasco: Nuestra vinculación con esta ópera va desde que Élise ha trabajado en óperas y fue a ver La flauta mágica en el Liceu saliendo con unas cuestiones abiertas, o yo que canto desde los 11 años. Conseguir cantar el aria Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen es como la consagración del saber cantar, entonces ya estás preparada para empezar una práctica de canto. 

Élise Moreau: La flauta mágica que vi en el Liceu era nada crítica con el contenido que propone la obra, como los binarismos entre bueno/malo, claro/oscuro, masculino/femenino que, aunque no queremos que se filtren en nuestro trabajo, tienen su sombra. Hay recursos puestos en reproducir algo que nos interesa, porque viene de nuestra historia artística europea, recursos que permiten una fantasía que nos interesa, pero nos preguntamos cómo acercarnos a ello y hacer genealogía desde nuestros intereses. 

Fernando Gandasegui: Decís que la obra indaga los mecanismos del género de la ópera desde una perspectiva artística experimental. ¿Cómo describís esa perspectiva experimental? ¿Qué operaciones lleváis a cabo sobre los materiales?

Noela Covelo Velasco: Primero, en relación a Puigserver, poniendo al mismo nivel todas las prácticas que forman parte del género ópera: vestuario, escenografía, iluminación, música, lírica, coreografía, etc. Por eso la ópera es el arte total. Lo interesante de la versión de Puigserver es que era escenógrafo, y ves cómo dirige la obra desde el espacio teatral. Rebaja las expectativas sobre quién y cómo canta la ópera, trabajando con actrices en vez de con cantantes de ópera, lo cual fue muy criticado por la prensa. 

Élise Moreau: En los mecanismos de la ópera hay muchos elementos, algunos vocales, pero sobre todo una máquina que incluye muchas personas, más o menos protagonistas o figurantes, centrales o periféricos, otros directamente están fuera, desde los roles técnicos a quien te toca para salir a escena o tiene que mover un líquido que imita al vino.
En la ópera, los mecanismos se sostienen a través del dinero o del virtuosismo, dos cosas que nosotras no tenemos, así que trabajamos con nuestros recursos desde la permeabilidad, desde el dejar que se vean. También jugamos con dar espacio a cuestiones que normalmente solo sostienen una acción principal, y ver qué pasa si se sustrae esa acción principal, o también hacer que la acción principal pase a un segundo plano. Uno de los referentes ha sido Veronique Doisneau de Jérôme Bel, en la que entre otras cosas, una bailarina llamada Veronique Doisneau baila lo que baila el cuerpo anónimo del ballet que nunca miramos, porque solo vemos el baile principal. La reina de la noche no existe sola en La flauta mágica sin la persona que le cose el vestido, ilumina la cara o hace la música para que cante. Los personajes no existen solos en la máquina operística.

Fernando Gandasegui: Para Aplauso, vicio habláis de tres conceptos clave a la hora de trabajar: artesanía, transparencia y fantasía precaria.  ¿Qué es la fantasía precaria y cómo se ve en esta obra en proceso? 

Noela Covelo Velasco: En relación a lo que dice Élise, la fantasía precaria serían las estrategias que permiten crear el ilusionismo de la ópera pero sin sus recursos. El resultado o la consecuencia en nuestro trabajo es que estamos haciendo uso de la imaginación como material escénico. 

Élise Moreau: Quien ve, tiene que completar lo que se propone. 

Fernando Gandasegui: ¿Cómo o de qué manera trabajáis la imaginación en escena? Sin duda está siendo uno de los grandes temas o modos de los últimos años. 

Élise Moreau: Desde lo concreto, proporcionando imágenes dentro de espacios vacíos que apelan a completar un concepto o una narrativa que no damos con claridad. Por ejemplo, estamos trabajando con el trampantojo visual como forma de crear cosas o hacer ocurrir cosas sin que sean reales. 

Noela Covelo Velasco: La aparición de la narrativa era importante para nosotras, que somos muy abstractas y opacas. Ahora estamos dejando entrar una narrativa que, aunque quebrada, permite imaginar. 

Élise Moreau: Hay algo obvio e infantil en la fantasía precaria, que es el permitirse la magia con pocas cosas. También es político el defender cierta clase de magia sin disponer de muchos recursos para crearla. 

Fernando Gandasegui: Noela Covelo Velasco, estudias diseño y moda, y tu práctica se centra tanto en la escultura como en la performatividad de la voz como materia, medio y espacio sonoro. Élise Moreau, te formas como bailarina y coreógrafa, desarrollando una práctica del cuerpo que desarrollas en solitario o en colectivo con Iniciativa Sexual Femenina. ¿Cómo os conocéis? ¿Por qué decidís trabajar juntas? ¿Cómo se imbrican vuestras prácticas en la creación de Aplauso, vicio?

Élise Moreau: Nos conocimos porque Noela y Víctor Ruiz Colomer hicieron el vestuario de Perpetua Felicidá, la segunda obra de Iniciativa Sexual Femenina. Nos caímos bien y empezamos a colaborar de distintas maneras. Para mí trabajamos juntas por la amistad y, en esta obra en particular, porque tenemos recursos muy complementarios. Hay mucho deseo de hacer cosas para las que no tenemos recursos. A mí me encantaría ser cantante lírica, o tú Noela has hecho gimnasia artística de niña y hay algo del virtuosismo que también te apela. 

Noela Covelo Velasco: Desde el principio hemos hecho un pacto de asimetrías, es decir, de ser conscientes de dónde viene cada una, de cuáles son sus recursos, de no intentar llegar a un punto al que no se pueda, pero ser a la vez insolentes con las disciplinas. 

Élise Moreau: La primera parte de la investigación consistió en entendernos, pero casi a un nivel lingüístico, entender qué es dramaturgia, imagen o material para la otra, porque aunque parezca que nuestros mundos están cercanos, en realidad hay muchas distancias. 

Noela Covelo Velasco: Esto dice mucho del contexto. En teoría todas somos artistas que queremos trabajar sin deber nada a la institución-disciplina, pero al final tenemos lenguajes disciplinados. Y ahora que hemos empezado a trabajar con colaboradoras, se ha visto aún más y multiplicado. 

Fernando Gandasegui: Reutilizando palabras que ya estáis poniendo en común, ¿podéis describir algo concreto de Aplauso, vicio? Por ejemplo, ¿cuál es la dramaturgia, cuáles son las imágenes de la obra, cómo es esa narrativa quebrada de este proyecto?

Élise Moreau: La obra aún está en proceso, por lo que las respuestas son provisionales. Hay dos grandes vías de trabajo que ya se van mezclando, aunque el deseo es que se acaben confundiendo. Una está más apegada a la referencia, en cuanto al sonido o cierta precisión a la hora de ejecutar, un tipo de presencia escénica más codificada… todo esto dialoga con otra vía más sucia en la que aparecemos más nosotras. 

Noela Covelo Velasco: Nosotras vamos apareciendo más como artistas y personas. Es quizás una parte más performativa y no tan teatral u operística. No queremos dualismos entre estas dos cuestiones. Pero sí es cierto que hay una parte más centrada en la maquinaria teatral, que hace uso de la narrativa, del clímax, la representación, o incluso de la caricatura y sabemos cómo se puede ir afinando. La otra consiste más en sostener, sobre esta última es difícil hablar, quizás no haya palabras concretas, para mí tiene que ver más con la escultura, con el vincularte con algo que la propia práctica te informa de lo que es. 

Fernando Gandasegui: Habéis estado de residencia en L’Estruch, Residencias Paraíso o La Caldera antes de esta muestra en proceso en La Caldera dentro del Festival Sâlmon. ¿Cómo ha ido transformándose la obra hasta esta muestra? 

Élise Moreau: Todas estas residencias no solo eran para hacer una obra, era investigación, la obra está llegando ahora. Tardamos en entender qué nos interesaba hacer y en qué contexto. La fase de investigación ha servido para multiplicar los deseos cada seis meses, luego elegir se complejiza porque los deseos son múltiples. En la residencia en La Caldera hemos empezado a entender qué puede ser la obra. 

Noela Covelo Velasco: La parte de la obra más guionizada, escrita o vinculada a la referencia, al principio era como la otra más abierta que identificaba antes con lo que le falta lenguaje, al probar cómo trasladar cuestiones de la ópera en forma de frases, títulos, estrategias o ejercicios que nos llevan a desarrollar un cuerpo o una voz que se han ido adhiriendo a la pieza. 

Élise Moreau: Hemos estado robando muchos elementos de la ópera. Lo bueno de trabajar con algo tan antiguo es que ya no hay derechos de autor, y poco a poco lo robado se ha ido transformando y haciendo nuestro. Creo que no se valora lo suficiente el tiempo sin trabajar a lo largo de un proceso. Entre residencia y residencia te olvidas de lo que habías hecho y puedes volver con otra cosa que ya no es lo mismo. 

Noela Covelo Velasco: En la obra hay una parte más vinculada a lo que un telón puede, y otra a lo que una boca puede.

Fernando Gandasegui: En esta fase de trabajo en La Caldera habéis sumado al trabajo a Carolina Campos, Víctor Ruiz Colomer y Julieta Ferrari. ¿Cómo se vinculan sus prácticas con la obra y qué clase de equipo conformáis?

Élise Moreau: Si hubiera que clasificar las cosas, Víctor se encarga del espacio, Julieta del sonido y Carolina de la acción performativa y la coreografía. Fue central a la hora de elegir al equipo el que pudieran ayudarnos a crear esa fantasía precaria, y trabajar por ejemplo el espacio con alguien que no hace escenografía ni diseño de luz, para precisamente pensar en cómo montar un teatro o escena en cualquier sitio. Víctor ha creado muchos espacios posibles para las fiestas en Foc durante los últimos años por ejemplo, es un artista visual que trabaja el espacio desde el sonido o la luz, creando las condiciones para hacer lugar. Tampoco hay tanta gente que lo pueda hacer todo. Carolina tiene mucha experiencia en acompañar proyectos, es casi una especialista o virtuosa en la materia. 

Noela Covelo Velasco: Todas son personas cercanas desde hace tiempo. Julieta no ha trabajado en escena, pero se ha dedicado mucho a la nocturnidad profesional como DJ, música y programadora de, entre otras cosas, Club Marabú, una de las fiestas más importantes de los últimos años en Barcelona. Además toca el violín, lo que supone para Élise y para mí la participación de otra persona con educación clásica que puede usar, aunque luego se dedique a la electrónica. Aun con las diferenciaciones, el trabajo se está haciendo de forma común, opinando todas de todas las partes. 

Fernando Gandasegui: ¿Cuándo tenéis pensado estrenar la obra? ¿Dónde os gustaría hacerlo? 

Élise Moreau: Si todo sale bien, se estrenará en otoño de 2026. Y aunque es una obra que puede presentarse en diversos espacios, nos gustaría que fuera en uno que no contenga las convenciones del teatro.  

Noela Covelo Velasco: También sería importante que fuera un espacio bastante grande, por trabajar el espacio vacío. 

Élise Moreau: Hay que potenciar la ausencia para abrir el hueco que tiene que rellenar quien vea la obra.

Imágenes de Sebastià Masramon y Rubén Vilanova

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