Día -18: De nuevo en los ensayos

Por fin, porque el tiempo sigue corriendo, hemos entrado en la sala de ensayo. Hemos inaugurado nuestra estancia en La Vilella. Acaba de empezar el trabajo que debería cohesionar todo el montaje.

Mis dudas en el momento de dirigir cualquier pieza, siempre empiezan igual. ¿Debo marcar los movimientos? ¿Debo dejar que la intuición de las actrices dibuje la escena por si sola? Si no los marco, las actrices se perderán, si no lo hago, ahogaré la verdad y en definitiva, la vida del montaje…

La realidad es que, al final, la decisión que tomé fue la de trabajar en profundidad el texto, descubriendo las capas, y sobretodo, las motivaciones de los personajes. Motivaciones que yo mismo, siendo el propio autor del texto, desconocía que pudieran existir. De esa forma, en su momento, dejamos de lado la puesta en escena para cuando entráramos en esta segunda parte de ensayos y nos dedicáramos, ahora sí, a organizar todo lo sucedido anteriormente.

Así que con la intención bien clara, hoy hemos vuelto a los ensayos.

A las 16:00 Arantxa y yo llegamos a La Vilella, donde Laura (la actriz, no la ayudante de dirección) ya nos espera. Montamos parte de la escenografia y comprobamos que la mesa sea suficientemente resistente para hacer todo lo que debemos hacer con ella. Después de tres respiraciones profundas que nos ayudan a concentrarnos y aterrizar en la sala de ensayo, empezamos el calentemiento. Algo de música suave para dejar mover el cuerpo y conectar con él.

He decidido que arrancaremos con la segunda de las cuatro partes que tiene el espectáculo. La primera, con muchos cambios y más teatral, la reservamos para cuando la BSO esté grabada y la iluminación más planificada. Vamos decidiendo los movimientos de la escena. Como no todo es blanco o negro, comienzo a darme cuenta de la necesidad de modificar algunas intenciones y reforzarlas con los movimientos de las actrices. El trabajo me satisface porque justamente la escena empieza a coger un tono mas compacto y solido. Sé que las actrices se sienten un poco raras, porque no estan acostumbradas a cortar y arrancar constantemente. Laura Mihon ya ha llegado de comprar una parte del atrezzo y los cuatro trabajamos hasta la media parte con algunos encalles en ciertos momentos, que se solventan con facilidad.

Fumados, meados y comidos, entramos otra vez en la sala para hacer un pase de todo lo construido hasta ahora y continuar. Llegamos a un punto complicado, un aparte en la trama y buscamos varias maneras de solucionarlo. Al final, después de varias propuestas técnicas que no acaban de cuajar, confío en que es más importante el estado anímico de los personajes y que el ritmo de la escena vendrá dado por si solo. Afinamos esos estados emocionales y “vualá!”, la escena funciona.

Se han hecho las 20:00 y dejamos la sala de ensayo satisfechos y con la sensación de tener mucho trabajo que hacer, y muy poco tiempo.

Terminamos la noche en el Lliure, que nos queda cerca, viendo a los buenos de Nao i Marcel y su propuesta de MAMMÓN. Mucha droga, muchas ganas de jugar, mezclado con un despliege de medios muy cuidado, que me hace dudar de si nuestra HISTORIA DE MI HUIDA, no será demasiado sobria.

Querida lectora… hasta mañana.

Adrià Olay, el director.

PD: Os dejo con una de tantas canciones que se escuchaban mientras el texto de Historia de mi huida se escribía.