El principio…

“Comprendo que en nuestro oficio, tanto si trabajamos en el teatro como si escribimos, lo principal no es la gloria, ni el brillo, todo eso con lo que yo soñaba, sino el saber soportar. Saber llevar tu cruz y creer. Yo creo que no siento ya tanto dolor, y cuando pienso en mi vocación no temo a la vida

Antón Chéjov La Gaviota

 ¿De dónde nace el teatro del desencanto?

Occidente se muere. A estas alturas del partido está afirmación  no debiera pillar por sorpresa a nadie. Estamos en guerra. Vivimos deprisa, ganamos dinero, lo gastamos, nos compramos tablets, iphones, o  cualquier  gilipollez que nos mantenga distraídos y que aplaque nuestro miedo a parar y ver. Salimos a la calle  y el volumen de información recibido nos convierte en zombies, no pensamos, ¿Para qué? Otro piensa por nosotros, Otro desea por nosotros, que maravillosas son las tiendas,  que maravillosa es la tecnología. La jodimos. En estos tiempos no hay espacio para la reflexión. Hemos perdido esa costumbre, entre otras muchas cosas.  Nos cogió la perra cantora. La historia nos ha pillado en falta. ¿Qué  hay de la Fé? Nos quedan un puñado películas , un puñado de obras de teatro, un puñado de libros o tal vez algún viejo amigo y ni siquiera eso.  ¿Y el compromiso? Somos hijos de un tiempo y estamos obligados a afrontar una serie de cuestiones importantes. La cultura  debiera estar al servicio de estas cuestiones.  Estos son los últimos días de la humanidad tal y como la conocemos. Nos perdimos. ¿Qué hacer? Abrir un hueco aunque sea a dentelladas para la reflexión y el pensamiento.  Para los artistas del cine y del teatro ya sean directores, actores, grandes teóricos, tenemos un legado y un tiempo. Sólo nosotros decidimos que hacer con él. Ojalá fuéramos más valientes y arriesgados y aprendamos a contar historias como si la vida nos fuera en ello, porque sinceramente creo que no hay otra manera de hacerlo. Basta de ser cobardes. Basta de mirar a otros tiempos. ¿Qué está pasando con las series y películas de época? ¿Por qué esta de moda? ¿Tanto miedo nos da mirar a nuestro propio tiempo como para tener que invertir auténticas millonadas en series de época?

Dicen que estamos en tiempos de crisis. Tiempos de crisis. Tiempos de cambio, viejos tiempos locos. Vengo pensando hace unos días donde queda todo esto del teatro. Toda esta gran e inmensa locura, ¿Qué tiene que decir en estos días?  Y él permanece mudo. ¿Qué tenemos que decir nosotros? Como dijo Rigola, el teatro se muere. La  famosa crisis aumenta y la lucha se antoja prácticamente insostenible.  Vivimos en la precariedad artística y tenemos la médula espinal rociada con historias incendiarias esperando a ser  contadas. Tenemos los ojos cansados, los oídos agrietados y las manos encalladas.

Sólo nos queda el escenario, tan sólo eso. Y no es poco para estos tiempos de locos en los que nadie da nada por nadie. Vendrán todos al teatro. Quedaremos con todos  nuestros fantasmas allí, y con los fantasmas de ustedes también. No lo duden. Vendrán todos, viejos amigos que nos traicionaron o que no supieron hacerlo mejor, nuevas amantes arrastrando la piel de las anteriores, amigos perdidos, mujeres perdidas, tardes calcinadas en el centro de Madrid en cualquier Café literario de moda,  y así siempre, siempre, siempre.

Quedan todos convocados.

Al final rebuznaremos por las calles a ritmo de Justin Bieber o cualquier otra mierda que nos pongan.  Ruido por la boca. Sin embargo dicen que ahora es cuando  nacen las grandes historias, porque las grandes historias nacen del fuego y ya estamos ardiendo, estamos todos haciendo crac…

Pero no se preocupen, el ser humano siempre se repone de este tipo de inconvenientes históricos y  la cultura con él. Nacerá un nuevo occidente  más devorador que nunca, nos dolerán los ojos al ver todo lo que hemos construido.

Y en ese momento nos reiremos todos, bailaremos hasta que nos  agotemos. Caminaremos completamente ciegos  y las noches arderán con un fuego tan puro que todo  se nos antojará terriblemente bello. Y el lenguaje será por fin una cáscara vacía  y las historias enmudecerán, cambiaremos los teatros por los McDonalds. Cambiaremos la noción  de placer. Engordaremos como vacas, hasta que reventemos todos. Y entonces se pondrá todo perdido.

Y Brecht no nos bastó,  Artaud no nos convenció y  Stannislavsky no nos funcionó.

Es hora de empezar…Franceses, todavía un esfuerzo más…

Ya lo decía el viejo Charles;

Si vas a intentarlo, hazlo hasta el final.

De lo contrario ni siquiera empieces.

Si vas vas a intentarlo, hazlo hasta el final.

Esto puede significar perder chicas, esposas,

parientes,trabajos e incluso tu sentido común.

Hazlo hasta el final.

Puede significar no comer nada en tres o cuatro dias,

puede significar helarte en el banco de un parque,

puede significar la cárcel, puede significar desprecio,

burla, aislamiento.

El aislamiento es el regalo.

Todo lo demás es un reto a tu resistencia,

a las ganas que tengas realmente de hacerlo.

Y lo harás a pesar del rechazo y de las peores posibilidades

y será mucho mejor de lo que puedas imaginar.

Si vas a intentarlo, hazlo hasta el final.

No hay sensación comparable. Estarás a solas con los dioses

y las noches se encenderán con fuego.

Hazlo, hazlo, hazlo, hazlo,

hasta el final, hasta el final.

Y cabalgarás la vida hacia la carcajada perfecta.

Es la única pelea que vale la pena. Ahí la tienes.

                  “Tira los dados” Charles Bukowski

Caminando hacia el grupo

Madrid, 10 de marzo de 2013. Un día que dura siglos.  Nace el teatro del desencanto como una respuesta creativa y artística ante la situación que estamos viviendo en  toda Europa.  Vivimos sostenidos por un sistema insostenible,   la cultura y el arte están siendo despojados de todo su valor. En vez de eso, tenemos a monigotes que nos gobiernan mientras a la vez nos roban la confianza  en nuestro propio futuro.  Porque considero que el arte verdadero es la única posibilidad de cambio el teatro del desencanto nace en  la calle.   Las historias, los personajes, el milagro del  hecho teatral , sucede  en las plazas y calles de nuestra ciudad.

Propongo un teatro cuya base sea la investigación y experimentación constante.

Propongo volver a ritualizar el teatro y ofrecerlo  como un acto público y sagrado.

Un acto del que   toda la ciudadanía se pueda beneficiar .

Propongo no depender de un sistema corrupto  y carcomido para tener la posibilidad de contar historias y actuar.

Propongo valentía y riesgo frente el acomodamiento y la sumisión.

Propongo arte ante la mentira y la indignación.

Propongo nuestros cuerpos como armas para contar historias.

Propongo   creatividad ante la imposibilidad.

Propongo hacer de una plaza un teatro., de un gesto una historia, y de un café  una sede.

Propongo ser contemporáneos tras percibir y respirar la oscuridad de nuestro tiempo.

Propongo hacer de la calle nuestro lugar de trabajo.

Nos llaman la generación sin futuro.  Nos han preparado desde niños para ser eficientes y  trabajar  de manera implacable.  Grandes carreras universitarias, idiomas, conocimiento que nos han vendido  para no poder usarlo. Nos convirtieron en máquinas  de eficacia , nos prometieron un futuro  con oportunidades.   Es el momento de ejercitar nuestro derecho  de mirar al futuro sin miedo y con tesón. Es el momento de construir desde la nada.

El actor

En esta vía de concesiones , el actor debe ofrecer

su ridículo,

su despojamiento,

su dignidad misma,

aparecer

desarmado,

fuera de la protección

de máscaras

falaces.

La realización de lo imposible

es la suprema fascinación del arte

y su más profundo secreto.

Más que un proceso,

es un acto

de la imaginación,

una decisión

violenta, espontánea

casi desesperada,

frente a la posibilidad súbita ,

absurda,

que escapa a nuestros sentidos,

risible.

Para suscitar un campo

de atracción

de lo imposible,

es necesaria una ingenua

falta de experiencia

y una disposición a la rebelión y la negación,

la resistencia , la inversión, la insatisfacción,

a un estado en que uno se mueve

alrededor del vacío absoluto.

¿Es necesario subrayar que ante todo

hay que tener sentido de lo imposible?

Fuera de este fenómeno,

extraño al sentido común,

no hay ningún desarrollo.

Tadeusz Kantor “El teatro de la muerte”

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