IPAM o Y…PAM!!!

En este punto estamos, el de salida. El dispositivo está preparado, se ha cocinado de forma colectiva. En este caso instituyendo a artistas y festivales a participar de forma proactiva en generar un discurso artístico, el relato que se quiere proponer a los festivales invitados.

Generando relaciones interinstitucionales entre administraciones públicas, artistas y colectivos se ha construido una suerte de propuesta, encuentro amable, distendido, con una tecnología del encuentro compleja que posibilita ir más allá de ver la obra. Un dispositivo que invita a conocer al artista a partir de otros ojos, los ojos de otr*s que ya se han comprometido a apoyarles – los festivales locales- pero también otr*s que han intentado buscar los puentes entre las prácticas de estos artistas- y no sólo su obra- y los otros festivales estatales e internacionales invitados.

Este relato se despliega en varios microrelatos con protagonistas diferentes reunidos entorno a afinidades (artísticas, de operatividad, de modos de hacer, de formas de producir y presentar y un largo o corto etc.) Cada uno de estos relatos funciona con independencia –mesas de trabajo- de los otros y está a expensas del hacer de todos-los que componen cada una de esas mesas: artistas, mediador*s y festivales. Esta vez las responsabilidades de que el dispositivo funcione o no son colectivas: administraciones, artistas y mediadores han tenido la oportunidad de generar nuevas formas de establecer relatos y relaciones, ahora toca la fase de ponerlas en juego y posteriormente valorar si han funcionado o no.

Celebramos la curadoría distribuida: los artistas han podido invitar a otros artistas, los festivales locales han propuesto a los artistas y/o colectivos con los que quieren operar al año siguiente, la institución ha buscado las afinidades para establecer las mesas de trabajo e invitado a festivales y a los mediadores, cuya responsabilidad en el tablero no es poca. Leer más allá de lo obvio y entretejer posibles vínculos es su labor. Un trabajo en el que la sensibilidad es, sin duda, la herramienta. La capacidad de ver más allá de lo que está a la vista, de encontrar caminos invisibles.

El cuadro de invitados tejido cómo si de una agencia matrimonial se tratase me consta que se ha buscado con mimo, casi buscando la horma para cada zapato haciendo una labor de encaje de bolillos.

En los últimos meses hemos realizado toda una serie de encuentros en el estado y a nivel internacional, en todos ellos hay varias ideas que los atravesaron como una suerte de mantras, que se sugiere, han de estar presentes en las prácticas vinculadas a las artes vivas hoy:

  • Las micropolíticas locales
  • La programación expandida
  • Las prácticas instituyentes
  • Introducir a los artistas en los lugares de toma de decisión

Si analizamos muy por encima la propuesta del IPAM podemos concluir que las ponen en práctica en mayor o menor medida.

Trabajan desde la micropolítica de lo local, ya que el punto de partida de la curadoría está en los festivales locales que se comprometen con un artista para coproducir un proyecto para el año 2015.

Operan no sólo desde el mostrar la obra del artista sino que justamente el foco está en desplegar una serie de mesas de trabajo que permiten conocer de modo más profundo la práctica del artista, a través de su propia mirada, la del festival que lo apoya y la mirada del mediad*r.

Se instituyen artistas y festivales para tomar decisiones fundamentales dentro de la organización desde el principio.

L*s artistas ocupan un lugar relevante durante todo el proceso en la toma de decisiones generales además de ser parte fundamental de la curadoría al proponer cada un* de ell*s a otr*s artistas.

Natalia Balseiro