#2 ¿Qué es el arte?

Pues eso me gustaría a mi saber, en ocasiones lo intuyo e incluso, a veces, lo puedo ver y reconocer, hasta sentirlo en mis propias carnes pero no soy muy capaz de explicar esas experiencias con palabras, por eso, a cambio, os voy a contar otra historia. Hay momentos en los que me siento el puto amo. Muchas veces esta sensación aparece en los andenes de las estaciones de trenes, metros o similares. Cuando somos jóvenes, adquirimos costumbres que nos hacen creer que somos más molones y chungos pero luego resulta que no. Esta historia se trata de una de esas costumbres. Volviendo el hilo de la cuestión, allí estoy yo esperando al tren, «bailandando» (palabra que me acabo de inventar para designar la acción de andar mientras se baila la canción que suena en los cascos). Me suele gustar recorrer el anden de arriba a abajo si el tren tarda mucho y al mismo tiempo, escupo. Si, escupo, como en este blog, escupo saliva o lo que venga y cuando «bailoando» en la estación en vez de dirigir el escupitajo hacia vosotros, lo dirijo hacia el anden. ¿Y cual es el gol? Os preguntareis. ¿Pues cuál va a ser? ¡Darle al puto rail! ¡Si! ¡Qué sensación! Andando como el más chulo por la estación a tu bola, lanzas un gapo hacia las vías sin ni siquiera tener contacto visual con el rail, te asomas, y ¡ZAAAAS! En todo el centro. De verdad, es una sensación de grandeza inigualable. Incluso me ha llegado a pasar de clavar dos seguidos, uno en cada vía, a la primera, sin dudarlo ni pensármelo dos veces. Cuando esto sucede, siempre pienso que pasará algo grandioso ese día, que triunfaré esa noche, que me llamarán para un curro, yo que se ¡¡algo grande!! Aunque al final siempre me vuelvo a casa solo, como siempre, pero que me quiten lo bailao, nunca mejor dicho.

Os recomiendo la práctica del «baileandado», se que muchos y muchas os hacéis creer que no sabéis o que no tenéis tiempo para bailar, pero son todo mentiras. Un día sin bailar es un día perdido y el que quiere hacer algo, encuentra la manera; el que no quiere, encuentra la excusa. Como la mía para hablar de todo menos de arte, aun que clavar un lapo en el rail del metro sin mirar… ¡Ojo, qué no es moco de pavo! ¡Es moco de Frutota Total!

Tengo que cerrar esta entrada con algo especial. Yo no se qué es el arte como os he dicho pero se de unos chavales que tampoco lo saben. Son tres pringaos muriéndose de frío, Elenigmadelafruta se hacen llamar, menudos primos.

 

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