critica Butterfly:
Diario de Sevilla / 6 diciembre 2008
Un mundo de partículas en conexión
ROSALÍA GÓMEZ |
Un gran espacio rectangular dividido en diez casillas numeradas sirve de base a la última propuesta de la creadora catalana Mercedes Boronat. Una propuesta en la que, como todas, el ser humano, frágil o poderoso, lleno de energía o en estado de hibernación, según los momentos de su itinerario vital, es el centro absoluto. Por eso no se puede hablar de un lenguaje dancístico concreto o de una coreografía en el sentido clásico del término. Hay, a pesar de todo, un claro recorrido de cada uno de los bailarines -cuatro mujeres y dos hombres- que empieza en su interior, en sus miedos o en esos límites que no vemos, para salir luego, atravesar su propia casilla e incluso relacionarse con los demás. Y a cada paso: una transformación, una metamorfosis y una piel seca olvidada detrás. De pronto, es como si pudieramos observar las celdas de un panal, o los miniapartamentos de los edificios japoneses para los obreros. Mucha vida en simultáneo, muchas situaciones que obligan a la elección.
Además de la música, que cada uno interpreta con su propia energía, son los objetos los que teatralizan, los que cuentan: pelucas, bolsos, unos zapatos de tacón en unas piernas de hombre…
Un interesante trabajo de improvisación sobre los millones de partículas de vida que componen -que componemos- el universo.