PACO DE LA ZARANDA Y LOS ZAPATOS

Entrevista con Paco de la Zaranda
“La puerta estrecha”, Cia Inestable de la Andalucía Baja
Publicado en La Razón el 26 de oct. del 2000 (Fest. de Cádiz)

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Recupero esta entrevista por varias razones, sobre todo por lo que dice Paco Sánchez. Recuerdo varias cosas: no conocía a Paco, que para empezar me dijo que fuésemos a un restaurante de la playa de Cádiz que él sabía, que me invitaba a una ración de gambas a condición de que le sacara con foto y por lo menos a cuatro columnas. Recuerdo también que en mitad de la entrevista me acusó de traicionero, ante mi asombro me dijo que dónde estaba el lápiz, que cualquier periodista que se preciase trabajaba con lápiz, y que qué era esa maquina que había encima de la mesa. Acto seguido, cogio la grabadora y la tiro con todas sus fuerzas a la arena de la playa. Yo periodista bisoño, atribulado pero muy serio, me levanté, fui a por la grabadora, volví y seguí. Una última cosa: me hizo prometer que en el pie de foto pondria: “Paco de la Zaranda invocando al gran Carlos Edmundo de Orydesde la playa de Cádiz, la tierra de su niñez”. No pudo ser, no entendían. Por justicia quede aquí.

PACO DE LA ZARANDA: “UN PÚBLICO CON LOS ZAPATOS SUCIOS NO PUEDE SER UN BUEN PÚBLICO JAMÁS UN BUEN PÚBLICO”

Una de las compañías españolas más arriesgadas llega al Festival de Cádiz con su último montaje.

Tiene el pelo desajustado, el verbo rápido, y no deja reflexión entre frase y salmo. Paco de la Zaranda y su «compañía inestable de Andalucía la Baja», que así se hacen llamar, presentaron en el Festival Iberoamericano de Cádiz «La puerta estrecha», un poético viaje a los infiernos que se representa hasta hoy en Cádiz, donde ha dejado helado al público, y que mañana visitará Segovia. Y después Badajoz, San Sebastián… Paco no deja títere con cabeza en esta atípica entrevista. Habla del gran éxito de La Zaranda en Iberoamérica, de los medios de información, de los críticos… hasta de zapatos.

Fiel a su poesía Paco y la Zaranda,o la Zaranda y Paco, tienen el escenario montado en ellos mismos. Siempre se les puede encontrar apegados a un licor vasodilatador y a un compañero de aventura en la baira del Festival. Allí montan performances, filosofean y conspiran para que un día los partidos políticos se conviertan en enteros poéticos. Sus palabras, dichas en tono de guasa y sin darles importancia, no tienen desperdicio y acaban por envolvernos en un profundo sentir andaluz, mezcla de fe y paciencia. Su reacción primera ante los periódicos, monstruos modernos que se alimentan sin parar de información, y los periodistas es directa.

-No leo periódicos. No me informo, soy un hombre sin información y sin opinión, dos cosas necesarias para hacer teatro. Para ser actor hay dos cuestiones importantes. Una, no tener personalidad. Dos, estar amargado, pero estar amargado con postura, que requiere talento. Está el amargado pasivo o el del codo en la mesa, y luego el amargado de Strassberg, que es un tipo curioso. Un actor no puede pensar, es pura inspiración; cuanto más sabe, peor, el actor que sabe no sabe nada.

El principio del fin

-Carmen Sampalo (primera actriz con la que la compañía trabaja desde su primer montaje, «María Meneo») ha sido la impulsora de esta obra…

-Ella ha sido la justificación para seguir teniendo las ilusiones intactas, porque en estos tiempos en los que vivimos… No, mejor dicho, en esta mierda de mundo donde yo existo o donde creo que estoy muriéndome, es difícil mantenerla. Cuando naces estás condenado a muerte, y si no te defiendes, te matan antes de tiempo; hay que estar dando el coñazo hasta el final, aplazando, aplazando…

-La inocencia de Sampalo, La Calaca, la niña de la que sólo quedarán los despojos después de transitar por un mundo lleno de brujas goyescas y corazones ahogados, es la otra columna de «La puerta…» ¿Qué es la inocencia para La Zaranda?

-El principio del final. La inocencia está en el pico del buitre que  el hígado de Prometeo,  porque no era consciente. ¿Qué culpa tiene el alcohol de que seas borracho? El niño no sabe que va a morir, y La Zaranda tiene los huevos de poseer la inocencia intacta, porque en el teatro «no hecho» está el verdadero, todo teatro que se hace ya no es buen teatro, lo mejor es lo que quedó por hacer.

-Es decir, que el éxito de «La puerta estrecha» está en lo que no se hizo.

-El teatro no tiene ni éxitos ni fracasos, todo el que cree en éxitos y fracasos es un mediocre,  hay que creer en la Virgen del Carmen, algo importantísimo para hacer teatro.

-¿Es usted un hombre religioso?

-Hay algo que no me gusta y es no ser respetuoso con los santos. Hago teatro por la gracia de Dios, hago teatro para el espectador que va al teatro con alma. Mi teatro es sinrazón. Ante Dios me arrodillo, y ante los hombres estoy de pie. Hablar de teatro nada más que lo pueden hacer los sinvergüenzas, un hombre no puede hablar de teatro, un hombre vive el teatro, yo no hablo de la vida, yo vivo. Un buen periodista escribe, recoge el instante. La información me parece demencial. A la gente hay que darle las cosas mascadas…

Desde Iberoamérica

-La Zaranda ha tenido una gran proyección en Iberoamérica, más que en España. ¿Para cuando Madrid?

-Mi padre me decía: «Paco, pase lo que pase, lleva los zapatos limpios. Si llevas los zapatos limpios no te puede pasar nada». Cuando voy por Madrid, miro los zapatos de la gente, nadie los lleva limpios. Pero en Iberoamérica los llevan impolutos. Un público de zapatos sucios no puede ser un buen público. Que le den por saco a Madrid, a La Zaranda le interesa el espectador con alma. Me pregunto por qué hago teatro, y el público no debe parar de preguntarse por qué va al teatro.

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2 Responses to PACO DE LA ZARANDA Y LOS ZAPATOS

  1. Pingback: 2ª COMIDA LP | Pablo Caruana

  2. Novedades says:

    Muy interesante! Paco siempre con algo interesante que decir. Un saludo

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