Mundo verde

Acaba de salir el primer número del fanzine Green day editado por el nyamnyam de Ariadna Rodríguez e Iñaki Álvarez.

Fanzine Green day de Nyam Nyam

Me siento honrado de que me hayan invitado a firmar el texto central del fanzine, que os copio más abajo. El primer número está dedicado al pesto. Hay recetas de platos con pesto y fotos de Jaume Parera de todo el proceso de elaboración de la salsa pesto que el nyamnyam ha creado para la ocasión con Aurora del Camp, colaboradores suyos que les proveen de las verduras que utilizan para cocinar desde su huerto del Masnou. El diseño es de Albert Cano de adicciones porquesí.

El nyamnyam es un espacio de Poblenou que mezcla arte y gastronomía en eventos puntuales. Además de que te traen un sabroso menú semanal a casa o al trabajo, si se lo pides. A mí me han pagado así, con ese menú, y doy fe de que está para chuparse los dedos. Si me diesen de comer así por cada artículo que escribo no me lo pensaría dos veces. Merece la pena seguir al nyamnyam de cerca. El día 14 de diciembre presentan la nueva temporada, para la que han liado ya a Aimar Perez Galí, Cris Blanco, Marc Vives y el Conde de Torrefiel, entre otros. Por supuesto la presentación será al estilo nyamnyam, desde la hora del vermut y hasta que se acabe la comida o el hambre. El nyamnyam se caracteriza, a parte de por su buen gusto artístico y gastronómico, por dar de comer y de beber muy rico y a muy buen precio. Pero en esta ocasión, además, es gratis.

Mi texto se titula Mundo verde en homenaje a un tema del inconmensurable grupo gallego Fluzo. Un tema que también suena al inicio de Community Master, la tercera temporada de Master. A los que hayáis escuchado ese programa de radio también os sonarán alguna de las ocurrencias de este texto, en el que hablo de Santa Coloma de Gramenet y el río Besòs pero también de Vázquez Montalbán y Carvalho y de lo que tienen en común los gallegos y los sicilianos. Sin más rollos aquí os dejo el texto.

MUNDO VERDE

Juraría que Manuel Vázquez Montalbán escribió en alguna parte que Catalunya será charnega o no será. El charnego Vázquez Montalbán ya no está con nosotros para que él o su detective Carvalho puedan iluminarnos y mostrarnos el camino. El ayuntamiento de Barcelona le homenajea poniendo su nombre a la plaza más chunga que han podido encontrar en el barrio que le vio nacer y crecer: el Barrio Chino. Una plaza que tiene todos los ingredientes de todo lo que él combatió en vida. Hay homenajes que se parecen más a puñaladas por la espalda que a otra cosa. Vázquez Montalbán y Carvalho son charnegos de origen gallego, como yo. En vez de nacer en el Chino, donde vivo desde hace casi 10 años, yo nací en Santa Coloma de Gramenet. Santaco, durante un corto pero apasionante tiempo conocida también como Gramenet del Besòs, es la ciudad europea peor construida de la historia. En los ochenta decían que en las universidades japonesas estudiaban el modelo urbanístico de mi ciudad para mostrar qué es lo que nunca se debe hacer. Cuando ves fotos antiguas de Santa Coloma ves montañas, intuyes verde por todas partes (digo intuyes porque las fotos de esos años son en blanco y negro) y el discurrir de la naturaleza sólo se ve interrumpido muy de vez en cuando por alguna que otra masía. Dicen que la gente cazaba jabalíes al lado del río. Eso se acabó en los sesenta, cuando la gente de bien del país decidió hacer su agosto en pleno desarrollismo franquista construyendo pisos para vendérselos a futuros padres de charnegos, sin respetar nada, sin respetar ni siquiera las montañas en las que los íberos hace 3.500 años se establecieron en idílicos poblados que miraban al mar. Los constructores lo destrozaron todo y les dejaron a los empresarios la tarea de convertir el río Besòs en el río más contaminado de Europa. De ahí la canción que mis compañeros de colegio y yo cantábamos al cruzar el puente cuando volvíamos de excursión en autocar. Decía así: Respirar / ha ha / a todo pulmón / ha ha / la mierda que sale del fondo del agua del río Besòs / ha ha. Aún y así, yo he vivido rodeado de verde. El balcón de mi casa daba a la montaña desde donde los íberos veían el mar. Desde el balcón, a lo lejos, podía ver la torre Pallaresa que da nombre a mi calle, una preciosa construcción de estilo gótico-renacentista del siglo XVI rodeada de bosque. Y delante de casa estaban las casas de los vecinos de Santa Coloma de toda la vida, con sus huertos en la parte de atrás, a quienes comprábamos la fruta y verdura que comíamos en casa. Una familia gallega tiene que tener siempre la nevera llena, esto es así. Pero a pesar de estos detalles verdes, el contraste entre mi ciudad en el estado en el que me la encontré al nacer y la aldea gallega de donde proviene mi familia era algo para volverse bastante loco. La aldea de mis padres es un desparrame de casas de piedra que cuelgan en un desfiladero que da al cañón de un río por donde aún nadan las nutrias. A pesar del tópico del clima gallego la aldea es una especie de vergel conocido por su fruta, gracias a un microclima que le da un toque casi mediterráneo. Me niego a dar su nombre y su ubicación porque sospecho que un día se enterarán los alemanes y se acabará el chollo. A la gente de allí lo que le preocupa es que la aldea se queme o se muera porque ya sólo viven ahí una docena de personas. A mí me preocupa más que vengan los alemanes y la cosa se convierta en una mierda de turismo rural para modernos con pasta. Allí he tenido la gran suerte de experimentar lo que el inclasificable grupo de música Fluzo llama Mundo verde. Os recomiendo esa canción. Traducida al castellano, hay un trozo que dice así: muchos pringados e ignorantes hablan de otros lugares / donde llueve vino y vives en un orgasmo continuo / el brillo de las luces cegó sus ojos / ellos son los que no tienen cojones / me mojo los pies todos los días y las flemas son mis tags / expandiendo mis conceptos / como un ángel que escupe mierda / la hierba con el rocío / calmará las plantas de nuestros pies / antes que todo somos compañeros de viaje / nadie puede comprar el aire / todo estará ardiendo / no quiero moverme hasta que todo caiga y muera / decadentemente / pasar por encima de la ceniza pisar la mierda moderna / que nos cagan encima hombres de traje elegante / macDonalds o Burger King elige tu futuro / están por todas partes quieren comerlo todo / hoy que todavía anda despacio / que podemos disfrutar de lo que nos regala la tierra / respira mundo verde no remolinos de arena / que llueva que llueva / yo soy feliz siendo triste / “vamos a la pulpería porque creemos en la libertad”. Siempre he pensado que ver comer a mi familia gallega al completo es como ver comer a una familia siciliana. Si cambias el italiano por el gallego y el pesto por el pimentón el resto, más o menos, es lo mismo. Pero ahora acabo de descubrir que el pesto siciliano o pesto trapanés, llamado mataroccu en Marsala, lleva tomate y apio y es ¡de color rojo! Manda carallo.

El primer número del fanzine Green day vale 2€ y lo podéis conseguir escribiendo a espai[arroba]nyamnyam.net

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