Tras El Conde antes de Emilio

Día 27. Tras El Conde antes de Emilio

Día intenso ayer, se nos hizo de noche muy rápido hablando y hablando sobre lo que había pensado, sobre lo que significa hacer esto. Cada día están pasando muchas cosas que poco a poco iremos comprendiendo.

 

Mario Zamora

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Víctor Moreno

Fernanda Orazi

Mientras estoy ahí, en la cancha de baloncesto de San Cristóbal, veo a toda esa gente, gente a la que veo mucho, gente que se parece a la que veo mucho y gente que no veo casi nunca, tal vez nunca. Gente con la que no nos vemos nunca pero ahora estamos todos juntos viendo un partido de baloncesto con unos cascos por los cuales nos llega una voz, a todos la misma, que nos cuenta cosas que piensa, y tengo un deja vu… ¿Quién es esa voz? ¿Es el artista? ¿Me habla un artista? ¿Qué es un artista?

Llega el momento en que la voz empieza a hablar de cierto tipo de cansancio y empiezo a tratar de imaginar el cansancio de cada uno de los que estamos ahí, y empiezo a tratar de imaginar de qué manera cada uno de ellos, de los que están ahí, se sobrepone al cansancio (porque me cuesta pensar en el mío), pero también empiezo a pensar que quizá, ese cansancio del que habla la obra y yo creo entender, no sea un cansancio que experimentamos todos los que estamos ahí, o al menos no así, no en ese modo de enunciarlo, de traerlo al lenguaje, porque la vida se nos ha presentado de formas muy diferentes, no sé… decido preferir no perderme ahí y empezar a imaginar partiendo de esta hipótesis: «A todos los que estamos aquí no ha pasado algo así, sino igual, parecido”.

Y ahora me imagino que ese cansancio que la voz dice que aparece en la adolescencia, a los 14 años,  y que no es más que el principio de una cadena de cansancios acumulativos, es un cansancio al que ahora mismo me gustaría honrar, o haber honrado en su momento, cuando era propicio. Honrar dándole un lugar, afirmándolo. Pero no me hubiera gustado afirmarlo en cualquier circunstancia, me hubiera gustado hacerlo en la medida en que lo hubiésemos afirmado todos juntos y al mismo tiempo, porque al pensarlo ahora, lo imagino como un tremendo gesto colectivo en resistencia a esa «realización personal» , de la que ya estamos hechos. Pienso ahora: ¿y si fuera justo ahí, en la gestión individual de ese cansancio, en la que se forja eso que llamamos «la personalidad» y hace diferencia a la hora de dejar para siempre a unos y otros en desigualdad de condiciones?  Porque hemos aprendido muy bien que hay buenas y malas» gestiones de  ese cansancio, más o menos eficaces a la hora  alcanzar esa felicidad prometida. Anoche, buscando, puse en google: «observen cómo el cansancio derrota al pensamiento», apareció entre las diferentes referencias a la obra un título que rezaba «SUPERA EL CANSANCIO», me morí de cansancio de solo imaginarlo…

Y sigo imaginando: si hubiéramos estado juntos, si nos hubiésemos acercado a estar cansados  junto a otros, si hubiésemos permanecido ahí, tal vez habríamos pensado otras cosas, propias de ese cansancio. Cuando ese cansancio se experimenta en soledad es normal que sea horrible, puesto que solo puede estar en conflicto con la idea de que uno no debería estar cansado. Como el dolor de espalda. ¿Se dieron cuenta de que nos duele la espalda mucho y mal a casi todos en algún momento de la vida y que cuando empieza ya no acaba más? Yo ya he decidido que ese dolor de espaldas no es mío, es un dolor de espaldas humano. Y pienso ahora, que ese cansancio tal vez es un malestar, el malestar en el mundo en cada vida individual. Un cansancio de todos al mismo tiempo,  tal vez sea un gran gesto de coraje colectivo «permanece ahí» «permanezcamos aqui, estamos juntos». Que pudiera juntarnos como parece que solo el dolor real puede hacerlo, Que pudiera dejar de ser un problema individual, un peso individual que arrastrar hacia el mundo como mejor pueda cada uno y que pase a ser la afirmación, la afirmación, la primera «somos». A medida que lo voy imaginando me viene un cansancio brutal y no tengo a quien juntarme en mi casa de «persona que vive sola y supera el cansancio cada vez para poder seguir viviendo sola”.

El problema con el cansancio es la resistencia a él. El problema con la muerte es la resistencia a ella.

Ay, me lo sigo imaginando y pienso en una nueva idea de felicidad: «La felicidad es estar lo suficientemente cansados y juntos”.

 

Candela Recio

Segundo día de «Salvaje», con el coro de San Cristóbal y El Conde de Torrefiel arrasando.

En esta jornada se ha acercado mucha más gente del barrio, a preguntar y a interesarse por la que se estaba liando.

Cuando estaban montando en la pista, con todos los cascos en el suelo, se acercó un chico y preguntó: «Oye, ¿aquí qué estáis haciendo? ¿vendéis cascos?»

Lo curioso, es que después de explicarle que era un festival de teatro, este chico apareció con unos cuantos amigos para ver la obra.

El coro estuvo genial, e hizo que las personas del barrio mayores se acercasen y luego se quedaron a ver la obra.

Otra cosa graciosa es que una señora preguntó: «¿Pa’ qué son los cascos?»,- y le respondieron: «es contemporáneo»- y dijo- «ah vale, pues quiero unos».

La obra fue bastante acogedora, hablaré de ella en dos partes.

El baloncesto: el público empezó sin atender demasiado, pero según iba avanzando quería unirse y jugar. Al principio, en mi opinión, las posturas y el calentamiento fueron bastante especiales. En cuanto al partido, el equipo local les dio un buen repaso a la compañía.

El texto: he estado toda la noche pensando qué podía decir de él. Para mí fue como un bombardeo de ideas. Si intentabas pensar en todas y detenerte en cada una, te perdías y te agotabas. En mi opinión, merece la pena escucharlo varias veces.

Quería mencionar a un hombre bastante simpático y peculiar, que no se daba cuenta de que era una función e intentaba que le pasasen la pelota. Cuando acabó, se puso a hacer trucos de baloncesto para que la gente le aplaudiese; la verdad, es que controlaba bastante.

La limonada fue la guinda final para sacarle una sonrisa a todos.

Candela

 

Txelo Terriza

Segundo día y me sigo sorprendiendo. Por lo original del espectáculo, me ha parecido diferente a la obra de ayer, que por cierto fue una gran experiencia, en la que me divertí pero a la vez pasé por diferentes sentimientos.

Me siento sobre todo agradecida de poder participar como vecina del barrio en un evento como este y animo a todos los vecinos de San Cristóbal a que participen mañana ya que es el último día.

El sentimiento que me ha transmitido lo que he visto hoy es que la vida es un juego, y que tu juego cambia dependiendo de las decisiones que tomes.

La obra me parece original y reflexiva.

Mi enhorabuena al grupo coral del colegio Sagunto, han estado geniales.

P.D: la limonada estaba buenísima.

 

Ángel Luis de Felipe

Ayer estuve viendo un partido de baloncesto mientras me metí en un diálogo, convenientemente aislado del ruido de la pista de deporte por unos cascos, que me hacían llegar ese diálogo, a veces monólogo, a veces entrevista, muy dinámico. Surgió la necesidad de llegar al fondo, a la verdad de las cosas, de España, de la derrota en la vida, de su fraude, de muchas cosas, mientras tres jóvenes contra otros tres peleaban por un balón y una canasta. Podían ser una respuesta, o no. La relación entre texto y contexto, entre el juego, el diálogo externo y el mío propio podían confluir o alejarse, como los árboles que nos rodeaban y que aparecieron, ellos también, en el misterio del teatro. Maravillas del teatro en la plaza.

Me siento igual cuando voy a la piscina, y después de nadar de forma automática durante cuarenta minutos empiezan a surgirte las mejores ideas en relación a los problemas en los que estabas atorado. Y sigues nadando, claro, consciente de que tu alma nada fuera de tu cuerpo. De la misma forma que, en mitad de una fiesta abundante en gente, estímulos, plena, te arrebatan tus pensamientos, incluso obsesivamente y de forma increíblemente lúcida, como ayer, y te encuentras en un mundo paralelo en momentos que llegan, no los puedes provocar, en un nirvana de purificación.

La necesidad de verdad aparece en lucha, como en la pista deportiva, en la persona que pregunta, en la persona que responde, en mí, casi de forma profética, a calzón quitado, pero como en vaivén, como cuando un equipo gana y empieza a perder y vuelve a retomar la victoria dejándose la piel. Aparece también desde convencionalismos y tópicos donde también podemos reconocernos, forman parte de la lucha del pensamiento.

En esa lucha aparecen unos temas que aparecieron en «Dominio Público» y que me hicieron sentir como si me hicieran vudú en una cebolla, y yo fuera esa cebolla, en mis capas y en mis raíces. Ideas que aparecen en metáforas cercanas, bellas, cercanas como un poema de Gloria Fuertes, pero con sabor a comida con moho, daños cerebrales, cáncer, y unos sonidos (que te elevan aún más en ese registro de distancia con tu contexto, entre lo que oyes y ves) con olor a grito y a campana.

Fatalista, ayer sentí, de sentir, que la Historia es circular y el error y el mal se repiten en la Historia y en la de cada familia y en cada adolescente y en cada ciudad. Me pregunté nuevamente qué personas y por qué deciden ir a vivir y trabajar en San Xtóbal. , aunque ya estaba cansado de preguntármelo pero aún en mi derrota sé que no debo dejar de preguntármelo, como no dejan de hacerlo las entidades que ayer hicieron todo para que » Observen…» ( eso es, observar) llegara a mi barrio de toda la vida. Gracias. Buenas preguntas.

En esta tensión entre texto y contexto aparece un elemento que puede tener sentido desde el más absoluto disfrute, que lo hay: el Coro Juvenil Sagunto. Después de todo, el número 3 es la expresión del arte, la sociabilidad, la simpatía, comunicación, incansable optimismo, disfrute de la vida, del buen amante. La música resonaba por algo, para curar el cansancio, y seguir haciéndonos preguntas.

PD: En la Historia del Mundo también se repiten cosas buenas, lo acabo de pensar.

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