Este año para el Festival Grec de Barcelona, La Caldera propone dos piezas escénicas resultantes de proyectos que han estado en residencia en La Caldera. El 14 y 15 de julio se presenta Tengo un problema contemporáneo de Bea Fernández y Carmelo Salazar. El 21 y 22 de julio, Celebration. Un ball parlat de Montse Colomé.
Son dos propuestas que, a pesar de ser muy diferentes a nivel de manifestación escénica, llegan en ambos casos después de una larga trayectoria profesional relacionada con la danza y con el cuerpo en los escenarios, y que son el resultante de esta misma experiencia. Montse Colomé lleva a escena esta vivencia como una celebración mientras que Carmelo Salazar y Bea Fernández utilizan un dispositivo escénico que lo pone todo en cuestión.
A través de varios estudios de movimiento y discurso independientes, esta propuesta especula sobre el trabajo presencial de los intérpretes, duda del sentido de la escena y huye del concepto de espectáculo.
El discurso o pensamiento que se pretende introducir desde el cuerpo y la palabra atiende a lo particular del trabajo presencial en la escena como intérpretes y artistas, razonando y accionando desde la idea de que no tenemos o no podemos compartir nuestro presente contemporáneo y sí una realidad extemporánea.
Este trabajo pretende generar una suerte de contexto coreográfico donde, a través de las figuras ficcionadas de los intérpretes, se intenta acercar al espectador a una serie de paradojas que acompañan o definen el propio hecho artístico: la dificultad de una profesión, el aislamiento creativo del artista, el sentido de la escena, la idea de reproducción, de la simplicidad o complejidad de construir con movimientos, de su fidelidad o no a la realidad…
Tengo un problema contemporáneo plantea un cuerpo y un discurso especulativos, donde se explica lo que es esta pieza y, a partir de las posibilidades e imposibilidades de llevarla a cabo, habla de su presente cultural, habla de que tiene un problema contemporáneo porque entiende que lo que hace no es arte contemporáneo sino su resultado. Esta extemporaneidad, este lugar fuera de lugar es la idea y el campo de acción donde los performers sostienen la imposibilidad de escaparse de la historia porque lo que hacen es, también, historia.
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Sesenta años en danza. En pocas palabras, es lo que celebra una coreógrafa y bailarina barcelonesa que ahora conmemora con el público seis décadas de movimiento.
Montse Colomé se plantea este baile hablado como una celebración, un espectáculo o una fiesta, en el que poder compartir sus vivencias con el público a su lado, bailando con ella, acompañándola bailando, que es lo que más ha hecho a lo largo de su vida. Por eso el título de la pieza: Celebration. Una celebración de sesenta años bailando y trabajando en el campo de las artes escénicas.
Nació en Barcelona en febrero de 1956. En su familia materna había muchos bailarines y bailarinas y su hermano fue músico y diplomático y escribió libros de danza; por lo tanto su entorno familiar propició que se pusiera a bailar con solo cinco años.
Se diplomó en danza española en el Instituto del Teatro y en 1979 voló hacia Nueva York, donde permaneció dos años en la escuela Alvin Ailey alentada por la profesora Anna Maleras. Al regresar de los Estados Unidos, orientó su vida profesional hacia la enseñanza. Fue en 1986 cuando entró en el mundo del espectáculo de la mano de Carles Santos y Comediants como intérprete y coreógrafa, viajando y actuando en festivales de medio mundo. Es también de la mano de Comediants cuando empezó a coreografiar espectáculos de gran formato, como la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
Hacia el año 1998 empezó a trabajar como coreógrafa y ayudante de dirección en el mundo de la ópera y en el teatro de texto. En los últimos años ha trabajado como bailarina con Ramon Colomina, Carles Salas, Toni Jodar, Germana Civera, Arthur Rosenfeld, Pere Faura y Sol Picó.
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