Atributos nº2 en pdf

Y a continuación el pdf del Artributos nº2 sobre la emergencia… Con tan sólo un click: Download artrib 2.pdf from FileFactory.com

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Atributos nº1 en pdf

Y aquí os podéis bajar el número 1 de Artributos: Download artrib 1.pdf from FileFactory.com

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Ya os podéis descargar los números antiguos de Artributos en formato pdf

A partir de ahora pondremos a disposición de todos los números antiguos de Artributos. Lo haremos progresivamente a lo largo de los próximos días, así que de momento podéis empezar bajando el número 0 de Artributos en este link: Download artrib 0.pdf from FileFactory.com

¡Buen provecho!

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¡Nº4 de Artributos ya a la venta!

Como cada 6 meses, aquí tenéis el nuevo número de Artributos, ¡ya a la venta!

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¡Artributos número 3 ya la a venta!

 Imagen cedida por Almazen

Ya está a la venta el número 3 de Artributos. En esta ocasión el eje vertebrador del número es: ¿Qué pasa hoy?

«La cultura es una resistencia a la distracción» PASOLINI

¿Qué te sugiere esta cita?

Enviad vuestros comentarios a: suscripciones@edicioneselvivero.com

No hay mejor test para detectar ¿QUÉ PASA HOY? que hacer intervenir a los receptores.

Marta Oliveres

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L’Artributos nouveau est arrivé!!!

Diana Junyent fotografiada por Elena PostOp en la Sala Bahia

Tras el número 0 y 1 ya está a la venta el número 2 de Artributos, que esta vez gira alrededor de la supuesta «emergencia». Haz click aquí para consultar los puntos de venta.

 

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Las metamorfosis de Sergi Fäustino, nº 0 de Artributos, por Quim Pujol

 Esta mañana al despertar descubrí que me había convertido en un modelo Calvin Klein. Mi torso musculoso y sin vello relucía sobre las sábanas de seda y a mi lado un adolescente rubio jugueteaba indolente con la goma de sus calzoncillos. Frente a los cristales inmaculados una escuálida chica desnuda sorbía un dry martini y escudriñaba el mar desde mi loft de la Villa Olímpica.

El primer espectáculo de Sergi Fäustino era un solo/monólogo que se llamaba Nutritivo. En esta primera obra Fäustino mostraba una virtud que ha ido repitiendo sin falta a lo largo de sus siguientes espectáculos: es un buen narrador. En Nutritivo hilaba tres historias aparentemente inconexas y sabíamos de la vida de un blackero, un heavy reciclado en macarra y un alto ejecutivo de una multinacional. Tres formas extremas de vivir. Y al final de la obra Fäustino ofrecía al público una morcilla cocinada en directo con su propia sangre y explicaba que muchos la rechazarían aún sabiendo que no había peligro alguno, que para él el miedo era eso. La obra terminaba allí. Toma tus decisiones, escoge tu camino: manual en blanco para la vida.

Vi tres versiones de F.r.a.n.z P.e.t.e.r, su cuarto espectáculo. La primera era una puesta en escena estilizada donde los textos, las imágenes y los lieder de Schubert (interpretados de forma soberbia por la soprano Mª Dolors Aldea) estaban relacionados de forma laxa. Me gustó.

La segunda versión recurría a la narrativa para explicar la vida de un personaje que tenía mucho en común con Schubert. Entre texto y texto, los lieder servían de ilustración. Me gustó.

La tercera y definitiva versión satisfizo por completo a Fäustino, que consideró que había culminado el proceso de creación. Era una charla informal entre la soprano, el pianista y el director. Como si estuviesen de tertulia hablaban de la época de Schubert, de la historia de cada composición, de la vida del músico. Los lieder seguían siendo maravillosos y lo que parecía una charla informal escondía un trabajo actoral basado en la improvisación. Por si fuera poco, los lieder dejaban de pertenecer al exclusivo y enjoyado público de las Schubertíadas y se ponían al alcance de todo el mundo. Estaba bien, pero aún así me quedó un regusto amargo. Los espectáculos de Fäustino tienen un punto de austera simplicidad. Y a mí, que tengo un espíritu barroco, esta sobriedad me desconcierta.

«El gran arte consiste en educar sin revelar el propósito de la educación, de modo que se cumpla la función educativa sin que el sujeto de tal educación se dé cuenta de que está siendo educado». La representación es un asunto muy serio. Las historias son el reflejo de lo que somos, de lo que podríamos ser, de lo que nos preocupa. Las historias cambian nuestra visión del mundo e inciden en nuestras acciones. ¿Quién controla hoy en día la mayor parte de la representación? La cita que encabeza este párrafo es de Goebbels.

Fäustino no podría ser un buen narrador si no tuviese otra virtud: la sutilidad. En La historia de Mª Engracia Morales nos explicaba la ambigua relación de una anciana solitaria con el representante de una marca de embutidos. Y la historia te conquistaba. Por la indeterminación. Porque no sabías si los protagonistas eran amigos, amantes o simplemente se hacían compañía.

Esta característica se manifiesta también en sus obras a través de la elipsis. Un personaje está explicando algo importante y la música sube y oculta el discurso por completo mientras el personaje sigue hablando. Y eso jode, pero engancha mogollón.

En su último trabajo, De los condenados, dos actores valencianos interpretan una pequeña obra con todos los referentes fäustinianos. Sin embargo se trata sólo de la primera escena. Al terminar, los actores fingen que se van a los camerinos, a cenar y a tomar unas copas. El resto de la obra se apoya en una estructura fijada de antemano pero donde cada escena se improvisa en gran medida.

El resultado es una interpretación de alto nivel, muy creíble y muy original: otra vuelta de tuerca dentro de la carrera del director. Fäustino cambia de registro constantemente porque tiene una idea del arte ligada a las vanguardias: es necesario innovar. Esta voluntad de innovación es loable y característica de los auténticos artistas (por oposición a los individuos que se aferran al sistema de subvenciones repitiendo machaconamente la misma fórmula temporada tras temporada), pero yo sin embargo pediría a Fäustino que se relajase respecto a esta cuestión. No pasa nada si un artista se repite en ciertos aspectos en dos creaciones consecutivas. Que nos deje disfrutar un poco más del estilo que crea antes de transformarlo.

Si obra tras obra no para de innovar, hay que reconocer sin embargo que no por eso su mundo deja de tener personalidad propia. Un mundo donde tiene tanta importancia Schubert como la música heavy, los fenómenos paranormales o las fallas de Valencia.

También su forma de plantear las cuestiones tiene su propia idiosincrasia. En sus obras trufadas de humor negro no hay desmanes emocionales. Cada nueva historia implica un tema distinto, y la visión del director se desprende de una exposición paulatina y sistemática, brechtiana. Sí, sus obras tienen un mensaje y hacen pensar (frívolos incondicionales abstenerse) y además te hacen entender que es un punto de vista particular y que si no estás de acuerdo no pasa nada.

¿Qué tienen en común los personajes de las obras de Sergi Fäustino? Hemos dicho que sus creaciones son inteligentes, amenas, innovadoras… ¿Qué falta? Pues lo más importante. Las obras de Fäustino son de una claridad diáfana pero, como en los clásicos, los personajes constituyen una excusa para reflexionar sobre lo que somos como individuos y como sociedad. Cuando la sencillez de una historia conlleva una reflexión profunda sobre la naturaleza del hombre te marchas del teatro pensando (por fin) que ha valido la pena. En cada una de sus piezas tienes la impresión de que oyes de fondo una canción que el director utilizaba en su primer espectáculo: «¡Viva la gente! La hay donde quiera que vas. Viva la gente, es lo que nos gusta más…» En este sentido, las obras de Fäustino son una celebración sincera y cariñosa de la condición humana.

La anciana de Mª Engracia Morales me hace pensar en mi madre solitaria. Los desquiciados protagonistas de Nutritivo son versiones de mí mismo que se han soltado el pelo. Las proyecciones de F.r.a.n.z P.e.t.e.r muestran toda la poesía que se desprende de las centrales eléctricas. En definitiva, cuando veo una obra de Sergi Fäustino me veo a mí mismo. Aparece la vida y los problemas que atañen a la gente de mi entorno. En una sociedad donde la publicidad ha acaparado la representación, encuentro una burbuja de aire. Y doy gracias por no vivir en un anuncio de calzoncillos.

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Entrevista inèdita a Carles Santos, per Quim Pujol

La següent entrevista es va realitzar amb ocasió del tancament del cicle Radicals Lliure, on vam veure a Carles Santos d’espectador a gairebé totes les funcions. En Santos estava ultimant els preparatius per a l’estrena a Barcelona de «Brossalobrossotdebrossat» i ens va semblar interessant conèixer la seva opinió sobre el que succeeix a Barcelona.

Parlant dels Radicals Lliure, aquesta nova generació de vegades presenta aspectes molt similars i a mi em sembla interessant com cadascun d’ells pot arribar a desenvolupar el seu món propi. Tu tens un món molt particular, com va aparèixer?

Tot va començar per culpa del Brossa. Jo tocava el piano a un bon nivell, vaig conèixer el Brossa i un dia vaig tocar el piano davant seu. I el Brossa em va dir: «Molt bé, ja has tocat el piano, i ara què?» El problema va començar aquí. I és el que he fet: sempre hi ha un piano. I fins i tot si no hi és, d’alguna forma continua sent-hi. He construït el meu món al voltant d’aquest instrument. Perquè el Brossa tenia raó: i ara què? Havia de fer alguna cosa més. Mai no havia pujat a un escenari i llavors ho vaig fer. Es va treure de la màniga el Concert irregular per celebrar el 75è aniversari del Miró i va dir: el Santos que s’apanyi com pugui. El Santos, l’Anna Ricci i el Pere Portabella.

Què feia el Pere Portabella allà?

Ell dirigia.

Jo pensava que havia dirigit el Brossa.

No, el Brossa no dirigia mai. El Brossa només va dirigir una obra a la seva vida. Va ser una peça que dura 3 ó 4 minuts. La va dirigir amb 3 actors i un espectador. I es va fer al menjador del Ponç que en aquest moment no hi era. És l’única notícia que tenim de direcció del Brossa. No va dirigir mai més.

Quan tu vas començar hi havia gent com el Brossa que feia coses interessants i hi havia tot un sector majoritari que repetia unes fórmules molt definides i poc interessants. Creus que hi pot haver un paral·lelisme entre aquesta situació i la que es viu ara, on hi ha una sèrie d’artistes que investiguen i uns altres que sempre repeteixen el mateix?

Aquella època era molt dura. Trobo que no és comparable. El Lliure té una programació, el Nacional en té una altra. Hi ha coses per a tots els ulls. En aquella època hi havia el Club 49, la burgesia catalana il·lustrada que portava l’últim que hi havia a Europa i a tot el món. No sé si és culpa del Barça, però això ha desaparegut. Una vegada fa més de 40 anys van llogar un avió des de Nova York i van portar el ballet del Cunningham. Era la primera vegada que venia a Europa. No tenia la fama que va tenir després. Però aquí hi havia gent molt inquieta i van portar el John Cage, el David Tudor i el Rauschenberg, que havia fet l’escenografia. Al final ho van fer al Prado de Sitges.

A les notes biogràfiques sobre tu sempre s’esmenta la teva relació amb John Cage. El vas conèixer en aquesta ocasió o més tard quan et van donar la beca de la fundació March per anar als EEUU?

El vaig veure en aquesta ocasió quan el van portar aquí, però el vaig conèixer allà. A Nova York. Vaig passar tres anys allà i vaig col·laborar en coses que ell organitzava.

Quin any és això?

Això és el 1975 i vaig ser allà fins gairebé l’any 80.

El grup Fluxus encara seguia en actiu? No s’havien dividit una mica en aquella època?

En absolut. El Philip Glass era taxista llavors. Hi havia el Nam June Paik, Philip Corner, Robert Ashley…

I quina influència té això en la teva feina?

Llavors vaig entendre que el Brossa havia sigut un precursor. Hi ha una peça seva de l’any 47 que es diu Sord-mut on s’obre el teló i es mostra una sala de color blanc. Passen dos minuts i es baixa el teló de nou. Això és el Silence del John Cage, però 15 anys abans.

Malgrat això, tu no has tirat pel minimalisme, ni tampoc has seguit l’estratègia de les vanguardes de canviar constantment d’estil. Tu has optat per crear un món propi on sempre es repeteixen en certa mesura uns certs elements. Hi ha gent que critica aquesta reiteració.

Sí, déjà vu, que li diuen. És una postura molt fàcil. Hi ha gent que sempre fa el mateix amb el llenguatge més tradicional i això mai no els hi diuen. En canvi a la gent que intenta fer coses diferents i utilizar un llenguatge personal sí que ens ho diuen. El Brossa ja ho explicava en una entrevista. Sembla que quan no fas el que fa tothom incomodes. Però jo no en faig gaire cas d’això.

Però al mateix temps dintre del món que crees, també hi ha una evolució. En quina mesura creus que és important, aquesta evolució personal dintre d’un mateix llenguatge? Com apareix?

No ho sé. Potser és la meva formació de músic. Jo crec molt en el treball. No pretenc canviar coses de forma radical si no n’estic molt segur o no en sento la necessitat. Jo crec que tots els artistes tenen alguna cosa que et permet reconèixer-los. Brahms és Brahms. Sents un parell de notes i saps que és una composició seva. Jo no sé si és possible fer coses radicalment diferents tota l’estona. Clar, que al cap i a la fi tampoc no s’investiga tant i si hi ha algú que vol intentar una cosa nova també se li ha de permetre. Això dels Radicals Lliure està molt bé perquè un teatre els hi ha donat una plataforma perquè facin el que vulguin. Ho trobo molt positiu. És un bon símptoma.

Tornant a Cage i el grup Fluxus, en aquest moment històric es crea una mena d’impasse. El Cage fa el Silence, el George Brecht escriu obres de teatre que consten només d’una línia i l’Ann Halprin convoca grups de gent que simplement caminen en cercle. El músic deixa de composar, l’escriptor deixa d’escriure i la ballarina en comptes de ballar camina. Per ser artista ja no cal dominar cap tècnica. Això avui dia crea una relació difícil respecte a la tècnica, respecte a l’ofici que hi ha darrera. Què en penses d’això?

Ho entenc molt bé perquè jo ho vaig viure amb el Cage i amb tota aquesta gent. En aquella època això era una mesura molt necessària i saludable. Avui dia a mi això em costa una mica. Jo reivindico la meva tècnica pianística, procuro portar bons actors, bons cantants. De vegades em trobo algun Fluxus que encara viu, com ara el Tom Johnson a París. I em diuen «Es que portes gent molt bona», com si fos un retret.

Però la idea bàsica del Cage és bona. Tothom pot fer art. Amb això hi estic completament d’acord. Però aquí hi entra tothom. El virtuós del piano també. L’art consisteix en aquesta pregunta que em va fer el Brossa després de tocar el piano: «I ara què?» Tothom té dret al «I ara què?». El que passa és que fer bandera de la falta de coneixement és un altre problema. Quan veig aquesta gent que rebutja la tècnica i que quan escolta el «Tristany i Isolda» de Wagner diuen: «ostres, quina música més bona que has composat», sense reconèixer-la… Jo crec que has de saber què és Tristany i Isolda. Si escrius has de llegir i si et dediques al teatre o a la música també n’has d’aprendre. Potser no saber res va ser bo en algun moment, però no ara. Ara la lluita és una altra. Abans només hi havia una minoria il·lustrada que ha desaparegut, però ara tens l’oportunitat d’omplir un teatre durant 10 dies. Hi ha gent que llegeix els diaris i sap qui era el Brossa. Saben que era un poeta peculiar, que no té el premi de les lletres catalanes. L’altra dia vaig veure un anunci d’una galeria a Alemanya que feia una exposició Beuys-Brossa. Aquí sí que situen bé a l’autor en el lloc que li pertoca. Jo el primer que faig a l’obra és contextualitzar a Brossa fora de Catalunya, de la mala Catalunya. És un home que té aquesta dimensió Fluxus. Per això a Alemanya el posen en relació amb el Beuys, perquè saben d’aquesta dimensió. Cito molt el Brossa perquè crec que ha sigut un personatge important per aquesta cultura i no el saben apreciar. Ara hi ha l’Espai Brossa i els amics del Brossa, que han creat un Brossa amable amb el confetti i el Frègoli, i no volen entrar en altres coses. És molt més interessant que això. En canvi a Alemanya veuen un Fluxus, fins i tot anterior als Fluxus, i havent viscut a Barcelona tota la vida.

M’agradaria parlar d’aquest tema del reconeixement a Catalunya més endavant, però abans hi ha una altra pregunta que volia fer. Les teves peces no expliquen clarament una sèrie de fets. Hi ha una sèrie d’accions on es nota una coherència interna que capta l’atenció, però no és del tot clar pels espectadors què està passant. Tampoc no és completament incomprensible. És aquest punt mig entre allò que és obvi i allò que és hermètic. N’ets conscient d’això? Com ho construeixes?

És el que em surt. Això és com la música, que t’ho explica tot però no t’explica res. Jo tracto fins i tot els textos com una partitura. Els munto amb els ritmes, amb les seves veus, les seves situacions, els canvis de dinàmica… Tornant al Brossa, he muntat una obra seva que es diu «El sabater» i l’he muntada com una partitura. I ha de funcionar per a algú que no entengui el català perquè el text sona, té ritme. El llenguatge és música i la música és un llenguatge.

I què en penses d’això de la falta de reconeixement a Catalunya? Aquí la gent que val la pena, com el Brossa, sembla que s’ha de morir perquè els reconeguin. Per a mi, els artistes emergents són aquells que no han rebut el reconeixement que se’ls hi deu. En aquest sentit, creus que ets un artista emergent?

(Riu) La Marta Oliveres sempre em diu que sóc emergent. Bé, no em puc queixar, però si em volgués queixar també ho podria fer. Però al mateix temps tampoc no em puc queixar perquè sempre he fet el que he volgut i tinc l’oportunitat de muntar una obra cada any. La situació del país és millor que la del passat, però encara falta una bona empenta. Però no sé si el país està preparat.

A França la gent amb diners en gasta una part en cultura perquè és un signe de prestigi social. En els últims 20 anys el país ha millorat molt econòmicament però aquí això no passa.

No, no hem arribat aquí i tinc els meus dubtes sobre si hi arribarem. Hem perdut molt políticament. Amb la retirada del Maragall s’ha perdut aquesta burgesia il·lustrada. Ara estem a les mans de Cornellà i l’Hospitalet. Segur que tenen moltes coses bones, però la cultura no és el seu fort. I això ho notarem. Si no en saben, en això no invertiran.

Hi ha algú de la teva generació que encara estigui en actiu i que desenvolupi un treball que t’interessa?

No sabria dir-te. Pertanyo a una generació intermitja. D’una banda em vaig relacionar amb gent més gran com el Brossa i el Portabella, i després va aparèixer una generació més jove. Jo estic entre les dues.

La generació més jove seria Comediants, La Fura dels Baus…

Això ha sigut interessant, ha funcionat i li ha donat una dimensió diferent al país. L’èxit d’aquests grups ha sigut més fora que no pas aquí. Després tot acaba com acaba i els problemes són els que són, però ha projectat un treball que és força genuí i trobo que té personatges interessants. Pertany a aquest país. Després la circumstància és la que és. Però a Madrid no ho tenen això. O potser comença tot just ara…

I del que veus ara, de la gent nova, i ha quelcom que t’agradi molt?

Home, no ho sé. Jo ja sóc gran i a la meva edat és difícil que hi hagi res que t’agradi molt. Em costa una mica, però tinc una actitud molt positiva.

Vas a veure gran part de la feina de nous creadors. Estàs obert a noves propostes…

Sí, estic molt obert, però no sé si els entusiasmes són bons o dolents.

Però de tota aquesta gent no hi ha ningú que t’emocioni especialment?

Tampoc no voldria dir això. Tampoc no seria bo que m’emocionés gaire. Ells estan en una altra situació.

Potser «emocionar» no és la paraula adient. Potser hi ha alguna cosa que t’interessi o on vegis un camí a seguir… No creus que ells podrien estar en una situació de partida similar a la que estaves tu amb Concert irregular?

No, és molt diferent. Ara hi ha un recolzament, un públic… Amb el Brossa eren quatre gats i el maltracte era molt gran. Hi havia una incomprensió total, la crítica deia que allò era una pallassada, escrivien insults personals. Aquesta gent presenta en un teatre com el Lliure, on la gent va a veure la programació, on es fa publicitat… No és el mateix, no.

I quins vicis o problemes veus en aquestes noves propostes?

No els conec prou per contestar aquesta pregunta. Jo vaig a veure moltes coses, des dels Radicals Lliure al Calixto Bieito. En aquest últim li vaig fer una música per «Tirant Lo Blanc». Abans m’has preguntat si això m’emocionava… Potser la pregunta és si hi ha res de tot això que em sorprengui, i la resposta és no. Però estic obert. Potser t’esperaves respostes més radicals, però a la meva edat és díficil ser radical. Sóc capaç de llegir moltes coses diferents. El que trobo quan parlo amb aquests creadors és que moltes coses no les saben. I això igual no és gaire bo. L’altra dia vaig veure a un cellista (David Fernández) que tenia un pentagrama de fils metàl·lics, i després els treia i se’ls cosia. A mi no em sorprèn, però és més que moltes coses que he vist als Radicals Lliure. Després anava tocant i trencava les cordes. Això és un Fluxus que reconec molt. Crec que té un bon punt de partida per tirar endavant Aquí a Barcelona als anys 80 i 90 hi va haver gent molt potent que feia accions, com per exemple el Jordi Benito, que en una ocasió es va clavar la mà en un piano amb un clau. Aquesta gent va treballar molt amb la sang i el Bieito ho hauria de saber. Tot això aquests creadors ho haurien de saber, però no ho saben. Hi ha coses que s’han de saber, fins i tot si després vols deixar-les de banda. Igual que el Cage, hi ha molts músics a qui no els agrada perquè no coincideix amb la seva idea de música. És un dadaista al món de la música, i això feia molta falta. Als conservatoris s’hauria d’explicar i comprendre què significa, i donar-li el valor que li correspon al que significa. Però no es fa.

Bé, hi ha gent que no vol saber gaire, perquè quan descobreixen que tot ja ha estat fet senten que no poden fer res…

Bé, es que no tenen perquè fer res que ningú no hagi fet abans. Al món on vivim això és molt difícil. I el problema no és aquest. El problema és crear un llenguatge propi, que funcioni i que et comuniqui amb els demés.

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Presentación del nuevo número de Artributos

Tras el número 0, ya está aquí la siguiente hornada de Artributos, la primera revista anticaspa de las artes escénicas.

En la foto véis a Marta Oliveres y Ernesto Collado, en la gala de Panorama 2008, donde entregaron el premio Incubadora y presentaron la revista por primera vez. La presentación en Barcelona del número 1 será en La Central del Raval el martes 10 de junio a las 19h30.

¡Os esperamos a todos!

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Artributos, revista semestral de artes escénicas contemporáneas

 

“Se lo juegan todo a una carta, con independencia del resultado. Pero las creaciones exitosas requieren mucho más que una idea brillante. Requieren perseverancia, voluntad, coraje, disciplina, rigor, humildad, vocación de diálogo y de escucha al mercado, al proveedor, al equipo y a la sociedad. (…) Buenas ideas hay muchas, lo que escasean son realidades útiles e innovadoras marcadas por la intención de excelencia y la voluntad de servicio. Ésos son los emprendedores que sobreviven y consolidan sus iniciativas.Alex Rovira (extracto de un artículo de El País) Ésta es la mejor presentación que podría hacer de ArTributos, y resulta extensible al equipo de la revista, los artistas, las iniciativas culturales de este ámbito y los profesionales que escriben sobre el mismo. Y es que “la perseverancia es cosa de emprendedores”. ¿Por qué esta revista? Es muy simple: no hay un espacio gráfico que acoja a los artistas y sus trabajos. Una vez leí que si sólo informamos sobre lo que tiene audiencia estamos haciendo una sociedad de consumidores, no de ciudadanos. Así pues me planteé la edición de una revista que ofreciese información sobre las nuevas generaciones de artistas escénicos (sin entrar en la arqueológica división de géneros) que empiezan a tener «pulso» de movimiento generacional. Los medios llevan muchos años hablando de los mismos y sus “grandes hazañas”. Sin embargo muy poca gente habla de otras propuestas que también triunfan en Europa y que gozan de un nutrido público. ArTributos quiere documentar estos “pulsos” que vibran en el terreno escénico nacional, los acontecimientos, las fábricas culturales, todo aquello donde se generan/gestan/promocionan/ estos artistas. He tenido la oportunidad de trabajar para y con los mejores artistas escénicos del panorama cultural de los 80 y 90, yo los llamo “animales de la escena”. Ellos me han llevado a los más importantes festivales internacionales y nacionales, y a las más insólitas experiencias. Sin embargo desde que me dedico a la distribución/difusión y asesoramiento, una de mis tareas es el trabajo con artistas emergentes, a los que posiciono en un marco cultural para que luego puedan circular solos, algunas veces con éxito y otras sin él. Por eso esta revista pretende ser una “ventana abierta” para difundir contenidos. Queremos que la publicación constituya un manual de referencia, sin jugar con la inmediatez ni la superficialidad de lo que está de moda. También damos a conocer a nuestros colaboradores porque son personas de gran talento, a pesar de que tienen perfiles muy diversos. Entre los escritores de esta revista hay filósofos, teóricos del teatro o personas que siguen desde hace años la trayectoria de un artista particular. En los retratos de los creadores también hay a veces un texto corto que corresponde a la perspectiva de un espectador. Si las artes escénicas se representan para el público creemos necesario incluir su voz entre estos textos. Tenemos mucho que decir e interesamos a muchos ciudadanos que también pagan sus impuestos. A menudo uno se siente ínfimo en un sector donde el “éxito, la fama y la boutade” acaparan la atención y apagan las voces más interesantes. A veces nos planteamos si sirve de algo lo que hacemos pero, igual que las hormigas logran cambiar el hormiguero, cada una de las acciones humanas puede llegar a transformar su entorno.

¡¡¡Sólo hace falta sumarlas!!!

Marta Oliveres

Más información en http://www.edicioneselvivero.com

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