Master 4×07

Lo que quería Liang Liang no eran clases de música. Lo que quería Liang Liang era montar un grupo. Liang Liang tiene una voz preciosa. Liang Liang se pone a cantar en la ducha y Master, de pronto, descubre lo bien que canta. Él aún está en la cama. Piensa: me gusta. Y lo dice. No sólo lo piensa, lo dice flojito. Y luego se pone a pensar en la opinión de John Cage sobre el gusto y el juicio y está un rato así hasta que llega Liang Liang, desnuda y fresca, y se mete en la cama con él y follan como locos una hora y media por lo menos y se le pasa la tontería. Tú no quieres clases de música, tú lo que quieres es montar un grupo. Sí, contigo. ¿Y por qué conmigo? Porque, además de que me caes bien, eres negro y un músico negro mola mucho, eres muy guapo, no había follado tanto y tan bien con nadie en mi vida, es que hace tiempo que te sigo y me gustan tus temas y cómo los tocas, y creo que los grupos con los que tocas, que no están mal, no te hacen justicia, creo que lo que tú necesitas es una chica muy guapa, como yo, y china, como yo, que cante de puta madre, como yo, y que baile como tus hermanos negros, que escriba unas letras inteligentes sin ser serias, al contrario, con mucha ironía y un humor muy fino y elegante, un poco locas y divertidas, con referencias de esas que solo los que han leído mucho, han visto mucho y han escuchado mucho más captarán pero que al mismo tiempo cualquiera que tenga oídos puede entender y disfrutar, aunque los más sensibles se volverán locos, sobre todo si de la música te ocupas tú, que eres un puto crack y yo lo sé porque desde hace un año te he seguido por todas partes. Si me hubieses seguido por todas partes me hubiese fijado en ti. No te fijabas en mí porque me iba corriendo nada más acabar el concierto. ¿Y eso? Para que no te enamoraras de mí. ¿Y ahora qué es lo que ha cambiado? Nada. ¿Nada? Nada, de momento aún no ha pasado que te vaya a ver a un concierto y luego me quede un rato más. Ya, pero es que desde que te conozco, que hace sólo diez días, no he tocado en ningún concierto. Ya, pues será por eso, el destino nos ha unido y ahora tenemos que montar un grupo juntos porque yo tengo una regla inviolable que es que no me puedo quedar ni un minuto después de tus conciertos con tus grupos. ¿Pero si montamos un grupo no te vas a quedar conmigo a tomarte unas cervezas? Sí, ¿vamos a montar un grupo juntos? Yo no he dicho eso. Ah, qué lástima, porque sería la única manera de tomarme cervezas contigo después de un concierto tuyo, y me muero de ganas, estoy comenzando a llevar muy mal esta represión autoimpuesta. Pero si es autoimpuesta podrás dejar de reprimirte cuando tú quieras, ¿no? No, me hice una promesa que no puedo violar. ¿Por qué no? Porque soy una mujer de palabra, la palabra es muy importante, Master, ¿no crees? Sí, sí que es importante, es muy importante. ¿Pues qué hacemos? No sé, dame un beso y luego vemos qué podemos hacer. No, eso no vale. ¿Por qué no? Porque ahora que has sacado este tema de montar un grupo y yo te he confesado lo inconfesable, ahora esto se interpone entre nosotros, en nuestra relación, a no ser que lo resolvamos de alguna manera satisfactoria para las dos partes, porque si sólo es satisfactoria para uno de los dos esto va a seguir siendo un problema que irá creciendo y creciendo y al final terminará con esta bonita relación, y no puedo permitírmelo porque me lo estoy pasando muy bien, ¿tú te lo pasas bien? Me lo paso muy bien, Liang Liang, hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien. ¿Pues entonces qué? Vale, pequeña china, vamos a montar un grupo. ¿Te apetece? Sí, me apetece mucho porque te he oído cantar en la ducha y me gusta mucho cómo cantas. Lo he hecho aposta, que lo sepas, ahora lo siguiente es pensar cómo nos vamos a llamar, eso es lo más importante en un grupo. ¿Tú crees? Estoy convencida. ¿Has leído el Tristram Shandy? No, ¿por qué? No, por lo de los nombres. No sé de qué me hablas. Luego te lo cuento, tú ven aquí.

Esta entrada fue publicada en Master. Guarda el enlace permanente.