¿Quién lo cuenta? Sobre “Lázaro”, de Lagartijas tiradas al sol, vista en Box Levante – Centro escénico del Estrecho, Festival SUR (Algeciras), el 15 de noviembre de 2025

Con su permiso, me permito añadir una breve nota a lo escrito por mi compañera Carmen sobre Lázaro, solo sobre un aspecto que me parece muy relevante.

Si, felizmente, la realidad trans (porque Lázaro, al fin y al cabo, es un trans, aunque no sea transexual, pero decidió cambiar de aspecto, identidad, nombre, manera de relacionarse con el mundo…) está teniendo desde hace algunos años, por fin, cierta visibilidad e incluso, diría, está de moda (entre otros, por la vía literaria), todos los relatos trans que yo conozco están narrados en primera persona. Desde la pionera Jam Morris, hasta, más recientemente, la argentina Camila Sosa Villada, la dominicana Johan Mijail, la española Alana S. Portero, o el mismo y cosmopolita Paul B. Preciado. Una de las genialidades de Lázaro es que su transformación, su tránsito, no está narrado en primera persona, sino por su amiga íntima, su compañera de trabajo, su testigo. Con todas sus dudas, sus claroscuros, sus desconfianzas, sus incomprensiones, sus desacompasamientos y su cariño. Porque una cosa, supongo, es transitar, y otra, acompañar a quien transita.

Ante cambios tan radicales, quien asiste también es afectade de algún modo. Por más de acuerdo que estemos, y por mucho amor que le tengamos y pongamos, no es fácil para el cerebro, por ejemplo, llamar de un día a otro a la misma persona por otro nombre. Cuesta, y hay un período de adaptación, en el que uno mete la pata, sin querer, muchas veces. Siendo esto solo un detalle.

Por eso, ese desplazamiento del sujeto narrador me parece un acierto, muy bello, y políticamente importante. Nos pone enfrente (no solo) de la realidad trans, sino del ejercicio e impacto emocional, intelectual, vital que ello puede acarrear para les otres. Una muy buena jugada narrativa, un paso más allá. Para ampliar el nosotres. Porque, de eso se trata, ¿no?

Estoy con Paul B. Preciado en que lo trans, ampliamente entendido y unido a las luchas feministas (no TERF), ecologistas, poscoloniales, antirracistas, antiheteropatriarcales, etc., es revolucionario, y socava y cuestiona los valores más arcaicos y nocivos, y genera esperanza, y otra episteme, tan necesaria.

¡Qué obra tan bella y profunda de Lagartijas tiradas al sol! Y qué poco hace falta (en recursos materiales y técnica) para hacer algo grande.

 

Fernando Renjifo

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Ser otro: representación de una metamorfosis. Sobre “Lázaro”, de Lagartijas tiradas al sol, vista en Box Levante – Centro escénico del Estrecho, Festival SUR (Algeciras), el 15 de noviembre de 2025

 

El cielo caía sobre nuestras cabezas en Algeciras un sábado de mediados de noviembre en ese insólito espacio que es Boxes Alcultura. Dentro nos espera otra tormenta: la de la identidad. Se presenta en escena la cuarta versión de Lázaro, una creación de Lagartijas tiradas a sol, el dúo formado por Luisa Pardo y Lázaro (Gabino) Rodríguez. No es fácil asistir a una transformación como la que se nos muestra en la representación: en 2019 el actor Gabino Rodríguez decidió cambiar de identidad, y por tanto de nombre y de cara. Una decisión radical y que nos deja atónitas. Porque si bien estamos ya familiarizadas con los cambios de género (que son también de identidad), y hasta con la acción sobre el propio cuerpo como acto de protesta que performers como Pavlenski han llevado a su extremo, algo se nos revuelve cuando se trata de la identidad, tan individual, tan íntima y tan difusa.

¿Qué nos define ante los otros? Y, lo que es peor: ¿qué nos define ante nosotros mismos? Lo cierto es que la profundidad de la cuestión no deja lugar a frivolidades, menos aún si tenemos en cuenta todo lo que se nos ofrece en la obra. La realidad y la ficción se enlazan, como suele ser ya habitual en todos los géneros literarios y escénicos, para elaborar un producto distinto que diluye fronteras y nos introduce en el espacio privado de la biografía. Nada más entrar en la sala se nos advierte de la necesidad de incorporar “un componente de veracidad superior porque de lo contrario el cuento no funciona” (Ugresic).

Es en ese principio de verdad –y no de verosimilitud– donde todos los elementos se ensamblan en una puesta en escena cercana, coherente y hasta conmovedora. Lázaro aparece de espaldas, ocultando su identidad precisamente, y al volverse hacia el espectador no nos descubre nada: lleva una careta. Todos los elementos escénicos remiten a esa cualidad de la interpretación que comporta el trabajo actoral: pelucas, máscaras, vestuario, maquillaje… Luisa utiliza esos elementos como parte de su trabajo de actriz, a Lázaro no le hacen falta. Si la apariencia y su transformación forman parte del “frente escénico”, como lo denominó Goffman, la peripecia vital de Lázaro hace tambalearse la torre de lo que pretendemos más estable. Lo que se representa en escena demuestra que la identidad no es esencia, sino la repetición de gestos, vestimentas, actitudes y prácticas corporales, como defiende Judith Butler. De modo que la apariencia física no solo representa identidad: la produce. Y es por tanto un constructo susceptible de transformación. Luisa muestra el carácter artificial y performativo de cualquier identidad tal como suele aparecer en el trabajo escénico, pero Lázaro lo encarna, dinamita la distancia entre lo real y lo representado y nos plantea la artificialidad de nuestros conceptos más arraigados.

A medida que transcurre la representación, entendemos que la decisión de Lázaro es casi una necesidad, como si su trayectoria tuviera que llevarlo forzosamente a una resolución tan drástica. En más de veinte películas y en algunas series, su personaje se llamaba Gabino: como él mismo afirma “la ficción puede ser peligrosa”. Y, en ocasiones, puede acabar devorando la realidad. Así que no queda más remedio que la metamorfosis.

Qué buen trabajo el de Luisa y Lázaro, qué profundo y qué entretenido. Qué bien hablan, qué bien transmiten, qué bien se entiende todo, por complejo que sea. Desde 2020 esta pieza ha viajado a México, Brasil, Alemania, Francia… Podría parecer demasiado insólita dentro del trabajo de Lagartijas, pero recurre a elementos estructurales del teatro documental y de investigación habituales en sus creaciones (fotografías, películas, y una serie de cuestionarios realizados por Luisa Pardo a personas cercanas a Lázaro) y sigue un principio fundamental de su poética: el anclaje a lo real.

Hay en este dúo una gran capacidad de análisis y transmisión de la realidad. Y de crear una nueva capaz de cuestionar los propios límites de ser y estar en el mundo. El nombre de Lázaro recoge toda la simbología del resucitado, de la muerte de uno para el nacimiento del otro. Y es también el guía, el que muestra el camino en la superficialidad de lo cotidiano y la costumbre de ser lo que somos. Así que, como aquella tarde, nos hemos quedado con ganas de más. Y seguro que vendrá, porque tienen mucho que decir y saben muy bien cómo hacerlo. Todo cumplido.

Carmen Perea

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“Nefés”. Sobre “Kms of Resistance”, de Mehdi Dahkan, vista en Box Levante – Centro escénico del Estrecho, Festival SUR (Algeciras), el 8 y 9 de noviembre de 2025

Mehdi Dahkan tiene 27 años. No sé mucho de su historia, más allá de lo que se lee en la biografía que proporciona y se encuentra en la red. Pero después de asistir a su obra y hablar un poco con él, está claro que forma parte, no solo de una generación, sino de ese sector de la población que, por las razones que sea, tiene un gran conocimiento de la realidad de su propio país (Marruecos), desde otra mirada y vivencias, y al tiempo, de Europa, lo que se traduce en una lucidez irrebatible. Trasladado esto a su trabajo, parece que sabe muy bien lo que quiere hacer y decir (y no decir).

Kms of Resistance es una pieza de momento corta (treinta y tantos minutos), pero intensa, que seguramente tendrá más desarrollo. Un tú a tú entre Mehdi Dahkan y Mohamed Bouriri, que hacen un estupendo tándem. Lo que vemos en un principio son cuerpos cansados, extenuados, arrastrándose, a los que parece que les falta el aire. Y esto de “les falta el aire” puede tener muchas connotaciones. ¿El aire limpio, el aire de libertad, el aire para seguir avanzando (viviendo) tras la extenuación? Aquello podría parecer una travesía por el desierto (¿literal, existencial, política?).

(En conversación posterior, A. hace una reflexión, o más bien una afirmación: “De facto, el desierto es una frontera más efectiva y cruel que el Mediterráneo y que las fronteras administrativas”. Nunca lo había pensado así. No sé si será verdad cuantitativamente, pero la sola imagen me parece tremenda.)

Volviendo a la pieza, toda ella descansa en la respiración, el aire compartido, el aliento. Que es también sonido, junto con el de los pasos, las caídas, los arrastres de los cuerpos. Es muy bella la dimensión sonora, conformada por estos dos únicos elementos. Hay momentos en que parece que se prestaran el aliento, como en un boca a boca. Como si uno no pudiera vivir sin el aliento del otro. Como si ese fuera el único aire respirable que quedara.

Tenemos la sensación de que la obra tiene una dramaturgia muy clara, muy estudiada, y al tiempo, sutil y delicada. La extenuación se va convirtiendo casi imperceptiblemente en marcha o baile, y la asfixia en voz, en grito, en canto sin palabra. Por ahí se pasa, pero el agotamiento vuelve. Al final parece que piden que les acompañemos con nuestra respiración, que respiremos juntos.

Es muy interesante lo que cuenta Mehdi sobre la tradición marroquí de la aïta, en la que está inspirada en parte este trabajo. Como lo explica él, son cantos tradicionales que se convierten en gritos, formas de protesta cantada sin letra comprensible. Por una parte, para poder ser compartidos por culturas que no comparten idioma (árabes, amaziges…). Por otra, para esquivar la censura colonial (francesa, española), puesto que “no se dice nada”. Al parecer, algunas metamorfosis de ese modo de resistencia sofisticada se dan en el Marruecos actual. Como por ejemplo, una convocatoria, simplemente, a mirar el mar, otear el horizonte (la península Ibérica, Europa), desde los altos de Tánger. ¿Qué puede hacer la policía ante eso, gente que simplemente está mirando el mar?

(Y esta conversación me trajo un recuerdo inolvidable. La primera vez que estuve en Tánger, de donde es Mehdi, hace muchísimos años, desde un café situado en su parte alta, ahora citado en todas las guías turísticas, en ese entonces no, divisé con emoción, de noche, las luces de la costa gaditana, que conozco muy bien, con sus ensenadas y sus cabos y sus faros. Y al tiempo que admiraba la belleza y la fuerza y potencia del Estrecho, ese beso o casi beso o no beso entre continentes, pensaba: ¡Qué diferente tiene que ser mi mirada, mi emoción –yo, que mañana vuelvo ahí en un cómodo y rápido ferry– a la de los y las que observan eso como la orilla del deseo imposible!. Este pensamiento me ha durado por siempre).

Kms of Resistance, esta travesía por el desierto, sin palabra de por medio, nos habla de muchas cosas. Se me vino a la cabeza esa palabra tan bella en árabe, nefés (que Pina Bausch usó como título para una de sus creaciones) y que creo entender significa al mismo tiempo aliento, respiración y alma.

Será la generación de Mehdi Dahkan la que le dé, deseablemente, un nuevo aliento a su país, y de paso, a los que miramos desde la otra orilla. Todos, aunque de manera diferente, tan necesitados.

Fernando Renjifo

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Ben Attia en Algeciras. Sobre “Opus nigrum” y “Opus cero”, de Ben Attia, vistas en Box Levante – Centro escénico del Estrecho, Festival SUR (Algeciras), el 29 y 30 de octubre de 2025

Ben Attia en Algeciras. Casi como quien dice Tintín en el Congo. Porque todo esto no deja de ser una aventura intrépida. En el marco del festival SUR, Ahmed Ben Attia presentó la semana pasada en esta ciudad (donde él vive actualmente), en días consecutivos, sus dos últimas obras, estrenadas antes en Madrid. La segunda de ellas, Opus cero, se presentaba los días siguientes en Chiclana y en Granada. Curiosa gira. Como curioso es su perfil. De madre catalana y padre tunecino, nacido en Granada y criado entre Granada y Tánger. Habla dariya, el dialecto árabe marroquí. Estudia Ciencias políticas en Madrid, no termina la carrera. Muy joven, en Granada, trabaja con la directora escénica Sara Molina –aunque periférica, todo un referente de las primeras hornadas del teatro independiente español–. Supongo que esa fue su escuela, porque, por lo demás, es autodidacta en cuanto a su quehacer teatral, no ha pasado por enseñanzas oficiales. Luego vive en Madrid durante algunos años. Y supongo que es su compañera y madre de sus hijos, algecireña, la que lo trajo a esta ciudad, aunque se conocieron cuando ambos vivían en Madrid. No cuento todo esto por indiscreción o por rellenar espacio, sino porque creo que su obra tiene mucho que ver con su biografía (como casi siempre, pero hay casos y casos, y este es bastante particular).

El miércoles asistimos a Opus nigrum, una acción que había presentado por primera vez hacía unas pocas semanas en el festival Free Tour de Madrid, comisariado por Carmen Aldama y Fran Weber. Una creación muy reciente. Lo primero que resuena de ese título, claro, es la novela homónima de Marguerite Yourcenar. Si buscamos en internet, la IA nos dice: “Opus nigrum tiene dos significados principales: en alquimia, se refiere a la etapa de disolución y caos necesaria para la transformación, mientras que en la novela  de Marguerite Yourcenar, simboliza la libertad de elegir y actuar en el mundo (…)”. (Recomiendo hacer la búsqueda y seguir leyendo). El texto que Ben Attia usa para promocionar la obra es, en principio, poco sugerente o poco explicativo: “Opus nigrum es un peregrinaje desde el centro de la ciudad hasta su periferia, hasta el lugar donde acaba lo humano. Justo en esa frontera es donde habitan los ascetas y los santos. Es allí donde aparecen los profetas. Donde el campo abierto pasa a ser descampado y el pasto se convierte en rastrojo; donde los caminos se desdibujan y se acumulan los escombros. Es allí donde nos dirigimos. Pero para venir hay que estar en silencio primero. Encerrarse primero un tiempo en el silencio. Y guardar el ayuno también. Sólo entonces estaremos listos”. Sin embargo, después de asistir a la acción, resulta bastante preciso. Primera pista: Ben Attia no juega a seducir al público.

La cita era a las 5 de la tarde (¡qué hora tan lorquiana!) en Boxes Alcultura, ya saben, ahí en un rincón del Puerto de Algeciras. Un día desapacible y con previsión de lluvia intensa. (En esta punta tan desabrigada de la Península lo desapacible parece aún más desapacible). Esto no estaba previsto, claro, se le sumó. Lo que estaba previsto era, al parecer, realizar la acción en un lugar a la intemperie, en el campo, a las afueras de la ciudad. Ante el pronóstico de fuertes lluvias, deciden hacerlo en otro lugar, ‘cubierto’. Así lo anuncia Ahmed cuando presenta la obra en el ambigú de los Boxes. A lo que asistiremos tiene que ver con una tradición de sanación que practican algunos pueblos del Atlas marroquí a través de la representación de los sueños. A lo que vamos a asistir es a la representación de un sueño recurrente de Ben Attia.

Nos envía una ubicación y salimos de ahí en caravana de coches. Lluvia intensa. Tráfico. Cola en una de las rotondas de salida de Algeciras, que está en obras. Obviamente, aunque en principio íbamos en caravana, nos dispersamos. Unos de Algeciras, más conocedores, otros no. El Google Maps se vuelve loco si te equivocas… Confieso, por mi parte, cierta incomodidad. ¿Es todo esto necesario? Además, Ahmed había demandado silencio en el camino, curiosa demanda, que traspasa el marco de la convención teatral. Segunda pista. (¿Le hacemos caso o no?).

Al final, casi todos llegamos al destino, unos dando más vueltas que otros, sospecho que con más o menos enojo o curiosidad. Una barriada entre descampados y carreteras en obras, con construcciones coloridas que parecerían informales (como en Latinoamérica u otros lugares, aunque seguramente aquí no sean de autoconstrucción, simplemente es como han quedado…). Un paisaje periurbano que podría ser de Lima, o de Ciudad de México, o de alguna gran ciudad del Magreb, a falta de los minaretes. En realidad, un lugar que podría ser de cualquier lugar del mundo. Pero de esos que no vemos. (¿Quiénes?). Tercera pista. Alguna obsesión debe de tener Ben Attia con lo suburbial y con lo periférico. Si lo pensamos, no es baladí. Ya solo el hecho de sacarnos de la ciudad, o más bien dicho, del centro de la ciudad. (Y una vez más, extralimitarse de las convenciones teatrales, para empezar, la espacial). La reflexión que surge es bastante evidente, pero no nos la hacemos todos los días. La mayoría de las manifestaciones culturales ocurren en los centros (ya me entienden cuando hablo de ‘centros’: grandes ciudades, o más bien, centros de las grandes ciudades, polos culturales, etc.). Y no solo ocurren en, sino que se piensan y se escriben, y se ‘espectúan’ desde ellos. Sin embargo, es evidente que la mayoría de la población mundial no habita los centros. En realidad, son muy pocos los que habitan, y cada vez menos, los centros de las grandes ciudades. Este desplazamiento (físico y real) que propone Ben Attia es ya toda una declaración de intenciones.

Ese era el paisaje (peri)urbano exterior, pero la cita era en el interior de una enorme nave (¡enorme!) de concreto y hierro, presumiblemente una antigua fábrica de metal, ahora semi en ruinas, convertida en escombrera. Desconozco el paraje exterior que Ben Attia había pensado como escenario para esta acción, pero este lugar era sobrecogedor, espectral, angustiante. Ya toda una performance en sí mismo. Le perdoné con creces (no solo yo, creo) la incomodidad de llegar hasta ahí. Insisto en la enormidad (¿un Matadero – Madrid?). Todo el suelo (lo que quedaba transitable del suelo), un barrizal. Por los agujeros de la cubierta caía el agua a chorros. El resto: escombros, materiales de derribo, montones de neumáticos usados, plásticos, sacas, objetos insospechados, basura… Reflexiones inmediatas: ¿cómo somos capaces de generar tal cantidad de residuos y de no saber qué hacer con ellos? ¡Qué invisibles que nos son! ¿Será esto legal o ilegal? Etc., etc. En un rincón del fondo, indicios de que algunas personas (migrantes, claro) viven ahí. Un par de días más tarde, una amiga algecireña, que no asistió ese día, me contaba: “no sé cómo estará ahora ese lugar, pero era ahí donde yo iba de joven a pillar”.

 Y ahí en medio, una pequeña hoguera, un árbol seco, una silla… elementos simples, pero diferentes a los de la inmensa escombrera, nos indican que ahí nos debemos dirigir. Un hombre fabrica con tablas de madera algo que podría ser un ataúd. ¿Otra de las obsesiones de Ben Attia: la muerte y sus ritos? De lo que sigue, no contaré mucho más. Algo de tosquedad y sensación de obra inacabada. Momentos muy potentes y otros que se desvanecían o alargaban demasiado (siempre dentro de la espectacularidad del lugar, y de la extrañeza, ya de por sí valiosa). Aquello recordaba a muchas cosas y al tiempo a ninguna. ¿Beckett, Artaud, un happening de los 70, Rodrigo García…? Algo de antiguo, y al tiempo, de terriblemente valiente para nuestros días. El peso de la acción lo llevan Maxi Labrador, un actor amateur que solo trabaja con Ben Attia, y el todoterreno y experimentadísimo Juan Navarro. Curioso equipo. Ambos lo dan todo, cada uno a su estilo. La acción deja una cierta sensación de desconcierto, que respira mejor al día siguiente.

Pero, ¿qué es lo que le atormenta en sueños a Ben Attia? ¿Contradicciones vitales, espirituales, culturales? (Vividas con violencia, tal vez). Agradezco que nos hable de esto. ¿Cuántos mundos caben y se pelean en su universo? Entre bromas y vinos, un amigo mío y suyo también, de la manera más afectuosa y reconocedora hacia él, me dijo: “lo que le pasa a Ahmed es que es un moro español”. Y me pareció algo de una gran trascendencia y belleza.

El día siguiente asistimos a Opus cero, ya en la caja negra de Box Levante. Una vez más, el texto de presentación es, a priori, poco esclarecedor y sugerente: “Opus cero es una entrevista de Carmen Aldama a Ibrahim Bah, Bastian Ponce y Maxi Labrador (…)”. A eso le sigue una cita de Rilke, que luego Ahmed escribe –algo alterada– en un momento álgido de la performance, con tiza en un muro: “¿Quién, si yo gritara, me oiría desde ahí arriba?”. Efectivamente, todo empieza como si fuera una serie de entrevistas. ¿Sobre qué? Pues sobre las biografías de todas esas personas / personajes, y sobre un ‘suceso’ que nunca acabaremos de saber del todo en qué consistió. A los nombres antes citados (una soberbia entrevistadora, un emigrante de Guinea Conakry, otro de Ecuador y un poeta – pastor nómada que vive en los Pirineos) hay que sumar los de Carlos Pulpón, María Moncada y el propio Ben Attia. Todos sobresalientes, perfectamente en su sitio, aportando cada uno a su manera al todo (un todo muy complicado). Y ya puestos, una iluminación adecuadísima, minimalista, bella, perfecta, de Antoine Forgeron.

Si Opus nigrum tenía un aire deslavazado, Opus cero parecía estar calculada al milímetro (aunque no lo fuera, en escénicas nunca acaba de serlo). (Por cierto, me parece un acierto programar las dos seguidas, ayuda a comprender). Opus cero genera un interés máximo desde el principio, con muchas fugas y requiebros y detalles interesantísimos, muchas rarezas muy bien superpuestas. A mi parecer, obra mayor. Aquello de la entrevista se va enrareciendo, hasta llegar a un grado de tensión máxima, y no diré mucho más. Hay violencia, pero poética también, en todo momento. Una vez más, por momentos parece que se traspasan los límites de la convención teatral. Antes hablaba de Artaud como referencia, ahora hablo de un teatro de la crueldad, real. ¿Un drama lorquiano, cien años después, con todo lo que ha cambiado el mundo, pero no tanto?

Creo que una de las cosas bellas y fuertes que nos pueden pasar, al asistir a la obra de un artista (sea plástico, literario, músico, escénico, etc.) es preguntarnos por su mundo interior. Que supongo es, al fin y al cabo, el que nos está intentando transmitir. Pues esto sucede en este caso. ¿Qué se le pasa por la cabeza y el corazón y el alma a este moro español? ¿Juega un poco al enfant terrible? Puede ser. En cualquier caso, creo que Ben Attia está en un excelente momento creativo. Irreverente y libérrimo. Con una gran mochila a la que deberíamos prestar mucha atención. No te conocía de mucho antes. Bienvenido seas. Me estás hablando.

Fernando Renjifo

 

 

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Vienen con todo. Sobre “Oda a la pasiva tóxica” (apertura de proceso), del colectivo Pornotráfico, vista en BOX LEVANTE – Centro escénico del Estrecho, Festival SUR (Algeciras), el 12 de octubre 2025

Durante la última temporada que pasé en Ciudad de México, a principios de 2023, en el medio teatral se hablaba de una obra que se había estrenado hacía poco: Jodidxs, de Anacarsis Ramos y el colectivo Pornotráfico. Yo no alcancé a verla y las versiones eran confusas, nadie acertaba a explicar claramente cómo era o de qué trataba, pero aquellos con quienes hablé expresaban, con recursos lingüísticos o extralingüísticos (a veces solo gestos), su asombro y asentimiento. Aquella obra había impactado y tiempo después se seguía hablando de ella. Eso ya es mucho, y más en una ciudad que supera los 20 millones de habitantes. Resulta que el teatro todavía puede impactar. Primera buena noticia. La segunda es que esa obra venía de la mano de un colectivo de artistas muy jóvenes: Anacarsis Ramos, Santiago Villalpando y Karla Sánchez, núcleo duro del colectivo, rondan apenas los treinta años. Y con esa, su segunda obra, irrumpieron con fuerza y se posicionaron en la escena mexicana.

Y por seguir con buenas noticias, diremos que acaban de disfrutar de una residencia de creación durante dos semanas en Box Levante – Centro escénico del Estrecho (Alcultura), y que el domingo pasado ofrecieron una apertura pública, en el marco del festival SUR, de su proceso de trabajo. ¿Cómo llegaron hasta Algeciras? El año pasado Box Levante solicitó una de las ayudas del Programa Iberescena para “Creación en residencia”, y le fue concedida. Hicieron entonces una convocatoria pública para acoger a dos artistas o colectivos durante 2025. Para sorpresa de los organizadores, a esa convocatoria se presentaron casi 300 proyectos, entre ellos el de Pornotráfico, que fue seleccionado junto con otro del artista argentino Ignacio Tamagno.

Entre medias (en los meses que pasaron desde que se presentaron a la convocatoria hasta que vinieron a Algeciras) Pornotráfico estrenó en México su tercera obra: Mi madre y el dinero. La vieron los programadores del Kunstenfestivaldesarts de Bruselas, un festival de referencia de la escena contemporánea a nivel mundial. La primera presentación del colectivo fuera de México fue en ese festival, lo que les ha abierto las puertas de los teatros y festivales más importantes de Europa, por donde van a girar durante dos meses a inicios del año que viene, aparte de otras citas.

Aquí en Algeciras han estado trabajando sobre su próximo proyecto: Oda a la pasiva tóxica, todavía en fase muy inicial. Aún así, lo que presentaron como apertura pública de su proceso de trabajo fue un collage muy bien ensamblado de materiales muy sólidos y prometedores, que desvelan un muy buen hacer teatral y un planteamiento claro y riguroso. Si hubieran dicho que se trataba de una obra acabada, habría sido perfectamente verosímil. El proyecto parte de la historia de un amor no correspondido entre Anacarsis y el actor Ernesto M. Agraz, ambos en escena. Anacarsis le propone a Ernesto cumplir en la ficción (¿una película?) lo que no se cumplió en la realidad. Esta trama, en principio muy simple, les da pie para hablar de muchas cosas: la idealización de las relaciones románticas, la exigencia de ‘belleza’ y fortaleza en los cuerpos, los imaginarios pornográficos, los estereotipos de la masculinidad hegemónica, la búsqueda de masculinidades más fluidas, el tabú del placer anal y la estigmatización del que es penetrado (asociándolo a algo inferior o ‘femenino’, con lo que ahí se cuela, de paso, de misoginia). Hablan y hacen sin tapujos, pero tampoco con alardes. De fondo, un discurso muy anclado en las teorías queer y el poscolonialismo. Proponen reflexiones profundas de una manera amable, sin ostentación ni pedantería y sin caer en el cinismo. Manejan además un humor fino, mucha ironía y autoironía. A pesar de su juventud, hay mucha madurez en sus planteamientos y el desarrollo, y un fuerte grado de exposición personal. Están también algunas marcas de su generación: referencias a Instagram, TikTok… No sabemos qué de todo esto (ni cómo) quedará en la obra final, pero desde luego, promete. Lo que presentaron tenía mucho de meta-obra (explicación sobre la propia obra), una manera muy inteligente de hacer cómplice al público del proceso de creación y un distanciamiento que amplía las posibilidades discursivas, un ingrediente que ya estaba presente en Mi madre y el dinero.

Y en medio de todo eso, dedicaron una parte a la ciudad de Algeciras. A partir de lo que fueron oyendo durante su estancia y de fotos que tomaron, hicieron un paralelismo entre la ‘fealdad’ de una ciudad y la ‘fealdad’ de un cuerpo, con una delicada reflexión de fondo sobre la belleza, el éxito y el fracaso. A todo eso les dio tiempo.

Anacarsis Ramos, líder de Pornotráfico, de madre campechana y padre canario, se crió en Campeche, en el sureste mexicano. A los 18 años se fue a vivir a Ciudad de México. Es autodidacta en cuanto a su quehacer teatral. En conversación privada, con una mezcla entre orgullo y sorna, se confiesa teatralmente “hijita de Angélica Liddell” (último premio Nacional de Teatro). Pero igual que habla de Liddell como referente, habla de Rodrigo García, de Romeo Castellucci, de Marthaler, de Castorf, de Rabih Mroué, de She She Pop; y de Bernardo Gamboa, Alberto Villarreal y Lagartijas tiradas al sol entre los mexicanos (estos últimos, presentes también en SUR en el mes de noviembre). Es impresionante, a su edad, la cantidad de referencias literarias, cinematográficas, artísticas y escénicas que maneja. Tiene un conocimiento del panorama teatral contemporáneo español, europeo y latinoamericano que ya quisieran muchos de los egresados de las escuelas de arte dramático de nuestro país. Hace un excelente tándem con Santiago Villalpando (de ascendencia mexicano-catalana, nacido y criado en México), con quien comparte la dirección de esta obra.

En fin, creo que, para las veintitantas personas que ahí estuvimos, fue un regalo asistir a esta apertura pública de este proceso de trabajo, en la que nos mostraron sus costuras y toda una promesa de obra y de trayectoria. Ya sería un regalo si se tratara de artistas más veteranos o consolidados. Pero tratándose de gente tan joven es además entusiasmante. Vienen con todo. Bienvenidos sean.

Solo me queda animar al público de Algeciras a asomarse a esta ventana a la creación escénica contemporánea que es el festival SUR. Quedan muchas sorpresas por venir, y algo así no ocurre en Algeciras todos los días. Déjense mover por la curiosidad y tal vez, cuando menos se lo esperen, habrán sido contagiados por el virus de las artes vivas. Una manera más de disfrutar de la vida e intentar comprendernos.

Fernando Renjifo

 

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Rimas internas: sobre “14 visiones”, de Fernando Renjifo y “Estudios para un ecce homo”, de Fernando Renjifo y Shantí Vera; visto en BOX LEVANTE – Centro escénico del Estrecho (Algeciras)

Ortega y Gasset decía, en un alarde de obviedad, que el teatro es un sitio donde la gente va a ver algo. Pero era otro teatro, y las artes escénicas se han dado la vuelta del revés desde el siglo pasado. Lo que sucedió el domingo en Box Levante, en el marco de SUR – Festival de escénicas del Estrecho (Algeciras) es una muestra paradigmática de esa transformación y esa búsqueda.

Entramos en 14 visiones, de Fernando Renjifo. Un texto introductorio nos guía, necesariamente, por el propósito de la pieza. Seguimos en la oscuridad, y ya no hay más que el rostro del actor proyectado sobre un fondo negro. Y un texto lleno de intensidad. De modo que lo vamos a presenciar es, sobre todo, una celebración de la palabra, como no podía ser de otra manera en un espectáculo que pretende transmitir elementos fundamentales de la mística de Ibn Arabí, con toda su profundidad y complejidad. Claro que casi nadie conoce al pensador sufí del siglo XI, y Fernando Renjifo lo sabe. Pero como él mismo afirma, sí reconocemos a San Juan de la Cruz, el místico por excelencia de la poesía española. Las conexiones entre uno y otro son evidentes y refuerzan el sentimiento común, ajeno a condicionantes culturales o temporales, de la universalidad de la experiencia humana frente al absoluto. Mostrar ese legado es, como afirma el autor, “un acto de justicia poética. Y política”.

Metáforas, alegorías, y sobre todo el oxímoron y las paradojas encadenadas para tratar de expresar lo inefable. En uno y su contrario reside la totalidad (“y vi el todo”), de forma que se transgreden la lógica y la pura percepción sensorial para adentrarse en la espiritualidad más íntima, aquella capaz de la unión con lo invisible, con la plenitud. Como sucede en el amor, es un juego de contrarios incontrolable. No resulta sorprendente que los místicos recurran a la simbología amorosa, e incluso erótica para expresar las tribulaciones más hondas del alma. Por eso nos regocijaba de adolescentes interpretar a San Juan “al pie de la letra”.

El autor del texto reconoce que ha eliminado la palabra Dios de los textos de Ibn Arabí. Con buen criterio, porque demuestra que no es ahí donde reside su fuerza, sino en la búsqueda de una integración luminosa, que anida en el centro mismo del ser humano, tenga o no apoyo en una creencia religiosa.

Entendemos entonces la coherencia de una puesta en escena austera y el ambiente sereno e intenso de la sala. Ziad Chakaroun, el actor que pone rostro y voz en directo, consigue crear un espacio donde es posible la reflexión y la emoción con un ritmo pausado -que no lento-, profundo y contenido, que el espectador agradece y disfruta.

Tras un breve y necesario descanso, en el que tenemos que recomponer el mundo que había quedado ajeno, asistimos al trabajo, aún inconcluso, de Estudios para un ecce homo, resultado de la colaboración entre Fernando Renjifo y Shantí Vera, bailarín y coreógrafo mexicano, en residencia en BOX LEVANTE – Centro escénico del Estrecho.

Y es lo contrario y lo mismo, en un juego que nos hace pensar en el hilo conductor que subyace en ambas piezas, expresiones diferentes de una misma inquietud: la de su autor.

Así que ahora la palabra permanece proyectada y sólo tenemos el cuerpo del danzante en un espacio vacío. La música del compositor algecireño Alberto Trabajos envuelve movimientos que nos transportan a las tribulaciones del ser en relación con el infinito. Atrás, adelante, arriba, abajo. Frente a la verticalidad buscada en las distintas manifestaciones de la espiritualidad, de la literatura a la arquitectura, aparecen los gestos pequeños, hacia abajo, a lo cercano, a lo medido. La gravedad que nos ata el cuerpo a la tierra, en lucha con la condición trascendente del ser humano. Y la dificultad del propósito, que lleva el movimiento a la desesperación, se empareja con la cautela de pasos que parecen querer dominar el suelo, lentamente, como para no lastimarse.

Se aprecia fácilmente la buena conexión entre los dos creadores, el compromiso colectivo de aunar fuerzas para generar con las herramientas más cercanas -el movimiento y la palabra-, la emoción de lo sublime.

Aunque exceda el objetivo de esta reseña, la tarde no hubiera sido tan completa sin la exposición fotográfica de Natalia Leiva: “Miénteme, dime que me quieres”, contrapunto perfecto a lo mostrado en escena. Porque sí, todo es uno y lo mismo. O todo lo diverso converge y se expande en la intrincada naturaleza humana.

Resulta insólito, pero esperanzador, que iniciativas como esta de BOXES ALCULTURA, tengan cabida aquí en la frontera sur, por más que sean experiencias minoritarias, como siempre lo ha sido la investigación escénica. Los que allí estuvimos, disfrutamos, nos emocionamos y os lo agradecemos. Que dure.

Carmen Perea. 21 de septiembre 2025

Posted in Uncategorized | Comments Off on Rimas internas: sobre “14 visiones”, de Fernando Renjifo y “Estudios para un ecce homo”, de Fernando Renjifo y Shantí Vera; visto en BOX LEVANTE – Centro escénico del Estrecho (Algeciras)

SUR. Festival de escénicas del Estrecho


Allí, todavía más al sur, en ese lugar donde el cielo y la tierra se unían en una línea pura, ahí, le pareció de pronto que algo le esperaba, algo que había ignorado hasta entonces pero que no había dejado de extrañar.

Albert Camus

SUR. Primer Festival de artes escénicas del Estrecho, este otoño, en Algeciras. Nueve artistas o colectivos artísticos, seis de ellos en residencia. Unos vienen de muy cerca, otros de muy lejos. Tres de ellos vienen de México. Algunas obras acabadas y varias puestas en común de procesos de trabajo, otra manera de acercarse a la creación escénica contemporánea. Danza, teatro, performance, instalación, conferencias performativas, acciones… 

SUR. Estamos en el sur. Nos sentimos en el sur. Muy en el sur. Pero el sur son muchas cosas y hay muchos sures. No es solo geográfico, ni un origen. Puede que sea un punto de vista, una manera de hacer y de vivir. Una cuestión de voluntad, de deseo. Una lucha también. Y muchas preguntas. Mientras no cambie el orden político y económico mundial, el sur es algo a reivindicar, estudiar y expandir. No queremos que mires al sur, sino que mires desde el sur. Vente.

Foco 2025: México

D 21 de septiembre (19:00h): 14 visiones / Fernando Renjifo 

D 21 de septiembre (20:30h): Estudios para un ecce homo / Shantí Vera – Fernando Renjifo

D 12 de octubre (19:00h): Oda a la pasiva tóxica (apertura de proceso) / Pornotráfico – Anacarsis Ramos

X 29 de octubre (17:00h): Opus nigrum / Ben Attia

J 30 de octubre (20:00h): Opus cero / Ben Attia

S 8 y D 9 de noviembre (19:00h): Las placas tectónicas / Ignacio Tamagno

S 8 y D 9 de noviembre (20:00h): Kms of Resistance / Mehdi Dahkan

S 15 de noviembre (20:00h): Lázaro / Lagartijas tiradas al sol

V 21 y S22 de noviembre (20:00h): Kairoscopio / Patricia Caballero

S 13 de diciembre (20:00h): DEBUT / Rosa Romero

Actividades paralelas: Círculo de espectadores, a lo largo de todo el festival

Venta de entradas

https://entradium.com/es/events/sur-festival-escenico-del-estrecho

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Les artistas:

Fernando Renjifo (Madrid, 1972) · Artista en residencia

Creador escénico y poeta. Escribe y dirige. Se diría que hace un teatro performativo poético / político / antropológico. Hace poco, en una entrada en el blog de Teatron, el periodista y crítico Pablo Caruana lo adjetivó como “creador fundamental y hoy agazapado”. Estuvo muy presente (sobre todo en la escena madrileña) en los finales de los 90 y en la primera década de los 2000. Su compañía se llamó ‘La República’. Después empezó a trabajar más fuera que dentro de España, o medio-dentro medio-fuera. Luego la vida lo llevó por otros derroteros. Ahora vive en la provincia de Cádiz.

Shantí Vera (Chiapas, 1986) · Artista en residencia

Coreógrafo, bailarín, pedagogo, investigador del cuerpo, performer, curador y productor cultural. Concibe a la coreografía como la posibilidad de imaginar estrategias de organización sensible desde los cuerpos que se mueven. Su práctica artística es un compromiso político por la defensa del cuerpo. En el año 2007 funda el laboratorio mexicano de artistas y humanidades CUATRO X CUATRO con el cuál se han presentado en los recintos culturales más relevantes de México y de manera continua en teatros y festivales en diferentes países de Europa y Latinoamérica. Desde el año 2009 organiza el FESTIVAL4X4 en México, con quince ediciones hasta la fecha. Los últimos años lleva desarrollando el proyecto LEIB (‘cuerpo’, en alemán), una investigación que pone al cuerpo como primer territorio de pensamiento sensible y encuentro sensible con lo otro, con el mundo.

cuatroxcuatro.org  / @muchacho_latinoamericano / @cuatroxcuatro.mx

Pornotráfico / Anacarsis Ramos (México, 2020) · Artistas en residencia

Colectivo de creación escénica, liderado por Anacarsis Ramos. Muy jóvenes, no llegan, o rondan, o apenas superan los 30. Pero ya se han hecho un lugar en la escena mexicana, y han sido ‘descubiertos’, este año, por Europa, desde la presentación de su último trabajo en el Kunstenfestivaldesarts de Bruselas. Y de ahí, al Kampnagel de Hamburgo, y el año que viene a los principales festivales y teatros europeos. Han bebido, claro, de Lagartijas tiradas al sol (documento-ficción-teatro político…), y también de la escena española (la de Rodrigo García, Angélica Liddell…), pero con un componente deliberada y explícitamente queer y con preocupaciones y planteamientos propios de su generación.

pornotrafico.com / @por.notrafico

Ben Attia (Granada, 1991) 

Creador escénico, actor y gestor cultural. De origen magrebí, ha vivido en Granada y en Madrid, y ahora está afincado en Algeciras. Durante su época en Granada trabajó con la autora y directora Sara Molina. Hiperactivo y heterodoxo, es impulsor de múltiples proyectos. Su obra está marcada por la relación con el Magreb, la diáspora magrebí y la contestación a los órdenes establecidos, los imaginarios y las ideologías dominantes.

Ignacio Tamagno (Córdoba – Argentina, 1989) · Artista en residencia

Creador escénico y gestor cultural. Su trabajo está marcado por el viaje permanente, las migraciones y el cruce entre lenguajes y artistas de diferentes territorios. Está comprometido con muchos proyectos creativos, en muchas partes del mundo. Proyectos autogestionados, pensamiento crítico y colectivo, dramaturgias experimentales… Actualmente, cuando no está fuera, vive en Barcelona, donde colabora en proyectos particulares con la Nau Ivanow.

ignaciotamagno.com

Mehdi Dahkan (Tánger, 1998)

Coreógrafo y bailarín autodidacta. Se inició muy joven en el break dance, el parkour y otras prácticas de danzas y deportes urbanos, antes de adentrarse en la danza contemporánea. En 2019 fundó Jil Z, una plataforma para la investigación y la creación coreográfica. En su trabajo utiliza el cuerpo como medio principal para cuestionar comportamientos e ideologías socialmente construidas en el ámbito del Magreb actual. En sus últimas obras explora formas no convencionales de protesta y movimientos de resistencia que posteriormente se transformaron en prácticas o rituales artísticos. Actualmente vive y trabaja entre Marruecos y Francia.

mehdidahkan.com / @mehdidahkan @cie.jil.z

Lagartijas tiradas al sol (México, 2003) · Artistas en residencia

Son un colectivo de creación teatral dirigido por Luisa Pardo y Lázaro Gabino Rodríguez. Han sido y siguen siendo un hito respecto a la renovación del lenguaje escénico mexicano. Compromiso político, interés por la historia, una muy particular y deliberada confusión entre la ficción y el documento, a veces más hacia un lado, a veces más hacia el otro… Y un muy buen hacer actoral y dramatúrgico que los ha llevado a teatros y festivales de medio mundo.

lagartijastiradasalsol.com / @lagartijastiradasalsol

Patricia Caballero (Cádiz, 1987) · Artista en residencia

Bailarina y coreógrafa gaditana. Muy joven emigra a Barcelona, donde se licencia en Coreografía por el Institut del Teatre. Después de pasar por Lisboa y México, vuelve hace nueve años a Cádiz. Tiene un hacer muy particular, en el que afloran sus raíces andaluzas y su preocupación por las prácticas del cuerpo y los procesos perceptivos y relacionales. Muy activa y versátil, realiza formaciones y colaboraciones por todo el país. Es mentora de artistas emergentes y punteros. Su próxima creación, Ra!, será producida por el Mercat de les Flors. 

patriciacaballero.com / @patriciacaballero.artesvivas

Rosa Romero (San Fernando, Cádiz, 1986)

Actriz y creadora gaditana. Estudió en Málaga (ESAD) y Madrid (Escuela de Interpretación de William Layton). En 2014 vuelve a su ciudad natal, donde crea y coordina Estratería, un proyecto asociativo y de mediación a través de las artes escénicas, e inicia el camino hacia la creación personal poniendo la atención en el cuerpo, la recuperación del baile heredado y la comunicación ‘bruta’ con los espectadores. Desde entonces ha estrenado Esta no es la vida privada de Rosa RomeroDEBUT y Soy un baile (esta última pieza recibe el premio a mejor intérprete y mejor espectáculo revelación 2023 de la Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza). Uno de sus últimos proyectos es Escuela del sur, creado y dirigido junto a Alberto Cortés: un espacio de encuentro para artistas escénicos contemporáneos de la provincia de Cádiz. Actualmente vive en Sevilla.

quefuederosaromero.es / @laotra_rosaromero

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Programación:

14 visiones

Fernando Renjifo

D 21 de septiembre (19:00h)

Vídeo-performance a partir de Las contemplaciones de los misterios, un texto del poeta, filósofo y místico sufí Ibn Arabí, que vivió entre los siglos XII y XIII. Esta acción poética, de justicia poética y política, surge de una serie de preguntas: ¿por qué la obra de este místico andalusí, nacido en Murcia, es tan poco conocida en España?, ¿por qué no se estudia en la escuela?… Y de una corazonada: ¿no será que los místicos castellanos bebieron de Ibn Arabí? No se asusten, solo estamos hablando de un texto muy bello de oír mientras escogemos adónde mirar…

Con el actor libanés Ziad Chakaroun. 

>Entrada: 12 €

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Estudios para un ecce homo

Shantí Vera* – Fernando Renjifo

D 21 de septiembre (20:30h)

Shantí (bailarín y coreógrafo mexicano) y Fernando (escritor y director español) habrán estado en residencia de creación. Hace años que querían trabajar juntos y hasta ahora no había sido posible. El punto de partida es un texto de Fernando que le interesó especialmente a Shantí. El texto, titulado Estudios para un ecce homo, lo escribió en 2007, con idea de llevarlo a escena, pero nunca lo llegó a hacerNos comparten sus universos y la deriva de este primer encuentro de trabajo. 

*Proyecto realizado con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC) de México.

>Entrada libre 

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Oda a la pasiva tóxica (apertura de proceso)

Pornotráfico / Anacarsis Ramos

D 12 de octubre (19:00h)

El colectivo mexicano Pornotráfico, también en residencia en Box Levante, trabajará sobre su próximo proyecto, Oda a la pasiva tóxica, presentando como devolución pública una apertura del trabajo en proceso. Oda a la pasiva tóxica se estructura como un proyecto de investigación ética y artística abordado desde las herramientas de la ficción, el documental y el performance. El núcleo del proyecto es la realización de una película romántica de bajo presupuesto, donde director y actor recrean una versión idealizada de la relación fallida que tuvieron en la realidad, utilizando códigos del cine hollywoodense y la estética pornográfica. Esta ficción se contrasta con un entramado ensayístico en escena: entrevistas, bitácoras del proceso y análisis de archivos personales que deconstruyen la fantasía y exponen las negociaciones de poder detrás de su realización. La puesta en escena opera como un visionado intervenido donde se intercala la proyección de la película con intervenciones en vivo, creando un diálogo crítico entre lo proyectado (el deseo) y lo performado (el trabajo de representarlo). 

Un proyecto de Pornotráfico
Dirección: Anacarsis Ramos y Santiago Villalpando
Dramaturgia y actuación: Anacarsis Ramos y Ernesto M. Agraz

* Con la ayuda del Programa IBERESCENA de Ayudas a la Creación en Residencia

>Entrada libre

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Opus nigrum

Ben Attia

X 29 de octubre (17:00h)

“Opus nigrum es un peregrinaje desde el centro de la ciudad hasta su periferia, hasta el lugar donde acaba lo humano. Justo en esa frontera es donde habitan los ascetas y los santos. Es allí donde aparecen los profetas. Donde el campo abierto pasa a ser descampado y el pasto se convierte en rastrojo; donde los caminos se desdibujan y se acumulan los escombros. Es allí donde nos dirigimos. Pero para venir hay que estar en silencio primero. Encerrarse primero un tiempo en el silencio. Y guardar el ayuno también. Sólo entonces estaremos listos”.

Con Juan Navarro, Maxi Labrador, María Moncada y Antoine Forgeron.

>Entrada: 12 €

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Opus cero

Ben Attia

J 30 de octubre (20:00h)

Los creadores aclaran poco sobre la forma y el contenido de esta pieza, sospechamos que se mueve en el territorio entre el teatro y la performance. Tras su estreno en Madrid, el periodista-crítico Pablo Caruana escribió: “Pura bomba escénica (…) El público, lógicamente, salió con la sensación de haber asistido a algo importante (…) Qué gusto volver a sentir que la butaca es un espacio de peligro donde el primer cuestionado eres tú, qué gusto saber que esto no ha acabado, que, a pesar de las instituciones, las redes, los programadores y los periodistas como el que escribe, está la calle, llena de vida. Y que al final, aunque nos empeñemos en compartimentar todo como agrimensores de la nada, como profesionales de la taxonomía inane, la periferia vendrá y lo arrasará todo”.

Con Carmen Aldama, Bastián Ponce, Ibrahim Bah, Maxi Labrador, Carlos Pulpón, Ben Attia y María Moncada.

>Entrada: 12 €

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Las placas tectónicas

Ignacio Tamagno

S 8 y D 9 de noviembre (19:00h)

Devolución pública de una residencia artística en varias etapas en las que Ignacio Tamagno habrá desarrollado su proyecto Las placas tectónicas: un proyecto de dramaturgia expandida con trabajadoras de la economía popular o informal (no por casualidad casi siempre migrantes). Personas invisibilizadas que, desde las profundidades de nuestras estructuras sociales, mueven mundos y los mantienen en movimiento. Tamagno propone un espacio participativo y de autocronicado performático. A partir de ese trabajo se generan acciones sutiles de intervención poética del espacio público. Acciones principalmente basadas en la escucha, que invitan a retransitar el entorno cotidiano atravesado por leves (aunque profundos) desplazamientos físicos y de sentido. 

En distintas versiones, el proyecto ha tenido lugar en ciudades y entornos rurales de Chile, Argentina, Uruguay, Colombia, Cataluña y Georgia. 

* Con la ayuda del Programa IBERESCENA de Ayudas a la Creación en Residencia y en colaboración con la Asociación Amaranta

>Entrada libre

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Kms of Resistance

Mehdi Dahkan

S 8 y D 9 de noviembre (20:00h)

En esta su última pieza, Mehdi Dahkan explora el acto de celebrar como forma de protesta y resistencia. Se inspira en el arte marroquí de la Aïta, una tradición oral utilizada históricamente para incitar a la resistencia durante el período colonial. Reimagina esta práctica en un contexto contemporáneo, proponiendo una forma ‘sutil’ de afrontar los desafíos actuales en tiempos en los que la palabra directa puede ser silenciada o censurada. Se queda pues con el acto primario de la respiración. Kms of Resistance es una performance coreográfica y sonora, muy física, parte final de una trilogía sobre el ritual, la protesta y el deseo.

Con Mehdi Dahkan y Mohamed Bouriri.

+ Encuentro con los artistas después de la función

>Entrada: 12 €

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Lázaro

Lagartijas tiradas al sol

S 15 de noviembre (20:00h)

En 2019 el actor Gabino Rodríguez decidió cambiar de identidad, nombre y rostro. Esta pieza cuenta el cambio de Gabino a Lázaro a través de los archivos del actor, sus películas, sus fotografías personales y una serie de cuestionarios que Luisa Pardo realizó a personas cercanas a él. ¿Qué hace que seamos lo que somos? ¿Sin qué de lo que somos dejaríamos de ser nosotras mismas? Al intentar responder estas preguntas, en la obra se desdibuja la frontera que se establece entre las máscaras que el actor toma prestadas para interpretar a sus personajes y su propia identidad. ¿Qué tanto de ficción hay en la realidad y que tanto de realidad hay en la ficción? En el corazón de la pieza surge una pregunta: ¿realmente podemos dejar de ser quienes somos?

En un inicio, en 2020, la obra se creó en formato virtual y así se presentó en el Festival Cervantino (México), FIAC Bahia (Brasil), Temporada Alta de Girona y Mousonturum Frankfurt (Alemania). En 2022 crearon la versión presencial que se ha visto en el festival Roma Europa y en La Vignette de Montepellier, versión que ahora adaptan al espacio de Box Levante.

Con Luisa Pardo.

>Entrada: 12 €

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Kairoscopio  (Estreno)

Patricia Caballero

V 21 y S 22 de noviembre (20:00h)

Kairoscopio es la segunda parte de una propuesta escénica titulada Chronoscopio, que Patricia Caballero creó en 2010, a sus 22 años. En aquella pieza los objetos y luces danzaban solos en escena, sin presencia humana. En esta segunda parte del díptico, Patricia retoma el largo y comprometido recorrido de indagaciones, obsesiones, hallazgos, experiencias y ‘maceraciones’ que ha desarrollado durante los 14 años transcurridos entre una obra y otra, en los que ha persistido en la investigación sobre el tiempo, la realidad, la conciencia y la percepción. Sus estudios y prácticas han hecho incursiones en corrientes científicas disidentes, física cuántica, sueños lúcidos, visión remota y extraocular… En Kairoscopio, a caballo entre la danza, la instalación y la creación audiovisual, convierte la instalación de objetos ‘vivos’ en un paisaje habitable por un cuerpo que también es voz, objeto, paisaje, túnel y mapa. Su propio cuerpo se presenta como un ecosistema. Desde una anatomía inventada, disruptiva e imaginada, se atraviesan umbrales perceptivos que rompen las nociones establecidas sobre el cuerpo, el pasado, el futuro, la memoria y el existir. Este es el planteamiento de la pieza. Tendremos el lujo de asistir a su estreno.

>Entrada: 12 €

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DEBUT

Rosa Romero

Sábado 13 de diciembre (20:00h)

DEBUT es un solo donde la intérprete o performer atraviesa un acto de iniciación frente al público con el objetivo de ser aceptada, de ser amada a fin de cuentas. Atravesar la puerta, pasar el umbral, cambiar de cuerpo, espacio y estado para pasar a ser otra cosa, de sólido a líquido, de líquido a gaseoso. Esta obra, que no es más que un acto de iniciación que adopta la forma de una pieza escénica, es un deseo de pertenencia a la comunidad. Como en todo acto iniciático, la iniciada, en este caso Rosa, tiene que demostrar su valía enfrentándose a la comunidad con todo su cuerpo. Se para frente al público (la comunidad de la que depende su aceptación) y les dice: miradme. Una pieza llena del carisma y humor arrebatador de Rosa Romero.

>Entrada: 12 €

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Actividades paralelas:

Círculo de espectadores

SUR propone un proyecto de acompañamiento y seguimiento del festival como otro modo de aproximarse, en compañía, a las artes escénicas contemporáneas. Un ejercicio colectivo de apreciación, contextualización y disfrute de las manifestaciones que se vayan dando durante el festival. Una aproximación al universo de los artistas y sus lenguajes a través de encuentros con los creadores, lecturas, referencias, documentación, visionados y puestas en común. Un espacio también para el debate y la reflexión crítica.

Conducido por Fernando Renjifo, escritor y creador escénico.

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