Se dice en mi clase

“¡Qué lamentable!”, gritaba yo.

“¡Qué joya más bonita!”, gritaban los niños.

“¿Qué podemos hacer para que no nos tomen en serio?”

“¡Pegarle un pellizco a ese muerto! ¡Ah!, será como un grito sin hambre.”

¡Ah! Dios sonríe con esa capacidad que solo tiene Dios.

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