Las modernas tendencias literarias atraen cada día mayor número de espíritus entusiastas, y aunque no faltan voluntades mezquinas que castren su personalidad para servir, en calidad de eunucos, en el Harén de los Viejos decrépitos, la mayoría de la juventud, la juventud batalladora y fecunda, se agrupa en torno de la nueva bandera, decidida a emprender denodadamente la conquista del “Ideal”.
Francisco Villaespesa, 1900