Enema de café

Foto: Marta Miranda

¡Jopé! perdonad que he estado ausente dándolo todo en la escena compostelana. Hemos realizado un muy exitoso ciclo Pank en la ciudad de la lluvia en enero, que casualmente estaba despejada y reluciente. Hemos desarrollado la segunda fase de lo que sigue de la forma en la que me gusta a mi hacer las cosas, a contracorriente,  y he tenido que ver como después de tantos intentos por dar esquinazo al tiempo han empezado a asomar entre mis rizos dos canas. El diez años challenge del feisbuk me recuerda que hace diez años estrenábamos en Cangas Oiseau Rebelle en un intento por hacer nuestras cositas en el teatro. Recuerdo que desarrollamos unas campañas muy exitosas y la afluencia de público en nuestros bolos, a excepción de Ourense, Vigo y A Coruña, siempre fue aceptable e incluso gratificante. Hicimos un crowdfunding de esos, conseguimos unos bolitos por la Red, cuatro, y llegamos a la friolera de 21 funciones. Hasta pronunciaron nuestro nombre en la gala de los María Casares.  Diez años después de aquellas tímidas lluvias pues estos lodos.

No he cosechado nada y eso que aquí debería darse todo, que somos muy de dar. El ciclo Pank ha constado de unas cuantas performances transversales que hemos estado haciendo por Compostela. La performance de la pegada de carteles, yo imponiendo mi ritmo capitalista mejorando la técnica del cortado de celo y Manu ofreciendo también el servicio de retirada de los cárteles antiguos en los sitios que nos dejaban. Luego hicimos la performance del sofá chester rojo que nos prestó muy amablemente una tienda de Tatoos. Solo nos lo podían dejar fuera de horas de atención al público porque lo necesitaban para que esperaran los clientes antes de hacerse los tatoos. Utilicé todo mi repertorio de dar pena para que accedieran a dejárnoslo todo el fin de semana sin idas y venidas. Caminé encorvada haciendo uf uf uf y les ofrecí tres sillas del salón teatro para que pudieran abrir el sábado con las mismas plazas disponibles para toda esa gente que necesita un tatoo en su cuerpo. Pero no funcionó, así que a las siete y media, una hora antes de la función hacíamos la performance de llevar el sofá a modo de paso de semana santa por la Rúa Nova hasta el Salón Teatro. Esta performance constaba de otra que ocurría al terminar la función en la que volvíamos a llevar el sofá al la tienda Tatoo. El segundo día variamos un poco la performance, conseguimos la inestimable ayuda de cinco técnicos del teatro que fueron a buscarlo para que nosotros pudiéramos hacer nuestras meditaciones y estiramientos para la función.

Los bolos fueron un éxito, aunque no de público, tuvimos a personas maravillosas en el patio de butacas que creo que disfrutaron mucho pues el hecho de ser pocos los convierte en únicos y afortunados  espectadores de la magia del teatro del nicho. Y sí, íbamos a taquilla con técnico y todo.

Luego estuvimos en Sevilla, que dicen que la lluvía allí es una maravilla pero cuando llueve nadie sale de casa y menos para ir a ver a unos desconocidos gallegos. Un público estupendo y risueño. Lo quiero. Típico viaje bolar, vas, actúas, te recorres la ciudad buscando un desayuno después de las doce de la mañana, comes pescado frito y te vuelves a tu airbnb con estufa.

Lo chungo empezó cuando tuve que enfrentarme a la concepción de una pieza corta para el Ciclo Mulleres en Acción en Cambados para el 20 de febrero. No sabía que quería ni que podía decir yo sobre la Violencia. Vamos que volví al infierno de la preadolescencia, a mis años oscuros, del bullying y la tosquedad del hogar. El bolo fue muy bien, multitudinario, con varias clases de bachillerato y con una cobertura mediática que no he tenido en todos mis años de peregrinaje por las artes. Salí en las portadas de varios periódicos locales y en la de la Edición de Arousa de La voz de Galicia. Hasta me ecribió una Efemérides preciosa a Señora Carmen en un períodico de allí. Ella decía que había cambiado la vida de la nieta de una amiga suya, que a partir de ver mi pieza había decidido ser artista y no de cualquier tipo. No me gusta alardear pero fue el post más bonito que leí nunca sobre el trabajo de nadie y sobre el mío por supuestísimo. A la niña que quiere ser artista sólo puedo decirle: ¡no lo hagas, no entres en esa oscura noche!

Arte y vida, lusco e fusco, humo y más humo. Pero ahora tengo una depresión, me han salido gases por todas partes, dolores en la espalada, mal humor en general. No sé si estoy lo suficientemente mal como para invertir en un psicólogo. Me he gastado 80 pavos en una fisioterapeuta y no me ha quitado el dolor. Y si me pasa lo mismo con el psicólogo? Y he tenido que hacerme análisis porque con el hipotiroidismo subclínico nunca se sabe. Hasta análisis de heces me ha pedido. Y cómo no me salía nada me hice un enema de café y ahí me di cuenta de que estaba podrida por dentro y que normal que tenga gases. Y ya no quiero hacer más piezas, ni producir nada más que deposiciones estables. Si pudiera ni siquiera postearía esto, pero soy humana y escribir un blog me dota de un cierto estatus que no me puedo permitir perder.

 

4 thoughts on “Enema de café

  1. Maravilla, como toda tú querida mía. Hay que vaciarse para poder llenarse de nuevo, viva el enema de café! XD