El bailarín

Ellos, los bailarines. Esos que practican cuerpo. Aquellos que amasan lo pre-conceptual. Que rozan lo ontológico. Que usan el directo, lo vivo. Que transcurren en activo… Deberían de empezar a hablar. Deberían de empezar a verse mas allá de meros objetos lúdicos, bellos, muy bellos. Deberían de empezar a transmitir como se vive el conocer a pelo. Deberían de hacerse cargo de su responsabilidad para con el mundo. Deberían de entender que son política. Que son privilegiados. Que son técnica y método. Altamente especializados. Deberían de asumir de una vez por todas, que son pensamiento.

Que han vivido el peso, el tiempo y el espacio. Que saben que el flujo contenido afecta a la respiración, que si sueltan un poco el ano y abren la garganta, la mirada cambia. Que lo vertical difiere de la horizontal. Que con ojos cerrados se siente como un poco mas, pero que en realidad no es mas que un falsete, un estado idealizado y que uno pierde el mundo, y que sin el mundo el bailarín deja de tener sentido. Que los huesos, son el descanso del músculo, y que con el músculo descansado se amplía el espacio en las articulaciones y que de esa manera el cuerpo se abre y la mente parece comenzar a bajar al estómago y ser vísceras.

Si el bailarían comenzase hablar, de como es eso de lo encarnado, de como es eso de la acción como pensamiento con el mundo, de como se atraviesa y te atraviesa el otro. Si empezase a usar la biología, eso de ser carne y piel, y la suerte que tiene de no ser un objeto de madera, papel, hierro o tierra. Si jugase con la ventaja ante los otros que eso supone. Podría por fin, descansar tranquilo. Por que su existencia comenzaría a tener algo de sentido. Podría por fin entender que es necesario. Que como su vecino el médico, el panadero y el barrendero, tiene una tarea vital que ejecutar para con el pueblo.

 

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3 respuestas a El bailarín

  1. bea dijo:

    oihana te quiero!!!!!!!

  2. Fernando dijo:

    Mierda de la buena. Ya estoy enganchado.

  3. oscar dijo:

    wuawwww!!!! queremos más Oihana

    unas palabras de otra mujer que escribe desde el cuerpo, otro cuerpo, Chantal Maillard en su último libro ‘la mujer de pie’ cuenta que Heinrich von Kleist entendía que la afectación aparece » cuando el alma (la vix motrix) se sitúa en algún punto distinto del centro de gravedad del movimiento».

    y ella añade: cuando la conciencia, que habría de integrarse y perderse en el movimiento, se retira y enfoca el cuerpo que se mueve, se produce un desdoblamiento: algo que de sí retrocede y de lejos atiende a aquello que se mueve, que se sigue moviendo, aunque ya ‘sin alma’

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