Jaleo. Día 1:

Continua con Gibbons, en la oscuridad, con un piano iluminado y Rubén, tiempo a tiempo, abriendo aire, pesando cada nota, como esa gota de la que siempre me habla Oscar, esa que le contaba Elena, esa que cae en el centro mismo de la vagina, hacia abajo, pero de estos abajos multifocales, de rayos y rayos que se expanden, y empiezan como a canalizar la mierda, la filtran, y empieza a oler a otra cosa, a almohadones en el suelo, y gente que bebe y se amansa en la entrega, se hace como traslúcida y se deja traspasar, se transparenta, y se acoge al negro, a este teatro negro, que suena y suena, y empieza como a abrazarnos, a decirnos Ven, Ven Pa Acá. Y se nos cierran los párpados, reposan en los ojos, y empezamos a ver en forma de aire, ese que penetra en la nariz, infla el pecho, engorda el estómago, y se va, nos deja, nos abandona, y se lleva lo que no, y nos deja lo que sí, más cerca si cabe de lo que sea, más cerca, muy cerca. Y abro la mirada, y ahí están ellos, y siento desgarro, sobre todo en los pulmones, pero desgarro del que abre, del que genera grietas para lo otro, y camino. Y el coxis. Y lo que penetra. Moverlo. Y sí, en pleno cántico místico, exorcizar el cubo, y preguntarse si es eso a lo que se dedican los chamanes, y soñar y pretender serlo por unos minutos, inventármelo porque sí, y penetrar y que me penetren, y penetrarnos, y resoplar, una y otra y otra vez. Y que estén ahí, en primera fila, como bien les pedí, ellas, que me contienen, me sostienen, y me empujan a seguir, y mirarlas de vez en cuando, para sentir casa, sentir pechos, úteros y ondulaciones verticales de lo fecundo. Trabaja para ellas. Sigo con esto de trabaja para ellas. Que me pille por sorpresa lo que ya sé, que se lance a donde le dé la gana y que en un segundo casi sin saberlo me encuentre acariciando la pared, negra, me encuentre generando arco y flecha, me encuentre follando el suelo, negro, me encuentre con su mirada, la de él, y saber exactamente quién y dónde está cada una de las personas que me importan. En realidad, el viaje, aunque viaje, aunque imparable, es claro, es muy claro, lo sé en todo momento, aunque me esté en invasión, lo sé, lo sé perfectamente todo el rato, aunque sienta que el cuerpo se lanza sin parar, yo lo sé, lo sé todo el rato, sé quién, dónde, sé qué, sé por qué, sé todo el rato lo qué. Y darme el permiso del cigarro, de esa birra que es cuando mejor entra. Inhalar con los pulmones abiertos en canal. Entonces es cuando realmente uno se hace humo. Y ella, con su vestido fluor, pura diosa curvada, sola, como a cuatro, seis u ocho manos, sola, cantándonos. Nos está cantando. Nos agarra de la mano y nos transporta por universos que generan éxtasis, apertura de cadera, perfilan los hombros, y apoyan la frente, la coronilla y nos sostiene bailando. Bailar lo pasado, bailar, bailar lo pasado, para que no pese, para que se marche de una vez, y lo recordemos ya cuando nos dé la gana, sin que nos invada en susto. Bailar para celebrar, bailar para celebrar que estamos, que seguimos y que lo hacemos juntos. Pero bailar así, entre el folclore y el tecno, el folclore y el tecno. Aquí, Dasein absoluto. Y “no me vengas con el codo, si eres una hija de puta, sé una hija de puta, no me vengas con movimientos que no son tuyos. ¿Quieres una raya?”.

 

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2 respuestas a Jaleo. Día 1:

  1. Oihana dijo:

    Jajajajajaj!!!! Joder amadeo!! Gracias!!! Maravilla de videoooo!!! Jajajaja maravilla!!!

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