¡peloteo!

 

Pelotear es lo que se hace antes de empezar a jugar. Algo que a veces se hace y a veces no, pero que no sólo sirve para entrar en calor: también tiene un sentido más especial. De eso hablaremos más adelante.

La 13-14 está recién inaugurada, y justo hoy hace un año que empezamos a jugar en esta cancha. Lo primero fue un correo electrónico dirigido al Teatron Team. No les conocíamos de nada. Estábamos preparando los Escenarios del Streaming, y Teatron parecía la mejor cancha de todas las canchas. Así que nos ofrecimos para lanzar contenidos desde cualquiera de sus flancos: blogs, blogs en proceso, tecnotron y, por supuesto, TVTRON. Tenía que quedar claro que lo que queríamos era jugar, jugar a toda costa, aunque no conocíamos las reglas ni todavía nos habíamos bautizado siquiera como PLAY DRAMATURGIA. De manera que nos la jugamos, lanzamos la primera bola por correo electrónico y un tipo de Teatron nos la devolvió con rapidez y destreza. Propuso hacer un Skype. ¿Por qué no? Él estaba en Barcelona, nosotros en Madrid, e íbamos a hablar precisamente de Escenarios del Streaming. Lo que se anunciaba como una conversación rutinaria se convirtió casi en un derbi: la tensión en aumento y la pelota de lado a lado, atravesando la pantalla con una velocidad tal que ni nosotros podíamos seguirla. Rubén Ramos nos estaba lanzando una tras otra tantas preguntas con la velocidad de una máquina de esas tipo Ping Pang Qiu: de pronto parecíamos chinos jugando al pimpón. Aunque no acertábamos con todas, estábamos logrado devolver alguna; y el que estaba al otro lado no bajaba la guardia, seguía lanzando una tras otra. ¿Quería eso decir, quizá, que el proyecto tenía algo de saque? Cuando terminó la llamada estábamos cansadísimos, pero con una satisfacción descomunal: acabamos federados, con acceso a la práctica totalidad de las instalaciones de Teatron.

Y dando botes, como no podía ser menos.

Por fin, sin tener mucha idea, terminó la pretemporada; dando paso a un año intenso. Jugábamos a mezclar juegos, sin conocer las reglas, inventándonoslas. Siempre a lo loco, conservando esa actitud del peloteo inicial, titubeando lo que hiciera falta y partiéndonos de risa. Fracasando mejor, arriesgando a veces más de la cuenta, sin miedo a tirar unos cuantos balones fuera. Y claro que tiramos unos cuantos: a base de errar y errar quizá empezásemos a encestar alguna, a dar en alguna diana, a meter algún gol o lo que sea que estuviéramos haciendo. Ése era el método. Así que peloteamos mucho y recibimos mucho balonazo: mucho feedback del mejor. Tanto que, poco a poco, lo de que alguien adoptase en la red el nombre de Maestro Ramos empezó a parecernos más y más acertado. Pasaron varios meses hasta que nos vimos las caras con Rubén por primera vez, unos meses en los que el Maestro 2.0 nos entrenaba vía mail, skype y demás. Un entrenador, pero no uno cualquiera: uno de esos de los que te recoloca el hombro o te hace las curas cuando te lesionas, y encima sin dolor (¿quién podría llevar la cuenta de las veces, Rubén, que nos has hecho el vendaje de emergencia justo antes de empezar un streaming o, simplemente, de las veces que nos has aliviado las agujetas y el cansancio, devolviéndonos la plena forma física y el entusiasmo aún antes de habernos visto las caras en vivo y en directo?)

Hubieron partidos duros y otros mejores, y también juergas, viajes, chorradas y motes e incluso visitas a canchas de basket en Madrid y en Barcelona. Y muchos amistosos: puro juego, puro peloteo. Porque el peloteo no sólo sirve para calentar y evitar lesiones, o perfeccionar la técnica. Lo mejor que ofrece es un marco de humanidad, libertad y afirmación en el que juego y realidad se confunden sin peligros, angustias ni amenazas: la noble función de fomentar la confianza en uno y en los otros, atenazando lazos, haciendo equipo. Y si alguien se lo sabe mejor que nadie, es el Teatron Team.

Entusiasmo, colegueo, diversión y esfuerzo: eso es lo que nosotros encontramos en Teatron, y ése es el sentido último de este peloteo; que no sólo quiere servir para calentar motores de cara al año que se inaugura. Así que, después de botar tanto la pelota y para terminar, sólo nos queda darnos el abrazo de rigor diciendo que estamos más que orgullosos de seguir en esta libre comunidad escénica, de seguir jugando en casa.  Teatron se merece el mayor de los peloteos. Uno que nunca termine. Es un proyectazo.

Gracias por enseñarnos tanto y hacernos un hueco en esta cancha.

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