VIDEO/CARTA 4. JOÃO ANGELINI. HABLEN MAL PERO HABLEN DE MI

Me gustan mucho las fotos y el vídeo de las líneas de deseo -es como se llaman aquí-. Lo más divertido de ver estas imágenes es qué rápido puedo reconocerlas. !Son extremadamente familiares! Concretamente en Brasilia, esas líneas son innumerables y la forma de la ciudad favorece que sean reforzadas visualmente, igual que la condición rígida del patrimonio moderno y de la capital política, potencia la discusión que levantan los caminitos de deseo. Son la manifestación humana dentro del desarrollo urbanístico institucional del Estado. Igual que ocurre dentro de este espacio virtual.

Entiendo lo que sitúas como una posible subversión, casi una ocupación de la herramienta de origen militar para el control que el urbanismo supone. Somos creativos y podemos aprovecharnos de este recurso, revertiendo su función original. Pero Félix, creo que tenemos que tener mucho cuidado para no acabar alimentando un ‘monstruo’ potencial.

Por ejemplo, yo como artista todavía tengo mucho recelo de estar “hospedado” en este espacio (YouTube), que pertenece a una empresa que comercializa lo que está archivado en la plataforma. Entiendo todo lo relativo a la red como espacio de acceso, democratización de la información, blablabla, pero no sé si quiero tener mi materia prima comercializada por marcas como Google o YouTube. No es que no quiera que mi arte circule y sea visto. Lo que no quiero es que mi obra esté mediada por marcas que no me ayudaron en nada a producir mis vídeos. Igual que no ayudaron a nadie aunque luego comercialicen su materia prima y hagan dinero con la seductora posibilidad de distribuir y promoverla. Y además nunca reparten entre la gente el lucro obtenido. Es explotación. En este asunto soy casi un sindicalista panfletario.

No sé muy bien hasta qué punto la forma y el contenido político de estos trabajos no nos comprometen precisamente por estar hospedados en espacios institucionales oficiales de Internet. Por más que seamos creativos y subversivos, no podemos subestimar la fuerza que tienen estas empresas, fuerza que creo estamos reforzando con este proyecto. Lo peor es que olvidamos que existen infinitos medios, soportes o formatos alternativos para que circulen de forma independiente el arte y la información. Estamos reforzando el monopolio. Olvidamos que existen otros medios diferentes en Internet.

“Que hablen mal, pero que hablen de mí”. Creamos público para ellos, damos nuestra materia para que ellos la exploten. No se si eso está tan bien. En fin… Es como un arte marginal oficializado. Colocar un trabajo marginal, naif, contestatario en una galería de arte, por ejemplo, ¿refuerza o diluye su característica peculiar?

Cuando los caminitos del deseo son pavimentados, oficializados por el Estado, dejan de ser deseos y pasan a ser caminos efectivos. OK. ¿Pero pierden la esencia de humanizar el urbanismo estatal? ¿O es esa esencia potenciada al máximo?. Aquí tienes fotos de la Explanada de Brasilia, donde las pavimentaciones transversales, un día fueron caminitos del deseo, pero el Estado resolvió aprovechar las elecciones de las personas para hacer la pavimentación.

Un vídeo contestatario en una plataforma como YouTube, ¿humaniza la plataforma o es un producto pasteurizado, un número más entre tanto vídeo? Creo que es un poco de ambas cosas; cal y arena. Un Mickey bailando pagode en Brasil es tanto un ejemplo de resistencia cultural brasileña ante la dominación como una constatación del poder americano sobre nuestra cultura. Eso me hace pensar mucho en la estrategia que los medios oficiales (del arte, políticos y económicos) usan, diluyendo el lado contestatario de las cosas mediante su apropiación y oficialización.

O cómo algunos artistas naif, esquizofrénicos, locos o simplemente freaks (o a veces todo junto) tienen su lado más encantador, elocuente, honesto o artístico enterrado en espacios, discursos y contextos formales y ácidos. Aquí verás un caso en el que uno de estos personajes, que tiene una serie de intervenciones urbanas, ve como éstas son utilizadas ¡como material de propaganda electoral! Precisamente porque el gobierno local quería deshacer un trabajo maravilloso de graffiti hecho por él en los viaductos de Río de Janeiro. Además de este tema, sus trabajos se convirtieron en productos, ¡en camisetas! Hoy son adhesivos de coche para la clase media que hace demagogia con el lema del graffiti Gentilezas no Brasil. El trabajo de él se difundió, pasando del viaducto local en forma de graffiti a una pegatina en serie distribuida a nivel nacional.

Pero hablando en serio: ¿estos casos potencian o diluyen el contenido del trabajo artístico? ¿Y quién recibe dinero por los derechos de autor?
Todo esto por ahora. Espero tu respuesta.
Abrazos,