Oh!

Mónica Extremiana escribió este texto sobre un momento muy preciso de Y los huesos hablaron. Ella nos hizo este regalo y lo queremos compartir aquí.

Un instante de amor puro (sobre Y los huesos hablaron de Doctor Societat Alonso )

Ramón Giró está de pie frente a nosotros. Parece fuerte en su fragilidad, sereno en su inquietud. Simplemente permanece en pie dejándose mirar y le miro. Se deja mirar como una pantalla de cine antes de comenzar la proyección, vacío y lleno a la vez, como un cajón enorme en una de esas cómodas antiguas que parece vacío pero cuando empiezas a sacar cosas de dentro hay – sorpresa continúa- muchísimas. Dejándose mirar. Y le miro su boca se mueve muy lentamente hasta dibujar con labios finos una circunferencia en cuyo interior se revela un vacío lleno de posibilidades entonces, y sólo entonces, la posibilidad se concreta y escucho el sonido “Oh” seguido, instantes después, de Aurora. Y se me revela por fin, después de tantos años, cómo recitar el Oh de los poemas, porque aunque sea absolutamente necesario nunca he sabido cómo decir ni qué hacer con él. Por fin se me aparece la manera, la única manera: ofrecerle con amor el tiempo que necesite para tomar forma hasta concretarse de modo perfecto en el espacio, primero la forma vacía, el contenedor receptivo …. después el contenido aún embrionario que madurará en el útero de la forma para desde allí nacer al mundo y ser parte. Oh…. Aurora… lo que comienza… esa diaria resurrección menor (banville) y luego.. Oh, maldita aurora …. y ese maldita golpea en medio del amor y la belleza … sí, todos sabemos que es así, que el dolor y la fealdad residen en el centro del amor y la belleza, indivisibles, inseparables … aunque tal vez siguiendo un preciso proceso de destilación alquímica … Toda la dolorosa verdad que a lo largo del espectáculo ha ido revelándose se agolpa en la boca del estómago exigiendo una acción que repare el daño y restaure el sentido. Pero la propia fuerza se vuelve impotencia encerrada allí, sin brazos para actuar en el mundo (como los brazos atrapados en los pantalones de lluc, obligado así al absurdo). Uno imaginaría luchas, batallas épicas, incendios y ejecuciones, gritos de bocas muy abiertas, fuerza, mucha fuerza… Pero no, es el suave y penetrante acto de amor de detenerlo todo, humilde, generosamente detener todo un momento y crear las condiciones ideales para dar a luz el sonido Oh, para destilar el sonido Oh… Oh, el asombro que la vida siempre suscita. Lloro. Muy poco y de repente. Llora el amor que siento por Ramón, por sus labios finos, por su valiente fragilidad, por su tempo. Llora el amor al ser parte de ese instante de tiempo incalculable…. el amor en que me convierte ese instante de tiempo incalculable… Esta es la acción restauradora y la impotencia deviene brazos y manos que alcanzan el poema, que abrazan a Ramón y su poema, pero al teatro entero, y sus ancestros, y su futuro. El amor encarnado, suave y receptivo… Oh! … como cualquier enamorada me siento de pronto bella, amable, ligera, generosa… Perpleja también. Fíjate la solución qué sencilla! tan sólo alojar y dar tiempo hasta que la forma emerja perfecta y engendre una vez más vida, o sea amor, o sea vida.

Mónica Extremiana

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