Relatorías Danza en Breve 2025: Coreomanías / MAPAS ARTÍSTICOS PARA TRANSITAR LA INCERTIDUMBRE

El pasado 23 de abril, la Noelia Villena asistió a nuestro ciclo de exhibición en el Teatro Leal: Danza en Breve – Coreomanías. Desde su experiencia, nace «Mapas artísticos para transitar la incertidumbre estou aqui», una relatoría sobre la pieza «La Gran Idea» de las coreógrafas Raquel Ponce y Élida Dorta.

En su relatoría, Villena traza paralelismos entre historia del arte y danza contemporánea, proponiendo una lectura sensible y crítica del proceso creativo como mapa vivo, mutable y atravesado por la biografía, la precariedad y el deseo.

Danza en Breve es un programa estable de exhibición de danza contemporánea en pequeño formato para la sala de cámara del Teatro Leal de La Laguna. Un espacio donde el cuerpo se entiende como archivo y posibilidad.

En la temporada 2025, cada pieza contará con la relatoría de una voz externa: artistas y escritoras que, desde su subjetividad, expandirán el eco de cada obra más allá del escenario.

Aquí el texto completo:

Relatorías Danza en Breve 2025: COREOMANÍAS

Mapas artísticos para transitar la incertidumbre.
Noelia Villena.
Sobre “La gran idea”, de Raquel Ponce y Élida Dorta.


En 1936, Alfred H. Barr, fundador y director del Museo de Arte Moderno de Nueva York, ante la aparición de nuevas y antagónicas prácticas artísticas, se planteó trazar la evolución visual de estas nuevas corrientes de la primera mitad del siglo XX en un diagrama. Con ese propósito diseñó una clasificación que ordenaba el panorama artístico para su estudio, la cual ilustró la cubierta del catálogo de la exposición “Cubism and Abstract Art” del mismo año. Esta clasificación, finalmente se convertiría en el relato oficial de la historia del arte de vanguardias, dando muestra de la forma en la que el poder operaba: un relato escrito por hombres blancos occidentales da visibilidad a otros hombres blancos occidentales. Algunas décadas después, los feminismos irrumpían en la academia para subvertir este relato. Y actualmente, por encima de cuestiones binaristas, el desafío al que se enfrentan la crítica y la historiografía del arte es dar voz y visibilidad a la disidencia y las minorías, a quienes históricamente han estado en los márgenes, sin caer en paternalismos o tirar de la exotización. Superada la idea del arte como una expresión del género, parece indudable su relación con las circunstancias materiales, culturales y geopolíticas que rodean a sus agentes. Esto es, sus biografías.

Casi un siglo después, Raquel Ponce y Élida Dorta, desarrollan un ejercicio cartográfico con el que orientar su propia práctica artística, vinculadas a la danza y la performance. Sin embargo, en esta ocasión el mapa es fluido, móvil y provisional. No pretende crear un relato hegemónico y estático sobre las genealogías, relaciones y derivaciones de las prácticas artísticas performativas, si no más bien, establecer orientaciones flexibles para transitar la incertidumbre del proceso creativo. Ahora son las propias artistas quienes crean un diagrama para establecer lecturas posibles sobre un contexto artístico concreto, el que las interpela desde lo más personal, pero con una estructura laxa, provisional y cambiante. El mapa se construye sobre sus obras favoritas, que anotan en papeles como si de cromos coleccionables se tratara. Estas obras se ordenan y reordenan atendiendo a criterios conceptuales, pero también en torno a una posible red de relaciones personales que surgen entre sus propias autoras.

Las biografías se dejan sentir en el eco del relato.

“La gran idea” presenta el objeto artístico como un artefacto del deseo, un lugar soñado que alcanzar, algo que poseer, pero que sistemáticamente ellas esquivan: la obra terminada. Si en el diagrama de Alfred H. Barr la teórica se convierte en imagen, en “La gran idea”, la obra es proceso. De este modo, Raquel y Élida se sumergen en un viaje sin tiempo ni espacio definido, cuyo telón de fondo es la crisis de la representación. Sus propias circunstancias materiales las acompañan: maternidad, ultraperiferia y precariedad forman parte del equipaje. Sin embargo, sus biografías aparentemente no forman parte del ejercicio cartográfico. Las únicas referencias en este mapa fluido son artísticas, en una muestra de honestidad creativa que convierte al arte en rito y ritual para la propia existencia.

Parafraseando a Ricardo González-García en su análisis sobre prácticas artísticas y cartografías, cabe preguntarse si es la biografía el mapa que ha de orientar la producción artística, o es el arte, a fuerza de volverse gaseoso e inundar los modos de vida (Michaud 2003), el que se ha convertido en un mapa que guía ahora nuestra existencia.

Aquí que cada cual elabore su respuesta. Yo, mientras, me aferro al arte como tabla de salvación en esta deriva eterna que es la vida.


Referencias:

MAPAS ARTÍSTICOS PARA TRANSITAR LA INCERTIDUMBRE

Descubre más sobre nuestro ciclo y las crónicas de cada pieza en https://www.instagram.com/danzaenbreve/ y https://laboratorioartesvivas.org/

This entry was posted in Uncategorized. Bookmark the permalink.