Guintche, danza indómita

Marlene Monteiro Freitas
03 & 04/11/2017 – 20:30h

LA CABOVERDIANA ABRE/DESPLIEGA LA MAGIA DE UNA DANZA SALVAJE. EN GUINTCHE TODO ES CUESTIÓN DE IMPUREZA, DE INFIERNO Y DE PARAÍSO.

“Esta pieza deriva de una persona que dibujé como recuerdo de un concierto. Lo llamé Guintche y mientras tanto creció, adquirió vida propia, autonomía, se rebeló”

Guintche es una palabra en lengua criolla cabo-verdiana; Es el nombre de un pájaro, el nombre de una prostituta, pero también puede ser una actitud, la de alguien que salta de un acontecimiento a otro, carente de coherencia en sus elecciones. A través de su estructura contra-intuitiva, Guintche responde como una escultura de cera: se funde, se solidifica, frena, cambia de forma … Sin embargo, mantiene la misma naturaleza, es decir, sigue siendo la misma cera.

La danza de Marlene Monteiro Freitas es exultante. Sola en escena o asociada a otros intérpretes, ella desprende flujos de energía, se transforma, se multiplica. En (M)imosa, un espectáculo realizado en colaboración con Trajal Harell, François Chaignaud y Cecilia Bengolea, esta joven caboverdiana afincada en Lisboa, que pasó por la P.A.R.T.S., la escuela de Anne Teresa de Keersmaeker, rueda, bigotuda y con el torso desnudo, con un look y un contoneo a lo Prince. Hay algo de demente, de irreprimible, en la empresa de Marlene Freitas con su solo Guintche. Comenzando por su duración. Un desafío. Todo sucede entre la parte baja y la parte alta del cuerpo. La baja se entrega a la mecánica repetitiva de un contoneo de la pelvis, al acento posiblemente insular, exótico, pero también anclado en el implacable bucle musical que la sostiene. Y luego la parte superior.

Sólo vemos su rostro, y su espantosa declinación de mímicas, de muecas, de deformaciones perpetuas; puros motivos de metamorfosis permanente, liberada de toda expresividad psicológica. Este morphing en vivo magnetiza como un trance visual. Y resulta vano buscar el modelo original de un rostro estable y tranquilizador. Este vértigo traslada a las mejillas algunas cuestiones hoy determinantes en la interpretación y que no se reducen ni al teatro, ni a la danza, ni siquiera a la performance. Esta audaz exploración hace renacer eso que cada uno ve con la imaginación.

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