Gerard Ortín visto por Marc Vives

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Los días 20, 21, 22, 27, 28 y 29 de marzo tiene lugar en Collserola «Intravia» de Gerard Ortín. Para introducir la obra de este artista os ofrecemos aquí el texto de la hoja de sala de «Inframince», la exposición que Marc Vives comisarió con la obra de este artista en la Galería Sis de Sabadell.

«Me encuentro estos días en Azala, un espacio de residencia rural en Lasierra (Álava), donde tiene lugar un encuentro sobre cine e hipnosis. A grandes rasgos, en este seminario se está tratando la calidad auréatica de lo fílmico. Más allá de su fisicidad lumínica y su ocupación espacio-temporal, la proyección cinematográfica nos reúne en un lugar y su reverberación nos baña y afecta de manera única e irrepetible. Lo mismo sucede sin jerarquía alguna con el aspecto sonoro. El rito finalizado da paso a una nueva ceremonia, la de “traducción” colectiva. Todavía con los ojos acostumbrados a la oscuridad y mediante una charla más bien resacosa, reconstruimos con palabras mundos intuidos a partir de lo que acabamos de ver. En esta experiencia de cuatro días estamos descubriendo una trama que une lo físico con lo espiritual. Dentro de este marco propuse visionar algún material videográfico de Gerard Ortín.

Mediante su trabajo se evoca una noción de naturaleza que no podemos considerar pura y que, debido al contacto con lo cultural, incluye toxicidad. A través del medio fílmico, la mirada de Gerard escruta una natura contigua, que se puede tocar, pero no cercana, y se posiciona ante los diferentes elementos sin juicios de valor. Es algo parecido a lo que hacen las técnicas de hipnosis cuando integran en el relato el contexto inmediato, en toda su dimensión espacial y objetual: el tipo de habitación, la ventana, el contacto del cuerpo con el tierra, etc. El carácter afectivo tampoco se deja de lado: el frío o calor del tierra, el silencio de la habitación o el ruido de los coches de fuera. Todo acondicionamiento debe tenerse en cuenta, integrarse y formularse lingüísticamente para conseguir inducirnos al “trance”. Esto mismo es lo que hace Gerard. Inventa prótesis instrumentales que facilitan un determinado tipo de registro, y que después se hacen palpables en sus vídeos, no se ocultan. La mediación técnica resulta tan visible y desnuda que acaba para desaparecer y permite entrar en espiral hacia mundos pulsionales, vinculando raíces y atravesando épocas y tradiciones. Desde aquí podemos encontrar un posible origen en el cual esbozar una formulación, una búsqueda, un pensamiento utópico.

Sus proyectos en forma de ruta o paseo también se han entendido a veces en clave cinematográfica, donde la mirada se define en el trazado de un itinerario y la instalación sonora dramatiza ciertos tramos de este recorrido. Algo no muy lejano de los grupos espiritistas en Cataluña que, a finales del siglo XIX y principios de siglo XX, en connivencia con el anarquismo, realizaban excursiones para superar el cuerpo y conectar con otros mundos. Este afán por la captación física de lo real se vivió en el mismo periodo cuando se ensayaba con la fotografía esteroscópica. Ésta consistía en conseguir un efecto de tridimensionalidad con dos imágenes prácticamente iguales, en las cuales habitualmente se retrataban paisajes o bosques. Gerard ha estado experimentando con esta técnica durante los últimos meses y será la base para la exposición “Inframince” en la Sis galería, donde realizará un nuevo ejercicio. «Para Duchamp, el ‘inframince’ es una especie de grado cero de lo perceptible, de la diferencia (efecto de la repetición de lo idéntico) o de la distancia (separación inframince entre dos sustancias diferentes) que abre regiones de sentidos y de sensaciones a-significantes (o infra-significantes)» (Silvia Maglioni y Graeme Thomson, en la introducción de “Un amour de UIQ” de Félix Guattari).»

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