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El nacimiento de la bailarina vieja

Elena Córdoba 

12 y 13 de diciembre en la Fundición Bilbao

El nacimiento de la bailarina vieja es la primera parte de un proyecto de investigación y creación en torno al envejecimiento del cuerpo que hemos llamado La edad de la carne. Este proyecto estará formado por una serie de estudios escénicos con tintes de ficción.

La figura de la bailarina ha sido el paradigma de todo lo que puede hacer el cuerpo en pleno uso de sus facultades, incluso de lo que imaginamos que el cuerpo nunca podría hacer. Pensemos por un momento, cuál sería el modelo que podría ofrecer el cuerpo de una bailarina vieja. ¿Sería paradigmático un cuerpo vulnerable, estéril y nada sexi? ¿Sería ejemplar un cuerpo cuya capacidad de dominio es cada vez más limitada? Para acercarnos a estas preguntas decidimos imaginar una criatura ficticia y paradójica: la bailarina vieja. Que nació ya vieja. Una criatura de formas excesivas que ha roto la discreción de lo útil, un ser contraproductivo e infértil y que ni siquiera tiene claras las diferencias entre principio y fin.

El baile de la bailarina vieja se dibuja a través de una carne que nunca ha sido poderosa, en la que, por lo tanto, no existe la melancolía que produce la pérdida, ni tampoco existe la pelea entre lo que fue y lo que es. El cuerpo de la bailarina vieja se entrena para prodigios que nunca podrá realizar. Pero a pesar de todas estas contradicciones, la bailarina vieja tiene una ventaja sobre las demás criaturas, ella baila con sus límites como parte de su propia esencia.

Dispositivos visuales y sonoros

Desde hace meses miro, a través de un pequeño microscopio, materias orgánicas que cambian de estado. A partir de esta observación de la materia en descomposición, el artista visual David Benito y el artista sonoro Carlos Gárate han construido el dispositivo visual y sonoro de El nacimiento de la bailarina vieja.

Los paisajes: fruto de la filmación y el estudio de materia orgánica en descomposición, un proceso controlado metódicamente con la intención de convertirse en imagen. Dicha descomposición controlada se produce aislando la materia orgánica en placas de cultivo (placas Petri).

La sonorización: las dinámicas propias de la materia en descomposición (microvoltajes) formarán parte de la trama sonora de la obra. Para dicha sonorización se ha construido un dispositivo que convierte las dinámicas de los cultivos en sonidos.

En paralelo, se ha creado una composición musical con elementos rítmicos y armónicos que tiene su origen en la observación de las imágenes que provienen de los cultivos y del trabajo performativo de La bailarina vieja. Esta composición dialoga y se modifica con el sonido de los cultivos que se registran y emiten en directo. Estas dos fuentes sonoras generan un único espacio sonoro con dos lenguajes diferentes.