VIDEO/CARTA 7. FÉLIX PÉREZ-HITA. EL MODERNO SE CONTENTA CON POCO

No es verborrea, João, al contrario.

Me parece muy interesante lo que plantea y es curioso que también me suene tan familiar toda esa problemática (como a usted lo de las “linhas de desejo”- por cierto: le agradeceré si puede enviarme alguna fotografía de las linhas de las que hablaba en su e-mail). Es cierto que los temas de discusión se han globalizado, al menos entre las gentes con cierta cultura común. Y estoy seguro de que en Oriente también habrá gentes preocupadas por estas cosas en términos muy parecidos. Yo tampoco soy amante de los graffitis que se ven normalmente por ahí. Por lo que usted dice del carácter autoritario, de la imposición de un discurso narcisista. Y también me parece que pecan de lo mismo que gran parte del llamado gran arte: sobrevaloración de la personalidad y de la firma personal (y… ¡siendo todos tan parecidos!, como bien dice usted), limitación de la obra a unos pocos tics o estilogramas para ser fácilmente reconocibles en el mercado (lo que Adorno llamaba “pintura con truco” en el gran arte), etc. Por mucho que esos graffitis se nos vendan como populares, venidos de abajo, no hemos de tener miedo de criticar los mismos defectos si los detectamos ahí, sólo por el hecho de que vengan de las clases más desfavorecidas. Por lo feos que son muchos graffitis y tags, les he cogido quizá cierta simpatía a los cuadrados de distintos colores que los tapan aquí o allá.

Es cierto que el que fotografía los tapados de graffitis puede tener intención artística, o al menos de testimoniar que alguien ha visto algo ahí digno de capturarse y ser compartido, pero los tapados están ahí a la vista de cualquiera (y cambiantes), aunque pasen desapercibidos para la mayoría de la gente, se podrían tomar miles de fotos de uno, como sucede con las obras de arte más famosas. En este intento nuestro de hacer entrar esas obras públicas (anónimas, no intencionales, gratuitas) en el mundo cultural ya hay, creo, una crítica a la sobrevaloración de las firmas personales, la museificación y otros aspectos del negocio del gran arte.

Nosotros mismos, con este intercambio vídeo-epistolar, quiero pensar que estamos aprovechando una de esas grietas del Poder para intentar decir cosas que creemos desatendidas o maltratadas por las mismas instituciones que ahora nos acogen. Sí, el intercambio no ha sido espontáneo y hemos sido invitados por una gran institución, pero creo que este tipo de experimentos, estos debates premeditados, pero con algo de azaroso, pueden ser muy fértiles si llegan a normalizarse. Quizá haya llegado el momento de que la discusión en los grandes Centros de Cultura y Museos empiece a hacerse más crítica y móvil, más viva, atenta y abierta a la vida y las quejas de la calle (y a los vídeos que la gente cuelga en la web), en vez de servir, simplemente, para legitimar, domesticar y absorber desde arriba, solemnemente, las cosas que vienen desde abajo, y decir cuáles han de considerarse cultura ( “definir o que é arte”) y descartar las que no.

Todo dependerá de si uno tiene todavía confianza en la permeabilidad de las instituciones, en su perfectibilidad o si, por el contrario, cree que sería preferible acabar con ellas de raíz o darles la espalda para intentar comenzar otras cosas desde otros lados, como ya se viene haciendo en muchas capitales del mundo.

Lo que usted me envía huele demasiado a dinero y a espectáculo de masas como para que me pueda parecer algo bueno, artístico en un sentido más restringido. La moral de los esclavos – de los pobres – es todavía la moral de los señores – de los ricos. Los vicios y prejuicios de los pudientes son los que dan mal ejemplo a las clases bajas y les contagian sus estupideces.
No quiero caer en el elitismo que denuncia una canción famosa: “Madame diz que o samba democrata, é música barata sem nenhum valor”. Pero el mundo entero está lleno de esa música como producto industrial y de espectáculos parecidos, yo creo que hay demasiados y que están demasiado presentes. Engels dijo que las mujeres fueron la primera forma de dinero (y otros mucho más sabios que yo le han dado después la razón). Soy consciente de que formo parte de la masa como todos. NO hay tal cosa como individuos serenos y responsables por un lado y alienados manipulables a placer por el otro. Todos tenemos, más o menos, ambas caras.

En gran medida yo creo que esas cosas, sobre todo mediante la TV y los medios generalistas, embrutecen a la población, como la mayoría de los trabajos de hoy en día, que no dignifican, sino que embrutecen. Estamos hartos de oír que el tiempo va muy escaso en televisión, que es muy importante aprovechar el tiempo, y, entonces, si ponen tantos deportes (fútbol, sobretodo) y tantas cosas frívolas y estúpidas (o ideológicas), es porque todo eso tapa otras cosas y gentes relevantes que conviene no mostrar. Al Poder le conviene tenernos distraídos (casi hipnotizados) con brillos, fútbol y mujeres hermosas para que no pensemos en las cosas que de verdad importarían para mejorar nuestras vidas.

Le envío a hilo de todo esto un par de vídeos de TVLATA, una televisión experimental de la comunidad de Alagados, en Salvador de Bahía, televisión gestionada por los mismos jóvenes y niños del Centro Cultural Bagunçaço. Es un proyecto (también con ayuda de dinero institucional) para dar visibilidad a esos barrios y, sobre todo, a las actividades e inquietudes de los niños, inocentes sufridores de muchas de las injusticias de la pobreza y la violencia. A la vez intenta ser un taller para introducir a los alumnos en las nuevas tecnologías y en trabajos relacionados con el vídeo que les puedan ser útiles en el futuro, contribuyendo a su alfabetización mediática. De lo que no se habla, eso no existe. Para que una cosa exista se ha de hablar de ella. En un mundo de imágenes y redes, no existir en al imagen y en la web es no existir.

O Show dos joven do projeto TvLata: Vou lá, vou já e os  mais novinhos de Tvlata

Estos niños y niñas también cantan canciones de las radios de masas, pero las hacen suyas de una manera que poco tiene que ver con la mercantilización de la música y que puede llamarse popular. Y con esto volvemos al primer vídeo que usted me enviaba, el del Capitán América y sus bizarros amigos danzando. La gente integra orgánicamente esas cosas y les da la vuelta produciendo a veces cosas muy bellas; lo enlatado y muerto puede ser resucitado por el pueblo.
Esta es la web del proyecto.

“El moderno se contenta con poco”. Esta sentencia de Paul Valéry me parece que vale tanto para la obra de Rothko o Tàpies como para las meninas danzantes que salen en el vídeo que envía usted. Y a veces sospecho que hay una contradicción de fondo, una guerra entre el dinero y lo artístico (si es que queremos salvar la palabra). Como si fuera condición del arte tener algo de gratuito, de regalo, que se da a todo aquel que quiera pararse a prestar atención a lo que la obra dice.

Perdone el desorden y la longitud de esta última mía y gracias de nuevo por su atención.
Quedo a la espera de la suya última.
Obrigado,

Félix PH.