VIDEO/CARTA 5. FÉLIX PÉREZ-HITA. ARTE NO INTENCIONAL

Tienes razón, João,

Es muy peligroso el monopolio cada vez más grande de Google/YouTube, o Amazon, o de otras grandes compañías. Es como la dirección contraria a lo que decíamos de tu primer vídeo: la gente humaniza lo enlatado, pero los distintos poderes también enlatan lo humano. Se trata del clásico problema de la integración o absorción de la protesta por parte del Poder (público o privado). Es más: la metáfora de los caminitos de deseo es algo que ya utilizan también muchas compañías de marketing, referido a que hay que seguir el camino de deseo de los consumidores para atacar con la estrategia de venta por ahí.

Hay un vídeo en el mismo YouTube que enumera todas las empresas que ha ido comprando Google desde su creación. El vídeo acaba con la leyenda: “Google, haciendo grandes esfuerzos para no ser malo”. O este otro sobre Serco (empresa de la que nunca oímos hablar en las noticias oficiales).

La magnitud brutal de esas empresas privadas hace que su decisiones sean, en realidad, de interés público, ya que nos afectan a todos. Y es verdad que todos alimentamos en alguna medida a esos monstruos, sin sospecharlo muchas veces. Pero, al mismo tiempo, confiamos en que Dios (el Poder, el Dinero, etc.) no es nunca Todopoderoso, que siempre tiene grietas y defectos por donde intentar hacer algo bueno para la gente.

Es muy interesante el fenómeno de Gentileza que me envió. No tuve mucho tiempo de leer sus mensajes, pero le prometo que en cuanto tenga algo más de tiempo me dedicaré a hacerlo. No me extrañaría que ya existiera un tipo de letra para los computadores (una font) copiada de la pulcra caligrafía de Gentileza, y quizá con Copyright. “Uma arte marginal oficializada”, como usted dice.
En la historia han pasado muchas veces cosas parecidas: artistas que en su momento fueron poco conocidos y maltratados por la sociedad y el Estado (que quizá ni siquiera sabía nada de ellos), y que una vez muertos han sido utilizado por los estados nacionales o las empresas comerciales de la manera más estúpida y traicionera posible, con finalidades básicamente propagandísticas, turísticas y dinerarias. Hay incluso una relación directa, creo, entre la magnitud de su desgracia en vida y la de su prestigio (y el precio pagado por sus obras) después de su muerte. Van Gogh o Kafka serían los ejemplos más conocidos. De ambos se sigue exprimiendo dinero, comercializándolos a veces de las formas más inapropiadas que se puedan imaginar, cometiendo una verdadera traición a lo que sus obras todavía puedan enseñar y hacer disfrutar a la gente. Interpretar esos escritos de Gentileza de una manera tendenciosa o utilizarlos como publicidad de algo, como mero reclamo turístico, es seguramente maltratarlos.

Lo que le envío yo ahora habla también de esa dialéctica entre el arte y lo social, y de ese juego de espejos entre lo que viene desde abajo y lo administrado desde arriba.
Hice una selección de fotos tomadas por mucha gente por todo el mundo de lo que quiero mostrarle, quizá ya has oído hablar de ello:
El ARTE SECRETO (Y NO INTENCIONAL) DEL TAPADO DE GRAFFITI.

Jean Dubuffet hablaba de “el hombre de la calle ante la obra de arte”. En este caso de los graffitis cubiertos, se podría hablar de “el hombre de arte ante la obra de la calle”. Ya somos muchos los que hemos visto muchas obras de arte moderno (las masas de cultos), y sabemos del papel importante del azar en su desarrollo teórico, y la importancia de los objetos encontrados (ready-mades, objets trouvés) y de las texturas. También sabemos de ese carácter problemático de la valoración excesiva de la firma personal, del papel envenenado del dinero en el mundo del gran arte occidental. (Por ejemplo: quien tiene un Jackson Pollock en su casa tiene, principalmente, un problema: cámaras de vigilancia, seguro contra robos, etc., y se debe de hacer muy difícil disfrutar así de la obra ). Como si Cristo tuviera razón y hubiera que expulsar también a los mercaderes del templo del Arte. Jean Dubuffet escribía en “Cambia el viento” (introducción del “Almanaque del arte en bruto”), 1948:

La noción de dinero y la imbécil noción de gloria cobraron tales proporciones desde hace varios siglos que han ahogado casi totalmente el verdadero sentido del arte y el mecanismo gracioso de la verdadera producción artística. Nunca se habló tanto del arte ni se discutió tanto del arte ni se veneró tanto las artes como se hace en la actualidad y eso es una mala señal: cuando una cosa existe realmente no se habla de ella; y cuando está bien viva y difundida en todo el mundo no se la enaltece tanto. Generalmente, cuando una cosa está en su flor y en toda su fuerza, no se nombra, y tan pronto como se le ha encontrado un nombre, como por ejemplo en nuestro asunto el nombre de arte, es que empieza a declinar. El arte verdadero no sabe su nombre. En el peor de los casos, lo olvida. (…) El arte se halla donde no se busca, donde no se piensa en él.”

En el caso de estos tapados es el espectador el que elige, el que es sensible a una de esas pinturas (gratuitas) que tapan otras que fueron consideradas impropias o feas por el dueño de la pared, en muchos casos el Estado.

También evocan los “pentimenti” de los cuadros antiguos: son como un arrepentimiento colectivo, social, un encubrimiento de ciertas vergüenzas o contradicciones de la sociedad, o expresión de la censura de esa misma sociedad. Se les podrían aplicar rayos-X para ver qué es lo que tapan todos esos cuadrados de colores.

Sabemos que no hay mucha diferencia en el modo de factura de estas pinturas casuales y la entrega a mecanismos aleatorios, estrategias del azar o a la gestualidad libre, inconsciente o irracional en que se apoyan y justifican muchos artistas de hoy.

Paul Valéry en Tel quel, Gallimard, 1948, escribía:
“Aquello que me interesa – cuando tiene lugar – no es la obra, no es el autor, es aquello que hace la obra. Toda obra es obra de otras muchas cosas más que un autor”

Estos graffiti tapados (obras no intencionales) podría decirse que son de una gestualidad colectiva, inconsciente, porque no creo que muchos de los que se dedican, profesional o eventualmente, a tapar graffiti (o a arrancar carteles) sepan algo de la obra de Mark Rothko, Frenz Kline, Antoni Tàpies, Raymond Hains, Mimmo Rotella, Nicolas de Staël o de otros pintores (informalistas, minimalistas, nuevos realistas, expresionistas abstractos, etc.).

Bueno, eso, y siento mucho la longitud de esta respuesta mía, no me alargo más.

Muito obrigado, João,

Félix

NOTAS:

1- Al principio de este proyecto, hablábamos con Iñigo de que deberíamos hacer esfuerzos por que aparecieran en el trabajo otras plataformas en las cuales, muchas veces, se pueden encontrar los mismos vídeos que hay en YouTube o Vimeo, u otros vídeos muy parecidos.
Site como el famoso: www.archive.org.

2-Nota: Aquí, en Barcelona, tenemos a Gaudí y su Sagrada Familia, iglesia inacabada pero muy espectacular que Gaudí había bautizado como: “La catedral de los pobres”, pero que ahora es el monumento más caro de visitar de España (¡gestionado por la propia iglesia!), y nadie parece escandalizarse de esa contradicción.

3- Mark Rothko – Cuadros como Dramas.

VIDEO/CARTA 6. JOÃO ANGELINI. LO MARGINAL ES MAYORÍA

Muy buenos los “tapados de graffitis”.

Es muy buena idea considerar esa segunda intervención en la pared, que borra la primera, como un acto con potencial artístico. Y es buena idea pensar en ella de ese modo, porque desacraliza el graffiti al evidenciar que la opción de taparlo puede ser tan poética como el propio graffiti, y que no por ello es menos autoritario.

No creo que me relacione muy bien con la práctica del graffiti, porque además de que los encuentro todos muy homogeneizados y parecidos, también creo que es una cosa autoritaria desde el momento en que obligan a un montón de personas que transitan por ese lugar a convivir con la opinión del grafitero. Me parece una manifestación egocéntrica, una necesidad de afirmarse delante de los demás.

Es solo que no entiendo esta práctica como una acción colectiva y poco intencionada. Aunque la intención de señalar el graffiti como una manifestación artística no sea personal, o popular, la intención en el que tapó el graffiti tiene un halo de autoría cuando al fotografiar el tapado, lo presenta como arte. La misma intención está en quien confecciona un urinario, lo deslocaliza, renombrar y presenta de otra manera, lo que lo convierte en arte. Como tu dices: “es el hombre de arte ante la obra de la calle” -quien reconoce y señala esto que la calle ofrece- como una nueva obra de arte. Y la gente que luego relaciona esa intervención con el trabajo de artistas como Mark Rothko o Antoni Tàpies.

!Lo gestual, el arte puede ser una elección! La propia definición de lo que el arte también puede ser.

La cuestión es: ¿quién puede definir lo que es el arte? ¿quién valida la manifestación artística, como señala Dubuffet, como “el arte verdadero”? ¿quién tiene poder para hacer esa elección?Ah; la institución. Una vez más estamos hablando en torno a ella. Sea quien sea.

Es extrañamente obvio que un diálogo acerca del arte marginal (outsider art) caiga de forma vertiginosa dentro del espacio institucional. Partiendo de un término que sitúa ese espacio “fuera”, situando así lo incluido (in) y lo excluido (out) en un proceso de validación oficial e institucional, no podríamos llegar a otro punto. O quizás si… Partimos del límite que diseña esa cosa amorfa que incluye y excluye, no estábamos ni dentro ni fuera, pero sí encima de la línea que lo separa. Pero no se por qué, una vez más el diálogo se decantó por lo excluido (out) para mirar esa cosa con distancia. Nos hemos colocado dentro de ella. Y lo extraño, lo excluido es una vez más aquello que esa cosa excluyó, ya que nuestro punto de vista es formal: tenemos la cosa como algo referencial.

Esto puede habernos ocurrido por la poderosa fuerza gravitatoria institucional.

¡Puede ser también por el filtro que orienta todo! Al final estamos aquí conversando a través de un ordenador, por gmail, buscando vídeos en Google y lanzando mil enlaces de YouTube. Sin contar con que esta iniciativa surgió de una institución. No la iniciamos de forma espontánea, movidos por la voluntad de intercambiar ideas y opiniones sobre el arte marginal con una persona de otro continente. Pero este contacto, que surge oficializado y mediado institucionalmente se puede desdoblar en otra historia no mediada. Esa es la parte extraña de todo esto.

Incluso aunque esté mediada por un sistema cargado de segundas intenciones, todavía no consigo percibir que existe un proceso de humanización. El primer vídeo que enviaste es sobre eso. Aunque tenga una orientación comercial y de posible control por parte de Google, no diluye totalmente la dimensión humana de aquella manifestación. No solo eso. La gente tiene acceso a esa manifestación marginal porque existe esta herramienta.

Comprendo tu observación de intentar explorar otros espacios virtuales diferentes del monopolio de YouTube. Pero no sé cómo haremos algo así. No solo por sentirme víctima de la ignorancia (y la comodidad) dejo de buscar otros archivos virtuales con vídeo, sino también por asumir que la mayor parte de la manifestación marginal y artística intentará difundirse a través del medio oficial con más difusión. Entiendo que se trata de la búsqueda de espacio, de voz, de tener reconocimiento, de ser “oficial”. ¿Es un vídeo de YouTube con 10.000 visitas todavía marginal?

Si consideramos YouTube como un espacio de validación (lo que es in y lo que es out), y sabiendo de las posibilidades de publicación, ¿podemos entonces considerar que ahora la forma de la cosa está también determinada por personas y no solamente por sistemas abstractos de poder?.

No sé, pero estoy de acuerdo contigo; es un espacio peligroso. ¿Pero qué espacio no lo es? ¿Qué sistema de validación o distribución no lo ha sido? Nuestra historia está construida sobre esto, mediante elecciones propias de registro que pasan a ser oficiales. La historia es un hecho. Es una elección política y deliberada mostrar un lado, solo una cara de los hechos. Si una parte de lo que creemos que fue nuestra historia fue una elección de padres pedófilos que tenían el poder de seleccionar el registro del futuro, creo que entonces hemos mejorado. Pero el instrumento de validación tiene también la participación de personas como Amanda Baggs, del primer video.

Se me ocurre que quizás nuestra construcción fue en realidad guiada por los que controlan los sistemas de validación, registro y distribución de conocimiento. Valores políticos, estéticos, artísticos, morales, sexuales y todo lo demás. Y también cuántos puntos de vista se perdieron en este proceso de construcción.

Con las herramientas actuales, la historia es otra. La visión, el registro del marginal no está realizado por el poder, sino por el propio marginal. Y no se tú, pero me gusta mucho el revuelo que esto ha causado. Aquí en Brasil se descubrió que los marginales son la mayoría. Que en verdad los raros son los normales. Y la clase dominante que antes dictaba las reglas de construcción moral y estética están haciendo mimimi; llorando, pataleando. Porque ya no pueden filtrar las manifestaciones populares. Las mujeres del video que te envío ahora se oficializan como son y también construyen sus propios valores.

¿Hortera, ramplona, vulgar? ¿Para quién? ¿Quién dice que esto no puede ser arte también? Al final “el arte verdadero no sabe su nombre”. Es como dice Waltercio Caldas: ” la única persona interesada en hacer algo que se parezca con una obra de arte es un falsificador”.

Disculpa la verborrea, es que esto está muy interesante y las ganas y temas de los que hablar aumenta mucho. Es eso…

Gracias Félix

VIDEO/CARTA 7. FÉLIX PÉREZ-HITA. EL MODERNO SE CONTENTA CON POCO

No es verborrea, João, al contrario.

Me parece muy interesante lo que plantea y es curioso que también me suene tan familiar toda esa problemática (como a usted lo de las “linhas de desejo”- por cierto: le agradeceré si puede enviarme alguna fotografía de las linhas de las que hablaba en su e-mail). Es cierto que los temas de discusión se han globalizado, al menos entre las gentes con cierta cultura común. Y estoy seguro de que en Oriente también habrá gentes preocupadas por estas cosas en términos muy parecidos. Yo tampoco soy amante de los graffitis que se ven normalmente por ahí. Por lo que usted dice del carácter autoritario, de la imposición de un discurso narcisista. Y también me parece que pecan de lo mismo que gran parte del llamado gran arte: sobrevaloración de la personalidad y de la firma personal (y… ¡siendo todos tan parecidos!, como bien dice usted), limitación de la obra a unos pocos tics o estilogramas para ser fácilmente reconocibles en el mercado (lo que Adorno llamaba “pintura con truco” en el gran arte), etc. Por mucho que esos graffitis se nos vendan como populares, venidos de abajo, no hemos de tener miedo de criticar los mismos defectos si los detectamos ahí, sólo por el hecho de que vengan de las clases más desfavorecidas. Por lo feos que son muchos graffitis y tags, les he cogido quizá cierta simpatía a los cuadrados de distintos colores que los tapan aquí o allá.

Es cierto que el que fotografía los tapados de graffitis puede tener intención artística, o al menos de testimoniar que alguien ha visto algo ahí digno de capturarse y ser compartido, pero los tapados están ahí a la vista de cualquiera (y cambiantes), aunque pasen desapercibidos para la mayoría de la gente, se podrían tomar miles de fotos de uno, como sucede con las obras de arte más famosas. En este intento nuestro de hacer entrar esas obras públicas (anónimas, no intencionales, gratuitas) en el mundo cultural ya hay, creo, una crítica a la sobrevaloración de las firmas personales, la museificación y otros aspectos del negocio del gran arte.

Nosotros mismos, con este intercambio vídeo-epistolar, quiero pensar que estamos aprovechando una de esas grietas del Poder para intentar decir cosas que creemos desatendidas o maltratadas por las mismas instituciones que ahora nos acogen. Sí, el intercambio no ha sido espontáneo y hemos sido invitados por una gran institución, pero creo que este tipo de experimentos, estos debates premeditados, pero con algo de azaroso, pueden ser muy fértiles si llegan a normalizarse. Quizá haya llegado el momento de que la discusión en los grandes Centros de Cultura y Museos empiece a hacerse más crítica y móvil, más viva, atenta y abierta a la vida y las quejas de la calle (y a los vídeos que la gente cuelga en la web), en vez de servir, simplemente, para legitimar, domesticar y absorber desde arriba, solemnemente, las cosas que vienen desde abajo, y decir cuáles han de considerarse cultura ( “definir o que é arte”) y descartar las que no.

Todo dependerá de si uno tiene todavía confianza en la permeabilidad de las instituciones, en su perfectibilidad o si, por el contrario, cree que sería preferible acabar con ellas de raíz o darles la espalda para intentar comenzar otras cosas desde otros lados, como ya se viene haciendo en muchas capitales del mundo.

Lo que usted me envía huele demasiado a dinero y a espectáculo de masas como para que me pueda parecer algo bueno, artístico en un sentido más restringido. La moral de los esclavos – de los pobres – es todavía la moral de los señores – de los ricos. Los vicios y prejuicios de los pudientes son los que dan mal ejemplo a las clases bajas y les contagian sus estupideces.
No quiero caer en el elitismo que denuncia una canción famosa: “Madame diz que o samba democrata, é música barata sem nenhum valor”. Pero el mundo entero está lleno de esa música como producto industrial y de espectáculos parecidos, yo creo que hay demasiados y que están demasiado presentes. Engels dijo que las mujeres fueron la primera forma de dinero (y otros mucho más sabios que yo le han dado después la razón). Soy consciente de que formo parte de la masa como todos. NO hay tal cosa como individuos serenos y responsables por un lado y alienados manipulables a placer por el otro. Todos tenemos, más o menos, ambas caras.

En gran medida yo creo que esas cosas, sobre todo mediante la TV y los medios generalistas, embrutecen a la población, como la mayoría de los trabajos de hoy en día, que no dignifican, sino que embrutecen. Estamos hartos de oír que el tiempo va muy escaso en televisión, que es muy importante aprovechar el tiempo, y, entonces, si ponen tantos deportes (fútbol, sobretodo) y tantas cosas frívolas y estúpidas (o ideológicas), es porque todo eso tapa otras cosas y gentes relevantes que conviene no mostrar. Al Poder le conviene tenernos distraídos (casi hipnotizados) con brillos, fútbol y mujeres hermosas para que no pensemos en las cosas que de verdad importarían para mejorar nuestras vidas.

Le envío a hilo de todo esto un par de vídeos de TVLATA, una televisión experimental de la comunidad de Alagados, en Salvador de Bahía, televisión gestionada por los mismos jóvenes y niños del Centro Cultural Bagunçaço. Es un proyecto (también con ayuda de dinero institucional) para dar visibilidad a esos barrios y, sobre todo, a las actividades e inquietudes de los niños, inocentes sufridores de muchas de las injusticias de la pobreza y la violencia. A la vez intenta ser un taller para introducir a los alumnos en las nuevas tecnologías y en trabajos relacionados con el vídeo que les puedan ser útiles en el futuro, contribuyendo a su alfabetización mediática. De lo que no se habla, eso no existe. Para que una cosa exista se ha de hablar de ella. En un mundo de imágenes y redes, no existir en al imagen y en la web es no existir.

O Show dos joven do projeto TvLata: Vou lá, vou já e os  mais novinhos de Tvlata

Estos niños y niñas también cantan canciones de las radios de masas, pero las hacen suyas de una manera que poco tiene que ver con la mercantilización de la música y que puede llamarse popular. Y con esto volvemos al primer vídeo que usted me enviaba, el del Capitán América y sus bizarros amigos danzando. La gente integra orgánicamente esas cosas y les da la vuelta produciendo a veces cosas muy bellas; lo enlatado y muerto puede ser resucitado por el pueblo.
Esta es la web del proyecto.

“El moderno se contenta con poco”. Esta sentencia de Paul Valéry me parece que vale tanto para la obra de Rothko o Tàpies como para las meninas danzantes que salen en el vídeo que envía usted. Y a veces sospecho que hay una contradicción de fondo, una guerra entre el dinero y lo artístico (si es que queremos salvar la palabra). Como si fuera condición del arte tener algo de gratuito, de regalo, que se da a todo aquel que quiera pararse a prestar atención a lo que la obra dice.

Perdone el desorden y la longitud de esta última mía y gracias de nuevo por su atención.
Quedo a la espera de la suya última.
Obrigado,

Félix PH.