YO QUE QUERIA SER COMO MARLON

YO QUE QUERIA SER COMO MARLON

Escupiré mis ideas en una red para que hagan metástasis. Le daré rienda suelta y un grifo a las constantes imágenes y acciones que se manifiestan solo como impulsos eléctricos en mi cerebelo. Así, estas imágenes y acciones, mentiras, nacidas con la idea de ser manipuladas y organizadas para narrar, y sin presupuesto ni espacio físico real, tendrán un sitio para ser recibidas. Serán recibidas pues con una forma muy distinta a la ideada, casi sin forma, casi inexistentes, impalpables e invisibles. Negro sobre blanco. Combinación de signos raros que juntos impactarán en tu cerebelo y así estaremos unidos. Yo escupiré desde mi hipotálamo hasta mi pantalla y este balazo mucoso y lleno de substancia saldrá disparado a velocidad de lectura hasta tu retina agotada y medio quemada de tanta luz artificial y directa.

Todo esto, escrito en una pantalla, mientras en escena hay un actor, que lleva una máscara con una forma fálica en el entrecejo, bailando un tango con un gato. El gato habrá sido adiestrado antes del espectáculo para mantenerse fiel y quieto y que no se le cruce de golpe el humor. Ya sabemos que los gatos tienen esa manera extraña de habitar el mundo. Este adiestramiento habrá sido grabado y se proyectará en algún momento del espectáculo. El orden no lo tengo claro. De hecho, ya que estamos así, sin forma, evitaremos el orden. Lo intentaremos. Aunque sea imposible, fantasearemos con desvincularnos de todo tipo de orden. Intentaremos imaginarnos todos estos actos espectaculares sin una procesión lineal en el tiempo. Aunque sea imposible, fantasearemos con eso. No hay orden. Imaginar el no orden. Cómo ordenar, en tu imaginación, el no orden. Cómo dibujar el tiempo si no es con una línea recta en mi libreta. Ese fue el accidente. Ese fue el momento en donde empecé a cometer el error. Yo quería ser como Marlon y empecé a dibujar el tiempo en las libretas.

Al final del espectáculo, yo y dos o tres voluntarios, cocinamos al gato. El actor se lo mira. El orden para cocinarlo se rige por la misma idea. Es indiferente si lo matamos antes o si lo cocinamos antes de matarlo. El actor, que se lo mira, empieza a cantar: “El canto de la cabra, el canto de la cabra. Esto si que es el canto de la cabra” Seguramente utiliza un compás de 4×4 para no complicar el asunto y usa notas dentro de la armonía de algún acorde mayor para que todo tenga un tono positivo. En breves suena un track, que acompaña el canto del actor, con una harmonía compuesta por los mismos acordes de siempre que nos recuerdan a cosas que nos son familiares. Seguramente Sol, Re, Do y Mi. Simple para no complicar el asunto. El reconocimiento nos da placer y hace que el momento se vuelva agradable. La diferencia entre escribir algo con H o sin ella no se nota musical si lo lees en voz alta. Yo que quería ser como Marlon, para estar dentro de la película, he acabado manipulando y jodiendo a las masas con el conflicto.

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