Las guerras en torno a Santa Teresa

Quería contaros que este fin de semana hacemos La guerra según Santa Teresa en Ávila. Junto a la muralla, ni más ni menos. No sé qué va a pasar. Os lo cuento en secreto, porque estoy un poco inquieta, porque veo que en torno a Teresa de Jesús siguen levantándose las pasiones de quienes la quieren entera para ellos, sólo de una pieza. Precisamente, en La guerra según Santa Teresa intentamos hacer el viaje desde sus fragmentos, cada uno tan distinto al otro.

Cuando Julia de Castro, actriz, De la Puríssima, compañera, abulense, me propuso que escribiera un texto sobre Teresa y que lo montáramos juntas, mi primera reacción fue de escepticismo. No sería capaz de asomarme a ella: me daban miedo sus libros, ya percibía que había demasiada tela que cortar. Pero, poco a poco, lo hice. El libro de la vida, su correspondencia, las Moradas (éste me ha costado un poco más, desde luego que, como dice ella, “no es para mujeres, ni aún para hombres, muchas cosas”), las Meditaciones sobre los Cantares (excelente texto sobre la incapacidad de entender y la prueba de amor inteligente que esto puede llegar a ser). El libro de Olvido García Valdés. La serie protagonizada por Concha Velasco, obra maestra de interpretación, de dirección, con Josefina Molina, y de guión, con Carmen Martín Gaite y Víctor García de la Concha. Un peliculón de 9 horas: confieso que la vi entera durante un fin de semana, encerrada en casa; preguntándome a mí misma por qué me estaba intrigando tanto, “¡Ahora van a fundar a Sevilla, oh dios mío!”. El cómic. La peli de Ray Loriga, con Paz Vega, que al principio me ofuscó, y que ahora, tiempo después, habiendo posado tanta información sobre este personaje, comprendo mejor: la evidencia de que si Teresa llegó donde llegó fue porque tuvo un grupo de hombres y mujeres valientes y lúcidos alrededor, confesores, amigas, aventureras que le pidieron consejo, nobles que la protegieron. Que a menudo nos contamos a las grandes figuras del imaginario hispánico así, de una pieza, como si hubieran nacido bendecidas y doctoras de la Iglesia. Teresa lo tuvo muy difícil en vida, y muchos de sus compañeros también. Las guerras entre carmelitas calzados y descalzos fueron tan perversas como cualquier intriga bélica que podáis imaginar. Hace poco me he leído el libro sobre San Juan de la Cruz de Gerald Brenan; el cómplice de Teresa fue secuestrado y torturado hasta que logró fugarse una noche y pedir asilo a unas monjas descalzas que se la jugaron por acogerlo. Cosas así.

Lo que os digo, que Julia de Castro me pidió este texto, y conseguí empezar cuando reconocí que mi herencia materialista-histórica me impedía comprender nada de lo que allí se me estaba ofreciendo. A día de hoy, basta decir Santa Teresa en una reunión más o menos distendida de amigos y parientes progres para que se diga “bah, lo que le pasaba es que tomaba alucinógenos”, o “¿qué, se follaba a San Juan de la Cruz?”, o “qué horror, una monja”. Y yo entonces digo NO, NO. Hablamos de sexo, claro, y de viajes mentales arriesgados, pero es imposible limitarnos al sexo y a las drogas según nos las explicamos a nosotros mismos, tan científicos, hoy día.

En La guerra según Santa Teresa están Julia y Carlos Troya en escena, y Eva Zaragozá Marquina, artista plástica que sigo con atención. Nuestro punto de partida es el de hijos de ateos, hijos en cuya casa no hay un dios, “ni siquiera uno que vigile el fuego”. Hemos reunido las reliquias dispersas de Teresa y queremos hacerle preguntas. Sí, Santa Teresa está repartida por Europa; éste es un detalle incómodo, porque a veces a los católicos les molesta admitir la fascinación y el morbo que transmiten algunas de sus prácticas. El culto a los trozos de los cuerpos de los santos es un asunto que personalmente no podía pasar por alto en este caso.

imagen teresa

Lo estrenamos en Madrid, con aforo pequeñito, en la Sociedad Cervantina. Acudieron amigos, conocidos, y desconocidos que al acabar se nos acercaron intrigados, queriendo saber si éramos cristianos o no. No sabían decirlo después de ver la pieza; eso es bueno. Los amigos y conocidos estaban sorprendidos por conocer algunos datos, o aburridos, o emocionados.

Si bien en nuestro entorno madrileño reinaba esa precaución hacia todo lo que llevara hábito de monja, por pereza y por sentimiento de superación histórica, en el caso de Ávila, en cambio, siento una diferencia. Allí se insiste mucho, día a día, en una imagen unívoca de la Santa: doctora, intachable, tocada por la gracia, triunfadora en todas sus vidas. Sé que vamos a pronunciar palabras complicadas, empezando por el propio título, “guerra”.

Esta mañana, El Confidencial ha publicado una entrevista a Cristina Morales, escritora y autora de la reciente Malas Palabras. La novela pone voz a la Teresa que no lo contó todo en el Libro de la Vida. Es material inflamable, como todo lo que profundiza en Teresa; a veces siento que la escritora ha querido que mane el pus o la sangre antes de tiempo, apretando demasiado. Pero aunque me parezca excesiva la atención en señalar ciertos detalles, joder, es cierto, es cierto. Por ejemplo: había leído una y otra vez sobre la muerte de Beatriz de Ahumada, madre de Teresa, por sobreparto. Pero no había caído en lo que me trae Morales: doña Beatriz hizo testamento después de la llegada del noveno hijo, moribunda; un  año después estaba pariendo al décimo hijo que terminó de matarla. Eso quiere decir, efectivamente, que Alonso, padre de Teresa, se acostó con su mujer en  estado terminal. Pequeños detalles, sí.

En la entrevista de El Confidencial se pueden ver los comentarios que han ido dejando los lectores. Han llamado “mala” a Morales, han puesto el grito en el cielo. No se dice COÑO, no se dice que Santa Teresa tenía COÑO. También he vivido experiencias sobre esto: contándole a una persona cercana que en la obra hablamos de la pasión de Teresa (60 años) por Jerónimo Gracián (27 años), la reacción inmediata fue “¿Cómo se va a enamorar con 60 años?”.

Lo dicho, que Teresa de Jesús tiene la capacidad de desnudarnos a todos a la vez.

 

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One Response to Las guerras en torno a Santa Teresa

  1. Chasrike says:

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