\\\\\\\\\\\\ LA RISA TELÚRICA DE RODRIGO

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Pinchando en la imagen accedes a un video que hemos hecho partiendo de un texto que más abajo os proporcionamos. Recomendamos no continuar leyendo sino hasta haber visto el video. ¡Disfruten!

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“TAL VEZ CUANDO LOS ADULTOS RÍEN A LOS BEBÉS, ES CUANDO SE ALCANZA EL GRADO DE PATETISMO EXTREMO. REPLETA DE SIGNIFICADOS EXTERNOS Y VACÍA DE CONTENIDO ENIGMÁTICO, ASÍ SE NOS PRESENTA AHORA LA RISA. PARECE QUE LA RISA PERDIÓ LO TELÚRICO. TODA LIGAZÓN CON LAS ENTRAÑAS. AHORA LA RISA ES UN MURO CORONADO POR ALAMBRE DE ESPINO Y CASCOS DE BOTELLAS ROTAS, ES UN ARMA QUE LOS MIEDOSOS LLEVAN ENCIMA CUANDO SALEN A LA CALLE; INCLUSO SE PUEDE ENTRENAR LA RISA EN CASA, ANTES DE SALIR, Y YA EN EL COCHE TAMBIÉN”

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Y lo más perverso de todo es que eso es precisamente lo que nos disponemos a hacer con esta cosa de partirse la caja escénica. Youtube es un paraíso donde aún no hay necesidad de pixelarle la cara a los infantes. Bajarle el pitch a un bebé, hacer de la risa algo grave, telúrico y todavía hilarante.

He aquí un texto extraído de MUERTE Y REENCARNACIÓN EN UN COWBOY, de Rodrigo García. Autor que nos tiene más que acostumbrados a una risa oscura, motor de pasiones más bien putrefactas, capaz de jugar a desdecirse desde un acercamiento a la paradoja absolutamente contradictorio, fructífero como el flagelo más despiadado de una mística irónica y poética.

[…]

OTRO COWBOY

Siento una nostalgia, un pesar profundo por el devenir histórico de la risa. La risa ha sufrido una transformación espantosa a lo largo de los millones de años de existencia de los seres que ríen. No sé en qué etapa evolutiva la risa pasó de ser un atributo infrecuente, un tesoro perturbador, a convertirse en una reiteración banal. No creo que el hombre primitivo riera todo el rato (tampoco que gruñera todo el rato), ni riera de todo. Tampoco creo que riera en grupo.

 

UN COWBOY

Supongo que la risa fue un don espiritual, algo mágico que ninguno de la comunidad acababa de comprender y que, insisto, aparecía en contadas ocasiones y sin causa aparente. Hoy tenemos la risa como la peor de las herramientas sociales, risa que separa en lugar de acercarnos y que es todo menos un gesto que cautiva. Son tan falsas y artificiales las risas, que acaban por distanciar a los reidores, aunque físicamente se encuentren próximos, en una fiesta, un bar o un jardín. Digamos que en una ocasión donde todos ríen, uno puede apreciar cómo los cuerpos se transparentan, pierden consistencia, peso y olor.

 

OTRO COWBOY

Tal vez cuando los adultos ríen a los bebés, es cuando se alcanza el grado de patetismo extremo. Repleta de significados externos y vacía de contenido enigmático, así se nos presenta ahora la risa. Parece que la risa perdió lo telúrico. Toda ligazón con las entrañas. Ahora la risa es un muro coronado por alambre de espino y cascos de botellas rotas, es un arma que los miedosos llevan encima cuando salen a la calle; incluso se puede entrenar la risa en casa, antes de salir, y ya en el coche también.

 

UN COWBOY

El lugar de la risa de las entrañas, lo ocupa la risa que salta como un resorte, mueca social que alcanza su clímax luego de haber ingerido litros de cerveza. La música en un local también colabora y la risa dibuja en las bocas y los ojos de los reidores, paisajes farragosos, rostros tensos que al menos yo evito mirar con atención, que si no por la noche no puedo dormir.

 

OTRO COWBOY

Es evidente que reímos de la manera que reímos porque no somos felices.

 

UN COWBOY

Ahora los bebés aprenden inglés en la maternidad. Salen del coño de la madre, se les corta el cordón del ombligo, se les limpia y seca, y se les lleva inmediatamente a la sala de al lado, junto a otros veinte recién nacidos, a recibir su primera clase de inglés.

 

[…]

\\\\\\\\\\\\ A MODO DE STATEMENT

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La institución adora que la tomen en serio. Por eso le gusta tanto descargar de fuerza humorística las obras que fagocita.

Duchamp, a quien hemos escogido como padre espiritual del proyecto, supone el ejemplo más devastador. Nuestro querido Marcel, en 1918 o en pleno período de entreguerras, se inventa un pseudónimo para presentarse a una convocatoria de cuyo comité de selección forma parte. Y lo que presenta es el urinario que habéis visto aquí arriba: una broma. Una con la que supo sacarle los colores a sus compañeros de comité, dejando en evidencia la rigidez impostada del campo de lo artístico de forma ante todo hilarante. Broma que no obstante sigue calentando cádedras y dilatando horas de ceños fruncidos. Fuente, sí, pero de cábalas empeñadas en descargar esa idea inicial de broma. Una broma que con el tiempo vemos más y más como concepto, como ready-made, como recontextualización, como quiera que nos hagan llamarlo. Una broma que destroza la idea de museo pero que aún así la institución sabe asumir y asume muy bien, disolviendo aquél tirón de orejas a la normalización museística y sus actores, mano en barbilla, en el bostezo caprichoso del arte contemporáneo.

Así funcionan los procesos de institucionalización y la creación escénica está perfectamente inscrita ellos, pero no sin ciertos agravantes. Porque, no lo olvidemos, aquí hablamos ya de artes vivas, y una idea mortecina de lo serio, reducida a lo asumible desde la academia, está apalancándose en la escena. Y lo hace de forma tan insidiosa que se acerca a la idea de homicidio. Las paredes de la caja negra -así le llaman- parecen querer ilustrar alguna perversa forma de seriedad que no sirve de norte y guía más que hacia la parálisis, empujando las artes vivas a los rigores enfermos de una solemnidad forzada, decadente y cuidadosamente circunscrita a la pura obediencia. Nada más tóxico para la vitalidad de las sociedades y los escenarios. Y si estamos con Bataille en que la risa es el excremento del pensamiento, tenemos que asumir que la nuestra es una sociedad estreñida, tóxica y además aburrida.

O peor aún, una sociedad que no piensa.

Y hay algo más, algo que no nos cansaremos de repetir: toda depresión económica es ante todo una depresión afectiva. Ésta en concreto, inducida y artificiosa, podría entenderse sin más rodeos como una ofensiva, la puesta en movimiento de un depurado despliegue de armamento psicológico. Se está erigiendo ante nuestros ojos un muro de contención contra todo lo que pueda un cuerpo, contra su tonicidad, y los que se han apoderado de ella son los que firman los planos. Y si hay algo difícil de aguantar en todo esto es que la vida en España se esté transformando tan pastosamente en un auténtico tostón. Una tarde eterna, apática y pesarosa, un telefilme de sobremesa, una siesta incómoda que se nos alarga indefinidamente. Y si es cierto eso de que el teatro es un lugar de resistencia, ¿no le tocará, antes de nada, elevar la tonicidad afectiva general? ¿No será hoy el más peligroso de los levantamientos precisamente aquél que logre levantar el ánimo?

Partirse la caja escénica tiene algo de plan de derribo. Abrir grietas y romper las presas de las artes vivas para que fluyan nuevas formas de humor en el encuentro. Dejar que las sonrisas del sarcasmo nos devuelvan al cuerpo, como si la risa fuera la carne tomando conciencia de sí misma y quisiese volver a dejar ver unos cuantos colmillos.

Donde otros vieron muros, nosotros abriremos vías. Y esto sí que va en serio.

#CAJAJA

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