«Phantom story» de Nicola Unger
Tras ver unos fragmentos en vídeo de «Phantom story«, me viene a la memoria un espectáculo mítico: «Las tribulaciones de Virginia» de los hermanos Oligor. Por supuesto, no puedo garantizar que este espectáculo esté a la altura de «Las tribulaciones de Virginia», pero sin duda ambas piezas tienen puntos en común. Las dos crean una atmósfera íntima, explican una historia, tienen un componente poético y la mayoría de los elementos que se manipulan están hechos de forma artesanal. Tengo una sensibilidad muy afín a este tipo de producciones, así que debo decir «Phantom Story» me ha despertado unas expectativas notables.
Esta pieza de Nicola Unger es una miniatura para una sola intérprete y con la superficie de una mesa como todo escenario. La creadora emplea objetos, monigotes de cartón en dos dimensiones y un proyector de vídeo que sirve tanto para mostrar animaciones como para representar escenas de sombras en directo. El conjunto genera un mundo con una estética muy personal. Por otro lado, la obra narra una historia en un sentido bastante clásico. ¿Algo en contra de las historias de toda la vida? En absoluto. La fragmentación de nuestro mundo contemporáneo hace que las narrativas cerradas y homogéneas no siempre sean la mejor opción para representar nuestro día a día hecho de fragmentos inconexos y realidades paralelas. Pero no por eso pierde la narrativa su atractivo. A veces pequeñas alteraciones en el esquema convencional de la trama son suficientes para abrir otros niveles de lectura y crear una pieza con un toque novedoso a pesar de un armazón de tradición milenaria. «Phantom story» parece ir en este sentido porque, aunque se narran las peripecias de una mujer a la que arrestaron sin motivo por una presunta implicación con el terrorista Carlos, hay escenas que hacen referencia a Bin Laden y que tienen un marcado carácter alegórico.
Por otro lado, el minúsculo formato de «Phantom story» despierta una complicidad inmediata. ¿Por qué? Quizás porque hoy en día estamos rodeados de espectacularidad grandilocuente. Sólo hay que pensar en los conciertos multitudinarios, los anuncios audiovisuales que cambian de plano cada medio segundo, los carteles con luces parpadeantes que reclaman nuestra atención en las fachadas. Por eso yo cada día disfruto más con detalles minúsculos que requieren toda mi atención y prescindo de los espectáculos abigarrados y frenéticos.
En las antípodas de la épica de los focos multicolores, aquí se trata de la poética de las hojas de una palmera recortadas en un folio. Este carácter artesanal de «Phantom story» también magnifica su dimensión humana. En una era donde impera la producción en serie, la artesanía es una afirmación política e incluso herramienta de resistencia.
Finalmente, en una propuesta así hay un tercer elemento que no podemos obviar: la intimidad. El reducido aforo implica que la artista trabaja para un grupo muy pequeño de personas. Casi casi representa el espectáculo para nuestra individualidad presente. Esta conexión tan directa suele funcionar como un catalizador contundente. ¿Se verán colmadas mis expectativas acerca de «Phantom Story»? En cualquier caso, aquí hay un par de vídeos para que podáis haceros vuestra propia idea sobre el espectáculo.
«Phantom story«, Nicola Unger: 9 y 10 de marzo a las 20h y 11 de marzo a las 23h, San Rafael 14, entrada grauita. Aforo muy reducido, así que se debe reservar en reserves@laportabcn.com
Pingback: Previas de esta semana - Festival LP´09 dansa… o no! at La Porta
Ah! Me quedé con las ganas de ver a Nicola Unger. No pude el día que había huecos…Pero al leer la nota sobre el espectáculo de los Oligor, madre, me vienen tantos recuerdos intensos de esas tribulaciones maravillosas llenas de ternura y realidad. La bella realidad…