«Z» de Sergi Fäustino, Espai Lliure, 25/4/2009

 

1) Texto de Aimé Pansera:

Es la primera vez que veo un espectáculo de Fäustino y me dan ganas de ver muchos más. Tuve la oportunidad, que desaproveché, de seguir el proceso de creación, y contaba con algunas informaciones previas acerca de qué iba la obra, así que no me asustó, ni me dio asco, más bien me sorprendió que a partir de un tema muy friki y de una estética muy gore se logre hablar del mundo, del ser humano y los temas que nos ocupan. Sé que no es sensato separar “fondo y forma”, pero al volver a pensar en este espectáculo me surgen dos sensaciones e ideas distintas. Por un lado, disfruté mucho del universo zombi, y de todos los elementos asquerosos con los que juegan, con virtuosismo y creatividad, los intérpretes. Me parece que éste esta muy logrado, no sé si es una reconstitución o inspiración libre, pero a mí tanta cosa guarra me sedujo. Y ni hablar del majestuoso final, ¿pura provocación?, del director, que nos deja boquiabiertos y sin nada que replicar. Y por otro lado,  me interesó el relato de las múltiples aperturas del universo zombi a nuestro “mundo real”, como la versión zombi de Gran Hermano, o los soldados zombis de Irak. En esa misma línea, la progresiva identificación de los zombis con nosotros, espectadores de los Radicals Lliure, me pareció que acababa de acercarnos el contenido de ese mundo horrible, de escenificar la metáfora de un mundo totalmente zombi. Y es allí cuando el espectáculo nos incluye y nos incumbe del todo, transformándonos a todos en zombis, y nos deja pensando en “las derivas” de una cotideanidad zombi. Creo que es una obra compleja, que trabaja sobre varias líneas, tanto narrativas como estructurales al mismo tiempo. Y que también es por ese contraste entre una estética de serie B y una seria reflexión sobre la actualidad que alcanza esa complejidad y esas dimensiones ricas y amplias, dejándonos intranquilos de tanto comer uvas y de mirar durante horas nuestros ordenadores a través de un par de gafas de pasta negras.

2) Texto de Genís Gendrau

AS I WALK THROUGH THE SHADOWS OF THE VALLEY OF DEATH
                                                                                       Psalm 23:4

1961, St. Albans, Gran Bretanya. Fundació del grup de pop anglès The Zombies. Els seus hits “Time of the season” i “She’s not there” ¬– amb les seves precioses melodies vocals i els seus fantàstics solos de teclats– els catapulten cap a l’estrellat de la indústria discogràfica i de l’imaginari sonor col·lectiu.
2005, estrena mundial de la pel·lícula “Dear Wendy”, de Thomas Vinterberg i Lars Von Trier. Tota la pel·lícula –una història d’amor entre un adolescent i una pistola, la Wendy– està estructurada a partir de cançons dels The Zombies.
2009, abril, Montjuïch,  Teatre Lliure, Barcelona. Sonen The Zombies a la sala. Entra en escena el Sergi Fäustino amb ulleres de sol. Repica en un teclat, la llum baixa i la pantalla s’omple de lletres verdes d’amstrad antic. Comença “Z”.

1993. Madrid. Una colla de sonats obsessionats per la cultura trash s’apleguen per fer un fanzine, “Mondo Brutto –actualidad bizarra para brutos mecánicos”. Són els enciclopedistes del s.XXI. Els temes escollits per ser tractats –aberrants fílies sexuals, icones de la sub-cultura espanyola com la Mari Trini, el Fary, Jesús Hermida o de l’underground internacional com Joe Orton o Kenneth Anger, especials sobre conceptes com el frikisme, el plàstic, els mals tractes o el macarrisme– i  el llenguatge retorçat, anacrònic i cínic que utilitzen fa que aquest monstre que apareix periòdicament –primer a les tendes de còmics i més tard als quioscs–, esdevingui un puntal de la cultura contemporània. Pel Sergi Fäustino el Galactus, la Grace Morales, el Joe D’Allessandro, el David Glamour i el Dildo de Congost – els creadors del Mondo Brutto– són els que per qualsevol Oriol Broggi de torn vindrien a ser Molière, Txékhov, Shakespeare, Brecht o Sòfocles.

Deu minuts després d’haver començat, la funció arranca i, en crescendo, fins al cap de cinquanta minunts, no hi ha treva: la gran ressurrecció del cos podrit del teatre català té lloc a l’Espai Lliure. La seva pudor, tants cops molesta, un cop treta de sota la catifa –un cop mostrada tal i com és– enamora. Enamoren la carnassa com a mostrari d’esports nacional, enamora l’intrèpid esperit improvisador dels no-vius. Meravella la intacta capacitat de sorprendre i el tamany de toro de la dièresi sobre la a o sota els calçotets. Sacseja la coreografia electro-zòmbica. Recopilaries els texts color de moc en una plec fotocopiat i el passaries als amics fans de Family Guy. Et pixes de riure i se’t remou l’estòmac amb el concurs de gargalls –quasi simfònic–. Se’t gira el cervell –i te’l menjaries amb una cullereta, si no estiguessis tan abocat al que passa a l’escenari– al veure la parella de zombis que ve a veure l’espectacle fet pel gran zombi ressurrecte que fa el más-difícil-todavía –el got de saliva, quin gran mcguffin.

Allí a la vora, al cementiri de Montjuïch, la Raquel Meller, l’Àngel Guimerà i l’Aladi, eixorivits de sobte pel flux d’energia vivificadora, surten mig a trossos de les seves tombes i baixen coixejant a velocitat de zombi per la Font del Gat, decidits a recuperar els teatres de la ciutat i la ciutat sencera. “Z”, com la crida del bosc, ens indica que ja s’ha acabat el temps de fer el ploricó i d’amagar les vergonyes i és hora de fer-la grossa. La carn vol carn i el teatre no pot viure de rendes. Cal llençar-se a la piscina i el Sergi puja molt amunt, es llença en picat, esquitxa molt fort, i al fer-ho, ens esbandeix la cara d’estòlids als espectadors i al teatre en general.

3) Texto de Quim Pujol:

 «Z» tiene una estructura complicada donde ciertas escenas y transiciones parecen algo desdibujadas. Podría ser que algunos aspectos todavía deban cuajar a medida que la obra madure pero, por otro lado, como estamos ante una pieza de espíritu punk, también podría ser una apuesta estética por parte del director. Veremos cómo ha evolucionado la pieza hacia el final de los «Radicals».

Debo confesar que el principio de la obra me dejó muy frío porque no veía hacia dónde iba el conjunto y me parecía que muchos elementos resultaban gratuitos. Sin embargo en los diez últimos minutos del espectáculo el director religa todas las páginas sueltas en un solo volumen y lanza la pieza encuadernada sobre la mesa con sonora contundencia.

Si en la anterior (y para mí brillante) «Duques de Bergara unplugged«, a menudo el público se quedaba con la vertiente cómica de la pieza y pasaba por alto el interesante ejercicio de abstracción y de deconstrucción narrativa, aquí Sergi Fäustino corre un peligro similar. La pátina gore quizás eclipse para algunos las severas implicaciones de «Z».

Y es que «Z» no es una obra de «sang i fetge» de vacúa provocación como las de un director que últimamente dirige mucha ópera y de cuyo nombre no me quiero acordar.  Aquí cada gota de zumo de tomate está justificada, al igual que el glandular brindis final. Un brindis que cuestiona el marco conceptual de un ciclo que ha hecho de una supuesta radicalidad su frágil bandera.

Me quedan muchas dudas, preguntas y sentimientos contradictorios respecto a «Z». Una sensación parecida a la que tuve hace un año con «Duques de Bergara», una pieza que sólo he apreciado en profundidad con el paso del tiempo. Veremos cómo evoluciona «Z» en mi juicio a medida que transcurran las semanas. En cualquier caso, esta sensación de desorientación ya es gran éxito. Sólo quién se salta el guión es capaz de forjar a martillazos su propio lenguaje.

Como siempre invito a todo el mundo a expresar su propia opinión y rebatir, apoyar, contradecir o ampliar todo lo que afirmo con sus propios argumentos. ¡Muchas gracias!

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3 Respuestas a «Z» de Sergi Fäustino, Espai Lliure, 25/4/2009

  1. Pal dijo:

    Me gustan mucho estas lecturas que hacéis, sobre todo la de Aimé que transmite el entusiasmo que yo también sentí al acabar, la sensación final de haber presenciado algo muy físico y muy intenso. Aunque yo sí sentí el asco, algo que enriqueció mi experiencia ante esos zombies tan reales…
    Me quedo con la locura que se desata en ese mundo de zombies que crea Sergi, una locura donde todo está permitido y no hay normas…un mundo loco, loco, loco (el nuestro).
    También era la primera vez que veía una obra de Faustino y sé que veré más porque me ha entusiasmado. Y porque creo que hace falta que se nos escupan más obras así en la cara.

  2. Pingback: Fin del ciclo Radicals LLiure + “Agnès” de Claudia Faci en el Espai Brossa 22, 23 y 24/5/2009 at Quim Pujol: crítico con peluca

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