Fin del ciclo Radicals LLiure + «Agnès» de Claudia Faci en el Espai Brossa 22, 23 y 24/5/2009

 

 

La mélancolie des dragons

«La mélancolie des dragons» de Philippe Quesne es una pieza espléndida. En ella un grupo de heavies que se encuentran atrapados en la nieve muestran a una mujer madura las atracciones de su parque temático particular.  Apenas hay narrativa y el conflicto brilla por su ausencia. El tempo es muy pausado. Las atracciones son de un sencillez aplastante y consisten en los más elementales efectos teatrales: una máquina de hacer burbujas de jabón, una máquina de humo, un ventilador… Nada que no hayamos visto mil veces en escena. Sin embargo la mirada cándida de estos personajes sobre estos trucos nos hace redescubrir su encanto como si fueramos niños. Para mí la pieza se convierte en una alegoría de la fascinación por lo «espectacular»: una cierta declaración de amor hacia la escena. Un miembro de la organización del Lliure aseguraba que nunca habían traído nada tan extraño. Personalmente, no me pareció tan rebuscado. O bien si la extrañeza consiste en desmarcarse de los patrones tópicos, bienvenida sea. Ojalá este tipo de «extrañezas» nos visiten más a menudo.

Al día siguiente veo la nueva versión de «Z» de Sergi Fäustino. Tengo una resaca descomunal y salgo de la pieza con el estómago del revés. El director apuesta por disminuir el elemento textual, desdibuja las escenas que tenía construidas y aumenta el carácter gore y punk de la obra. En la sala atestada de refinados programadores franceses se palpa el rechazo. Personalmente, no tengo la certeza de hacia dónde apunta Sergi con este nuevo «Z». ¿Se trata de una apuesta decididamente punk? ¿O bien el vacío por el que deambulan estos zombis podría llegar a darle la vuelta a la propuesta y convertirla en un objeto raro? Me inclino más por el punk aunque en algún momento me pareció vislumbrar esta segunda posibilidad. Un sector del público abandonó la sala airado. Otros lo disfrutaron a fondo. Para complicar las cosas aún más, me explican que al día siguiente la recepción por parte del público fue entusiasta, así que igual hay un efecto «bolo». Yo me quedé con la sensación de que «Z» todavía estaba en proceso y que su propósito aún debía clarificarse. Pero entre el calor, la resaca, el intenso olor a salsa de tomate, los escupitajos y el manoseo de vísceras, tampoco confiaría mucho en mi propio juicio.

«Jerk» de Gisèle Vienne es un trabajo muy peculiar. Esta narración de Dennis Cooper para un solo marionetista destacaba por su parquedad. Un intérprete, una silla, cuatro marionetas… Hacía tiempo que no veía nada tan sencillo en un teatro. Y esta austeridad era un gustazo. Creo que todos nos delectamos con ese enorme espacio vacío alrededor de la silla donde se sentaba el intérprete. Además del excelente texto de Cooper, el trabajo de voz y el diseño milimétrico y obsesivo de la propuesta, lo que más me interesó fueron los dos fragmentos donde se pedía al público que leyese una parte de la historia en un programa de mano. Esta estrategia tan simple cambiaba por completo la relación espectador-intérprete, haciendo que en esos dos fragmentos la experiencia colectiva se intercambiase por un tú a tú con la narración. Un efecto similar al de de las cajitas circulantes de «You are here«. Estos terremotos en la construcción del espacio escénico me seducen por completo.

Finalmente «Agnès» de Claudia Faci fue una sorpresa mayúscula. Había visto el vídeo y me había gustado, pero no podía imaginar que la experiencia en directo sería tanto mejor. «Agnès» es una de esas raras piezas que alcanzan altas cotas de trascendencia, inteligencia y poesía sin parecer farragosas ni pretenciosas. En esta obra se entrecruzan el discurso del cuerpo y la performance contemporánea con la técnica sosegada y sin estridencias del teatro clásico. En fin, es una de esas piezas que dejan en evidencia como el debate «clásico vs. contemporáneo» es un falso debate. El personaje de «Agnès» asegura que le hubiese gustado traer un tigre para hablar de la presencia escénica, que es lo que a ella le interesa. Quizás no fue un tigre lo que vimos, pero el animal que deambulaba por las tablas del Espai Brossa con una copa de cava en la mano tenía un pelaje imposible de olvidar. Este es uno de los mayores placeres de bucear en las programaciones: de tanto en tanto descubres un tesoro.

Esta entrada fue publicada en General. Guarda el enlace permanente.

Una Respuesta a Fin del ciclo Radicals LLiure + «Agnès» de Claudia Faci en el Espai Brossa 22, 23 y 24/5/2009

  1. vayatela!!! dijo:

    eyyyyy!!! yo estuve en «z» de Sergi Faustino el domingo, y soy testigo de que el público disfrutó de esa vuelta de tuerca de la pieza…. sólo lo ví ese día , y me enganchó por completo desde el principio!!!!esos zombis que a momentos parecen yonkis, borrachos o incluso bebés ….me conquistarón en una primaveral tarde de domingo!!!! yo tb estaba resacosa….y la pieza me neutralizó el «ph» …ja,ja!!!!

    enhorabuena Sergy!! un gustazo verte de nuevo en escena y …. haciendo de las tuyas: » Morcilla man….deja paso a Lapo man»..qué grande!!!!!!!!!

Los comentarios están cerrados.