Estar con lo que está / Conversación con Quim Bigas

Conozco a Quim desde hace muchos años cuando Teatro Pradillo programó APPRAISERS en el 2016. Desde entonces mantenemos una correspondencia en la que nos acompañamos la vida y conversamos nuestro trabajo artístico. He tenido la fortuna de implicarme como performer en dos de sus muchas creaciones, a través de las cuales, he podido observar y aprender de los procedimientos que despliega en cada investigación entrelazando luminosamente afectos, cuidados y una inteligencia creativa singular y solvente.

Tenía muchas ganas de tener esta conversación, y aunque nunca es suficiente y siempre quisiéramos dar paseos más largos, en esta ocasión y a propósito del estreno de su reciente pieza titulada ‘D’ençà, presentada en el Mercat de les Flors de Barcelona entre el 27 de febrero y el 2 de marzo, charlamos profundizando sobre aspectos como lo que no es evidente en sus propuestas pero forma la ética de su estética; sobre las metodologías o los destellos que organizan la infraestructura interna y externa de las piezas, la función de lo visible y lo invisible, y también, sobre esa segunda vida de las obras que no desaparece al ser legadas a la siguiente creación. Belleza!

VAHO es un proyecto independiente que desde que nació como Círculo de Espectadores en 2012 ha ido evolucionando para acompañar reflexivamente la creación contemporánea de las artes escénicas vivas, a través de ensayos con diversos formatos, para ofrecer una alternativa  a la entrevista habitual. Para esta ocasión nos propusimos crear la visualidad a partir de cinco planos y así quedó este vapor.

Te recomendamos que uses auriculares.

Realización_VAHO

Conversación y grabación_Paulina Chamorro.

Composición_Dani Carretero.

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HIPERSUEÑO / Paz Rojo

La oscuridad en la luz.

Viernes 15 de marzo de 2025.
Réplika Teatro – Festival Domingo.

 

“Esto no es un sueño. El más allá está ahora en la casa.
Es un hipersueño y no hay nada más violentamente real.» (Hélène Cixous)

El pasado viernes 15 de marzo la creadora y bailarina Paz Rojo, junto a Arantxa Martínez y Luz Prado, presentaron Hípersueño en el teatro Réplikla, dentro del Festival Domingo 2025.

Coincidiendo con el desarrollo del eclipse total de luna que aconteció el mismo día y a la misma hora (cuestión que no pasa desapercibida si recordamos que ECLIPSE : MUNDO es el título de una de las últimas piezas de la creadora española), Hípersueño nos recibe en un espacio diáfano, de paredes claras, únicamente delimitado por una tarima baja color marfil. La luz de la escena no resalta nada en particular e incluso alcanza a la audiencia donde me encuentro tomando estas notas.

Paz y Arantxa entran directamente a situarse sobre la tarima. No hay introducción ni tampoco ninguna atmósfera especial. La escena está en crudo tal y como es cuando no pasa nada en ella. Tampoco llevan un vestuario que a priori pudiésemos identificar con una teatralidad específica. Al contrario, visten con la ropa de cualquiera. Me animo a comentar este aspecto del vestuario solo para reforzar una decisión estética que, en mi opinión, dialoga éticamente con la creciente espectacularización de la vida y su renovado affaire con la moda y el disfraz como metáfora de nuevas formas de banalidad, entre otras.

Paz y Arantxa no bailan. El espacio no oculta nada. Y sin embargo algo extraño se instala entre nosotras. Lo extraño suele ser aquello que no está en su sitio y suele percibirse como un corrimiento (B. Brecht). Arantxa se queda quieta en un lugar determinado de la tarima y cierra sus ojos. Paz comienza a realizar una serie de movimientos, digamos, movimientos cualquiera -¿porque no corresponden a la codificación dancística? ¿porque cualquiera los podría hacer?-.

Por momentos, Paz se aproxima al cuerpo de Arantxa que toca, agita o caricia sin que esos gestos revelen su propósito completamente. Sin embargo, en esa ausencia de significado aparece una potencia que parece articularse en el ligarse a lo otro, en la que el movimiento se va extendiendo y tendiendo la mano. «Puro ligando» el perpetuo legado de la transformación (Ito García) entrelazando percepciones a cuerpos y cuerpo a materias, difuminando los límites epidérmicos mientras se desvela un lenguaje que no se basa en la traducción del signo -en su control- sino en su transmisión -su emancipación-.

Esos movimientos -ese ligando- se acompañan de vez en cuando por alguna palabra que Paz pronuncia, a veces con intensidad, a veces como un susurro. Esas palabras aunque son simples y significan cuestiones que todas conocemos, poseen un eco interior desconocido, un doble misterioso que consigue poner en marcha nuestra imaginación en su capacidad de crear y dislocar las lógicas con las que organizamos la realidad.

-Hoolaaa…

Pasado un tiempo Paz intercambia rol con Arantxa que es quien comienza a moverse mientras Paz permanece quieta con los ojos cerrados. Entremedio, unas pocas palabras más y la entrada de un plano sonoro creado en directo por Luz Prado, que graba los sonidos de la escena, los mezcla y reproduce nuevamente favoreciendo la aparición de un paisaje sonoro inquietante y fantasmagórico. Paisaje, que aunque adquiere su forma de la realidad que estamos presenciando, se manifiesta con una sonoridad espectral que nos atrapa, e incluso, agitará literalmente nuestra piel.

Bien, hasta aquí la descripción de lo visible.

Casi sin darnos cuenta noto que la audiencia ha entrado en un estado difícil de traducir. En la literatura de ficción el hípersueño es un estado de suspensión que permite a seres vivos y cosas realizar viajes a través de dimensiones espaciales y temporalidades desconocidas sin llegar a la muerte o deterioro definitivos. Se entiende también como un estado mental profundo que se materializa de forma vívida creando su propia realidad espacio-temporal (campos de estasis). La escritora francesa Hélène Cixous utiliza esta misma noción en su novela Hípersueño (2006) para referirse a la conciencia de muerte que llega durante la última etapa de vida; ese estado psicoemocional y sobre todo físico que marca el paso definitivo hacia lo desconocido por antonomasia. Se me vienen a la cabeza algunas de las palabras que utiliza Cixous para ir atando su propia extrañeza a partir de las que resuenan en la profundidad de esta sala diáfana. Resonancias que inevitablemente evocan en mí el flujo perpetuo de la luz en la oscuridad y de la vida hacia la muerte en su bucle de transformación.

Un cuerpo que baila lo desconocido carece de una codificación clara que podamos reconocer. Desactivado así el mecanismo de la bailarina que danza para producir algo, emerge un cuerpo médium. Un intervalo que enlaza el acá con su misterio, el espíritu y la carne. En una reciente entrevista, Paz decía que ver un cuerpo bailar es observar un misterio. Los ojos cerrados llevan a la figura del profeta, no como un sujeto, sino como una posición definida por el umbral entre lo consciente y lo inconsciente, entre lo que sabemos y desconocemos. Una mirada doblada hacia atrás donde confluyen pasado, presente y futuro. Una mirada que en su caída hacia lo oscuro se vuelve abisal devolviendo su sombra hacia afuera como una luz que ciega y manda a callar.

Esa mirada hacia atrás y abisal también se traduce en una tensión sensorial específica que estira la piel. Un tipo de atención conscientemente táctil que ocupa al oído y la epidermis como un solo órgano. Es como si al no ver, todo el cuerpo se transformara en un receptor altamente sensible. Se podía apreciar con claridad que tanto Paz como Arantxa utilizaban la piel como otro oído, atendiendo a las más mínimas alteraciones de su atmósfera próxima.

Cuando un escalofrío recorre el cuerpo sin que seas consciente de qué lo ha provocado es porque la piel ha escuchado algo que el razonamiento ha sido incapaz de traducir. Lejos de ignorar esa escucha, Hípersueño se deja guiar por eso que parece desorientarnos para caer al interior de esta «zona» difusa entre el sueño, la pesadilla y la realidad.

La experiencia de moverse es siempre un recorrido entre lo desconocido y lo que está aconteciendo en el momento. Ocurre a la vez en el cuerpo, en la palabra, en el espacio y el tiempo, imbricándose, confundiéndose y trayendo hasta acá la experiencia de lo inaccesible, no como algo que se puede extraer y explotar, sino como un enigma que se revelará si se contempla el tiempo suficiente.

Así, en los márgenes del cannon coreográfico, Hípersueño es un salto hacia el misterio, una puerta entreabierta hacia lo desconocido que proporciona al espectador una emoción estética subterránea que se manifiesta más allá de las habituales formas de percepción y racionalidad.

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Orejas Voladoras / Nilo Gallego

FESTIVAL DOMINGO 2025.
CA2M Centro de Arte dos de Mayo, Móstoles.
13 DE MARZO.

Partir por el final.
Comenzar aplaudiendo.
Hacer la escena al revés.
Y aplaudir todas la veces que lo requiera.
Tocar a tambor vivo.
Tocar sin más, sin acuerdo, sin compás.
Simplemente tocar.
Tocar tocando.
Tocar con el cuerpo, fuerte y como salga.
No obedecer al ritmo ni al deber ser de la música.
Hacer ruido.
Tocar noise con la oreja.
Invocar la fiesta a golpe de baqueta.
Hacer noise con la piel del animal.
Ponerse de acuerdo a punta de tambor.
Seguir sin seguir la partitura.
Y en la desorientación nos encontraremos.
Llegando al unísono, haciendo colectivo a punta de golpe de tambor.
Materializando el rugido como un cuerpo que arde.
Tocando a rabiar.
Tocando como un grito.

Foto Paulina Chamorro

En mi mesita de noche tengo un libro titulado «Una historia cultural del grito» de la autora Ana Lidia Domínguez, donde cuenta que el primer sonido que emite un ser humano al nacer es el grito y que algo parecido se piensa del big bang, esa gran explosión que dio paso a la creación del universo. Gaston Bacehlard lo resume diciendo «El grito es, a la vez, la primera realidad verbal y la primera realidad cosmogónica».

El jueves 13 de marzo, en el CA2M, el artista sonoro Nilo Gallego presentó Orelles Voladores, una propuesta artística compuesta de tres partes que reflexiona alrededor de la escucha y el sonido no solo como un fenómeno auditivo y espectacular, sino también como una cuestión social y cultural. Con la colaboración y acompañamiento del percusionista Frankuu Carrascosa y de Un Coro Amateur (un proyecto con base en el CA2M del que Nilo también forma parte) la pieza comienza invitándonos a llevar nuestra atención a las orejas y al tímpano como una práctica que ensaya otras maneras de estar entre nosotras y en el mundo.

Dentro del grito de los tambores intuimos el ritmo del Bolero de Ravel. A penas se nota. Pero ese «notar a penas» recuerda a esos aromas que no sabes reconocer de primeras. Es como oír con la punta de la lengua.

El sonido apabullante de la percusión es como el grito del animal que constituye la materialidad misma de ese sonido. Es oír al animal que forma parte del instrumento. Tiene la intensidad de un perfume que de golpe se impregna en todo. Con el paso de los minutos, ese berreo tamboril se transforma en una densa atmósfera hecha de ondas sonoras expansivas que al chocar contra nuestras membranas corporales las hace vibrar. En menos de un minuto lo que suena y los espectadores somos una sola cosa cohesionada por el fenómeno físico de la vibración que ha puesto a oscilar las membranas humanas y no humanas de este espacio.

Es así que la atmósfera que crea Orejas Voladoras durante su primera parte, literalmente nos toca y atraviesa. Hace vibrar todo aunque no lo veamos o ni siquiera lo sintamos en la piel. Esa contundencia invisible puede incluso afectar a nuestro corazón, el órgano más obstinadamente rítmico de nuestro cuerpo (Elena Córdoba), cuando se sobresalta y da golpecitos producto de las vibraciones que agitan el torrente sanguíneo. La vibración o alteración de ondas que producen en el aire los tambores de Nilo y sus compañeras del Coro Amateur, se siente en medio del plexo solar que reacciona igual que la membrana de un altavoz o una cuerda pulsada, moviéndose hacia fuera y hacia dentro en un continuo. A golpe de tambor nuestros corazones se sincronizan con el ritmo cardíaco de la orquesta enlazándonos perceptiblemente. Golpes que parecen ser suaves, pero tienen una profundidad abisal capaz de afectar sin ser visto ni dejar huella de su paso. Esa vibración puede llegar hasta muy dentro de los organismos, incluso hasta la médula blanda de los huesos. Seguramente, si pudiéramos ver las hondas del sonido moviendo todo a través de su paso, alucinaríamos.

Foto Paulina Chamorro

Segunda parte: La fascinación por el silencio.

Tiempo atrás, conversando con Nilo mientras dábamos una paseo por la Chapinería (municipio de la Comunidad de Madrid), me contó sobre sus primeras incursiones en teatro y cómo nunca había olvidado la valoración de su primer profesor que después de un ensayo le dijo: «cuando duermes en escena es cuando mejor lo haces.»

Hacer poco para que pase mucho.

Observamos a dos personas charlar sentadas frente a frente. Son Nilo y Frankuu. La conversación no se escucha. En cambio, vemos gesticular con el cuerpo un lenguaje sin sonidos evidentes. Manos y lengua se coordinan en series que se intercambian de un cuerpo al otro. Sus sombras se proyectan en el muro blanco del fondo como un doble que atestigua el encuentro. Siento alivio de no tener que entender más de lo que estoy pudiendo entender. Así que elijo confiar que eso que se están diciendo también lo estoy entendiendo de una manera que no sé todavía.

Elegir no querer oír, practicar el silencio del lenguaje hablado en tiempos de youtubers y opinólogos a puñados, en tiempos donde la información se acumula en cantidades intoxicantes, es terapia de alivio y una forma de disidencia. «Gracias señoras y señores de la opinión, el supuesto buen consejo y la influencia, pero prefiero no oír lo que me quieren contar. Prefiero el silencio». ¿De qué hablan esas dos personas? ¿De percusión? ¿De música? ¿De sonidos que no han oído pero han sentido en los labios? No saber, sabiendo que una sabe, es una cosa bien distinta a la verdad absoluta.

Como pasaba en Drum Invocation (2020), pieza anterior, donde Nilo ya exploró la cuestión del sonido, la oreja y la vibración como forma de pensar lo social, la escena no ocurre en la escena sino en las butacas donde cada uno de los espectadores imagina su propia conversación o su propio concierto de batería. Es entonces cuando dejo de prestar atención a lo que ocurre en el escenario para observar a los que están sentados cerca de mi por si puedo reconocer en sus rostros qué conversación están imaginando. Cualquier micro gesto puede ser un indicio de que la imaginación está teniendo lugar en un cuerpo. Y si la imaginación está teniendo lugar en el cuerpo es porque la sensibilidad se ha activado en nuestros organismos permitiendo la regeneración y continuidad de lo sensible.

Primero es el estruendo, después, el silencio.
El barullo de nuestra contemporaneidad ha creado una fascinación por el silencio, dice David Le Breton, y en la actualidad se hace cada vez más urgente cuidar su lugar en lo social. ¿O tendremos que comenzar a ir a los museos para encontrar experiencias de silencio?

Tercera parte: Lo insignificante como fuerza.

En la última parte, digamos que Nilo se va a la cama. Como en una escena de teatro realista, tan cruda como lo real, Nilo ejecuta esta acción sin espectáculo ni pompa representativa. Simplemente se desviste, se mete en una cama que improvisa con dos elementos y se pone a dormir.

Entra un audio que dice:

Buenos días. Bienvenidas. Estáis en vuestra casa.

Como dentro de un sueño de Nilo, continuamos escuchando la historia de aquel viaje que hizo en 1997 a la india donde descubrió que sus orejas tenían pelos, pelos largos. ¿Largos como antenas?

El teatro es un abismo.

Es entonces cuando en el muro blanco que sirve de telón de fondo a esta escena onírica comienza la proyección del corto de Patrice Laconte «El Tamborilero del Bolero». Jacques Villeret, el único protagonista de este plano secuencia de 8 minutos de duración es el percusionista que lleva la base rítmica que mantiene cohesionada a la orquesta que interpreta el conocido Bolero de Ravel.

Acompañamos el sueño de un percusionista en el sueño de otro percusionista. 8 minutos frente a un rostro mudo en el que se aprecia con nitidez eso que hacen los músicos cuando se fusionan con el instrumento que tocan convirtiéndolo en una extremidad hipersensible conectada directamente a los impulsos eléctricos de su hacer musical. Me fascina presenciar la distancia cero que existe entre el impulso cerebral, el cuerpo del intérprete, su rostro y el sonido que emite. Fusión total, sin grietas ni pliegues. Personalmente me atrapa cuando puedo observar un cuerpo en atención profunda, como es el caso del tamborilero de Ravel. Es como si los ojos se les fueran para dentro, o, se les fueran hacia atrás, algo que también pude observar en la creadora Paz Rojo en su último trabajo presentado el pasado viernes 14 de marzo en Teatro Réplika, titulado Hipersueño.

En una reciente entrevista realizada a Bifo-Berardi, afirmaba que toda esperanza es engañosa en un mundo que se encuentra abocado a la destrucción de la vida como algo bueno.

Si la alternativa a ese futuro fuera la vía de recuperación de lo sensible, un principio de movimiento podría estar en lo que Nilo dice al final de su pieza:

«Dentro de las orejas tenemos un parche estirado de piel de unos 8 milímetros. Es un tambor llamado tímpano, es un tambor de oreja».

Partir por el final.

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Materia Blanda, Tiempo Profundo / Institute for Postnatural Studies

BOSQUE REAL 2022

Taller Municipal de Cantería // Casa de Campo

30 de junio, 1 y 2 de julio. Madrid.

Entrar en la Casa de Campo y descansar la mirada, el oído y el cuerpo del prepotente asfalto. Envolvernos de polvo, luz de atardecer y noche. Ensordecer con el sonido de las cigarras y quedarnos ciegas mientras buscamos sin buscar el camino de regreso a la ciudad.

«weona, no paró la micro…no poh, no paró la weá.» (poema a sisabel)

Compartimos recuerdos y materias del recorrido que hicimos por el Taller Municipal de Cantería, invitadas por el Institute for Postnatural Studies, para el disfrute de nuestra futura memoria colectiva.

Un caminar lento,
pesado,
de piedra,
de ciudad amontonada que hace otra ciudad,
de tiempo piedra.

7 paradas
+ un abrevadero con amigos (cuando hay sed, el abrevadero nos encuentra)

Parada 1
Dédalo trasnoche.
Una escultura de arena en el centro, un montículo de agua, sales y sílice. Estructuras y organismos unidos entre sí, compactados, colapsando.

Dédalo Trasnoche_Fragmento

Parada 2
Eruca Leo.
De entre los trigos asoman siete cabezas de león. No conocen la rumia. Sus flores, de color blanco a amarillento, tienen grietas de color violáceo.

Parada 3
Piedraniebla.
En el centro de la cantera se hunde un vaso de cemento azul. Devolverle la vida a un agujero pétreo. El charco es el origen del mundo.

Parada 4
Mil mamíferos ciegos.
Musgos primitivos, hornabeques, plantas hepáticas de baja estatura y arraigadas al suelo. Cuando llega el calor, la planta descansa en la raíz, se vuelve invisible al ojo.

Parada 5
De un sólido cuenco, de una roca opaca.
Hay una piedra encima de una piedra. Hay una piedra con un agujero en el centro, y una gota que cae y horada, lentamente, y que la cruza de lado a lado.

Parada 6
Tiempo profundo.
Se descompone el mundo digiriendo la decadencia. Un compost circular que se vuelve duro con el tiempo. La columna se convierte en piedra. Gris Cemento Rosa Plástico Amarillo.

Parada 7
Materia blanda.
Atreverse a ser materia atravesada por materia, desnudarse de lo humano, celebrar la simbiosis, ser múltiple, co-habitar. El mundo es mojado. Chapotea.

Parada 8
Abrevadero.
Aquí la boca encuentra su descanso. Los cuerpos son observados por los árboles. La materia sensible se intercambia a través de abrazos y recuerdos. Aquí el tiempo abandona la piedra y se vuelve luz.

Los textos de cada parada han sido extraídos de los originales de la propuesta. Pinchando aquí : Institute for Postnatural Studies se pueden leer y oír completos, además de acceder a toda la información de Materia Blanda, Tiempo Profundo.

Bosque Real 2022

Las fotografías y el audio son de VAHO y Lautaro Chamorro.

vaho.work

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Sublimar y celebrar / Epifanía nº6_Patricia Caballero

Asistido por Romain Delavoipière y David Larrinaga.

Una artesanía para estar juntas.

Festival Domingo < 07 a 11 de junio 2002 < La Casa Encendida

Según el diccionario etimológico la palabra Epifanía proviene del griego epiphaneia, que significa “mostrarse”, “aparecer por encima”. Se utiliza para nombrar cualquier tipo de manifestación, aparición o revelación.

Una Epifanía aconteció en esos cuerpos, apareciendo por encima del suelo, por encima, por encima ese mostrarse.

Durante cuatro días, el laboratorio de investigación y creación Epifanías, indagó en la descodificación del cuerpo, el tiempo, el espacio, las convenciones y los roles, moviéndose entre diferentes formatos y prácticas, con el deseo de atravesar brechas culturales desconocidas. Una suerte de ritualidad contemporánea que tomó al cuerpo como vehículo y oráculo a través de la exploración del “estado de danza” y la “presencia auténtica”, así como de las fronteras entre la fiesta popular, el acontecimiento escénico y las prácticas comunitarias que aplican una ecología profunda.

Formas de estar juntas y de ir al encuentro de estados de conciencia y realidades físicas que merodean entre lo banal, lo poético, la catarsis, el trance y la purga.

Epifanía es un bicho que se conoce mientras se busca una ética que nos permita convivir desde un lugar cómodo con el que pasar de la producción a la reproducción, a través del cuerpo, la voz, la música y la comunidad.

Compartimos la conversación que VAHO en Domingo tuvo con Patricia Caballero en la terraza de La Casa Encendida, la última de esta serie realizada en el contexto del Festival Domingo.

Con este encuentro cerramos nuestro recorrido a través de su segunda versión 2022, agradeciendo la confianza de Fernando Gandasegui por dejarnos entrar y a La Casa Encendida que siempre nos apoya y acoge como en casa. ¡Gracias querida Bego!

Sobre todo, y muy especialmente, agradecemos a las artistas que aceptaron hacer la pausa junto a nosotras abriéndonos sus códigos, dejándose filmar, permitiéndonos asomarnos un poco más dentro de sus propuestas, y de esta manera, dar a ver otras formas de recordar y acompañar el hecho escénico.

 

Patricia Caballero from Teatro Pradillo on Vimeo.

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El baile del vivo no lo sé bailar / From Behind. All Over_Arantxa Martínez

Me notaste. Viste todo aquello sucediendo.

Festival Domingo < 10 junio 2002 < La Casa Encendida

Arantxa comienza cantando:

 

 

La performer_narradora se mete en el cuerpo de un muerto_vivo, se mete en el cuerpo de otras voces_cuerpos, atravieza su cuerpo con muchas voces. Después de la muerte solo quedan las reflexiones de los vivos y los vivos no conocemos la lengua de los muertos.

Capítulo 10 de La muerte de Iván Ilich de León Tolstói.
¿Con qué dialoga la muerte?
¿Con algo concreto y corporal?
Un diálogo que se desdobla entre la vida y la muerte, entre un lenguaje y su ausencia.
Un positivo de esa ausencia lo encontramos cuando Arantxa lee que un lugar puede estar lleno de alguien que ya no está y llenarnos de él por el solo hecho de estar ahí.

Arantxa está sentada leyendo desde su ordendor el texto que ha escrito para la pieza. Dice: «esto es un email».

La muerte no habla la lengua de los vivos.
La muerte no se entiende con las cosas de los vivos.

Vivo: hablar, bailar, montaña.

El actual acuerdo de los vivos con los vivos consiste en morir lentamente por aceptar un contrato social que nos vulnera todos los días. Morir lentamente.

¿Dónde está la danza en todo esto?
¿Que se está coreografiando aquí?

Tolstói_Iván Ilich: «El cuerpo sin vida seguía ahí.
Tomó una bocanada de aire, extendió sus miembros… y se murió.”

Así que como no llegamos, CONDENSAMOS.

 

¿Qué está por debajo de esto?
Una vitalidad que atraviesa el cuerpo afectivo, reflexivo, emocionado.
Una intensidad física que pide estar ahí.
Una danza sonora

Contraste afilado como aquello que nos sostiene vivas.

Los frames inician su baile: fragmentos de una historia romántica; instantes que se deshacen, o eso de chupar piedras que llamamos amor? deseo? soledad? ¿Qué es eso que no cuentan esos fragmentos?

Ahora, nosotras leemos:

Ya voy. El tiempo que me lleve coger la moto y cruzar el río.
Claro, podemos hacer algo, dije, imitando tu distancia.

Tus hombros están abiertos, normalmente son tus ojos los que miran hacia el otro lado.

A mí me faltaba la distancia.

A través de esos frames podíamos vislumbrar la vitalidad que se se desprende de un cuerpo que desea, y de alguna manera, también agoniza. El deseo que punza, que parte, que hiere como manifestación de lo vivo.

La danza desestabilizando lo organizado porque la vida finalmente no es organizada.
Esa vitalidad que da y quita, a la que me agarro y comprometo.

Yo soy porque tú eres
Yo soy porque tú eres
Yo soy porque tú eres
Yo soy porque tú eres

Salimos del patio de La Casa Encendida, de las cajas en las que estamos metidas -dice Dani- y todo lo que se respira dentro se expande fuera cobrando otra dimensión. Danza sonora que abre el espacio y hace que cierta vitalidad se transmita en un fluido-flujo que llega hasta nosotras. Salimos, Arantxa, salimos y contentas.

Compartimos la conversación que VAHOenDomingo tuvo con Aratnxa, en la terraza de La Casa Encendida, durante las vísperas de la primera ola de calor del año 2022. Preguntas lanzadas para expandir las propuestas artísticas del Festival Domingo más allá del tiempo de su presentación y más allá del contexto que la invita. Probar hacer links con aquello que está dentro y fuera a la vez de la pieza, con aquello que no alcanza, pero busca; con aquello que revela, pero no dice.

 

Arantxa Martínez from Teatro Pradillo on Vimeo.

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Hola, soy el intérprete / La Doble Sesión_Norberto Llopis

Mostrar la parte hueca de un acontecimiento para que se sostenga por su desequilibrio.

Festival Domingo < 09 y 10 junio 2002 < La Casa Encendida

https://vaho.work/

Comienza así:

«Considérense bienvenidos a «La Doble Sesión».

«La Doble Sesión es una pieza doble.

Una pieza que «tiene lugar» entre dos sesiones distintas, las cuales a su vez «tomarán lugar» dos día consecutivos distintos. La primera sesión se llamará «Mañana». La segunda sesión se llamará «Ayer».

Está «terminantemente» prohibido asisitir a las dos sesiones. Es decir: Si has decidido asisitir «Mañana» no podrás asistir «Ayer». Si estás pensando asistir «Ayer» no habrás podido asistir «Mañana»».

(Texto que encontramos en nuestras butacas y que leemos antes del comienzo de la pieza.)

Esta Doble Sesión invita a preguntarse por eso que pasa entre mañana y ayer. Por eso que pasa en un acontecimiento, pero más para allá del acontecimiento. Por los posibles pliegues que encontramos en una pieza que siempre es doble y mitad, doble y mitad…

…pero esto no cabe, aunque hace mucho hueco.

Esta Doble Sesión, si le pones atención, distorsiona el tiempo del acontecimiento que es el mismo tiempo que compartimos mientras estamos en el acontecimiento. Acontecimiento que está cortado por la mitad para dejar ver el hueco de la danza.

¿Te habías preguntado alguna vez cuál es el hueco de la danza?
¿Cuál es la parte hueca de un acontecimiento?

…¿pero hoy es ayer o mañana?
…eso tampoco tiene sitio.
…la coincidencia se ha perpetuado!

Lo que les voy a contar ahora es… ¡hola!

Doble Sesión, que es a la vez una doble sesión de esa Doble Sesión que Jacques Derrida decía que “se habrá encontrado cogida en una esquina, en el medio o el suspenso de las dos partes de un texto, de la que únicamente una es visible, […] El lugar de interés, ese rincón entre literatura y vida, formará pues, determinado ángulo. Tendrá la figura del repliegue, del ángulo asegurado por un pliegue. Ahora está la cuestión del título.

Que la teatralidad no se sostenga por la presencia sino por el margen hueco de la teatralidad me parece una cuestión imprescindible para continuar pensando ¿qué es eso de la presencia, el acontecimiento, la danza, lo vivo, el teatro y la teatralidad? ¿qué es eso que estamos haciendo con lo que creamos, asisitmos y acompañamos? o ¿acaso no es posible conseguir que el pensamiento y su convención se doblen y más allá? ¿leer– esa práctica–?

Las palabras de las dos Doble Sesión, la de Norberto y la del filósofo, cobran una presencia inusual que impacta desde ayer y hasta mañana en las duras paredes de nuestro pensamiento meta (nueva realidad) y data (datos, no conocimiento). Esas palabras, con sus repeticiones, atajos, quebraderos, cierres y desbordamientos, se encargan de deslocalizar lo que está aconteciendo y fractalizar nuestras presencias que aún sabiendo bien dónde y qué estamos haciendo participamos de esta oquedad.

El cuerpo también deja un hueco. ¿Qué es es eso que está entre el cuerpo y el lenguaje codificado de la danza? ¿Qué es eso que no es eso, pero mueve eso que está entre?

Dejar ver lo exorbitante de un acontecimiento al no cerrarlo, planteando algo que siempre está fuera del marco en el que se encuentra.

¿Y si la presencia que consideramos central en las teatralidades vivas o en un acontecimiento, en realidad siempre está fuera del tiempo en el que está? Es decir, está al mismo tiempo que no está.

Un acontecimiento que siempre va más lejos, que difiere constantemente.
Un acontecimiento que siempre está fuera del tiempo en el que está, que no determina una presencia ni una ausencia porque no ha sido hoy, será mañana y en cualquier caso, siempre será ayer.

En ese hueco que deja La Doble Sesión conversamos con Norberto. Compartimos eso que no cabe más ahí, aquí, en forma de VAHO_MANGUITO ROTADOR y VAHOenDOMINGO. Preguntas lanzadas para expandir las propuestas artísticas del Festival, más allá del tiempo de su presentación y más allá del contexto que la invita.

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Pulsos de calor magnético / Las Lámparas_Leticia Skrycky

Encender un fuego para insistir en lo que no puede ser tocado.

Festival Domingo < 05 junio 2002 < La Casa Encendida

Para hacer una vasija haces un hueco en la cerámica. Dónde la vasija no está encuentra su utilidad.

Ahora me atreveré a describirte como lo haces con Mariane y Éliene:
El patio de La Casa Encendida está en penumbras. Intuimos a través de las lamas del tejado, que la noche está por caer. Abajo, en el suelo de piedra, pequeñas estructuras formadas por lámparas (focos escénicos) atrapan nuestra atención. Una presencia ligera, casi una sombra, se desplaza entre ellas realizando pequeñas acciones. Se intuye una trayectoria que podría desvelar el campo gravitacional de lo que está aquí pasando.

Tu rostro silencioso y concentrado. El color mostaza de tu ropa se funde con el dorado fuego que enciende una danza imperceptible. Tienes el pelo color castaño, te llega hasta los hombros. Tú también te sientas en lugar extraño junto a los aparatos eléctricos.

Se enciende el fuego primero en la oreja.
Algunas oirán lo mínimo, otras lo máximo.

Pones un micro junto a un conector eléctrico. Electricidad corporeizada en múscia. La electricidad siempre suena, siempre está sonando.

Primero fue el sonido, luego la luz.

Foto Vaho

Esa lámpara late como un músculo, parpadea como un ojo, respira como un pulmón.
La mera contemplación de esa luz crea una fogata interior. ¿Conoces ese secreto? Una fogata hace un sitio. Ese sitio nos acoge. Estamos muy cerca de esos afectos.

Afectos color dorado rojizo calor. No necesita explicaciones. Recuerda ese fuego para mantenernos en la tibieza.

Brota un volcán a partir de un polvo efevescente. Te acercas a las lámparas y las haces hablar. En ese instante, un estallido de fuego y luz hacer arder las epidermis. Las lámparas nos susurran por debajo del umbral de escucha. Nuestro oídos se hunden en su escucha profunda.

Lees que la compositora Éliane Radigue dice: “sumergirse en la ambivalencia de la modulación continua con la incertidumbre de estar, y/o no estar, en tal o cual modo o tonalidad.”

Algo en tu cuerpo me hace pensar en una exploradora, alguien que se deja atrapar por un territorio para recorrerlo en toda su vastedad, la gran amplitud de un sonido que comienza aquí, pero recorrerá largas distancias hasta convertirse en siglos.

Bajo los pies de esta pieza, corre una enorme fuente de calor que libera nuestra percepción, que nos aproxima a campos imperceptibles que aparecen y se desvanecen. Una lumbre común para compartir los relatos de lo impronunciable.

Me llama mucho la atención cuando nos dices que “la electricidad que hace posible el despertar una idea tiene la misma naturaleza que la fuerza que mantiene unidas las paredes de este lugar.”

Entonces vemos aparecer lo invisible, un vacío completamente lleno…

…un vacío completamente lleno. Tejidos de frecuencias infinitas.
Luz y sonido
Pulso y calor
Oscuridad y luminiscencia
Lleno y vacío

Haces un lugar, que como un paisaje, nos da a ver en un fundido continuo, una fogata eléctrica y un pedazo del firmamento.

Foto Vaho

Aquí arde esa membrana que nos mantiene vivas. Aquí, arde la piedra que dejas en mis manos. Esa piedra caliente que me hace pensar en la primera piedra, cacho ínfimo del universo que aún guarda ese calor, ese pulso eléctrico primario.

Te cito como quien atrapa un destello «Crecer hacia adentro en la insistencia intuitiva sobre lo que no puede ser tocado.»

Compartimos esta conversación entre Leticia y VAHO. Preguntas lanzadas para expandir las propuestas artísticas del Festival Domingo más allá del tiempo de su presentación y más allá del contexto que la invita. Probar hacer links con aquello que está dentro y fuera a la vez de la pieza, con aquello que no alcanza, pero busca; con aquello que revela, pero no dice.

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Hacer eso que sucede entre tu boca y tu mano… / Programa Doble_Alma Söderberg y Alex Reynolds

…que también sucede entre imagen y sonido, imagen y palabra, viento y peces… ahí fue cuando entraste tú con tu voz.

Festival Domingo < 04 de junio 2022 < La Casa Encendida.

Dos.
Dos y una.
Una formada por dos.
Casi dos…
Dos nunca no.
Dos siempre sí.

Palabras:
Doméstico, ritmo y cuerpo.

¿Qué ritmo hay ahí?
¿Qué cuerpos hay ahí?

¿Quizás es lo que resulta si dejamos que el afecto sea una materia sensible y palpable?

No valen las comparaciones.
Me gusta más pensar en cómo aliar distintos metales y fijarme en esa química íntima que surge durante el proceso, que pretender que nuestras vidas no atraviesan nuestro trabajo continuamente.

Un frame mínimo que deja ver cierta quietud.
Cierta quietud que hace algo desde tener otro cuerpo para recuperar eso que surge, para continuar con la vida que sigue estando ahí.

Palabras:
Intimidad, vibración, juego y algo de abstracción a la vez.
Doméstico…

Oímos desde dentro de una casa para crear una forma en la que habite nuestra intimidad. Porque siempre hay caminos que se invierten. A veces lo íntimo genera la forma y a veces es la forma la que genera esa intimidad.

Esa intimidad que está en tu voz.

Esa palabra que revela cosas del momento.
Ese lenguaje que desvela, que se abre, que protege lo que defiendo.

Sacar una palabra para vibrar.
Vibrar una imagen para crear una mirada.
Palabras que abren algo.
Abrir…
…algo…
como sonidos con las manos…
…como palabras que abren puertas.

Palabras que salen de un sonido o de una imagen y hacen eso que sucede entre tu boca y tu mano. Y hacen eso que también sucede entre imagen y sonido, imagen y palabra, viento y peces y ahí entraste tú con tu voz.

Tu vergüenza; mi fragilidad.
La belleza de lo delicado.
La fortaleza de lo que apenas se puede atrapar.
Cuerpo sentado; presencia invisible.

Asistimos a la danza que hace huecos para que la vida aparezca en un gesto o en una imagen.
Asistimos a la imagen que puede convertir en sólido todo eso que pasa entre tú y yo y nadie más puede ver.

*Amistad e intimidad comparten el mismo campo semántico.

Ahí hay una sustancia fuerte.

¿Cómo se consigue mirar a alguien sin ejercer violencia o convertir en objeto lo que observamos?

¿Qué puede generar esta cámara entre nosotras?

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Video Vaho_ Fotos Vaho

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Sonar escurriendo_Oír a lo ancho / Fuego Verde_Isaak Erdoiza y Nazario Díaz

Aquieta mi visión, agita mi sonido.

Festival Domingo < 03 de Junio 2022 < La Casa Encendida.

El espacio se desvanece. A ratos adquiere una solidez descomunal. Intervienen intermitentemente zumbidos y respiraciones, presencias que por momentos consiguen señalarnos las fuentes de los sonidos. Todo transmuta, deviene sonido, deviene visión. Los cuerpos se funden con el crujido. El crujido apaga la visualidad.

Placer, estoy escuchando ese sonido que suena muy bajito.

Antes de entrar al patio de La Casa Encenida estuvimos en la calle, entre sus arquitecturas sonoras que siempre están por encima de nuestra capacidad de oír. Veníamos de ese revoltijo sonoro que a veces interesa y otras veces intoxica. Veníamos de una sonoridad de la que no podemos escapar, que atraviesa nuestros cuerpos estemos disponibles o no…

…y entramos al oído, a la duración del sonido.

Son las mismas preguntas sobre la escucha que actualizamos con los decibeles del día a día.

¿En qué orden sensorial percibimos el mundo?
¿Cómo percibimos lo interno y externo?
¿Hay en mi escucha un adentro y una afuera?
¿Cómo escuchamos? ¿Cómo escucharnos?
¿Podríamos escuchar desde la piel?

Uno puede mirar la mirada, pero no puede escuchar la escucha (dice Duchamp)

¿Puedo tocar tu respiración?

Me pregunto cuán inmenso sería nuestro campo perceptivo si pudiéramos practicarnos en el desplazamiento y rotación de nuestros sentidos: oler tu mirada, oír tu piel, tocar tu sonido, sonar tu olfato. Ver las cosas desplazando la mirada a otro lugar del cuerpo que no sean los ojos.

Porque para producir percepción no es suficiente hacer interactuar un objeto con un sujeto. Si colocamos un objeto encima del ojo, no conseguiremos ver nada. Así mismo, ciertas frecuencias son intolerables por nuestro oído y sin embargo no podemos cerrar la escucha como cerramos los ojos. Una de las famosas torturas practicadas en Guantánamo es la supresión sensorial, privar al sujeto de la vista, la audición, el olfato y el tacto. En poco tiempo el cerebro y el cuerpo se rompen.

Así es la potencia de lo frágil.

Escuchar la vibración que un cuerpo experimenta con una materialidad casi invisible.

Los performers invocan sonidos casi imperceptibles cada vez más abajo de nuestro umbral de escucha. Nuestros oídos son conducidos con simpleza y elegancia hacia un territorio de infraescucha. Nos revelamos oreja. Tus mundos entrando por mis oídos. Los performers como médiums, como campos magnéticos que nos dan a ver lo que suena. Sin ellos el sonido de Fuego Verde no se podría tocar. Danza de frecuencias, danza de presencias.

Los globos cantan.
El aire se queja.
La membrana eléctrica vibra más rápido de lo que puedo oír.
Dos respiraciones me llevan a un bosque de Robles.
Racimo de micrófonos como ombligos humanos.

Más acá del sonido, todos esos mundos se levantan.

Compartimos un VAHO_MANGUITO ROTADOR con Isaak y Nazario. Preguntas lanzadas para expandir las propuestas artísticas del Festival Domingo más allá del tiempo de su presentación y más allá del contexto que la invita. Probar hacer links con aquello que está dentro y fuera a la vez de la pieza, con aquello que no alcanza, pero busca; con aquello que revela, pero no dice.

 Video Vaho
 
Fotos Paulina Chamorro
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