Aparasolada // Bosque Real

Se está muy bien allí abajo, mientras que en las cumbres sucede algo suavemente equilibrado y musical, suavemente vibrante. (La soñadora materia de Francis Ponge)

Busco en el diccionario el significado de aparasolado. Lo primero que encuentro es una traducción del portugués al español que dice «recortado». Lo siguiente que encuentro dice: «que tiene forma de parasol». Luego tropiezo con una palabra que no había visto nunca: «umbelífero». Busco en el diccionario su significado y descubro que designa una forma de la naturaleza, aquellas plantas dicotiledóneas con los tallos estriados y vacíos por dentro, de hojas con pecíolos envainadores, flores sin sépalos y dispuestas en umbela…¿umbela? ¡umbrella!

RECORTE – UMBELÍFERO – UMBRELLA – PARASOL – APARASOLADO

¿Y cómo se llama este pino?

Pino Pinea, también conocido como Pino Parasol porque tiene amplias copas que pueden alcanzar los 18 metros de diámetros.

Bienvenidxs :::

Desde uno de los bosques más anónimos del bosque, os invitamos a pasar un rato de la tarde bajo las ramas de un pino, en su sombra aparasolada, para escuchar en profundidad lo que ocurre en él y a ver, por ejemplo, cómo anochece detrás de las dos puertas mientras celebramos no solo lo que de hecho existe, sino todo lo que puede existir en este trozo de campo que es de todxs.

 

Foto Sofía Montenegro

Este es el plano del pinar en el que estamos.

Plano que nos entregó Juanito Jones para encontrar nuestra ubicación dentro del pinar.

El pasado Domingo, 1 de mayo, comenzó BOSQUE REAL 2022, un programa comisariado por Javi Cruz y Jacobo Cayetano (Zuloark) que hasta diciembre hilará sitios muy o poco conocidos de la Casa de Campo y del parque del Buen Retiro con sites specifics que nos invitarán a recorrer algunas historias de estos dos importantes espacios de la ciudad de Madrid.

Foto Sofía Montenegro

Foto Sofía Montenegro

Desde el corazón boscoso de la Casa de Campo celebramos que hace 91 años, este inmenso parque fue entregado al pueblo de Madrid para su recreo e instrucción, y digámoslo alto: también para el goce y disfrute de nuestras presencias.

Vídeo de Dani Carretero

Ser paisaje por algunas horas. Desaparecer entre el delicado follaje. Tornarnos ínfimas entre lo ínfimo. Respirar lentito y mirar amplio. Parecer insecto y callar para que el bosque cante. Oír el rumor de las pipas. Acompañar el tiempo del bosque. Acompañar su luz tornasolada de tiempo ampliado… Ser verde verde lima. Bailar descalzas con Carolina, Adriana y Sofía.

Foto Sofía Montenegro

Foto Sofía Montenegro

Al entrar en el bosque nos dieron una bolsa de papel que contenía pipas, un vaso de cartón y un fanzine titulado La soñadora materia de Francis Ponge, que además venía con unos tachones agregados y una flecha dibujada a mano que llevaba a un subtítulo: La parte de «El Cuaderno del pinar«.

Leo:

7 de agosto de 1940

El placer de los pinares

Se deambula por ellos a gusto (entre los grandes fustes cuya apariencia va del bronce al caucho). Están muy despejados. De todas las ramas bajas. No hay absoluto anarquía, ni maraña de bejucos, ni obstáculos. Uno se sienta allí, se tiende a gusto. Hay una alfombra por todas partes. Raras rocas los amueblan, algunas flores muy bajas. Su atmósfera tiene fama de sana, hay un aroma discreto y delicado, una musicalidad vibrante pero suave y agradable.

Foto Sofía Montenegro

Y es que nos gusta celebrar que ha llegado la primavera poniendo nuestras cuerpas en el verde verde eneldo, verde cartuja, verde helecho, verde musgo, verde oliva, verde esmeralda, verde menta, verde pino, verde escabeche, ¿cierto Javi?

En esta foto del 2015 estamos celebrando la llegada de la primavera con otro proyecto llamado Ruido de Fondo Spoiler.

A media noche, mientras Dani y yo deshacíamos a oscuras el camino de regreso a la ciudad de Madrid, mientras hablábamos de otros bosques dentro de este bosque, mientras nos alumbraba una clara nocturnidad, yo canturreaba:

Just a perfect day
Drink sangria (calimocho!) in the park
And then later, when it gets dark
We go home

Dedicada en agradecimiento a las aparasoladas:

María Buey González, Lorenzo García-Andrade, Juanito Jones y Maral Kekejian, con Paula García-Masedo, Luis Lecea, Buj Studio, Clara Juarranz Jiménez, Pedro Jódar Gabarrón, Luiso, runners y ciclistas, caballos y un picnic.

Fin del pinar

a partir de aquí se sale al campo

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Tocando en ese no tocar, suspensión en suspensión

¿Escuchas a través de mí, a través de ese rozar animal, como un batería que sale a tocar, pero antes se sienta, observa, no hace nada y pasan esas cosas que vienen solas? ¿Dónde está tu oreja? ¿Cuando escuchas, dónde está tu tacto?

Con enorme alegría las invitamos a entrar en los vapores reflexivos del músico y performer Nilo Gallego, vapores emanados durante un paseo de esos de alejarse y volver sobre las políticas de la escucha, los afectos del oído, la amplitud y la proximidad del paisaje sonoro, la saturación actual y las estéticas apacibles que invitan a dormir a orejas voladoras.

Un paseo_conversación para inhalar consonantes e impregnarse del paisaje audiovisual de Dani Carretero. Buena y generosa inmersión en las prácticas artísticas de Nilo.

Comenzamos este recorrido con la transcipción de la conversación y a continuación el vídeo que expande la palabra.

 

Tocar en ese no tocar / Nilo Gallego

El martes 5 de octubre Dani y yo nos dirigimos a Chapinería, localidad situada a 50 kilómetros de Madrid, en la comarca de la Sierra Oeste, para reunirnos con Nilo Gallego, músico y performer, para hablar de sonidos y de su pieza Drum Ivocation (D.I)

Drum Invocation se presentó en el Festival Domingo, en La Casa Encendida en junio de 2021. Un concierto de tambor ejecutado por un cuerpo médium que invoca sonidos que oímos en nuestra imaginación y que casi podemos acariciar con los dedos.

En alguna callecita del pueblo, 11.30 de la mañana, sol.

Nilo: Cuando tenia 16 o 17 años, en Valladolid, hicimos una obra de Tennessee Williams llamada Háblame como la lluvia y déjame escuchar. Para entonces yo tenía mis tocatas punk los viernes por la noche y de resaca total, casi sin dormir, me iba el sábado por la mañana a los ensayos. En una de las escenas tenía que estar en una cama durmiendo y mi compañera actriz tenía que esperar en bata a que yo despertara para decir “¿qué hora es?”. En los ensayos yo me dormía de verdad un rato largo, despertaba y a partir de ahí lo hacía fatal porque soy muy mal actor y no me creía la situación en la que estaba. Al terminar  la escena parábamos y el director Juan Ignacio Miralles Licas, decía: “el principio fue genial, cuando dormías y no hacías nada”. Se me quedó muy dentro esa espera, esa contemplación de una escena donde no ocurre nada, donde algo está dormido, algo tiene que pasar pero no llega a ocurrir y cómo ese director, que tenía las cosas muy claras en sentido stanislavskiano, decía que el principio siempre era lo mejor. Así que me encanta llegar a un lugar donde algo tiene que pasar pero nunca pasa.

Cuando pensé parar de hacer música comencé a dirigir cosas más escénicas. En Montemor, Portugal, junto a varios colaboradores, creamos el proyecto Orquestina de Pigmeos, Pigmeus Do Mondego, un conjunto de acciones site-specific en el que se mezclaban las artes vivas, la música y el audiovisual. Yo estaba ensayando a ser director, así que cuando estábamos en el río, haciendo algunas acciones sobre pequeñas embarcaciones construidas por nosotros y los técnicos, una tocaba el trombón, otro fumaba y así se encadenaban apareciendo y desapareciendo. A mí me gustaba cuando aparecían estas pequeñas escenas, pero cuando comenzaban a hacer cosas ya no me gustaba tanto. Y la broma que teníamos es que yo siempre decía:  “estuvo muy bien cuando no hacías nada”. ¡Solo sabía decir eso! Dar a contemplar algo aparentemente insignificante era interesante, como contemplar ovejas pasar, como lo que hicimos en la acción sonora  Felipe regresa a casa, un concierto con ovejas donde dejamos que hicieran lo que quisieran. Como un batería que sale a tocar, pero antes se sienta, observa, no hace nada y pasan esas cosas que vienen solas.

Paulina: Esto me ha recordado lo que decía Eugenio Barba sobre la presencia del actor: decía que el actor tiene que estar en escena con la misma atención que un gato que está punto de saltar sobre su presa. Lo he recordado por esto que has dicho que pasa antes de hacer algo. No tocar parece una inacción, pero sí que hay, hay mucho tocar en ese no tocar. Esa tensión o presencia atenta es una de las intuiciones más bonitas de lo escénico. Y es algo que estoy entendiendo de D.I., eso de “no voy a ejecutar lo que se espera que ejecute, pero tampoco me voy a quedar quieto e inmóvil porque eso en escena no existe.”

Me gusta mucho la metáfora del gato, pero no me gusta tanto que el gato tenga que ir a cazar. Podría decir simplemente que es un gato que atraviesa, y el gato ya es muy juguetón. En el sentido en el que se considera la cuarta pared, me interesa más que no haya ninguna relación de control y que el gato esté jugando a su manera. Me apetece más entrar en un mundo, a que ese mundo se intente romper.

Estamos muy teatralizadas. Casi todo está sobreproducido y yo encuentro alivio sensorial cuando estoy frente a una acción que intenta ser menos teatral y se queda justo antes de crear tensión. Cuando hay menos representación puedo profundizar en mi propia escucha y manera de estar con eso que está pasando. En D.I. hay mucho espacio para eso.

Tiene que ver con la escucha. Es un poco como ese charquito donde puedes ver solo un charquito o a todo el mundo bullendo, incluso cómo va acabar tu vida. La saturación depende del plano de textura o desde dónde lo oigas. Porque a lo mejor el silencio, la propia textura del ruido blanco podría colocarse en un primer plano, que sería el noise, y también te saturaría. Si tuviéramos un volumen en la oreja que en el momento de máximo silencio del día lo pudieras subir a tope también te saturaría. Esto tiene que ver con esa puerta abierta a otro plano. Si ya te aburriste de ver a Nilo porque sabes que no va a tocar y comienzas a interesarte en el sonido de esas señoras que están bajando por las escaleras hablando, oyes sus tacones y te preguntas por lo que están diciendo, pero no llegas a entenderlo completamente, y en eso entra el sonido de un pájaro que no sabes si es real o grabado como parte de la pieza, o un sonido como si fuera un color. Así comienzas a abrir y abrir la escucha más allá de la propia pieza que estás viendo.

Esas pequeñas puertas que se van abriendo, a lo mejor, es una sola puerta grande que te puede llevar al abismo dentro de la escucha del silencio, y además agregar que, diciendo silencio podría decir fascismo, y eso siempre es peligroso. Me interesa la manera de proponer escucha y de proponer silencio. ¿Desde dónde?: siempre desde un lado antifascista. ¿A ver cómo se usan los afectos y cómo se utiliza la escucha?

Foto Dani Carretero

Lo político de la escucha y el habla radica en cómo las hacemos participar en la organización de lo social. En ese sentido vamos al rescate del silencio, no como el lugar donde nos auto-censuramos o donde se oculta la verdad, sino como un medio para conocer y relacionarnos con el mundo. Habitamos una constante interrelación de sonidos. El campo sonoro de nuestras existencias es de una riqueza tan amplia que es experiencia y aprendizaje de una forma de ser parte de algo a través de la oreja. Pero así también estamos llegando a un punto de saturación sonora en la que las personas están perdiendo audición, se están quedando sordas. Si analizas el fenómeno físicamente se ve claramente el problema social que lo produce. Lo que nos damos a oír y cómo, está por encima de los decibelios que tolera nuestro organismo y, sea como sea, estamos perdiendo la escucha ínfima. Durante D.I. pensaba que estábamos ante una invitación a practicar esa escucha ínfima y subordinada, no a escuchar grandes discursos sonoros, sino los márgenes de los sonidos, como el borde del tambor o el aire que pasa por la plumilla, sonidos que jamás oiríamos si no nos invitas a poner la oreja ahí. ¿Desacelerar e instalar otro tiempo para otras escuchas?

¿Cómo puedes escuchar a través de otra persona? Igual como tú, Paulina, ahora puedes tener la oreja colocada en el micrófono y también en la grabadora. Y tú, Dani, la tienes en tu micro y en la imagen. Ambos tenéis ese desdoblamiento de la escucha en este momento. Una oreja, aunque le guste lo ruidoso y lo sucio, tiene una conciencia. ¿Dónde se coloca la oreja? Ahí hay algo que me interesa mucho. ¿Qué estás escuchando? Ahora mismo, por ejemplo, como tú estás más arriba que yo quizás puedas escuchar el viento o Madrid que está a lo lejos. ¿Qué está escuchando tu micrófono? Si vemos una vaca, ¿cómo está escuchando esa vaca?, ¿cómo escucha un insecto? Entonces ¿cómo colocarte ahí? Te puedes transportar hacia un micrófono a partir de una relación directa y luego ir al ordenador, ver que te ha quedado mal la grabación y volverlo a intentar. Ahí es cuando tu oreja se ha colocado en otro lugar y está viajando, volando.

Cuando estás viendo a un músico mover las escobillas o soplar cerca del tambor, realmente ¿dónde está tu oreja?, ¿tu mirada?,  y ¿dónde está tu gusto y tu tacto? Quizás está ahí dónde mira el músico que está agazapado viendo el color verde del tambor; o está solo con las escobillas; o a un centímetro, casi tocando la madera. Pero como músico que ha practicado ese rozar el parche rugoso del tambor, siento ese sonido, lo paso y lo muevo. También estoy invitando a escuchar a través de mí,  pero ahí no sé si es a través de la oreja o el tacto. Me gusta esa percepción y me gustaría llevar a cabo la sensación de que las orejas vuelen por una nave mientras la gente se estuviera moviendo. Me gusta la oreja porque es un poco voladora. Pero una vez que te has metido ahí te puede abrumar tanta actividad. Tiene que ver con las maneras de nuestro organismo y su capacidad de adaptar su percepción. Quizás tiene que ver con el noise porque cuando hacía ruidismo, intentando que no haya ritmo o melodía, buscando crear un muro de sonido fuerte, creaba un noise donde también había silencio y, a lo mejor, simplemente tendríamos que poner el volumen de los oídos a 10.

PINCHA AQUÍ PARA SEGUIR LEYENDO TODA LA TRANSCIPCIÓN. Gracias!

 

O puedes mirar el video que expande la conversación:


VAHO continua tras la subjetividad de los vapores envolventes que despiden las escenas vivas.

 

Vaho en Domingo ha sido financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2021, Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Chile.

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Aullar sobre una superficie que se agita_Drum Invocation de Nilo Gallego

¿Quién hace sonar a quién?

Diálogo entre un instrumento que calla con un cuerpo que suena. Conjuros para hacer vibrar la piel de un animal.

Vaho en Domingo reflexiona sobre el cuerpo medium de Nilo Gallego a través de un pequeño ejercicio sonoro a partir de la grabación de campo de la pieza Drum Invocation de Nilo Gallego presentada durante el Festival Domingo.

 

Foto Paulina Chamorro

 

…incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente, saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo…

..se alzaron reencarnando en las fantasmales ropas del jazz, en la sombra de cuerno dorado de la banda y soplaron todo el sufrimiento de la mente desnuda.

Aullido de Allen Ginsberg

Una de las impresiones que nos dejó Drum Ivocation fue su performatividad. Aunque el propio título de la pieza invitaba a esperar un concierto de tambor, el cuerpo de Nilo adquirió un protagonismo que no habíamos visto en otras de sus propuestas. Esta vez Nilo puso a dialogar a un instrumento que callaba con un cuerpo que sonaba alterando nuestras expectativas y orden perceptivo.

¿Quién hace sonar a quién en Drum Invocation?

Nilo instala en la escena un cuerpo medium formado por el tambor y él mismo, con el que vehicula vibraciones corporales y agitaciones rítmicas, formando melodías invisibles que activaron nuestra imaginación sonora.

Todo lo que Nilo deja ver y oír realmente no está presente más que como una invocación, como un llamado a imaginar y producir nuestro propio sonido. Toda la performatividad se articula como un conjuro íntimo para hacer vibrar la piel de un animal, ese animal de color verde, instalado como un tótem en medio del patio de La Casa Encendida que, como objeto sagrado, parece estar dispuesto a romperse en relámpago.

¿A quién invoca Nilo? ¿al animal que duerme en el tambor?

¿Quién es el animal?

El cuerpo de Nilo transfigura su corporalidad humana a la de un animal que aúlla sobre una superficie que se agita.

 

Te invitamos a visitar la entrada original https://vaho.work/2021/09/22/aullar-sobre-una-superficie-que-se-agita/

* Nota del proyecto VAHO en DOMINGO

A partir del registro sonoro realizado durante la presentación de la pieza hemos creado una cápsula de sonido en la que experimentamo con la composición en loop. Fragmentos organizados en bucle que con distintas estructuras forman cuerpos rítmicos que varían de intensidad.

La finalidad de estos ensayos radica en que durante una experiencia estética numerosos procesos sensibles se activan en el cuerpo a nivel sensorial, emocional, cognitivo y kinestésico. Muchos de ellos no consiguen ser traducidos en palabras por lo que nunca llegan a considerarse como vivencia. Incluso  los desechamos por imprecisos y difusos, descartando  otras maneras de conocer el mundo. Sin embargo, poseen una enorme riqueza factible de transformarse en conocimiento relacional al crear conexiones únicas entre el pensamiento sensible del artista, del espectador y la realidad de la que emerge como eje transversal y red de articulación.

Con estos ejercicios proponemos ensayar otras maneras de exteriorizar aquello que pasa durante y después de una experiencia estética viva, desvinculándolo de su traducción a la palabra escrita y danco cabida a otras prácticas y lenguajes como medio de expresión y producción de conocimiento sensible.

Colaboran con Vaho en Domingo La Casa Encendida Pablo Zamorano Luis Moreno Zamorano Dani Carretero #festivaldomingo

 

El proyecto Vaho en Domingo ha sido financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2021, Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Chile.

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Experiencia y simulacro_¿Quieres la foto o quieres la cosa?

Creo que la intensidad está en la búsqueda más que en la cosa, en insistir, insistir, darle una y dos vueltas a la cosa. Y cuando encuentras algo no puede ser tan rápido o fácil,   así que hay que seguir ahí, rascando.     M.V.

Durante el Festival Domingo nos encontramos con el artista Marc Vives a merodear alrededor de los conceptos de fiesta y performatividad, tomando como centro su pieza La Fiesta, inspirada en el texto Teoría de la fiesta de Roger Caillois (1939), presentada el 26 de junio de 2021 en La Casa Encendida. Fue un baile rojo fuego con bototos por eso de hacer explotar las costumbres invocando fiestas hasta agotarnos.

Compartimos la transcripción escrita del encuentro y la joya de vídeo que Dani Carretero creó con su ojo deseante.

Transcripción del encuentro VAHO con Marc Vives
Junio 2021
Festival Domingo. La Casa Encendida

Paulina: ¿Después de lo que hemos pasado en la última década, la pandemia, la crisis económica del 2008, la precarización laboral, la necropolítica de los gobiernos, hoy ¿en qué estamos? ¿antes o después de la fiesta? ¿en el final? ¿es esto una fiesta?

Marc: No creo que estemos de fiesta. Ahora estoy releyendo el texto porque lo olvido y pensaba que me abriría cosas, pero no. Entiendo la cuestión de la fiesta como Roger Callois lo plantea en el texto: la fiesta ya pasó, es una cuestión ancestral y es irrecuperable.

En las condiciones actuales ¿lo que creemos que es fiesta no lo es? ¿No estamos celebrando nada, y al revés, ni siquiera tenemos herramientas para producir una fiesta sin antes arrasar con el orden existente?

Esa sería la fiesta, arrasar con el orden existente, excederse con todo, burlar las normas, hacer todo al revés. Eso es regeneración para establecer otro orden.

Las características de esa fiesta de la que hablamos estarían marcadas por ciertas formas de destrucción o de reemplazo, es decir, anunciar la caducidad de una serie de elementos, quemarlos en una hoguera y dentro de la misma fiesta generar unas nuevas reglas desde una base de celebración. ¿Cómo construimos una nueva fiesta cuando eliminas todos los factores de fiesta que conocías? ¿Las actuales formas de fiestas son útiles para refundarla?

Yo creo que en la fiesta actual sí hay algo. Encontrarse, ver, la música… hay rasgos de la fiesta ancestral porque la idea no es volver a un mundo donde todo sea celebratorio. Está la fiesta y el trabajo, la rutina y lo contrario, eso se alterna. Son dos realidades, no hay una sin la otra. Pero como está establecido el calendario de trabajo actualmente no lo podemos asumir con equilibrio. Yo no sé donde está la fiesta en el mundo contemporáneo. A lo mejor puede ser cada viernes que te vas a no sé dónde y la revientas. Dentro de las actuales condicionantes, la fiesta es una vía de escape del orden establecido, pero que no sirve para renovarse. Quizás para renovarse uno en lo personal, pero no para el grupo social. Yo no he conseguido encajar las cosas que entiendo ciertas del texto de Callois con el mundo contemporáneo. No he sabido cómo, aunque distingo algunos rasgos, pero no sé como traerlos al presente.

¿Cuáles son esos rasgos?

Lo que hago es intentar invocarlos o decirlo de varias maneras, pero no los estoy trayendo en plan “ahora esto es una fiesta”. Ojalá una pieza pudiera ser un sustituto de una fiesta. No tengo esa capacidad reflexiva. Lo mío es la tozudez, es decirme “agárrate a esto, aguántalo, es posible que tenga valor, confía, confía, ten fe”. Llevo mucho tiempo haciendo esta pieza de múltiples maneras, desde el 2014 hasta el 2019, y en 2018 pensé que podía ser una pieza escénica al uso, con sillas o con la conciencia de que sería vista por personas.

Vengo de la escultura tradicional catalana que es más de la performance de los noventa o anterior. En esas prácticas del cuerpo no hay una caja negra o blanca. Puedes hacerlo en una sala o en un pasillo, sin que lo vea nadie. Puede durar mucho tiempo o poco tiempo. He hecho La Fiesta en ocho horas que es casi lo mismo que yo ensayando La Fiesta.

Esto que diré lo tengo cogido con pinzas: si en la época ancestral, casi post mitológica, cuando vivíamos en tribus y comunidades… Abro un paréntesis: el texto de Callois es del 39’ y la fiesta a la que se refiere ya es antropología. Además en ese texto y en su conferencia hay una nota del autor que es pre Segunda Guerra Mundial, entre guerras, y él está con la pedrada de los años 20’ y el fordismo, el trabajo en cadena… cierro el paréntesis. Así que te respondo con algo que él dice y que ya es muy viejo: lo que ancestralmente se entendía como la fiesta ha sido sustituido por las vacaciones, por ese período de verano en el que te vas con tu familia… Las vacaciones no tienen ese aspecto renovador de la fiesta, no es lo mismo. No tienen esa vocación de juntar al pueblo, a las familias y hacer un gesto realmente violento contra el sistema establecido. Cada cual ha estado trabajando como peón todo el año y cuando llegan las vacaciones coges a tu familia, la metes en un coche y te van a la playa y eso ya pasaba a principios de siglo XX. Esa capacidad de renovación social de la fiesta es lo que ya está destruido. Si ahora la fiesta es un período vacacional, no tiene ningún tipo de energía renovadora. En algunos pueblos las fiestas se mantienen como medida cautelar. Entonces, mi analogía o cosas que he leído por ahí es más abstracta: si la vida es trabajo, con sus momentos de escape, a lo mejor lo que no es trabajo, lo que no encaja en el sistema de rutina podría ser la fiesta. Aunque no tenga ese valor renovador por lo menos es la piedra del zapato. Para mi sería la esencia de algo que podría ser lo artístico, no el arte, ni el circuito artístico, ni el mundo artístico, pero algo del arte que todavía tiene la potencia de colarse ahí y de ser esa bomba que hace estallar eso para que luego se tenga que volver a montar. Lleva a la dicotomía tiempo de trabajo / tiempo de fiesta – tiempo de vida contemporánea / tiempo de arte, porque la vida contemporánea ya se ha comido el ocio y todo lo demás.

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Imaginando vahos de desear

VAHO, resistiéndose a dejar pasar la riqueza que reunió en junio pasado el Festival Domingo en Madrid, ha continuado imaginando formas de abordar el hecho artístico vivo a través de pácticas que buscan expandir la experiencia estética y ensayar otras maneras de aproximarnos a ella, descentralizando el análisis escrito con otros procedimientos que generen vínculos más táctiles y sensibles con la experiencia.

Cada post que hemos creado es un  «vaho» / pequeños artefactos o máquinas de desear  con las que transitar el terrritorio que emerje entre las potencias de la pieza y el cuerpo del espectador (y viceversa).

Vaho en Domingo lo componen Pablo Zamorano, Lucho Moreno, Dani Carretero y Paulina Chamorro.

El Festival Domingo sigue palpitando, palpitando, palpitando…

A continuación compartimos entradas realizadas a partir de las piezas presentadas en la segunda semana de festival.

Fundido a grafito / I Am Here (recovered) de João Fiadeiro

Práctica colectiva que hemos llamado PLURALES II: Pablo, Luis, Daniel y Paulina.

Partiendo de I Am Here (recovered) de João Fiadeiro, hemos realizado colectivamente una serie de imágenes en torno al entrelazamiento entre el límite de la materia  y su presencia, como acción que se hace y deshace en el vacío. Cruces y contaminaciones entre performance y artes plásticas.

 

Naturaleza croma / Rosa Croma de Quim Pujol

Cuando el ojo ve un color se excita inmediatamente, y ésta es su naturaleza, espontánea y de necesidad, producir otra en la que el color original comprende la escala cromática entera. Un único color excita, mediante una sensación específica, la tendencia a la universalidad.

Goethe, Teoría de los colores.

En su serie Croma, Quim Pujol utiliza colores para crear poemas como superficies donde proyecta el mundo, así que el mundo puede ser rosa, verde o negro.

Práctica colaborativa que hemos llamado PLURALES I: Pablo, Luis, Daniel y Paulina.

 

Marc, vives la F I E S T A _dani c.

Adelanto del encuentro que tuvimos con Marc Vives en el que hablamos de la performatividad de la fiesta.

«…hacernos un san Juan a lo bestia.»

 

Tocar de oído / Mix de Laia Estruch_paulina ch.

El primer temblor en la nada enterna fue un sonido y mientras escuchaba a Laia imaginaba sólidos.

Audio creado a partir de los sonidos registrados durante la pieza Mix de Laia Estruch mezclados con Coen de Denzel & Huhn.

 

esbozos sobre el Nilo / Drum Invocation de Nilo Gallego_dani c.

Un dibujo, como la huella que un prolongado y melódico silencio dejó en un cuerpo.

 

 

 

Invocaciones y Fantasmas permanentes / Taller Invocaciones de Esther Rodríguez Barbero_pablo z.

Un fantasma incierto. Este estado de atención hacia lo que los cuerpos movilizan instala a lo largo de las horas del taller una temporalidad muy particular situada en el espacio, densa, poco usual, lugar donde el presente se transforma en función de las decisiones que los cuerpos toman y mueven conjuntamente. Me implica emocional-espiritualmente la idea de tocar planos sutiles de percepción al percibir el desplazamiento de ese cuerpo grupal, mover energías desde el pensamiento. Dibujar desde lo invisible proxémica de los cuerpos y el calor que irradian en un espacio compartido. Una danza planetaria entre cuerpos de diversa densidad.

 

¿sabrá Marta Echaves que la gente se pelea de madrugada en calles de madrid por sus conferencias?_lucho m.

«Son las 5:13 de la mañana de un domingo y acabo de presenciar una discusión de tres horas y quizá más sobre la conferencia “De las acechanzas” de Marta Echaves, la que tuvo lugar en la programación del Festival Domingo, en LCE.

A eso de las casi 2 AM y después de pasear, rebotar, chelear por la calle, tomar una bicimad, tener que dejarla y renunciar ya a todo para volver a casa, caminando con un gran amigo por Embajadores, en una plaza nos encontramos con un grupo de personas discutiendo por la conferencia de Marta Echaves del otro día. Al principio me quedé escuchando de lejos, pero a medida que avanzaba la discusión, me acercaba hasta que terminamos bebiendo latas hasta que tipo 4 llegó la policía y tuvimos que irnos. Por suerte, pues no se en qué habría terminado la discusión.»

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Consciencia y olvido /  Pensamientos de una bailarina que comprendió el ritmo cuando miró un cadáver, Elena Córdoba y Luz Prado_pablo z.

«Antes de poner Play/Ubica las puntas de los dedos índice y medio en la parte interna de la muñeca por debajo de la base del pulgar/ Presiona ligeramente/Sentirás la sangre pulsando por debajo de los dedos/Usa un reloj de pared o un reloj de pulsera en la otra mano y cuenta los latidos que siente durante un minuto/ baja el cursor/Continúa midiendo tu pulso/ respira y lee el extracto de texto a continuación.»

 

 

El proyecto Vaho en Domingo ha sido financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2021, Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Chile.

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VAHO en DOMINGO

VAHO continua ensayando distintas maneras de acompañar y hacer resonar el hecho escénico.

Hemos estado en el Festival Domingo, de principio a fin, con sus noches y sus mañanas. Un programa híbrido que friccionó artes visuales, performativas y vivas. Que nos invitó a hacer acontecer nuestra mirada. Un recorrido que consistió en volver a mirar al pasado desde su propio futuro, desde un imaginar otras posibilidades.

Compartimos algunas entradas y vendrán más a lo largo de julio. Domingo estará resonando en nosotras durante las siguientes semanas.

Incidir en lo expulsado / La No Imagen_David Bestué (Paulina Ch.)

acto cero (Lucho Moreno)

La bailarina ciega / Lo que baila_Paz Rojo (Paulina Ch.)

La No Imagen de la Intuición (Pablo Z.)

Latido / Heartbeat de Sandra Gómez (Paulina Ch.)

EL PARPADO MUDO (Lucho M.)

Poder Térmico (Diego A.)

la historia de una pelicula que era la historia de un recorrido: (Lucho M.)

 

VAHO no es periodismo escénico, tampoco crítica escénica a la vieja usanza, esa que tanto daño ha causado con su afán de hacer cannon y determinar que es bueno y qué no. Nos interesa aceptar la invitación que nos propone una pieza, un creador, un colectivo o un contexto. Jugar con sus reglas y sensibilidad. Ver hasta dónde nos lleva. Pensar la realidad desde una estética puntual o desde su potencia comunicadora. Aportar, fisurar, acariciar, besar, romper, alimentar, proliferar en cualquier otra dirección. Crear una “tercera cosa” a partir de nuestro encuentro con “la cosa”.

El proyecto Vaho en Domingo ha sido financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2021, Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Chile.

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J A V I c ru z | VAMOS A VERDES

Ponemos en marcha Nitratos de Chile, uno de los espacios más vaporosos y con más contenido de partículas enriquecidas de VAHO, conversando con Javi Cruz, amigo y artista madrileño que prodiga oxígeno del bueno allá dónde va.

Con grabadoras en mano, nos dimos cita en San Blas, barrio que lo ha visto crecer y expandirse para volver otra vez y siempre volver a respirar esas calles, ventanas, tumbas y cementerio, alcantarillas, grafitis y vertedero, chopos trémulos y atardeceres; FONDO ROJO FIEBRE POWER LINE FIESTA AZUL LAGO.

Recorrido afectivo a través de las colinas de Javi que por pura lógica de puzzle coreografían su práctica artística como apertura hacia lo posible.

Un diálogo amoroso en dos movimientos, Vamos a Verdes y ¡Qué pedazo de lugar, este lugar! conectados a través de imágenes, palabras, sonidos, silencios y mucho viento fresco.

Querido Javi, gracias por este fértil y rapeado paseo; pura riqueza.

Pd.. No esperen una conversación al uso. Nuestra dislexia no lo permite.

 

 

Esta conversación continuará….

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inspiración II: RUMORE / rumor_ae

Rumor vaporizado por la mirada de Dani Carretero.

Frame reflexiona sobre frame.

Spin off de nuestro paso por el Festival Sâlmon.

 

 

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¿Qué se hace visible? ¿Qué está siendo expuesto?

Sâlmon online_La T.V. y Háblame Cuerpo de Nazario Díaz por Lucho Moreno.

“Si buscamos nuestros cuerpos dentro de la casa, ¿dónde los encontramos? ¿En qué habitación? O para plantearlo de forma de adivinanza: ¿Cuál es la distancia máxima entre dos puntos en el interior del espacio doméstico?…” el horizonte semi pastoso de una cuasi simultaneidad sin barreras. Un ordenador conectado a la red no es una herramienta, como lo es un martillo, por mucho que nos permita resolver aveces problemas prácticos; tampoco es un territorio, por mucho que hayamos trasladado a su interior nuestras disputas y él mismo – sus redes inmateriales – esté en disputa, como lo están Gilbraltar o Las Malvinas.”
Ser o no ser un Cuerpo, Santiago Alba Rico.

Soy un mal televidente. Me aburro pronto. Le exijo bastante al aparato televisivo. Le pido que se posicione políticamente, por ejemplo. (Como si no lo hiciera). Transito mi relación con él desde la absoluta indiferencia hacia una insoportable molestia producto de su omnisciente presencia global y las detestables programaciones que opinan de todo y dirigen las opiniones de todxs, donde tampoco distinguen regiones, territorios o algo particular que identifique al respetable televidente. Obviamente, el problema pasa por la programación más que por el aparato en sí; pero más precisamente, esta sensación en mi, chata, está dada por lo que como experiencia supone: NADA. Sentarse a ver tele no es más que eso, sentarse a ver “la tele”. Igual que sentarse en el computador no es más que eso, sentarse frente al computador. Por más colores y destellos, y el hecho que esto implique una comunicación abierta, la verdad es que estar sentado frente al computador, es estar sentado frente al computador. Distinto es ir y prepararse un café, pan y huevos pal desayuno.
Es bastante obvia y típica la imagen de seres hipnotizados mirando tv, como en un proceso de vacío mental o algo así. Alienados ¿no? Ya, a estas alturas la imagen resulta caricaturesca… inverosímil de lo verosímil que es. En nuestro uso del computador heredamos esta relación que promete una interactividad que hará de ello una experiencia. Pues bien. Claro que la experiencia es la experiencia, la experiencia de estar sentado frente al computador como si estuviera accionando, pero no. Se configura una experiencia ¿pero cuál? Claro, que hay espacios en que sí, en que la relación con el computador y la tecnología implica actividad, aunque la mayoría de las veces, lo único que se produce es justo todo lo contrario: una interpasividad abrumadora. De ser espectador de una serie Netflix, pasamos a ser espectadores de la realidad política de propio territorio y de la usurpación así sin más de otros. Cuando me siento a ver una serie, si no me da risa la serie, no me preocupo, la serie se reirá por mí. Puedo atravesar una ciudad en caos matando gente, ocupando autos, matando incluso policías, todo sin moverme del sillón. También puedo tomar clases de inglés y aprender a cocinar. (Sobre esto leer Ser o no ser un cuerpo de Santiago Alba Rico).
Es innegable que la televisión ha sido el más influyente aparato de los desplegados y utilizados por el poder en la conformación de nuestra intimidad. Una intimidad creada para el espectáculo y el consumo. Proyecciones de nuestros deseos y nuestras necesidades que fueron configurándose históricamente con la aparición de la publicidad, la televisión y luego los medios tecnológicos, computadores, teléfonos e internet. Mucha de la violencia que habita como fantasma en el inconsciente de una comunidad y en cada uno de los habitantes de este territorio, ha sido instalada y autorizada por la gran circulación de imágenes cargadas de diversos tipos de violencia, autorizada por la propia circulación y lo que en su reiteración moldean.
“Estamos ahora inmersos en la representación. La distancia que permitía tomar conciencia de la ficción, se ha reducido drásticamente. Esto permite neutralizar las emociones dolorosas que experimentaríamos ante un hecho trágico si asistiésemos a él sin mediación y, consecuentemente, frenar los movimientos de rebeldía que nuestro rechazo pudiera generar. El peligro, el enorme peligro de la representación es que cualquier acontecimiento, sea éste de la naturaleza que sea, se recibe con una tasa de placer que viene a sumarse a la variante emocional que entra en juego. Ese es el poder de la ficción. Cuando asistimos a los acontecimientos como si fuesen un espectáculo porque se nos re-transmiten por los mismos canales y en el mismo formato que la ficción, nos llegan con ese plus de placer que caracteriza todo espectáculo. Los noticiarios se convierten entonces en capítulos de una serie televisiva y las historias de corrupción o el seguimiento del éxodo de las poblaciones, en sendos culebrones que se reanudan a diario a la hora prevista y que reconocemos por el titular “Crisis de refugiados”, “Ataques terroristas”, etcétera.”

Chantal Maillard, La razón estética, prólogo II edición, 2017.

11 mil kilómetros aproximadamente me separan del escenario de la obra que estoy viendo. 11 mil kilómetros que deberían ser suficiente para remarcar una diferencia territorial o al menos poder intuir que algo pasa allá y no aquí. Algo que no alcanzo a entender y que en ese no entendimiento cautiva mi atención por otra vía, sin que yo siquiera me entere de ser llevado por ese curso de lo que veo o a lo que asisto. La globalización parece ser otro de esos entes vivos que no requiere de nadie que lo ponga en funcionamiento. Algo que está ahí y sucede como consecuencia o como un devenir inevitable que simplemente avanza y se desarrolla. En algún punto, nuestros contextos, aunque globales, los lenguajes escénicos, aunque globales, son habitados por pulsiones de distinto orden, de particularidades locales. Lo político, inevitablemente se cuela o se ausenta según cuanto pulsa ese afuera, igual, pero diferente allá y acá.
Han pasado semanas desde el Festival Sâlmon (extrañamente el tiempo; en este tiempo extraño, lo lento, se hace rápido a veces o viceversa).
Vi dos obras completas, y a ratos, el resto de la programación del festival. Evidentemente no asisto a lo que ahí acontece, pero hay algo de eso que me toca, que me afecta. Ver la transmisión online del vivo de la obra me acerca afectivamente a lo que allá sucede. Es una información que asocio con el pasado, una especie de nostalgia, quizá, en el sentido de que algo de eso que hay en la pantalla es parte de un pasado que aún resuena en mí, más allá de ser ese festival en específico o esas personas, o, esas obras; que asocio con el hecho en sí de ir a un teatro a ver una obra en vivo o de que aún en este contexto global, gente de algún lugar, pueda ir al teatro y sentarse a ver una obra en vivo. Ese pasado y los afectos que me conectan con lo que allí sucede; la pantalla hace nítida en mí una mancha de experiencia inaccesible, que ahora toma forma. Es cierto, también, que podría estar viendo un registro de algo que ya sucedió, pero de todas maneras, asistir o saber que se está asistiendo al vivo hace diferente la experiencia.
Dos de las obras que vi por el streaming del festival, ya las había visto en vivo. Psycho en una sala de ensayo hace un año y Háblame cuerpo, varias veces desde el inicio de su proceso. Ambas obras las vi sin todo el “aparataje” que supone o transforma en espectáculo. Asistí a los dos trabajos en proceso, en la sala de ensayo, previo a lo que las definiría finalmente como obra escénica, a más de 11 mil kilómetros de lo que resultaría como transmisión por streaming. Reconozco que antes de ver esta versión en streaming no me había planteado lo visto como algo incompleto a lo que le faltase una capa técnica, por decirlo de alguna manera, pues me parecía que ambas obras, sobre todo Háblame cuerpo, se sostenían en ese vacío en exceso al que invita un cuerpo solo como espacio para la escena. (Lo que sería en palabras de Silvio Lang, “una puesta en cuerpo”).
Lo que puedo apreciar en Háblame cuerpo (y que me gusta, me mola, me atrapa, me interesa) es un transitar por el vacío de sentido que propone el hacer del cuerpo y el universo sonoro que va emergiendo durante la obra. El cuerpo suena y hace. Ambos materiales transitan por dos sentidos paralelamente, haciendo difícil reconocer la forma de alguno (palabra o gesto), pero que por instantes muy fugaces se juntan formando algo que la percepción pueda identificar, algo similar a una palabra acompañada por una imagen corporal, las cuales se transforman en las pistas de sentido del tránsito de la obra. El juego perceptivo que me propone la obra parece ser ese: ofrecer manchas sonoras y balbuceos corporales indescifrables, que en un instante conjugan ambos elementos: palabra + imagen corporal, y hacen sentido en mí. No tanto en el cuerpo de la escena, sino que en mí, que entre tanto, deambulo por otras dimensiones: las compras necesarias para mañana, qué hacer después al salir del teatro, las luces, la vida, etc. … todo este viaje que es la experiencia viva de la obra en vivo.
La obra me hace pensar en la fugacidad extrema del instante presente y las formas identificables que emergen en él como representación. El modo en que ya inasible se esfuma eso que era y como entonces el tiempo va avanzando sin sentido, mientras lo único que me retiene es la resonancia de la última figura que pude capturar. Presenciar la obra me sube a un vértigo del presente en dónde el cuerpo de Nazario resulta fundamental para intentar tomar ese pedazo de algo sonoro que adquiere sentido junto con la imagen que emerge. La palabra es un salvavidas en el vacío de lo que hay ahí.
La transmisión en vivo de esta obra hizo otra obra en mí. Resulta innecesario argumentar e insistir en el porqué el streaming no es la experiencia en sí y que la comparación entre una transmisión de una pieza escénica y la obra resulta imposible. No deja de llamar mi atención que el contexto pandemia haya hecho posible que el espectáculo sobreviva sin espectadores o la experiencia sin cuerpo o el mercado sin vida pública. Encuentros sin contacto. Pienso en espectáculo, porque lo que me llega de la transmisión es un espectáculo y justamente Háblame cuerpo al jugar con esa especie de vacío en la representación, se vacía también de espectáculo.
El streaming inevitablemente enmarca una perspectiva, me impone un recorte y un tiempo de lo que transcurre en escena. Las decisiones de transmisión no sólo hacen visible la obra, sino que también lo que comunica. Es un elemento más en la construcción de eso como un sentido y quizá como un discurso. En el Festival Sâlmon hay propuestas y hay riesgos. Hay un intento de hacer particular cada transmisión de cada obra. En los tiempos entre obras, aparece una escritura en vivo que ayuda a no perder el tiempo, a no tener que ver las cosas que suceden en el teatro real: cambios de escena, comienzos con retrasos, problemas técnicos, etc. Con unas letras grandes aparece un relato, que ahora, pasado el tiempo no recuerdo bien, pero que creo haber asumido como eso, algo más bien pasajero, ligero que lograba mantener mi atención en ese intermedio. Las letras blancas grandes que iban tapando lo que sucedía al fondo, me dicen algo sobre la razón puesta sobre algún tipo de contemplación posible. Como contraparte, la imagen que quedaba del oso en el río cazando salmones, desde mi perspectiva una genialidad, pues contenía bastante. Es curioso que lo humano haya hecho de la pesca un tiempo de ocio, mientras que para el oso es el modo de obtener alimento y sobrevivir.

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V A H O _ inspiración I: RUMOR

Vahos envolventes y viscosos entran en contacto con Teatron. Se espera una proliferación de partículas  contaminantes,  subjetivas y descongestionantes.

Inhala este vaho.
Come de este vaho.

Comenzamos recorrido en Teatron compartiendo un paisaje sonoro creado a partir de grabaciones realizadas durante el Festival Sâlmon por Dani Carretero.

 

rumor
Del lat. rumor, -ōris.

  1. m. Voz que corre entre el público
  2. m. Ruido confuso de voces
  3. m. Ruido vago, sordo y continuado

rumor de dentro y de fuera del Festival Sâlmon

NOTA: se recomienda escuchar con auriculares

 

 

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