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«Acerca de lo leve y lo líquido La interrupción, la incoherencia, la sorpresa son las condiciones habituales de nuestra vida. Se han convertido incluso en necesidades reales para muchas personas, cuyas mentes sólo se alimentan […] de cambios súbitos y de estímulos permanentemente renovados […] Ya no toleramos nada que dure. Ya no sabemos cómo hacer para lograr que el aburrimiento dé fruto. Entonces, todo el tema se reduce a esta pregunta: ¿la mente humana puede dominar lo que la mente humana ha creado?» Paul Valéry

«Este continuo e irrecuperable cambio de posición de una parte del material con respecto a otra parte cuando es sometida a una tensión cortante constituye un flujo, una propiedad característica de los fluidos. Opuestamente, las fuerzas cortantes ejercidas sobre un sólido para doblarlo o flexionarlo se sostienen, y el sólido no fluye y puede volver a su forma original» Zygmunt Bauman. La modernidad líquida

Hoy es el primer dia que trabajo con Aimé.
En las sesiones iniciales trabajé sola apuntando y probando desde la intuición.

Le cuento el itinerario que he trazado como punto de partida. Las diferentes áreas por las que me gustaría pasar,el contexto y el por qué de todo esto.
Después de hablar del tema pasamos a la acción.

Empezamos con lo más físico,una manera de activar y calentar motores.
Calentamos y más tarde empezamos a buscar maneras de desplazarnos por el espacio. ¿Cómo me traslado de un punto a otro? Ella acciona,yo observo y dirijo el ejercicio.

Observo cómo al trasladar el peso del cuerpde un lugar a otro busca la forma más retorcida y va por el camino más largo. Transita lugares en espiral y formas circulares. Se instala en la amplitud del movimiento.

Mi pauta fue bastante flexible porque quería corroborar la sospecha de que nuestro cuerpo en el espacio escénico se torna más complejo,busca lo difícil,incluso lo virtuoso dentro de nuestros límites.

Después de tomar este ejercicio como continuación del calentamiento decido acercarme al área del anonimato a través del recorido espacial.

Primero Aimé traza una recorrido en el espacio.Le pido que,una vez memorice este itinerario,lo habite con acciones y desplazamientos.

Aparece de nuevo la manera «aprendida» y abstracta de moverse.
Buscamos acciones más básicas y funcionales. Vehículos para transportarnos de un punto a otro. No más.Acciones cotidianas.

Anoto algunas acciones que me sugieren cosas.
Las zancadas destartaladas,el caminar de lado sin mirar donde va,los pies que dirigen la trayectoria cambiando de dirección por sí mismos…

Ahora le propongo que introduzca gestos o tics,acciones cotidianas relacionandose con el espacio y que puedieran ser desarrolladas.
Rascarse,apoyarse,abrir ventana,espolsarse las manos,observar,secarse el sudor,quitarse la camiseta,recoger algo del suelo…

Compone una partitura con la que vamos a jugar.
Me pregunto de que manera podemos habitar el espacio de una forma natural y real accionando no mecánicamente. Suscitar indicios de acciones que conviertan al cuerpo en algo presente y vivo en el momento pero siguiendo una coreografía de acciones fijadas.

¿Qué interviene en la ejecución de la acción cuando estamos buscándola? ¿piensa en un situación concreta? ¿el espacio le da las pistas? ¿le surge espontáneamente desde el cuerpo?

Toma esa frase como patrón. Al ser ejecutada observo como algunas acciones se imponen,son forzadas..
Le añadimos urgencia a la acción a ver si cambia algo.
La dota de mayor mecanicidad.

Creo que una de las claves puede que sea la intención de la acción y la mirada(inherente a la inteción)Instalarse en el momento y que se te vaya el alma en la minuciosidad de la acción.
Si la intención dirige la acción,escondemos el automatismo,la acción en sí,lo aprendido. Es decir que nos preguntamos más sobre la situación y abrimos el campo más que centrarnos y dar todo el peso a lo que se está haciendo. Parece más accidental.

Me interesa lo accidental y fortuito en la acción. Dar una información que parezca de forma involuntaria,como más contenida y casual.

Hemos encontardo una partitura sencilla de acciones cotidianas aparentemente casuales y espontáneas(la idea es que ella quiere llegar a algun sitio,tiene un objetivo,una dirección,pero por el camino se va encontrando factores ue irán modificando su trayectoria y deteniendo su paso)

Ahora le añadimos la idea del anonimato, buscando tabién lo casual.
Tomamos un objeto de un tamaño suficiente para abarcar su rostro y que pueda ocultar su identidad.

El objetivo es seguir este recorrido transportando el objeto y ocultando siempre la identidad,el rostro. (un referente claro podría ser aquellos clips tontos en los que el actor desnudo casualmente siempre encuentra un objeto que oculta su sexo)

La acción cotidiana va modificando la dirección y posición de su cuerpo mostrando y ocultando su rostro por el camino.
Ahora esta transportando un perchero y una de las dificultades con la que nos encontramos son los giros ¿cómo podemos cambiar de mano el perchero sin que sea forzado?

A pesar de que las acciones son concretas en ocasiones no se lee exactamente el sentido o la acción en sí. Aun así el «estar en algo» genera interés y transforma al cuerpo en algo vivo.

Los tiempos,las miradas y la intención nos ayudan a acercarnos a ese recorrido casual.
Seguiremos explorando por aquí.

Ahora añadimos a la partitura otra información.
Teníamos la partitura de acciones+objeto del anonimato información no verbal,visual)

Integramos un tercer elemento:
discurso verbal que contradice la información visual.

Jugamos a memorizar la partitura de acciones al revés,del final al principio. La describimos con tres tiempos(estoy haciendo,voy a hacer, hago…)

Combinamos esta partitura con la descripción oral de lo que hacemos y observamos cómo,por una parte, esta nueva capa eclipsa el factor del anonimato.
Un exceso de información y el peso y contundencia de la palabra modifica todo lo anterior.

No reparamos en el juego del objeto que nos oculta el rostro. Pasa desaprcibido.
Es como si la palabra transformara el resto de información y nos condujera por otro recorrido.
Ya no vemos tan claramente lo que hace, sino que nos imaginamos lo que está contando que hace. Más tarde reparamos en el procedimiento del juego,cuando coincide una acción o reconocemos que ejecuta una acción que ha dicho que iba a hacer.

Hay un exceso de información que se torna confusa. No está claro el set que proponemos ni lo que se consigue.Esta interferencia se convierte en el eje del recorrido modificando notablemente el resto de información.

«Su habitación es un gran cuadrado y el perímetro es de 36 pasos. Rara vez camina en línea recta, suele ir desde la mesa hacia la esquina,y luego oblicuamente a la puerta, pero mientras inicialmente su deseo es regresar a la mesa se topa con un sillón en su camino, en el cual se sienta para caer en un inmediato arrobamiento. Luego, prosiguiendo al norte encuentra su cama»
Xavier de Maistre

La vida es un hospital donde cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama. Este quisiera sufrir frente al calefactor y aquél supone que se curaría al lado de la ventana.

Siempre me parece que estaría mejor donde no estoy, y este problema de mudanza lo discuto con mi alma infatigablemente.

«Dime alma mía, fría y pobre alma, ¿qué dirías si fuéramos a Lisboa? Debe hacer calor, y te regodearías como lagarto. La ciudad está a la orilla del río; cuentan que está edificada en mármol, y que el pueblo detesta a tal grado lo vegetal que arranca los árboles. ¡Es un paisaje para tu gusto, un paisaje hecho de luz y mineral, y con lo líquido para reflejarlos!»

Mi alma no contesta.

«Pues te agrada tanto el reposo, con el espectáculo del movimiento, ¿quieres ir a vivir a Holanda, tierra beatífica? Acaso te divertirías en este país del que has admirado a menudo la imagen en los museos. A ti que te agradan las forestas de mástiles y los navíos amarrados al pie de las casas, ¿qué te parecería Rotterdam?»

Mi alma sigue muda.

«¿Te sonreiría tal vez Batavia? Encontraríamos además el espíritu de Europa en nupcias con la belleza tropical».

Ni una palabra ¿habrá muerto mi alma?

«Has llegado, pues, a un grado tal de entorpecimiento que sólo disfrutas de tu mal? Si es así, huyamos hacia los países que son analogías de la muerte. ¡Conozco mi negocio, pobre alma! Hagamos maletas para ir a Borneo. Iremos más lejos aún, al último extremo del Báltico; más lejos de la vida, si es posible, instalémonos en el polo. Allí el sol sólo toca oblicuamente la tierra, y las lentas alternancias de la luz y la noche suprimen la variedad y alimentan la monotonía, esa mitad de la nada. ¡Allí tomaremos baños prolongados de tinieblas, pese a que, para divertirnos, las auroras boreales nos enviarán de vez en vez haces rosados, como reflejos artificiales del infierno!».

Al fin mi alma estalló y gritó con sabiduría: «¡No importa dónde! ¡No importa! ¡Pero fuera del mundo!»

– Charles Baudelaire