¿Qué es el agua? -Fisterra- Las imágenes

El © es de Manuel G. Vicente. Cidade da Cultura de Galicia

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Notas de suicidio – La Uña Rota

La felicidad de publicar este libro que expande y desborda Suicide Notes, la creación escénica que sigue retumbando por donde nos permiten presentarla. Bastante loco ser portada de un periódico de tirada nacional, El Mundo. Ojalá eso acerque a los lectores a este viaje no exento de riesgos.

Lo dijo Cioran:
“Un libro debe hurgar en las heridas, provocarlas incluso. Un libro debe ser un peligro”.
O este párrafo de Henri Roorda, quien misteriosamente quedó fuera del libro.
“Amo enormemente la vida. Pero para gozar del espectáculo hay que ocupar una buena butaca. Y en la tierra la mayoría de las butacas son malas. Aunque es verdad que, en general, los espectadores son muy difíciles de contentar”.

“No tengáis prisa, sin la posibilidad del suicidio ya me habría matado hace mucho tiempo. El suicidio es un acto afirmativo, lo podéis hacer cuando queráis, ¿qué prisa tenéis? Calmaos. Lo único que hace soportable la vida es la idea de que podemos elegir cuándo escapar”.
Enrique Vila-Matas en Suicidios ejemplares

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¿Qué es el agua?

Felices de formar parte, por segundo año consecutivo, de la programación del Festival Escenas do Cambio.

¿Qué es el agua?
Compañía La Soledad (Marc Caellas y Esteban Feune de Colombi)

Nacen de los ojos las palabras
en busca de un mar que las abrace

Artur Goulart

¿Qué es el agua? –primera obra de la Tetralogía de los elementos– es un site specific en forma de homenaje a ese misterio fascinante que representa el agua en todas y cada una de sus variantes.

Como ya ha hecho en otras oportunidades, la Compañía La Soledad entrega una propuesta de land theater, un término que tomaron prestado del arte. Marc Caellas y Esteban Feune de Colombi, fundadores del colectivo, empezaron las primeras investigaciones de esta nueva iniciativa en 2018 en La Habana, partiendo de la lectura de La isla en peso, un poema del cubano Virgilio Piñera.

A partir de entonces, acumularon viajes, textos y rituales que giran en torno al agua, dentro y fuera de ella, principalmente en islas, a la vera de un río o en ciudades marítimas. Tal fue el caso de Finisterre, donde luego de una residencia in situ gestada a raíz de su participación en Escenas do cambio 2021, estrenarán ¿Qué es el agua? Se tratará, esta vez, de un periplo que los espectadores empezarán en Compostela, cuando se trepen a un bus con destino al municipio donde se dice que termina oficialmente el Camino de Santiago.

Domingo 8 de mayo 10h
Fisterra
Percorrido: Cidade da Cultura – Cementerio de Fisterra – Playa Langosteira

Compañía La Soledad (Marc Caellas e Esteban Feune de Colombi)

Esteban Feune de Colombi nació en Buenos Aires y vivió en París, Barcelona y Ginebra y trabaja en distintas partes del mundo. Es poeta, actor, fotógrafo, editor y performer.

Marc Caellas nació en Barcelona y vivió en Londres, São Paulo, Miami, Caracas, Bogotá y Buenos Aires. Es un artista multidisciplinar cuyos proyectos se concretan en forma de libros, performances, obras de teatro o proyectos culturales que hibridan literatura, música, teatro y arte contemporáneo.

Marc & Esteban crearon en Bogotá, en 2011, la Compañía La Soledad, enfocada en propuestas escénicas itinerantes, performances y site specific, cuya pieza emblemática es El paseo de Robert Walser, con más de 150 funciones en treinta ciudades de todo el mundo.

Además, realizaron las obras Cuento mi vida (Bogotá, 2014), Come en casa Borges (Barcelona, 2016), Juego de cartas (México, 2018), Nobel a Borges (Buenos Aires, 2018), El inventor del paraíso (Mallorca, 2018), Bolaño, vuelve a casa (Barcelona, 2020) y Sin timón & en el delirio (Ciudad de México, 2021).

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Dos hombres que caminan

Presentamos el libro en Barcelona y el escritor y periodista venezolano Leo Felipe Campos nos compartió este precioso texto.

Caminante: ave chilena muy parecida a la alondra, que tiene el pico largo, algo encorvado, plumas de color gris rojizo, como el del terreno, y cola corta. RAE dixit.

He leído que es un ave que mientras vuela se detiene en los caminos al frente de los viandantes.

Se supone que del nombre de esta ave nace el Raiquén, una criatura nocturna perteneciente a la mitología chilota, del sur de Chile. El Raiquén posee un plumaje negro; un canto único, como una carcajada; una larga cola con forma de embudo y una mirada que revela una esencia sobrenatural. Se le tiene por ave de mal agüero porque en realidad es un brujo. Un brujo que se ha transformado en ave y llega para anunciar la muerte.

Sin embargo, existe una versión que enaltece su existencia. Hay quienes creen que su misión consiste en señalarle el camino correcto a los viajeros extraviados, que caminan confundidos, y lo hace con la dirección de su vuelo.

Algo parecido pasa con el Chucao, que según una creencia mapuche predice si los caminantes tendrán un buen viaje o no. Es fácil oírlo, pero es difícil verlo, porque el Chucao no se mueve por los cielos, sino por los suelos. Es un ave pequeña que se corre veloz por la tierra del sotobosque chileno. Y hay algo muy simpático: como todo caminante curioso, basta con que el Chucao oiga un sonido extraño para que quiera acercarse.

Para los lectores, el libro se consigue por acá o en su librería de confianza.

Xavi Ayén lo caminó así en La Vanguardia

José de Montfort lo paseó así en The Objective

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La ciudad como escenario y como personaje

No me acuerdo de haber leído nunca sobre los motivos profundos que nos llevan a amar una ciudad más que otra y, a veces, contra otras. Sin hablar de los casos de amor a primera vista que, en general, no resisten la acción conjunta del tiempo y de la repetición. Creo que el amor por una ciudad se hace de cosas ínfimas, de razones oscuras, una calle, una fuente, una sombra. En el interior de la gran ciudad de todos está la ciudad pequeña en la que realmente vivimos.
José Saramago

Las ciudades no se dejan leer linealmente. Puedes intentarlo, pero ella no te dejará. Tú creerás que estás leyéndola en orden y de repente te darás cuenta de que te saltaste un capítulo.
Las ciudades sí se dejan leer al azar, aquí y allá. Con paciencia puedes unir frases que te llevan a algún significado. Pero no siempre llegas a algo que tenga sentido. Has de estar preparado para dejar las frases abiertas y completarlas más tarde o tal vez nunca. No es un argumento redondo una ciudad, siempre quedan cabos sueltos.
Clarice Lispector

Yeyé, te voy a decir algo que no le digo nunca a nadie, porque no tengo por qué. Si sales de aquí y te vas a algún sitio, que te acabarás yendo, porque esto es mierda y nada más. Si te vas a algún sitio, Yeyé, no te lleves ni fotos, ni recuerdos, ni hostias. Llévate el olor de una tía. Te llevas el olor de una tía y buscas a tías que tengan el mismo olor en todos los sitios adonde vayas. Ya te digo: ni fotos ni leches. Ni la cara de una tía, ni su nombre. No es eso. El olor de una tía. ¡El olor! Y si lo llevas lo vas a encontrar. Y vas a disfrutar mientras lo encuentras. Por eso siempre estarás en casa.
Francisco Casavella

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No hay que dar voces

NO HAY QUE DAR VOCES

El artista es un personaje sospechoso, un hombre enmascarado en la oscuridad, un viajero con pasaporte falso. El escritor yugoslavo Ivo Andric, premio Nobel de Literatura, invoca al pintor Francisco de Goya en una reflexión sobre el rol del artista y el abismo que se abre entre él y la sociedad.

El misterio del grabado desaparecido en Mataró se conecta con esta necesidad irresistible e insaciable del creador de arrancar pieza por pieza la vida y los sueños del hombre para darles forma y fijarlos con una tiza frágil sobre un papel endeble para siempre.

La Compañía La Soledad -formada por Esteban Feune de Colombi y Marc Caellas- proponen una deriva poética por distintos espacios del museo mientras el dibujante Pedro Strukelj dialoga en vivo con una misteriosa voz que reproduce a este Goya imaginado por Andric, Feune de Colombi y Caellas.

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Yo sé perder

T: gracias por haber participado

C: no dejen de intentarlo en las próximas convocatorias

T: su propuesta nos ha encantado

C: a estas alturas ya tenemos presentado y cerrado el año 2022

T: nos disculpamos por el retraso en presentar el resultado de esta convocatoria

A DÚO: PEEERO

C: seguro que la idea prosperará en otro festival…

T: en otra editorial…

C: en otra productora…

T: en otro museo…

C: en otra galería…

A DÚO: ¡¡EN OTRO MUNDO!!

T: le deseamos lo mejor

C: lamentamos informarle que no ha sido seleccionado

T: gracias por haber pensado en nosotros

C: le mando un fuerte abrazo

T: y espero esté muy bien

A DÚO: PEEERO

C: manténgannos informados de cómo evoluciona el proyecto

T: el proceso de selección es complejo

C: no se desanime

T: la propuesta es muy interesante

C: el nivel de las propuestas presentadas es muy alto

A DÚO: PEEERO

C: este rechazo no es definitivo

T: ¡seguimos!

C: ojalá que este libro encuentre su destino

T: nos han recortado drásticamente el presupuesto

C: agradecemos su generosa expresión de interés

A DÚO: PEEERO

T: lamentamos avisarle que el comité decidió, después de cuidadosos estudios, que no lo aceptará para nuestra colección

C: sentimos que no es apto para nosotros en este momento

T: le deseamos suerte con su futura carrera

C: vuelva a enviárnoslo cuando su trabajo sea consistente

T: le devuelvo el manuscrito por medio de un correo certificado

C: mantenga su buen trabajo y… éxitos

T: nadie quiere obras así de largas

C: lo sentimos, no lo tome como algo personal

A DÚO: PEEERO

T: pareces demasiado rígido, necesitas relajarte

C: querida, lo hiciste bien, pero te falta ritmo

T: la comisión artística ha valorado tu proyecto

C: la hemos estudiado con atención

T: te agradecemos la confianza en nosotros

YO SÉ PERDER / UN FESTIVAL DE RECHAZOS

¿Debe un artista saber hacer PDFs?, ¿qué es una plica?, ¿a qué convocatoria se presenta el jurado de la convocatoria?, ¿cuántas sinopsis se escriben por proyecto?, ¿cómo se supera el enésimo rechazo? Más barato que una sesión de psicoanálisis y que una botella de Jameson, Yo sé perder es un festival de propuestas artísticas rechazadas. Inspirados en la biblioteca que el escritor estadounidense Richard Brautigan –protagonista de nuestro flyer– ideó para albergar manuscritos descartados, creamos este ciclo en el que seremos los anfitriones de diversos invitados que presentarán una creación que haya obtenido como resultado dos letras que juntas configuran la contundente palabra “no”. ¡Van a por nosotros!

Esteban Feune de Colombi nació en Buenos Aires en 1980. Ha vivido en París, Barcelona y Ginebra y trabaja en distintas partes del mundo. Es poeta, director de escena y performer.

Marc Caellas nació en Barcelona en 1974. Ha vivido en Londres, São Paulo, Miami, Caracas, Bogotá y Buenos Aires. Es un artista multidisciplinar que crea proyectos que devienen libros, performances, instalaciones u obras de teatro.

Juntos crearon en Bogotá, en 2011, la Compañía La Soledad, enfocada en propuestas escénicas itinerantes, performances y site specific, como El paseo de Robert Walser, Juego de cartas, Bolaño, vuelve a casa o Sin timón & en el delirio.

Juntos acumulan unos cuantos rechazos.

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Colaboradores fijos:

Corinne Spitalier es una artista multidisciplinar mexicana residente en Barcelona que lleva a cabo una práctica híbrida que va del collage y dibujo, al canto, la danza y la performance.

Miriam Reyes es poeta y videocreadora. Ha publicado seis volúmenes en poesía. Desde el año 2001 experimenta con la escritura audiovisual y el recital multimedia. En 2011 comenzó el proyecto de e-poetry Prensado en frío.

Conrado Parodi es un argentino afincado en Catalunya. Poeta de la luz y lector con criterio.

Félix Denuit, filósofo y performer.

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Sin timón & en el delirio

Este viernes estrenamos nueva pieza en la Ciudad de México.

Sin timón & en el delirio
Teatro a pie por la colonia Santa María la Ribera
Compañía La Soledad

En El País, José Criales escribe esta nota

José Alfredo Zendejas escribió cientos de poemas, se perdió por años entre Barcelona y Tel Aviv, y murió atropellado en Ciudad de México en 1998. Tenía 45 años. Fundador anónimo de un movimiento literario que moldeó generaciones, firmó sus poemas como Mario Santiago Papasquiaro y apenas publicó en vida. Roberto Bolaño dijo que leía en la ducha y le mojaba los libros, y Juan Villoro contó alguna vez que le grababa recados con poemas de madrugada. El año de su muerte, el escritor chileno lo convirtió en protagonista de Los detectives salvajes y lo bautizó con el nombre de su leyenda: Ulises Lima. Poco más se sabe de él. El mismo Bolaño, que usó su verso más popular como epígrafe en una de sus primeras novelas, descubrió tiempo después que su amigo lo había tomado del final de un poema de Gilberto Owen:

“Es ya el cielo. O la noche. O el mar que me reclama / (…) / Si he de vivir, que sea sin timón y en delirio”

Tras la novela cumbre de Bolaño, la obra caótica y la vida apócrifa de Mario Santiago Papasquiaro se volvieron piedra de movimientos, antologías y homenajes. El último se estrena este viernes en la capital mexicana, en un propuesta fugaz que celebra su poesía como fue escrita: caminando las calles sin rumbo. El escritor y dramaturgo Marc Caellas (Barcelona, 1974) y el escritor y performer Esteban Feune de Colombi (Buenos Aires, 1980) presentan Sin timón y en el delirio, un paseo por la colonia Santa María la Ribera y alrededor de los poemas de Mario Santiago.

Los creadores definen la performance como “teatro a pie”, “deriva poética”, “ruta apócrifa”. “En el fondo da igual”, dice Feune de Colombi. “Dependemos de los artistas que nos provocan, cuyo arte estaba tan cerca de su vida que se confundían. En ese sentido, Mario Santiago es paradigmático: vivió de forma artística antes que de su arte”.

“Es una suerte de antiteatro”, define Caellas. “Hemos intentado crear algo alejado del teatro tradicional, de las emociones impostadas. Queremos conectar el arte con el barrio vivo, el azar, los encuentros imprevistos. Mario Santiago escribió en movimiento, en papeles que encontraba, siempre en la calle”.

La obra, que se presenta este viernes hasta el domingo en el programa Artes Vivas del Museo Universitario El Chopo, cierra un ciclo sobre el legado y márgenes de Roberto Bolaño que comenzó el año pasado en Barcelona. Como un Cristo residual de los movimientos juveniles de los sesenta, el escritor chileno vivió una juventud intensa y solo logró reconocimiento pasados los 40 años. En el medio, un desierto que después llenó entre la épica y el caos de su novela. En Bolaño, vuelve a casa, Caellas y Feune de Colombi buscaron reconstruir los años silenciosos que el escritor pasó en El Raval, epicentro mestizo y multicultural de Barcelona. “Armamos una ruta sobre cafés, cines, varios lugares esenciales para su literatura que hoy ya no existen”, dice Caellas. “Nos ayudó Bruno Montané, que nos contó varias cosas y nos conectó con vecinos para iluminar ese costado del Bolaño marginal que llegó a la ciudad en los setenta”.

Montané, uno de los últimos poetas vivos del movimiento infrarrealista fundado por Bolaño y Mario Santiago, dijo una vez a este periódico que en Los detectives no había “más de un 30% de material real”. Para el caso es lo de menos. Si Bolaño hizo de ciudades como México, Santiago de Chile o París personajes vivos de su narrativa a partir de recuerdos e invenciones, Mario Santiago creó una ciudad con poemas que caminaban igual por los hoteles fétidos de la colonia Guerrero y los caserones señoriales de La Condesa. Los artistas tampoco pretenden un mapa rígido. “Buscamos sacar la poesía de los cajones solemnes y regarla por la calle”, afirma Caellas.

“Los infrarrealistas caminamos de espaldas, mirando un punto y alejándose de él, en línea recta hacia lo desconocido”, dice el Ulises Lima de Bolaño. El movimiento nació entre la vanguardia poética y los movimientos juveniles, del Mayo Francés a la izquierda incipiente en Latinoamérica. Los infrarrealistas tenían como enemigo a Octavio Paz, el poeta e intelectual oficial de la hegemonía del PRI, y ante él reivindicaban cierto surrealismo. Lo último, decían, era publicar. Lo primero para estos adolescentes era llenarse de sí mismos.

Mario Santiago publicó apenas dos libros en los últimos años de su vida. El poema de Gilberto Owen que se apropió terminó como título de otro que hoy se encuentra en antologías del Fondo de Cultura Económica o la Editorial Almadía. Caellas y Feune de Colombi lo reivindican como el nombre de su performance. “Es un mantra, un hermoso epitafio. Ya me gustaría que alguien dijese eso de mí”, dice Caellas.

En una entrevista en pleno éxito editorial, Roberto Bolaño bajo humos sobre la frase. La vida del poeta no se la deseaba a sus hijos. “Creo que Bolaño tenía muy en claro que la muerte le acechaba”, dice Feune de Colombi. “Hablaba sobre la muerte con profundo amor por la vida. Vivir sin timón tal vez es mejor ya de grande, con cierta perspectiva. No hay como sentirse amado, es algo que Bolaño le deja muy claro a Mario Santiago en una carta al final de su vida”.

Gilberto Owen (1904, Sinaloa-1952, Filadelfia…)

Murió “mancillado por la cirrosis”. Está enterrado sin lápida en USA.

ES YA EL CIELO

Es ya el cielo. O la noche. O el mar que me reclama
Con la voz de mis ríos aún temblando en su trueno,
Sus mármoles yacentes hechos carne en la arena,
Y el hombre de la luna con la foca del circo,
Y vicios de mejillas pintadas en los puertos,
Y el horizonte tierno, siempre niño y eterno.
Si he de vivir, que sea sin timón y en delirio.

Isabel Jiménez por las calles de la Santa María

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Himno al mar – SOMA – México

La Compañía La Soledad es un proyecto de Marc Caellas y Esteban Feune de Colombi enfocada en propuestas escénicas itinerantes, performances y site specific, como El paseo de Robert Walser, Juego de cartas o Bolaño, vuelve a casa.

Tras una semana trabajando en un laboratorio de creación en Xalapa y Veracruz, tras una presentación marítima del Himno al mar en Tulum, cerramos el ciclo acuático mexicano con una performance en SOMA.

Para los que se quieran conectar, aquí tienen el enlace.

Dos peces nadan uno junto al otro cuando se topan con un pez más viejo que viene en sentido contrario, los saluda y les dice “buen día, muchachos, ¿cómo está el agua?”. Los dos peces siguen nadando hasta que después de un tiempo uno voltea hacia el otro y pregunta: “¿qué demonios es el agua?”.

––David Foster Wallace en ¿Qué es el agua?

Hibridando instalación, teatro documental, vídeo, poesía y danza, ¿Qué es el agua? es una pieza escénica -en construcción- en forma de homenaje a ese misterio fascinante que es el agua y que apunta a realizarse en ciudades marítimas o fluviales, así como en islas.

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La revolución exige un corazón expuesto*

“Pero todo corazón es un testigo
y una segura prueba
de que la vida es una escala inadecuada
para trazar el mapa de la vida”
Roberto Juarroz

Lloré pocas veces en un teatro, pero recuerdo la primera vez como si fuera hoy. Fue en el Teatro Callejón, en Humahuaca 3759, Almagro, Buenos Aires, Argentina. Fue en Open House, una obra que armó Daniel Veronese y que ahora, diez, once, ¿doce? Años después se me revela como profética, como el tipo de obra que tiene sentido en este mundo dominado por un virus letal. Los actores y el director de Open House aseguraban en el programa de mano que Open House era una obra que no dejarían de hacer nunca. Si el público dejaba de asistir la iban a hacer igual puesto que ellos asumían las pérdidas y el abandono. Hay que tener en cuenta que muchas obras del under porteño duran varios años, a un ritmo de función semanal. Hay intérpretes que pueden estar en cuatro obras a la vez. Es un sistema que permite que funcione el boca oreja y que evita que mueran rápido obras que son de largo recorrido. Así, durante cuatro años estuvo con ellos Andy, su conejo, hasta que murió. Luego les abandonó el chico del bigote, pero en Open House no había posibilidad de ser remplazado, la propia obra se hacía cargo de la pérdida y funcionaba cada vez con menos personal en escena. Así, Open House fue desapareciendo de a poco, hasta que sólo quedaron las huellas de las palabras. La obra tuvo una muerte natural.

Éste es mi deseo para las obras de teatro en este mundo vírico, una muerte natural. La seguridad, bajo cualquier circunstancia, es una ilusión. ¿Cultura segura? No, gracias. La cultura es insegura, azarosa, imprevista. Aparece donde no se la espera. Por eso cada vez está más alejada de los patios de butacas, donde el entretenimiento y las risas enlatadas campan a sus anchas, y más cerca de los márgenes, la periferia, los descampados. Recemos por un teatro descampado, por favor.

La ciudad es un escenario teatral, la vida en sociedad es una obra de teatro, las relaciones humanas son eminentemente dramáticas, y todo lo que hacemos unos con otros es interpretar personajes, como ya dijeron Shakespeare y Calderón y prácticamente todos los barrocos. “Toda ciudad -nos recuerda Carolina Sanín- incluso una tan astrosa como Bogotá, está hecha para darnos la idea de que no moriremos, de que duramos en ella, que dura más que nosotros. Al salir de la obra urbana, del juego urbano, puede tenerse la oportunidad de ver o de presentir, aunque sea por un instante, algo que está detrás del escenario y detrás del libreto. O puede tenerse la oportunidad de ponerse delante del escenario, como espectadora, y de descansar de la actuación. Entonces piensa uno más tranquilamente en la muerte —en el sueño y en el despertar—, que es lo único en lo que hay que pensar”.

No hagamos más el teatro que quieren que hagamos los repartidores de invitaciones. No podemos esperar que las cosas cambien si nuestras representaciones siguen siendo las mismas, si seguimos aceptando el gusto de los burócratas del canapé socialdemócrata. Con cada “nuevo” montaje de Chéjov nacen nuevas gaviotas reaccionarias. Basta de poner los clásicos en el microondas. Escribamos nuevos clásicos o cocinemos a fuego lento. El teatro recalentado es indigesto.

Vivimos en una sociedad que nos insufla ya desde pequeños el miedo a entrar en lo desconocido, en terrenos inexplorados, como por ejemplo nuestro interior, nosotros mismos. Los profesores, los padres, los monitores saben que ese caos da miedo, y por esa razón evitan profundizar. La gente sigue diciendo “conócete a ti mismo”. Lo oímos, pero nunca lo escuchamos. No nos preocupamos de ello. Tenemos una idea en mente de que el caos prevalecerá y nos perderemos en él, nos sepultará. Por miedo al caos, seguimos aferrándonos a todo lo seguro, lo convencional, lo externo. Pero esto es desperdiciar la vida.

Un espectador, incluso uno emancipado, es en el fondo indiferente, está apagado, está en una especie de sueño. No participa de la vida. Tiene miedo, es cobarde. Se queda al lado de la carretera y simplemente mira cómo viven los demás. Eso es lo que llevamos haciendo toda la vida: alguien actúa en una película y nosotros le vemos ¡Somos espectadores! La gente se pega a sus sillas durante horas delante de una pantalla: espectadores. Alguien canta y tú escuchas. Alguien baila y tú sólo eres un espectador. Alguien ama y tú solo miras, no participas. Los profesionales hacen lo que deberías hacer por ti mismo.

Como Morelli, el personaje de Cortázar, me niego a hacer psicologías y quiero poner al espectador en contacto con un mundo personal, con una vivencia y una meditación personales. “Allí donde debería haber una despedida hay un dibujo en la pared; en vez de un grito, una caña de pescar; una muerte se resuelve en un trío para mandolinas. Y eso es despedida, grito y muerte, pero, ¿quién está dispuesto a desplazarse, a desaforarse, a descentrarse, a descubrirse?”

Escribe Anne Dufourmantelle en Elogio del riesgo que la desobediencia es una travesía de los espejismos, una forma de salir de las obligaciones silbando, porque uno aceptó perderlo todo, incluyendo la vida. Allí donde la resignación es exigida, aún es posible, no moderar, no argumentar, sino simplemente optar por un “no”. Dejemos de ser espectadores. Seamos testigos ¿Qué es un testigo? Un testigo es el que participa y, sin embargo, permanece alerta. Un testigo está en el estado de wu-wei. Esa palabra de Lao Tse significa acción a través de la inacción. Un testigo no es alguien que haya escapado de la vida. Vive la vida, la vive mucho más a fondo, mucho más apasionadamente, pero al mismo tiempo en lo más profundo permanece como un observador, sigue recordando que “soy una conciencia”.

“La próxima vez que te desmandes, te inoculo un virus. No un virus potente, no: un virus apenas virus, lo justo para atarantarte y, sin acabarte, hacer que pierdas un poco de tu arrogancia.
Entonces, ah, entonces, vuelves a ser eucalipto. Dulce vuelve a ser mi noche entre tus ramas”.
Yesé Amoris

*Publicado originalmente en Impúdica
**Fotografía de Francesca Woodman

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