Crónica de la Performance Art Week in Venice

“The artist is warrior”, fotografía de Marcus Vinicius

Cada mañana empezaba con café, té, pastitas, panetones y mucho amor. Así, entrábamos en calor y nos preparábamos para las presentaciones de artistas, comisarias, fotógrafos, etc… que cada día, a partir de las 11, se llevaban a cabo en el Palazzo Bembo, donde se celebraba la primera edición de la Performance Art Week.

Un festival para minorías. Nada nuevo hasta aquí. El público de este tipo de festivales acaba siendo los artistas participantes, los voluntarios, estudiantes e interesados en el performance art de la ciudad (estos últimos son bien pocos), algún turista que se deja caer y gente con ganas de salir de su ciudad para saber qué pasa por el mundo, como es mi caso.

Lo que no es tan habitual encontrar, especialmente en Europa, es este trato humano: la hospitalidad, el cariño, la atención, el cuidado y el respeto con el que nos han tratado es impresionante. ¡Bravo! Me he acordado mucho de lo excepcional que era el equipo del festival Citemor (Montemor-o-velho, Portugal).
< hablo en pasado porque no sé si el año que viene sobrevivirá>

El festival tiene tres focos: lo que llaman los artist talks, las exposiciones y el programa de live performances. A pesar de que no he conectado artísticamente con muchos de los proyectos, el trabajo curatorial ha sido bastante bueno. Se ha presentado una pequeña muestra de artistas de Latinoamérica, Asia, Australia y Europa. Un encuentro fabuloso para hacerse la big picture (como dicen los anglosajones) de lo que acontece en el pequeño mundo del performance art.

He tomado conciencia de que Latinoamérica es un foco muy vivo en este tipo de prácticas artísticas. La forma de trabajar es completamente diferente respecto a Europa (España, UK, Alemania – que es lo que más conozco). El territorio, las dictaduras militares y la situación socio-política y económica marcan, o mejor dicho, atraviesan los cuerpos de los performers, por medio de la tortura, el dolor y el sufrimiento. Son cuerpos dañados, colonizados, torturados, desaparecidos…

Después de ver las performances de Macarena Perich o Prem Sarjo, me preguntaba si es necesario trabajar desde ese lugar para llevar a cabo un acto de denuncia; si el sufrimiento es la única vía para manifestar la injusticia social, en un contexto artístico. Desde mi “europeismo”, estas acciones me parecen demasiado efectistas. La comunicación es simple y va directa al corazón, sin duda, pero a mi me producen un cierto rechazo. Aunque entiendo que es una forma “fácil” de conectar con la audiencia. Imposible no empatizar.

Escuchando las presentaciones de Nelda Ramos, Gonzalo Rabanal y Macarena Perich entendí que no sólo nos separa el océano Atlántico sino una historia y un contexto muy diferente.

El jueves por la tarde se llevó a cabo un bonito homenaje a algunos de los performers que ya no están con nosotros y en especial a Marcus Vinicius, un joven artista brasileño que falleció el pasado mes de septiembre y que tenía previsto participar en este encuentro.

En cierto modo puedo decir que fui a este festival por Marcus. Este artista era muy amigo de MarioKissme. Dos semanas antes del festival, cenando en casa con Mario y hablando sobre el trabajo de Marcus, entre copa y copa de vino, tomamos la decisión de ir sin darle muchas vueltas. De esta manera Mario se ha despedido de él con todos los honores y yo he conocido a Rubiane Maia, una artista brasileña (y maravillosa persona) que homenajeó a Marcus en su performance The fransfer. Maybe, the Birth of Tears.

Un precioso trabajo que duró más de 3 horas, en donde la artista brasileña traslada las lágrimas, gota a gota, de un vaso a otro y así mismo le llora, sí… llora públicamente la ausencia de Marcus. Una performance minimalista, sincera y, esta sí, directa al corazón. La presencia de la artista, su elegante movimiento y su llanto no dejaron indiferente a nadie.

Imágnes de la performance de Rubiane Maia

 

 

 

 

 

 

Las exposiciones se plantearon en las diferentes estancias del Palazzo Bembo entre la primera y la segunda planta. Cada artista ocupaba un pequeño espacio. Se podían ver vídeos de artistas consolidadas como Valie Export, Herman Nitsch, Jan Fabre & Marina Abramovic o la instalación de Yoko Ono y trabajos de artistas poco conocidos en el mainstreaming pero “maestros” en el mundo del performance art, como Lee Wen, Ilija Soskic, Boris Nieslony, entre otros.

Había un grupo de proyectos artísticos que estaban más cerca de re-presentar óleos vivos que no instalaciones o performances de larga de duración. Como la pieza de los Weeks & Whitford, una especie de instalación creada a partir de una mesa alargada con un candelabro, vino, frutas y demás objetos cotidianos, en donde los performers representaban escenas clásicas de un matrimonio en total decadencia.

En un principio me impactó, pero después acabó resultando un trabajo más, conducido por los clásicos estereotipos. Un final “teatrero”, un tanto dramático, en el que invitan al público a dejar escritos sus pecados en unas tarjetitas. ¡Me horroricé! ¿Pecados a estas alturas de la vida? ¡Ay!

Muchísimo más interesante me pareció el trabajo de Helena Goldwater, Once in a while it’s important to clear out your glory-hole. Una performance sencilla, minimalista y extremadamente poética. ¡Una maravilla!

Performance de Helena Goldwater

Otro descubrimiento interesante ha sido el trabajo del fotógrafo Manuel Vason en la exposición “Encounters”. Este hombre italiano ha fotografiado el trabajo de artistas como Franko B, La Ribot, Oreet Ashery, Ernst Fischer, Helena Goldwater, Guillermo Gómez Peña, entre otras muchas.

En la charla que dio una de las mañanas, nos explicó que sus fotografías no cumplen la función de documentar estas prácticas efímeras, sino que son obras de arte en sí mismas. Trabajar tête-à-tête con los artistas para crear estas foto-performances, va mucho más allá del habitual reportaje de documentación y archivo.

La censura también tuvo su momento de gloria. Y digo esto, por la presentación del performer Joseph Ravens, que aunque fue super interesante, rozó el reality show al más puro estilo americano. Este artista de Chicago compartió con el público un desagradable episodio que vivió por una exposición de fotografías en las que el artista se muestra desnudo.

Me gustó ver con qué serenidad supo afrontar la situación, resolver el problema y salir airado de todo eso. Su foto apareció en la portada de uno de esos periódicos gratuitos de la ciudad, con un titular que decía algo así como “El pene de este artista es una obra de arte”… en fin, lo que no pase en USA…

Aunque tampoco hace falta cruzar el charco para vivir episodios tan vergonzosos como este. El magazine NEO2 censuró una de las fotos de “piezas distinguidas” de La Ribot. Aquí podéis ver la “solución” que encontraron. Vaya tela. Por cierto, creo recordar que la foto es de Manuel Vason… no sé si me falla la memoria. Bueno… aquí lo dejo caer.

Todo esto y má aconteció durante los cindo días que pasé en Venecia.
Esperemos que tenga continuidad el año que viene. Ya no me acordaba lo bien que se come en Italia.

Una pequeña instalación del trabajo de Marcus Vinicius
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8 Responses to Crónica de la Performance Art Week in Venice

  1. aimar says:

    Wow, gracias mil por este reportaje!

  2. Querida Paola, querida compañera.

  3. giorgio says:

    like it. thanks for your precious venetian reportage

  4. Paola says:

    Besos mil por este subidón de energía 🙂

  5. Muchas gracias por compartirlo.

  6. loscorderos says:

    Gracias Paola! un placer leerte y poder compartir la experiencia.

  7. gabi alonso says:

    muy buen mirada sobre el evento, lamentablemente no pude estar presente, por lo que he hecho un seguimiento minucioso desde la web.. muchas gracias Paola por esta crónica viseral que nos compartes… abrazo desde Buenos Aires. gabi
    aprovecho a desearles paz amor y felicidad !!

  8. Paola says:

    Abrazos y los mejores deseos para el 2013, Gabi!

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