Boletín # 9 a 18/10, 2015

N_340B

LR.6.5Artistas invitados. Proyecto en residencia | teatro | Barcelona – Madrid – Bilbao
9 a 18 de octubre de 2015 | V a D, 21 h | Duración: 1 h 45′ | Estreno absoluto

ÓSCAR BUENO, ITXASO CORRAL,
DIANA DELGADO-UREÑA Y DAVID MALLOLS

CARRETERA NACIONAL 340

LR.6.5Carretera Nacional 340 es un proyecto escénico que utiliza el viaje como espacio de investigación. El colectivo que lo impulsa recorrió el pasado mes de julio la carretera más larga de España, desde Puerto Real a Barcelona. Una vía de paso ancestral, Vía Heráclea para los griegos, Vía Augusta para los romanos: 1.248 kilómetros de costa mediterránea atravesados de preguntas, resistencias, encuentros instintivos, abandonos errantes.

De ese fértil proceso creativo nace la obra que esta semana estrenamos en Teatro Pradillo, en la que confluyen el viaje, el diario y la escena. Una dramaturgia en movimiento que se apropia del cuerpo, la acción y el lenguaje, de maneras de transitar el territorio y la memoria. ¿Cómo es posible escribir el relato de un país, de un tiempo, de un continente, de una persona, de un espacio cualquiera? ¿Cómo se escribe el/en presente?

Carretera N-340 se presenta como un equipo de investigación en artes interesado en la búsqueda de metodologías de trabajo colaborativo. Parte de sus integrantes se conocen en el Máster en Práctica Escénica y Cultura Visual de ARTEA, un contexto de investigación práctica donde cuestionar y reflexionar de forma crítica sobre la relación entre teoría y práctica en el ámbito de las artes escénicas y visuales.

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LR.6.5

Aproximaciones a la idea de diario (II)

Paralelamente a la presentación de la pieza «28 Buitres vuelan sobre mi cabeza» de Carlos Marquerie, se realizaron dos encuentros sobre la idea de diario.

Asistí a la segunda sesión, el jueves 31 de enero y, como suelo hacer, tomé notas en mi cuaderno que también es un diario sobre las acciones de Carlos Rod, David Mallols, Claudia Faci y colectivo maDam.

Diario Carlos 1 (2)

Diario Carlos 2

 

Diario Fere

 

Diario Caludia

 

Diario maDam

Escenas para una conversación después del visionado de una película de Michael Haneke / Conde de Torrefiel

2012-11-29 22.19.08

Por varias razones todas las películas de Michael Haneke me atrapan, sobre todo, por su comprensión y manejo de la violencia latente que habita en el corazón de nuestras sociedades…podemos hablar de ellas cuando quieras, en especial de “El séptimo continente” si la has visto. Conozco a pocas personas que lo han hecho y, puestos a conversar sobre ella con esos pocos, nos suele invadir un estado de melancolía que detiene las ideas y ralentiza la conversación hasta que deja de haberla -la muerte voluntaria enmudece el comentario- Pero es interesante, que por ausencia de qué decir sobre ese u otro film, nos relacionemos con/por lo que no podemos decir. Una opacidad que se siente bien compartida en silencio y que resulta en una experiencia íntima con otros.

Casi un mes después de haber visto la pieza de El Conde de Torrefiel no voy a hacer aquí una comparación con Haneke. No obstante, dejando pasar el tiempo para ver qué resultaba del proceso de decantación de la obra, si es que se extinguía o persistía, resultó que se mantuvo en mi cabeza como un pitido de baja frecuencia, casi imperceptible, pero sostenido. Inmediatamente después de verla solo pude decir que me había gustado, pero ¿porqué razón?, respondí que por cualquier razón que no podía explicar. Esa forma de persistir de la pieza es la razón por la que me gustó. Me recuerda al malestar que me dejan las películas de Haneke, y digo malestar como una cualidad a valorar entre la abundancia de cine que complace y subestima la percepción y condición del espectador.

El procedimiento de la pieza consiste en proponer una tensión entre la palabra y la imagen utilizando ambos planos en relación a una supuesta ilustración, pero generando una cisura profunda en sus posibles conexiones semánticas. La imagen no acompaña literalmente a la palabra, se escabulle de esa responsabilidad.  Incluso la desplaza, como vemos durante la primera escena, cuando a un pene en erección atravesando el orificio de un falso muro, le acompaña un texto en extremos cotidiano y sencillo. Lo que dicen las palabras abandona la centralidad para iniciar una serie de desplazamientos hacia los márgenes creando varios centros de atención/distracción simultáneos. Por su parte, la imagen es vaciada de su significado y, me gustaría pensar que intencionalmente de su función de icono y arquitecta del mundo, de nuestros mundos mentales. A la saturación de imágenes a las que estamos sometidos, la pieza  propone otras que en su fragilidad y falta de peso devienen resistencia. Pero no es cualquier resistencia, es interrupción y recreo, es pausa y descanso en su afán significante y subjetivizante. En efecto, esas imágenes no tienen pretensión, están construidas para eximirnos de su sometimiento y dejar que tranquilamente nos posemos en sus paisajes.

A partir de ese continuo desplazamiento del centro de la imagen y la palabra, de esa falta de conexión, y en cierta medida, resistencia al orden impuesto por la modernidad, podríamos pensar que a pesar de estar profundamente colonizados por las formas del poder y el control, siempre hay una parte de la subjetividad que no puede ser atrapada, que desiste. Y esa subjetividad vuelta resistencia es creación. Todo lo que no obedece al formato dominante es resistencia por creación. La pieza, si bien muestra una serie de desastres cotidianos fruto del fascismo/poder que hemos introyectado y con los que nos sentamos a desayunar todas la mañanas, también pone en marcha un mecanismo de resistencia que al visibilizar lo performativo de esa violencia,  ya sea en su dimensión realista, pictórica o bizarra, pone en común ese comportamiento latente y opaco.

Eso que está por todas partes pero no vemos produce una enorme inquietud. Más si se trata de esos comportamientos que reproducen nuestra violencia social y afectiva. Puesto dentro de unas relaciones preformativas de omisión es quizás la razón por lo que la obra persiste como un pitido en la cabeza de espectadores como yo.