El sentido del Desmadre: El Agitador Vórtex

Como Suiza: Este escenario no existe.

Es un terreno de juego aparentemente desordenado y dominado por una gran pantalla. Un verdadero campo de batalla a escala, algo chapucero como los diaporamas de soldaditos de plomo del viejo Museo de Ejército. Pero a pesar de ello, donde se da un enfrentamiento intenso entre lo que espera un público formado y curtido en las más diversas muestras de arte teatral, frente a lo que vemos que está pasando en escena.

Porque aquí no hay mucho teatro. La creadora lo ha dejado como la raspa de una sardina, despejándolo de sus modos, de su lenguaje, de su estética. Nada es lo que se espera ver. Y todo lo que se ve, tiene el truco bien a la vista. En este trampantojo, el relato ha dejado de ser narración controlada por el artista para ser un recorrido imparable hacia el desmadre. Ésto se hunde, pero la orquesta del Titánic no va a dejar de tocar.

«El Agitador Vórtex» carga el alambique teatral con una mezcla volátil entre inocencia y caos. Puro dadaísmo escénico, donde todo vale para construir la representación de la imposibilidad de representar. Sorprendentemente con estos mimbres explosivos, la jefe de todo esto se muestra tímida y confusa y parecería que lo que único que quiere es no estar en escena. Como si en el fondo no deseara pertenecer a ese gremio de estética monótona, pero no lo quedase más remedio: Preferiría no hacerlo.

José Luis Ozores en «El último caballo» de Edgar Neville, confesaba haberse hecho bombero no por verdadera vocación sino para, algún día afortunado, poder tener el placer de tirar un piano de cola por la ventana durante un incendio. Cristina Blanco se ha metido a actriz para cargarse, un poquito, esa cosa tan gris y rancia que es el teatro contemporáneo.

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Breve reseña después de asistir al estreno anoche en Madrid de «El Agitador Vórtex» de Cristina Blanco.
http://www.tea-tron.com/cristinablanco/blog/2014/10/06/el-agitador-vortex-en-madrid/

David Rodríguez
www.tinapaterson.com

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